Partida Rol por web

A John le ardía toda la cara y la cabeza, se sentía acalorado y confuso, pero al menos le habian sacado a la criatura de la cabeza. Se tomó la sien con la mano, y vio varias miradas que se dirigían a su boca, que sentía pastosa. Le había dejado alguna secreción. Se alejó un poco de los demás, por si era contagioso, y comenzó a escupir y a sacarsela con la mano y limpiandose con el puño. Escupiría en el rincón hasta que sintiese la boca un poco mejor, luego si podía buscaría agua o algo para terminar de limpiarse. De cuaquier forma, la prioridad no era esa, sino impedir que la mujer que se encontraba del otro lado de la puerta pudiera entrar. 

En ese momento, empezasteis a oír sonidos que parecían provenir de los sistemas de conducción del aire. Varias rejillas obstruían el paso para filtrar las partículas que arrastraba, pero ahora, daba la sensación de que algo se estaba moviendo por el interior de aquellos conductos, algo que parecía moverse con rapidez, desde todas direcciones, y que cada vez podíais sentir más cerca de vosotros.

Smith no hacía más que escupir, pero el sabor amargo y en definitiva, bastante asqueroso, que tenía en la boca, junto con el dolor que sentía, no desaparecía por más que lo hiciera. Además, fuera lo que fuese, estaba empezando a provocarle una jodida úlcera porque su estómago no tardó mucho tiempo en protestar, como si de repente alguien hubiese prendido un fuego en sus paredes, uno que completaba el magnífico día que estaba teniendo desde que había llegado a aquella nave.

- ¡Tenemos que cerrar ese conducto! - Propuso McFadden con envidente urgencia. 

Era evidente que algo se acercaba rápido había ellos. Algo que si duda no tenía muy buenas intenciones hacia ellos. Taponar aquella entrada era lo que debían hacer, aunque fácil era decirlo, pero no tanto hacerlo. Menos cuando no tenía ni idea de cómo hacerlo. A las malas llenaría de plomo el conducto. 

- ¡Buscad algo con lo que taponar el acceso! - Acto seguido se puso a buscar por la zona una respuesta a la pregunta que el mismo se había planteado. ¿Cómo taponar el conducto? 

- ¡Mierda, sin muchos conductos! - Exclamó McFadden cuando se dio cuenta de ello. - ¡Por lo menos media docena! - Dijo aterrado. 

Sólo quedaba apuntar bien y acabar con aquellas cosas a balazos. 

El estomago de John quemaba, y aquel gusto a mierda no se le iba de la boca. Si no tuviera cosas más urgentes de las que preocuparse, estaría realmente aterrado, pero estaban a punto de volver a ser atacados. Tomó el caño que había encontrado en la pelea anterior, mientras se tomaba el estómago y trataba de dar indicaciones, sin estar seguro de que las recibieran.

- El que pueda.. cof cof...  que se ponga el traje..  coff...  Si todo falla deberemos romper los vidrios y que coff..   nos ataje el bastardo de Anderson que está coff coff..  cerca. 

Ahora tengo que encontrar una forma de llegar a la enfermería. Pero ¿cómo paso a través de todos los bichejos y su asquerosa madre?

Después de ver volar las tripas del bicho, se alejó todo lo que pudo, no necesitaba saber que ocurriría si una parte de aquellos restos caía encima de él. La situación no pintaba bien, el capitán seguramente infectado por el bicho y un ruido insistente que les hacía entender que había muchas más de esas cosas intentando entrar en el puente de mandos. Miró al panel de control buscando el botón que cerrara aquellos conductos, para Rook no era la mejor solución pero si la única que tenía por ahora.

La cosa pintaba mal, muy mal. Habían dejado como una pasa el exbello rostro del capitán. Ya no podría tocarme por las noches pensando en él. Encima, la criatura le había dejado una cosa blanquecina en la boca, densa y pastosa. A mi mente vinieron muchas imágenes recurrentes...

-"Me temo capitán, que no tenemos trajes o cascos protectores. Estamos aquí encerrados y tenemos que hacernos fuertes y acabar con esas criaturas. La idea de taponar algunos conductos puede darnos algo de ventaja. Si logramos solo dejar dos conductos, podríamos contenerlos. Sin embargo, si salen de todos, nos veremos desbordados. Puedo intentar desviar el aire caliente de los motores para que pase por los conductos por un breve espacio de tiempo y que achicharre a esos bichos. Por cierto, ¿está bien capitán? Le noto bastante jodido y no ya por la herida de la cara."

Me acerqué al puesto de control y empecé a toquetear lo mandos. Mirando a McFadden, le dije:

-"Otra cosa, ¿quién demonios era esa mujer y dónde la encontraron? ¿Y quién es Anderson?"

- Esa no mujer estaba en una cápsula de criogenización. - Informó el soldado. - Fue un error. No es humana y es peligrosa. Mucho. Parece la líder de esas cosas. - Resopló. - Anderson es el canalla que nos metió en todo ésto. Quien nos empaquetó el cargamento que contenía los aliens. ¿No te acuerdas? Pero ahora es nuestra última esperanza. Esta con Doc y Gemma en su nave. Vienen a por nosotros... - Y tras las explicaciones se puso manos a la obra. - Tenemos que taponals conductos, pero... ¿Cómo? 

—Muy bien, —miró a los ingenieros— vosotros sois los entendidos ¿con qué se puede obstruir esos conductos? —Después de escuchar a McFadden pensó que una solución interesante sería introducir, por aquellos huecos, la cabeza y las extremidades del contrabandista que los llevó hasta allí. Por lo menos, los bichos estarían un rato entretenidos antes de ir a por ellos, era una pena que no estuviera en el puente en esos momentos.

—¿Destrozamos unos de los paneles? puede que entre sus componentes encontremos algo con lo que sellar los conductos.—se encogió de hombros dando a entender que era la única solución que se le ocurría.

Me puse como un loco a buscar cosas que me valieran para obstruir o taponar las aberturas de los conductos. Ante la pregunta de Rook, le miré de soslayo. ¿Destrozar los paneles? Por Dios bendito...

-"Buscar por el puente, debe de haber algo que podamos utilizar. Se podrían soldar las rejillas, eso las detendría de momento. Tristán, mira a ver si encuentras algunos sopletes."

La idea de Paul era buena, pero precisamente entre sus herramientas no había ningún soplete. Mientras os volvíais locos buscando y pensando, las patitas se oían cada vez más próximas, y en un momento dado, visteis como detrás de las rejillas aparecían pequeñas siluetas que se quedaban quietas, como si dudasen qué hacer a continuación. Todas las rejillas parecían estar ocupadas y de repente, el ruido cesó.

Todas se quedaron completamente en silencio, a la espera.

¿Qué pasaba? De repente se habían detenido todas las criaturas a la vez. Es como si estuvieran esperando la orden de alguien para entrar a comernos. Si los bichos estaban en los conductos, estaba claro que la nave estaba atestada de ellos. Lo mismo ahora había menos detrás de la puerta.

- ¿Qué demonios? - Exclamó McFadden ya con su arma desenfundada y lista para abrir fuego en cuanto aquellas cosas comenzaran a penetrar ena cabina. - ¿A qué esperan ahora? - Dijo casi fastidiado. - ¡Están jugando con nosotros! ¡Se están divirtiendo a nuestra costa!

Al dejar de escuchar el ruido de aquellos malditos bichos se le erizaron los pelos del cogote. La situación no podía más que empeorar. Si estuvieran en una situación ideal soldar las rejillas sería la mejor opción pero la situación ni si acercaba a ser perfecta.

—¿Soldar?¿con que piensas hacer eso?