Partida Rol por web

Tapa en mano y con la clara intención de cerrar la caja y preservar el espécimen para estudiarlo con detenimiento, el Doc vió saltar de la caja una especie de araña alienígena con cola.- ¡Ostia p...!- Fue lo único que pudo decir el médico mientras se apartaba de la ruta del bicho extraterrestre.

Efectivamente, mientras Smith veía como Stamets proseguía su curso y Hate iniciaba su regreso hacia la nave, él mismo no se dio cuenta de como otro enorme fragmento le cortaba el paso. En esos momentos, tanto él como Stamets podían ver la nave desconocida con bastante claridad, pero a duras penas tuvo oportunidad de fijarse en los detalles, porque la sombra que se cernía sobre él era enorme, lo que no le dejaba espacio para maniobrar demasiado.

Solo podía hacer una cosa.

Lanzarse hacia delante.

Doc y Tristan se agacharon con extrema velocidad, quitándose del camino de aquel maldito bicho volador, pero McFadden fue rápido y se mantuvo frío como el acero.

Desenfundó y disparó y la criatura quedó literalmente atravesada y partida en dos al recibir el impacto del disparo, cayendo cada fragmento por su lado, en el suelo.

La sangre salió despedida de la criatura, una sangre verdosa y espesa que alcanzó a Tristan en el vientre.

La sangre quemaba como el infierno y provocaba un dolor intensísimo que hizo a Tristan aullar. Además, un primer y rápido vistazo os permitió ver que estaba corroyendo la ropa.

El trozo de roca asesina se le acercaba con paso lento pero mortal. Lo vió justo a tiempo. Quedaba impulsarse hacia adelante o morir aplastado. La adrenalina recorrió todo su cuerpo mientras accionaba el dispositivo desesperadamente, rezando a todos los dioses de los que alguna vez había oido hablar.

Me lancé hacia un lado y caí de nuevo al suelo. 

- ¡Argg!...¡¡AAAARRRGGGGGG!!, ¡¡QU-QUEMA!!

El líquido verde y algún trozo de la criatura cayeron sobre mi vientre, calcinando mi ropa como un ácido extremadamente corrosivo. Agarré la cremallera de mi mono y la deslicé hasta abajo, sacando los brazos primero y después las piernas flexionando hacia arriba las rodillas, liberándome finalmente de la ropa. Los pliegues de mi vientre estaban enrojecidos por la quemadura. Miré a Doc asustado. 

- ¿¿Qu-qu-qué clase de ácido es este??, ¡¡Unos segundos más y me sale por la espalda, santo dios!!. 

- ¡¿Qué era eso?!

Asegúrate que esa cosa sigue muerta y de que no hay más como esa en el huevo- Pidió Doc mientras ayudaba a Tristan a quitar sus ropas, la sangre de ese ser era tremendamente corrosiva y aparentemente, ver como se las gastaba el bicho extraterrestre habían hecho desaparecer casi por completo las ganas de estudiarlo, al menos por el momento.

Hemos de ir a la enfermería, tío, esto hay que tratarlo.- Le dijo a Tristan cuando vio la velocidad a la que se disolvía la ropa, sus gritos no estaban para nada infundados.-¡Gemma! ¡Ayuda!¡Urgente!- Pidió a gritos.- ¡Si tienes a mano trae bicarbonato!- Cuanto más ácido se disolviera con el bicarbonato menos parte de carne de Tristan desaparecería.

- A veces es mejor disparar y luego preguntar... - Le dijo a Doc. - Está era una de esas veces... - Sin dejar de apuntar a aquella cosa se dirigió a Tristán. - ¿Cómo estás amigo?

McFadden, se acercó lentamente al ser abatido en el suelo. Quería comprobar que realmente estaba muerto y había dejado de moverse. Luego comprobaría el huevo. No quería más sorpresas y esperaba que no hubiera más cosas como aquella esperaba a saltarle a uno a la cara. 

McFadden se acercó a la criatura, esa extraña araña agujereada. Estaba muerta, sin duda.

Pero había algo más.

El líquido verdoso estaba saliendo de su cuerpo y cayendo al suelo... y de repente te diste cuenta de que estaba agujereándolo como si fuese un queso fundido. A los pocos segundos empezó a distinguirse el cableado que había justo debajo y si el líquido seguía actuando, no tardaría en hacer un agujero.

Gemma oyó el disparo mientras estaba preparando algo de comer. Era lo único que le habían dejado hacer, porque ni había ido con Smith ni tampoco le habían pedido que fuese al hangar.

La detonación fue rápidamente identificada por el androide, haciendo que le saltaran todas las alarmas.

Por un momento llegué a pensar que me había librado de la acción del ácido quitándome a tiempo la ropa, y que la rojez de mi vientre era "solo" una quemadura tremendamente dolorosa. Pero no, solo había ralentizado el efecto. Algún resto de esa sangre debía seguir actuando sobre mi piel, cuya capa exterior se iba despellejando descubriendo la piel rosada de debajo, a la que no tardaría en sucederle lo mismo. 

¡¡¡Por dios, por dios!!! - grité con los ojos desorbitados. Quería llevarme las manos a la quemadura pero era obvio que no sería una buena idea. - ¡¡¡N-no-no-no-no se para, Doc, quítame esto!!! - sollocé. 

Mientras Doc miraba mi herida volví la cabeza hacia el cuerpo de la criatura, preguntándome como su cuerpo podía resistir una sangre así sin consumirse desde dentro. Y fue entonces cuando la locura terminó por estallar en mi cerebro al constatar el boquete que estaba abriendo la sangre en el suelo de la nave. 

¡¡¡DIOS MÍO VAMOS A MORIR TODOS!!!

Oí el disparo proveniente del hangar y todo desapareció, salvo la necesidad que tenía de comprobar qué había sido aquello. Dejé todo lo que estaba haciendo, una deliciosa comida que esperaba levantase los ánimos de todos.

Me dirigí corriendo hacia el hangar y me encontré con una escena incomprensible. Tristan estaba gritando, en el suelo, y había un extraño ser muerto en el suelo. Habían abierto uno de los contenedores.

-¿Qué ha ocurrido? ¿Qué le está sucediendo a Tristan Milton?

- ¡Joder, joder! - Exclamó McFadden. - ¡Esa mierda corrosiva está causando daños en la nave! - Remarcó lo obvio.

McFadden comenzó a buscar algo por la zona con lo que batear a aquella cosa y mandarla lejos. Sin embargo, no encontró nada que pudiera servirle. Tenía que volver a  meterla en el contenedor, o más bien en el interior del huevo. Quizás aguantase mejor aquella sangre corrosiva.

- ¡Gemma, que meter esa cosa en el huevo! - Le gritó a la androide. - ¿Tenemos una pala o algo con lo que recogerlo? ¡No podemos tocarlo!