Partida Rol por web

Por los altavoces de la nave, logré meter mi mensaje para que todos lo escucharan. Sí, hasta los bichos, pero no creo que supieran hablar nuestro idioma...

-"Aquí Stamets, el guapo. Hemos logrado salir de los conductos y estamos bien, pero nos hemos separado del resto. Intentad id hacia la enfermería, nos vemos allí. Corto."

Y al escuchar aquello McFadden sonrió.

- ¡Como si fuera tan fácil! - Se dijo a si mismo.

Miré a Hate.

-"Bien, intentemos llegar a la enfermería, que es el lugar más seguro ahora mismo y allí tenemos material médico para curar al capitán. Usted primero, por favor, que tiene el arma."

Agarré algo contundente que hubiera por algún lado y me puse en la puerta para desbloquear el cierre manual.

-"¿Listo?"

Terminaste de recorrer el último tramo del conducto hasta llegar a una trampilla. Lentamente, la abriste y al mirar, te diste cuenta de que estabas en la sala de ingeniería. No muy lejos de ti había alguien, puesto que viste la sombra, pero si no levantabas más la plancha no podrías saber de quién se trataba.

Genial. Yo intentando ir a la enfermería y resulta que Stamets está allí y yo en ingeniería, y encima acompañado.

John pensó que estando ahí y ante la posibilidad de que volver sobre sus pasos resultara un desagradable y dientudo encuentro, decidió levantar la trampilla con cuidado, siempre teniendo a mano su improvisada arma. Rogaba que quien se encontrara ahí fuera McFadden o alguno de ellos, pero nunca se podía estar seguro.

La trampilla del suelo se levantó súbitamente y de ella salió Smith con el arma en la mano. Al hacerlo, la figura se giró justo a tiempo para ver de quién se trataba.

Tristán.

Ambos habíais ido a parar a ingeniería, en donde por el momento, no había nadie más.

- Ufff, señor Tristán, es usted, que alivio -dijo con cansancio. Creo que nos hemos perdido. Por suerte, hemos salido de ese laberinto de ratas con vida -le decía mientras aseguraba la reja al suelo nuevamente. Tenemos que llegar a enfermería, primero, porque ahí está Stamets y seguramente alguno más, y segundo y más importante, porque temo que ese bichejo que quiso merendar mi cabeza me haya contagiado algo, quiero escanearme completo. ¿Vamos?

Harry levantó nuevamente los hombros con resignación.- Vamos entonces.- Y siguió a Clark, sin muchas ganas, hacia la exclusa a ponerse el traje, era una suerte el capitán Clark tuviera suficientes trajes operativos, no como Smith en la Greta.

SITUACIÓN

Harry, Gema, Clark, John, Jeremiah en la esclusa

Tristán, Smith en Ingeniería

Paul y Rook en Hibernación

McFadden saliendo de la enfermería hacia el corredor de la derecha

Rook asintió con la cabeza y tomó la pistola. Cuando la puerta se abrió asomó la cabeza para tener un visión rápida del pasillo, tenían que ir a la enfermería pero no pensaba jugarse la vida. Si los bichos estaban allí tendrían que buscar otra forma de llegar.

- No lo sé capitán... debemos hacernos fuertes y evitar exponernos innecesariamente al encuentro con esos bichos. - respondo dubitativo por el miedo de encontrarme nuevamente con ellos.

Entre tanto, me dedico a inspeccionar la sala de ingeniería donde nos encontramos en busca de algún arma o herramienta que podamos usar como defensa.

- Podríamos intentar acceder a los sistemas de mantenimiento de la nave e intentar bloquear las puertas selectivamente para aislar a esas malditas criaturas...

Tras poneros los trajes, os dirigisteis hacia la esclusa de salida de Aktuh. John y Jeremiah tenían un arma libera por lo que pudiera ocurrir, pero Clark encabezaba el extraño grupo que estaba a punto de entrar en aquella nave desconocida.

Cuando las compuertas se abrieron, dieron paso a una nave que estaba en silencio, pero con energía, a la vista de las luces que iluminaban los corredores. Estabais en una zona que parecía ser un punto de unión de toda la nave, con un corredor a vuestra derecha, otro a vuestra izquierda y uno más delante de vosotros.

Sin embargo, había algo extraño en el ambiente, casi podíais sentirlo en vuestro estómago.

La zona de hibernación daba a un corredor que a primera vista parecía estar vacío. Rook abrió la puerta con precaución pero en principio, podía avanzarse sin ninguna clase de problema. El corredor se extendía durante unos metros hasta que efectuaba un giro hacia la derecha, en donde sabías se encontraban los vestuarios.

Más allá, si todo iba bien, estaba la zona de la esclusa, desde donde podríais ir hacia la enfermería para en principio, encontraros con los demás.

McFadden giró hacia la derecha siguiendo el corredor, hasta llegar a una nueva intersección que te resultaba familiar. Aquella nave no era tan grande, pero parecía un jodido laberinto.

El camino seguía hacia delante y también hacia tu derecha, pero no fue eso lo que llamó tu atención sino el sonido cada vez mayor de golpecitos que algo o alguien daba en el suelo metálico. Eran aquellos bichos que estaban acercándose desde algún punto y que sin duda, no tardarían en llegar.

Pero lo peor era que por los sonidos, parecía que eran bastantes.

- ¡Joder! ¿Dónde cojones estoy? - Se preguntó a si mismo. - ¡Esto es un jodido laberinto! 

Roger se dio media vuelta, sin duda alguna habría errado el camino. Estabas regresando al punto de partida. Eso o... La nave estaba infestada de aquellos seres y en ese caso, no tenían nada que hacer. Estaban condenados. 

McFadden deseandó sus pasos prestando toda su atención a las paredes, suelos y elementos de la nave. Tenía que regresar a la enfermería para reencontrarse con el resto. Hubiera jurado que estaba por ahí, pero... ¿Dónde? Aquello no era tan grande como para andar tan perdido.

La cara de John era un cuadro de Picasso, le dolían las rodillas de andar gateando por los conductos y el tobillo donde lo habían mordido. El dolor de su estómago no presagiaba nada bueno tampoco. Analizó la situación antes de responder al ingeniero.

- Milton, ya vimos lo que esas criaturas hacen con las puertas cuando se lo proponen, lo que creo es que debemos reunirnos con los demás ya que es la mejor oportunidad que tenemos para sobrevivir, si estamos aislados nos comerán de a uno. Además, puedo estar envenenado y no me gustaría morir en esta nave perdida en el medio de la nada. No te obligaré a venir conmigo, pero creo que lo mejor es ir a la enfermería.

Al entrar en la nave Harry confirmo que no haber intentado establecer contacto por radio había sido una mala idea.- No más retrasos, no más retrasos.- Repetía en su cabeza intentando que su tono imitara al de Anderson.- No más retrasos.

Todos los corredores parecen igual de malos, ¿No?- Se decidió a expresar con palabras lo que sentía.- Así que podemos ir perfectamente por el de la derecha, por decir alguno, pero si preferís otro.- Miró a los tipos de las armas.- Yo os acompaño.

—Por ahora todo despejado —susurró Rook después de ver que el pasillo estaba libre de esos seres —cruza los dedos para no encontrarnos con esos bichos, aunque tanta tranquilidad me da mala espina.

Siguió adelante pensando en la suerte que habían corrido el resto de la tripulación. Estaban todos desperdigados y eso no era bueno. Se concentró, no quería no meterle una bala en la cabeza a alguno de ellos si se los encontraba al otro lado del recodo.

Miré en todas direcciones y mis sensores me informaron sobre lo mismo que el traje estaba indicando.

-La atmósfera es respirable y hay energía. Smith y los demás no deben estar muy lejos. Si no recuerdo mal los planos de esta clase de nave, el puente está siguiendo recto. A mano derecha se encuentra la sala de hibernación y bajo nuestros pies está el acceso de ingeniería. Capitán Clark, yo creo que deberíamos ir al puente.

El capitán Clark parecía mirar con desconfianza en todas direcciones, como si no acabase de fiarse de tomar ninguno de los caminos.

Abrimos y avanzamos por el silencioso pasillo. La tensión se notaba en el ambiente, ya que no se veía movimiento. Fuimos despacito hasta llegar al recodo, donde miraríamos con cuidado. Si no había bichos, seguiríamos hasta enfermería, esperando encontrar a los demás allí. ¿Qué habría sido de mi querido Tristán? Él solo, sin nadie que le cuide, por la nave, y con esa furcia despendolada por los pasillos. Apreté la mandíbula con fuerza; si le tocaba un solo pelo, se las vería conmigo.

-"Bien, sigamos."