Partida Rol por web

Y entonces una nueva bala salió del cañón del arma de Roger en dirección al bicho que estaba a punto de comerse la cara del capitán. El impacto dio de lleno a aquella alimaña. 

- ¡Si es que cuando quiero tengo una puntería de puta madre! - Exclamó. 

Pero tenía que querer, porque cuando no se concentraba, sus acababan en cualquier sitio menos en el que tenía previsto. Así era él, un tipo de extremos. Un tipo imprevisible...

John pudo agarrar algo para defenderse, pero no hizo a tiempo a demostrarle al alienígena lo poco que lo apreciaba. En cambio, se vio calzandose el peor sombrero del mundo. Los dientes contra su cabeza no lo dejaban pensar en nada mas que en intentar quitarselo de encima, gritando para que alguien pudiese ayudarlo. Esperaba que no fuera McFadden, quien había logrado desplegar una puntería inversa envidiable.

El maldito bicho se abrazó con fuerza a la bella cara del capitán, que ya no sería tan bella. Pero si no conseguíamos quitársela de encima, le acabaría separando la cabeza del cuerpo. McFadden le disparó a bocajarro, cosa que me dejó ojiplático. ¡Si podía matar al capitán! La bala podía atravesar tanto al alien como a la cabeza de Smith. Me quedé parado unos milisegundos sin saber qué hacer. Si me acercaba a ayudar al capitán, lo mismo me llevaba tres disparos de regalo. ¿Quién era más peligroso para nosotros: las bolas muerdecaretos o McFadden? Decidí...

Avancé hasta el capitán e intenté agarrar a la criatura para apachurrarla y así salvarle la vida, aunque me llevara un tiro.

¿Puedes contestar a nuestro piloto?. Si no te importa, puedes decirle que estamos bien, se tranquilizará.- Le pidió a Clark al escuchar las palabras de Rook en los altavoces de comunicación.

Luego se recostó sobre uno de los paneles de instrumentos.- En realidad no hay mucho que contar, más allá de que nos encontramos unos bichos muy interesantes en la caja que nos diste. ¿Qué sabés tú del contenido?¿Quién os contrató para transportarla?

Aguanta John! —Rook gritó, era lo único que podía hacer, no estaba sobrado de fuerzas todavía se estaba recuperando,  echó un vistazo a su alrededor. Tenía que hacer que aquella cosa se alejara del capitán y no podía hacerlo con un balazo. Al ver que el ingeniero Stamets fue en auxilio del capitán se unió a él para así unir fuerzas.

—Vamos venid a ayudar!!

- Puto bicho de los cojones... - maldigo intentando darle una patada...

Queda McFadden.

McFadden ya había actuado, quedaba Tristán. Creo, vamos...

Rokk consiguió finalmente alzarlo y separarlo ligeramente de la cara de Smith, que tenía heridas en toda la cara, allí en donde le había hincado los dientes. Aquel jodido bicho no parecía querer separarse de su presa y movía las patas como si fuese una araña desesperada, mientras intentaba mantenerse adherido al rostro del dolorido capitán como una ventosa.

La patada de Tristán terminó por separarlo, entre enormes esfuerzos y en aquellos momentos, el bicho se debatía entre las manos del piloto.

- ¡Lánzalo! - Le gritó a Rook. - ¡Lo coseré a balazos antes de que toque el suelo! 

Roger agarraba con firmeza su arma y listo para disparar en el momento en que aquella bestia saliera de las manos del navegante.

Al ver que Rook lo alzaba al aire, mientras la bestia se debatía entre mordiscos, yo me eché para atrás, no fuera a ser que me mordiera mi terso cutis y me dejara sin nariz. Además, que McFadden estaba apuntando hacia nosotros y su puntería dejaba mucho que desear. Al apartarme, me puse a buscar algo con lo que golpear a estos bichos. Se me vino a la mente el soplete portatil y recordé brevemente, en décimas de segundo, lo que pasaba si no estaba en buen estado. Pero recordé mi mochila de herramientas. ¿Dónde estaría? Allí seguro que había una llave inglesa de metro y medio o unas tijeras cortachapa gigantes... Algo habría. Me puse a buscar mi maletín como loco.

Rook se esforzó por mantenerlo agarrado, a pesar de moverse sin parar, y en cuanto pudo, lo lanzó bien lejos de ellos. Cuando todavía estaba en el aire, McFadden acabó con él de un solo disparo, haciendo que sus vísceras saltasen en todas direcciones y les llenasen a todos de fragmentos viscosos y sangrientos.

Pero la preocupación estaba en Smith. El rostro del capitán era un amasijo sanguinolento y masticado parcialmente, con dentelladas que le cruzaban el rostro de lado a lado y un dolor intensísimo. 

Además, había una sustancia extraña en su boca, sin duda alaguna dejada por aquel asqueroso bicho.

- ¡Capitán! - Exclamó McFadden tirándose sobre él para examinar su estado.

No era médico ni nada parecido, pero estaba claro que sus heridas eran graves y aquella sustancia en su boca, un gran motivo de preocupación. Se fijó bien en aquella cosa y en la boca de Smith en busca de respuestas y trató de encontrar una forma rápida de retirar aquello sin hacerle daño ni dejar restos. 

- ¿Cómo está Smith? - ​​​​​​​Le preguntó.

- Hay que quitarle "eso" de la boca para que pueda respirar... - grite mientras me puse a buscar algún objeto que pudiera usar para retirar la sustancia de su boca. Desde luego, no tenía intención ninguna de tocarlo con la mano...