Partida Rol por web

El viento helado soplaba con suavidad sobre la fría tierra de aquellas llanuras yermas donde ahora el clan Rotensnö se asentaba. Aquellas llanuras sobre el noroeste del valle del cuerno gris, eran su nuevo hogar, un lugar que por duro que fuera, ahora les pertenecía, y sobre el cual habría de asentarse todo su futuro, toda la historia de un clan que apenas daba sus primeros pasos.

La tarde había ya caído tras montar un campamento improvisado en el centro de sus territorios y hacer un reconocimiento general a lo largo de ellos siendo guiados por los hombres que Jerknir les proporcionara. Ahora, los héroes del clan y sus allegados se encontraban reunidos ante una gran fogata, en la primera gran reunión del clan. Y en ella se habrían de dar los primeros pasos hacia su ascenso, pasos que quizá no serían fáciles de decidir.

Con las estrellas sobre de ellos el grupo reunido ante aquel fuego bromeaba calidamente mientras recordaban con regocijo los acontecimientos pasados que habían llenado de renombre al clan. Devoraban la carne asada de un alce que recientemente habían cazado en un bosque cercano dentro de sus territorios y a su vez bebían algo de la poca cerveza con la que contaban, aquella noche lo ameritaba. La oscuridad de la noche pronto terminaría, pero a la mañana siguiente se enfrentarían a una dura realidad, la supervivencia. Tenían que domar aquellas tierras y hacerlas verdaderamente suyas, y por ello, las decisiones que tomaran en esta noche, serían fundamentales.

Tras explorar el territorio que ahora pertenecía a su clan, los héroes conocían ya su superficie hasta cierto punto, y con ello podían decidir donde asentarían su gran salón, y con el tiempo, el poblado mismo. El territorio comprendido dentro del gran valle del cuerno roto presentaba en general extensas llanuras yermas, paramos desolados, una pequeña ciénaga al norte cerca de las colinas, una gran colina hacia el oeste y un bosque de considerable tamaño. Hacia el noroeste, cerca de la ciénaga había una región de riachuelos que bajaban desde las montañas y que desembocaban en una pequeña lagunilla.

El fuego de la hoguera es la única fuente de calor que tenemos en estas tierras que, aunque inhóspitas, son nuestras finalmente. La felicidad de tener algo propio donde echar raíces es una sensación difícil de describir y la dureza del clima no es capaz de disminuir lo que para la mayoría de nosotros es el principio de nuestra felicidad.

Pero nadie es tan inocente como para creer que será fácil o que no sangraremos sobre este suelo. Todos sabemos que conservarlas y medrar será tanto o más duro que conseguirlas, pero eso solo nos ha hecho sentir más a flor de piel el fuego de nuestros espíritus, el que no será aplacado por pequeñas pruebas que superar.

Con mis hermanos conseguimos cazar un alce en nuestras tierras, lo que nos permite celebrar nuestra primera noche acá, pero esperamos que no la última.

Habiendo conocido todos los rincones de nuestra nueva tierra, se nos plantea la duda de donde comenzar a construir y la edificación más importante es la primera que situar. Pienso un momento antes de exponer lo que creo:

 - "Si bien, mi primer instinto es construir sobre la gran colina al oeste por seguridad, quizás es también una forma de encerrarnos ahí en caso de ataque. Quizás sea mejor ponerlo en el centro para tener control de todo el territorio por igual, pero si queda en la colina, será defendible con pocos soldados y se puede dejar a todo el resto en algún tipo de cuartel en el centro del territorio, listos para marchar en cualquier dirección. La verdad es que dejarlo cerca del agua da una ventaja igual que dejarlo en el bosque, pero ninguno de los dos es un factor determinante por sí solo, por lo que pasarían a segundo plano según creo. Me inclino por la colina para sentar la base de nuestra seguridad, pero escucho propuestas mejores."

La idea de dejarlo en el centro puede ser bueno para la contingencia, pero es fácilmente solucionable al situar una suerte de cuartel en el centro, donde algunas tropas se queden. Eso solo es posible al situar el gran salón en la colina, pues sería fácilmente defendible con pocas tropas mientras el resto se quedan en este lugar que está listo para movilizar a los soldados. Creo que es una buena idea, aunque probablemente más lento de implementar.

El camino hasta allí había sido largo y plagado de peligros. Habían perdido a no pocos durante su intento de establecerse en Setterlund, pero aún así lo habían logrado. Contra todo pronóstico, habían logrado vencer y asentarse en aquellas inhospitas tierras. Parecía que las complicaciones hubieran quedado atrás, pero nada más lejos de la realidad. El camino que les quedaba por delante sería tanto o más difícil que las pruebas superadas hasta ahora. Habían hecho suyas aquellas tierras, ahora debían domarlas.

Jendalos y su familia habían seguido sin dudar a Niklas a través de todo. El Mender había resultado un gran aliado y líder, y Jendalos lo respetaba por ello, y por ello le había prometido su lanza en cuantas ocasiones hicieran falta. Lo que hasta el momento no habían sido pocas veces, y aún así se las habían arreglado para triumfar en cada encuentro, lo que demostraba el punto del razonamiento de Jendalos. Puede que decidieran entre todos, pero Jendalos sentía una lealtad aún más profunda para con Niklas.

Las flechas de Erik y los suyos se encargaron de proveer el ágape de aquella noche, un alce lo suficientemente grande como para que a todos les tocara un pedazo del animal, amén de una buena jarra de cerveza. Para Jendalos existían pocos placeres iguales, y consideraba que aquello era un buen presagio sobre el devenir del clan en aquellas tierras, pero, con los Dioses muertos, cualquiera seguía confiando en presagios. Tampoco es que fueran sobrados de recursos, pero la situación lo merecía.

Pronto salió a debate el tema de donde empezar a levantar el asentamiento, con varias opciones igualmente válidas a su disposición. Cada una tenía sus pros y contras, pero Jendalos tenía claro que iba a elegir. Un trago de cerveza ocultó su sonrisa cuando oyó que el cazador había llegado a la misma conclusión que él.

Cuando el primero termino de hablar, Jendalos dejó su cuenco y cubiertos de cualquier manera por el suelo y se puso en pie para acercarse a la hoguera y que las llamas lo iluminaran bien. El calor también era de agradecer, los meses cálidos estaban acabando y estaban en la parte más inhóspita del munco conocido - Concuerdo con Erik. De nada nos sirve tener agua o comida en abundancia si no tenemos un lugar donde guardarla y defenderla, así solo nos convertiremos en el blanco de más ataques. Prefiero tener una posición elevada a la que poder retirarme en caso de emergencia y desde la que vigilar los alrededores - Jendalos regresó hacia el lugar donde había estado sentado hasta ahora - Mi voto va para empezar a construir sobre la colina - sentenció antes de volver a tomar asiento.

"No hay mayor reputación en un hombre que el bienestar de su familia. Quien vive por ella y sangra por ella, muere por ella", así pensaba, a ese principio me apegaba.

No era la primera noche que pasaba en el abrazo del calor de una hoguera. En mi barba ya las canas podían contarse en mi barba, ya mi cabeza empezaba a mostrar su brillo. Todo esto de hacerme mas viejo, de ver a mi madre anciana, de saber a mi hija en crecimiento, hacía que toda mi energía se concentrara en el presente. No era yo solo, era todo el clan buscando asentarse.

Los últimos días habían menguado las energías, cualquier viaje en condiciones de nómada lo haría. El frío perenne tambien hacía mella en todos, sin embargo, un aire de confianza y camaradería se había adueñado del grupo. Niklas había mostrado hasta ahora ser un buen lider. Mis compañeros lo habían elegido, yo estaba absorto en otras cuestiones cuando sucedió. Sin embargo, las conversaciones, aún en la camaradería, hurgaban bajo los detalles de nuestra supervivencia.

"construir sobre la colina" dijo Jendalos. La colina no era sino una fortaleza en potencia. Puntos defensivos... No era mi deseo, comprendo que mis objetivos a futuros no iban en pro del enfrentamiento. Yo mismo estaba en contra del enfrentamiento si no fuera necesario, pero son detalles que se me escapaban tras el trozo de alce que robaba mi atención.

- Buen alce - dije en baja voz, era un manjar comerlo con esta calma y la cerveza. Solo que en mi cabeza martillaba la idea del asentamiento en la colina. ¿No sería mejor ubicarnos cerca del agua? Necesitamos comida para los que no pelean - Somos hombres de fuerza, pero tenemos allegados, tenemos gente a quien cuidar. No todo es la guerra, la peor parte ya ha pasado, domar las tierras no será mas dificil que haberla hecho nuestra. - La jarra de cerveza tocó la mesa mientras me levantaba, pidiendo mi turno en esta reunión - El mejor asentamiento a mi parecer es cerca del bosque. La madera es un recurso invaluable y necesario para nosotros, su cobertura podría darnos ventaja en la defensa. - Esperaba que alguien me apoyara - En poco tiempo podríamos enviar soldados a la colina y de ahí sí defender la zona. Yo incluso me presento voluntario para esa tarea - La sangre fría corre por nuestras venas, pero como padre y familiar, debo velar por el bienestar de mi familia...

-Creí que discutíamos sobre donde levantar el gran salón de nuestro clan, y no sobre una fortaleza impenetrable en las alturas al estilo de los Varls- exclamó la anciana aun sentada sobre una roca junto a la hoguera y abrigada por tres gruesas pieles. La mujer había vivido ya muchos años y la edad ya le aquejaba. Cerca de ella Troknir se alzaba con orgullo, aquello ultimo había encendido su corazón, pero unas rápidas palabras de la anciana apagaron su emoción. -No he terminado, siéntate y deja que hable, salvo que quieras una flecha en la nuca en la próxima batalla- sentenció la mujer dejando a Troknir entre sonriendo y enojado.

-Una fortaleza en la colina al oeste no servirá de nada, al oeste se encuentran aquellos tres grandes picos que parecen grandes dagas para cercenar carne. Dudo que una fuerza hostil nos ataque desde allí, sin contar que primero tendría que pasar por territorios de otros clanes en las colinas que nos separan de aquellas montañas.

Y en todo caso, nuestro territorio se extiende en la sección noroeste del valle, y eso hace que dicha colina al oeste quede hacia el extremo sur de nuestro territorio. Si de una fortaleza estuviésemos hablando, estaría de acuerdo, pero si se trata de un poblado me resulta sin sentido.

Nuestra meta es sobrevivir, y nuestro peor enemigo actualmente es el invierno, necesitamos tierras fértiles y no rocas duras, necesitamos agua y no tierra congelada-.

La anciana miró entonces a su nieto, era el unico que hasta ahora le parecia había hablado con sensatez, no obstante no estaba de acuerdo con él tampoco. -El bosque es una de las mejores opciones, pero acarrear madera es algo que no haremos todos los días, en cambio acarrear agua puede llegar a ser una tarea muy dura, sobre todo en invierno, y quizá imposible si estamos en aquella colina y los riachuelos se congelan.

Debemos establecernos junto a la pequeña laguna, junto a ella podremos sobrevivir aun en invierno. Y aquella colina se puede dejar para un refugio futuro a usar cuando realmente nos encontremos ante una amenaza real-.

El viaje había sido arduo y costoso, tanto en esfuerzo como en vidas, pero finalmente habían conseguido tener un lugar donde establecerse. Niklas tenía sobre sus hombros un doble deber, primero hacia el consejo de Manaharr, deber que le obligaba a obedecer una antigua promesa y a esforzarse por hacer lo correcto y no menoscabar la reputación de dicho consejo, segundo hacia el Clan Rotensnö, con quien, tras ser salvado y ayudado en pleno ataque de una horda, se había comprometido a ayudarles a encontrar un lugar y establecerse con éxito. 

Ambos deberes estaban entremezclados, pero cada uno llevaba su camino, independientemente del otro pero complementario a su vez. 

El primero de sus deberes ya estaba completado. Había llegado al Clan y había prestado atención a sus cuitas, respondiendo a la llamada de Hvit. Con su ayuda, habían conseguido alejarse de la extinción y llegar a un lugar donde asentarse. 

El segundo de sus deberes, un deber propio por razones de honor, agradecimiento y sentido común, comenzaba ahora.

Interiormente se había comprometido a ayudarles a medrar, protegerles hasta saber que podían caminar solos y hacer todo lo posible para que el Clan floreciera en tierras inhóspitas. 

Aquella noche sus viejos huesos agradecieron, tras tanto combate y tensiones, descansar al lado de un gran fuego, con un bol de carne en sus manos y una cerveza entre sus pies, allí sentado en la piedra como estaba. Masticaba con deleite las partes más blandas y jugosas de la carne, y apartaba los trozos menos selectos, pues él no comía demasiado y sin embargo, el vigilante y protector que Erik le había proporcionado comía casi por dos, así que no le importaba compartir su comida. 

Pronto llegó el momento de tomar decisiones sobre su siguiente paso, pues era urgente comenzar a establecer un centro de mando y control. Los exploradores hablaron y los líderes tuvieron claro que tenían, entre muchas, cuatro opciones preferentes...pero...¿cuál sería la correcta? Niklas escuchó pacientemente a Erik, a Jendalos, que en los últimos tiempos había estrechado lazos con él, y al nuevo líder de la familia Mondeson. Todos y cada uno de ellos se habían ganado la amistad del Mender, así como su respeto, pero especialmente Erik y Jendalos.

Todo lugar tenía sus pros y sus contras, y sintió la necesidad de exponer sus argumentos, pues entre todos conseguirían ver cual era el lugar más idóneo, y al fin y al cabo, era su deber autoimpuesto proteger a aquel Clan. No podía permitir que tomaran una mala decisión, así que les obligaría a pensar hasta estrujarse la cabeza para decidir lo más idóneo....y si no, haría valer su voto como líder electo. 

- Hay palabras ciertas en todo lo que habéis dicho, y me alegra mucho ver que os preocupáis realmente por el bienestar del Clan, pero voy a intentar arrojar algo más de luz en éste asunto, así entre todos podremos ver qué es lo que más le conviene a Rotensnö. Por supuesto, si me olvido de algo importante, recordádmelo. - dijo, levantándose y paseando alrededor del fuego, para que todos pudieran verle y escucharle sin dificultad.

Enumeró con los dedos mientras iba hablando:

- Punto uno, tenemos la parte central del territorio, que parece la menos apetecible porque no tiene nada que resalte especialmente, pero estrategicamente permitiría acceder a cualquiera de las otras partes rápidamente, es decir, agua, madera y colina sin perder un tiempo que luego se podría antojar como necesario. Lo peor es que no tiene ningún otro punto fuerte, no tiene agua, ni madera ni parece especialmente defendible. -  

- Punto dos, tenemos la lagunilla y los riachuelos. Una fuente de agua es esencial para la vida, he visto a gente matar por agua tras apenas dos o tres días sin beber. También sirve para otras muchas cosas, lavar, asearse, apagar fuegos...y bien empleadas, las orillas de los riachuelos o de la laguna pueden ser lugares difíciles de atacar, es decir, el terreno bien empleado nos sería favorable en caso de defensa. Probablemente también nos dará acceso a algo de alimentos en forma de peces. Lo malo, que no tiene acceso directo a la madera y está algo más alejado del resto del territorio....y que estar todo el día acarreando agua es muy molesto. Es el bien que más vamos a necesitar y al que más esfuerzo vamos a tener que dedicar.  - 

- Punto tres, tenemos la colina, obviamente el punto defensivo más fuerte. Desde ahí se puede vigilar y avisar al resto, y como bien decís, se podría construir un fuerte para, en caso de emergencia, refugiarnos allí. Es idóneo para defenderse, pero yo le veo un punto débil, si nos asediaran, no tendríamos acceso a agua ni a madera. Arar allí será un infierno para nuestros granjeros con esas cuestas. - 

- Punto cuatro, el bosque. Acceso a madera, esencial para la construcción y otros menesteres, arcos, lanzas, herramientas, utensilios....incluso comida, hierbas...también podría el punto donde más rápido podríamos construir un emplazamiento defensivo, pero podría convertirse en un infierno si el enemigo prende llamas al bosque y nos rodean, sin acceso al agua. Lo malo, que no es tan bueno defensivamente como la colina y no tiene acceso directo al agua. - 

Meditó unos instantes, mientras dejaba que sus palabras calaran en todos y pudieran hacerse una segunda opinión, o reafirmarse en la ya emitida. 

- Difícil elección, ¿verdad?. Sí, indudablemente lo es, como demuestra que ya hay disparidad de opiniones. Cada sitio tiene sus puntos buenos y sus puntos malos. ¿Cuál es el que se acopla mejor a nuestro pueblo? Pensar en quién somos y cómo somos, lo que hacemos y cómo luchamos. También pensad en lo que necesitamos. - expuso a todos. 

Se sentó y dejó que siguieran hablando, pues él ya había tomado una decisión, no inamovible, por supuesto, pero tendrían que darle razones de peso para cambiarla. 

- Por mi parte, creo que lo más inteligente sería establecernos cerca del agua. Como he dicho, me parece el bien más esencial de todos, y sirve para múltiples cosas en nuestros quehaceres diarios. Si aprovechamos el terreno, es defendible en alto grado, y si somos capaces de usar las ventajas en nuestro beneficio, como por ejemplo ahorrarnos parte del esfuerzo de traer madera arrojando los árboles al río y recogiéndolos en la laguna*, serían mayores las ventajas, además que rodearnos sería más complicado, pues tendríamos múltiples rutas de escape en caso de ser necesario. También construiría una atalaya de vigilancia en la colina, para advertir a todos de cualquier peligro, pero indudablemente establecería allí, con algo más de tiempo, un campamento fortificado y bien abastecido, para en caso de extrema necesidad, retirarnos allí. Nuestros cazadores y recolectores podrían acercarse con facilidad al bosque y regresar con más alimentos. No tenemos horseborns entre nosotros, así que la parte central la descarto, las llanuras interminables para ellos. Yo prefiero tener agua, fuego y un sitio fértil para poder plantar. Indudablemente, cerca del agua tendremos todo eso. Esa es mi opinión...pero si alguien me convence, puedo cambiarla. - terminó, sonriendo de forma enigmática. 

Hvit, que había intervenido antes que él, era de la misma opinión, eso demostraba, para Niklas, la sensatez de la anciana. 

El fornido guardabosques comía con descaro y sin ninguna vergüenza, aprovechando hasta la última migaja que Niklas tenía a bien compartir con él. Parecía un pozo sin fondo, pues bebía y comía sin ningún refreno. 

- Quizá mañana esté muerto, así que pienso aprovechar hoy. - les decía a los más cercanos, que sonreían conociendo sus derrotistas comentarios, pese a que luego mostraba una bravura sin igual. 

Escuchó a los líderes, sobretodo a Erik, pues era su directo superior, pero aunque las palabras de todos eran muy correctas, sobretodo las del anciano Mender que te mareaba con tanta palabra, pero que no parecía dejar de tener razón, Eskol estaba de acuerdo con Alistar, con quien simpatizó al instante, por ver un alma afín a él. - Mi opinión no vale un pimiento, lo sé, pero yo prefiero estar cerca de los bosques. Creo que es mejor para proteger a los nuestros y para conseguir comida. - dijo, a sabiendas que no le harían ningún caso, pero tenía derecho a expresar sus pensamientos, como todos. 

El grupito de varls formado por Troknir, Rangvald y Einar escuchaba las deliberaciones de los humanos. Solamente Troknir se removió un momento intuyendo un insulto por parte de la anciana, pero esta no había hablado con maldad por lo que los tres mantuvieron la calma. Einar había soltado su larga cabellera y estaba, al parecer, ensimismado peinando su roja melena.

Uno tras otro todos fueron hablando alrededor de la hoguera. Algunas opiniones eran juiciosas, otras no tanto. Hablaron de criar a los hijos, de labrar la tierra, de cortar leña. Todo temas sin interés para Einar quien solo puso el oido cuando las palabras empezaron a sonar más musicalmente a su oido. Asedio, fortaleza, defensa y ataque. No tendría ni puñetera idea de por que lado coger un arado pero si que sabía de guerra.

Se levantó entonces Einar y unió su voz al debate Como siempre Niklas ha hablado con el mayor acierto. Un hombre sin agua morirá en pocos días ¿Como esperais defender una fortaleza si vuestra garganta os abrasa, os fallan las fuerzas y vuestros hijos ya no tienen lagrimas con las que llorar? ¿Que tierras querran robaros los otros campesinos de esta zona si no aquellas con agua para hacer crecer las cosechas?  dijo mirando a los reunidos alrededor de la hoguera. Y aún añadió Si lo que quereis es un lugar facil de defender aposentaos junto al agua, controlad la laguna y ved como cualquier banda invasora pasa sed y enfermedades. Si lo que quereis es riqueza dominad el agua y exigid pagos a aquellos quienes quieran beber de ella, conrear con ella o lavarse con ella.

Y dicho esto volvió a sentarse junto al resto de varls

La respuesta de Hvit me golpeó como un bisonte enojado. Sé dentro de mí que la cobertura de los árboles haría menos violentas las inhospitas ráfagas de gélido viento. Pero ¿Acaso la lagunilla podría protegernos de las noches de hielo y bruma?. Para bien o para mal el Bosque iba a ser necesario para nuestra subsistencia. Ademas, ¿que tan amplia es la lagunilla? ¿Valdría la pena hacer un atracadero? No hemos hablado de alimentos. La caza excesiva podría jugarnos en contra a mediano plazo.

- Disculpa, venerable Hvit, pero no podemos apegarnos a creer que la Lagunilla es la panacea en cuanto a los asentamientos - Mi tensión se aceleró, sé lo que significa oponerse a la voz de un anciano, a la voz de tu propia familia - ¿Acaso estamos seguros que esa tierra es realmente fertil? No podemos vivir siempre de la caza, la pesca es azarosa. A menos de que estemos completamente seguros de que la tierra sirve para mas que una fundación, no quisiera correr el riesgo de quedarnos sin alimento. Somos muchos, al menos suficientes para que los alimentos sean algo importante.

- Si es por el agua, podemos hacer canales desde la laguna hasta el asentamiento, construir un pozo. Somos hombres fuertes, no será facil, pero tampoco imposible - Un par de trazos, tendríamos que saber la distancia, que tan dura es la tierra, profundizar las excavaciones - Alguno de nosotros debe ser lo suficientemente listo para darse cuenta de que el frío abrazará nuestras almas aún mas de lo que ya nos pega.

Sin embargo, me queda la preocupación de que hubiese una posibilidad de estar errado. Siempre podría estarlo. Enfrentarme a Hvit no es algo que me atreviera a hacer si no fuera porque estoy seguro de que se puede hacer mas que solo estar al lado del agua - Mi voto, aunque poco importante, sigue siendo al Bosque, aunque me gustaría estar seguro de la distancia que tenemos. O empezamos por el bosque y hacemos tunel a la lagunilla, o empezamos por la lagunilla pero solo para recuperar fuerzas y suministros. No creo que sea el mejor lugar para asentarse

El frío calaba en los huesos de los héroes a pesar de la gran hoguera y del calor que el alimento suministraba a sus cuerpos. La noche avanzaba y con ello avanzaba la discusión, y es que había mucho que discutir en aquella noche y si se demoraban tanto, ni siquiera podrían descansar antes que llegase la mañana y les anunciase el inicio de un nuevo día, el primer día en el que despertarían en su nuevo hogar.

Era ya finales del verano por lo que solo tenían el otoño para prepararse para el duro invierno en aquellas tierras que ya de por si eran duras. Cada paso que dieran podría llevarlos muy alto o hundirlos aún más, y por ello debían tomar muy sabías decisiones, sobre todo porque, algunas de ellas, una vez tomadas serían muy difíciles de cambiar, y probablemente solo pagando un muy alto y poco aceptable costo.

Su primera decisión era respecto a su hogar y el debate había estado muy reñido, apenas y había habido un consenso. De hecho, para el clímax de la discusión tanto el mender Niklas, líder del clan, como la anciana Hvit, lugarteniente del mismo, habían coincidido en la misma opción y por motivos muy similares, y esa opción no era otra más que estar cerca del agua; es decir, habían elegido la lagunilla. Sus voces eran aclamadas por muchos otros miembros del clan por lo que los que se oponían, ya se veían derrotados. Y es que la propuesta inicial de asentarse en aquella alta colina que formulase Erik y secundase Jendalos, muy pronto se vio opacada por las palabras de la respetada anciana y del venerable Mender. De hecho, Einar seguido por otros Varls apoyaron la propuesta de estos últimos sellando por completo la discusión. Aunque eso no impidió a Alistar abrir su boca y contradecir a su abuela, cosa que no fue de agrado de la anciana, pues si algo esperaba ella era respaldo, respaldo para aquella que le lideraba como familia y que le había llevado hasta allí, el consejo del clan, para que tuviese voz como futuro heredero de su familia.

Otra voz que se vio opacada fue la de Troknir, el viejo Varl refunfuñaba acerca de lo importante de erigir una fortaleza en las alturas, hablo de los Dredge, de las guerras antiguas, en incluso hablo del mismo invierno. Pero la decisión ya estaba tomada y los miembros del clan ya alababan al Mender y a la anciana por su sabiduría.

Con ello el gran salón del clan habría de asentarse en la lagunilla, cerca de los riachuelos y a su vez cerca de las colinas; por tanto, al amanecer, tendrían que desmontar el campamento y viajar hasta el lugar donde habrían de vivir de ahora en adelante. Así, a la mañana siguiente podrían empezar a construir aquel gran salón a fin de poder terminarlo antes del invierno. Aunque eso ponía un contratiempo, no tenían muchos trabajadores como para repartir en la construcción si necesitaban también alimentos. Al menos no estaban en las colinas como era el caso del clan Lávidr.

La moral del clan se encontraba en alto, pero fácilmente podría caer, y los héroes allí reunidos lo sabían bien. Habían vencido en batalla dos veces seguidas, y en la última, esto había acontecido frente a la mirada de todo un pueblo y otros dos clanes, los cuales les había repercutido en renombre. Para muchos de los miembros del clan su orgullo estaba engrandecido y se pensaban como habría sido la vida en aquellas duras si hubiesen perdido. Un duro invierno en aquellas duras colinas podría costarles la vida, pero incluso en aquellas llanuras podría ser igual si no estaban lo suficientemente preparado, y un duro invierno quebraba la moral de cualquiera.

El consejo del clan tendría que tomar las mejores decisiones si no quería que la moral del clan los llevase a que el duro invierno terminase con ellos. Con el gran salón ya definido, lo siguiente era justamente en pensar en cómo sobrevivir, necesitaban construir ese gran salón para refugiarse del frío, necesitaban alimentos como granos y carne para subsistir, y necesitaban recursos como madera, metales y roca para progresar. Era el momento de decidir que era lo más importante y como habrían de distribuir sus tareas.

El consejo había decidido que finalmente se instalaran en la lagunilla, cerca del agua y las tierras más fértiles que podía haber por allí, aunque su fertilidad tampoco es que se antojara mucha. Pero al menos les daría para sobrevivir. El peso de la opinión de Niklas y su lugarteniente y sus argumentos habían decantado la balanza hacía aquella zona, y tenía que reconocer que también habían convencido a Jendalos. Puede que la incesante lucha por llegar hasta allí lo hubiera hecho decidirse primero por establecer un lugar seguro para el clan, pero si la fortuna les sonreía, habían dejado atrás aquellos tiempos. Ahora no debían pensar en la lucha, sino en construir un asentamiento duradero en el que prosperara su clan y su familia. Además, no había caído en que acarrear agua era uno de los trabajos más pesados del mundo, mejor que el recorrido para transportarla hacia el poblado fuera el menor posible.

Jendalos volvió a tomar la palabra, el trabajo que tenían aquella noche no había concluido ni mucho menos - Bien. Ahora que hemos acordado donde establecernos, es hora de decidir que hacer. En mi opinión, creo que deberíamos antes que nada construir los primeros edificios, el salón por lo menos. De nada nos servirá la comida que consigamos sin un lugar donde almacenarla, al aire libre solo acabará estropeándose. Pero aunque tenemos algunas reservas, tampoco podemos dormirnos en los laureles. El verano está cerca de acabar y en invierno nos será difícil sacar algo de estas tierras. Deberíamos aprovechar todo lo posible para cultivar y conseguir todo el alimento que podamos mientras dure el buen tiempo - y aún así tendrían suerte si conseguían la comida suficiente como para sobrevivir al día a día, no digamos ya dar algun banquete de vez en cuando para elevar la moral del clan. Ahora mismo estaban exultantes debido a su pasado reciente, pero en cuando llegaran los vientos fríos y la nieve cubriera la zona y volviera aún más difícil la situación, vería cuanto duraba aquello - El siguiente punto debería ser expandirnos, construir nuestro poblado, fortificarlo y aumentar nuestras areas de control, y para ello necesitaremos no pocos recursos. Deberíamos acumular también todos los que podamos, y si durante el invierno no podemos destinar manos fuertes a la producción de aliementos, siempre podemos talar arboles, confeccionar prendas de abrigo y otros utensilios, o quizás incluso llevar a cabo construcciones más ambiciosas. Por último, si todavía queda alguien disponible, yo los podnría a vigilar nuestro territorio. Dudo que en estos yermos a alguien se le ocurra atacarnos, pero nunca esta demas ser precavidos. Ya nos ha funcionado bien en el pasado.

Jendalos volvió a tomar asiento. Había dado su opinión de nuevo y esta vez esperaba que sus allegados fueran de la misma opinión. A él le parecía un razonamiento lógico de los que tanta gala hacían Hvit y Niklas con su sabiduría, pero al final la decisión dependía de la totalidad del consejo, él solo podía aportar su granito de aren y luego contribuir todo lo posible a que la decisión tomada se llevara a cabo, fuera la que fuera.

La gran hoguera en el centro del campamento calienta los corazones de los hombres que ahora pueblan esa yerma tierra. Los rescoldos del verano ya se notan y el otoño acecha a la vuelta de la esquina. Pero en ese momento, tras ganar las tierras que pisan con sudor y sangre, lo están celebrando con la carne tierna de una res recién abatida. No hay nada mejor que saborear la carne de algo recién cazado y asado. Y acompañado con la poca cerveza que les queda. 

Pero pronto quedan atrás los gritos y cantos de alegría. Deben tratar temas más importantes, temas que conciernen al clan y de los que dependerá que todos ellos se hagan dueños completamente de esa tierra y puedan llegar a la próxima primavera. Se mantiene callada al principio, prefiere escuchar las voces de la razón del clan. Cuentan con más experiencia que ella y teme no hablar con conocimiento de causa.

De todas formas, los más sabios del lugar hacen entrar en razón al clan tras un duro, pero corto, debate sobre el asentamiento. Ella también cree que la lagunilla será vital para ellos, aunque no ha dicho nada. El agua es la fuente de la vida y allí donde hay agua, puede haber comida. Tras tomar esa decisión, toca decidir en que centrarse. Es algo importante... al fin y al cabo, si no deciden, se mueren. ¡Y por los dioses que ella no quiere morirse! ¡Y menos, a manos del frío y del invierno!

Primero habla Jendalos y lo hace con acierto, aunque no está segura de compartir su opinión. 

-Sería mejor centrarnos en recolectar tanta comida como sea posible. A lo sumo, queda una semana de verano. El frío del otoño ya se nota y pronto el agua comenzará a congelarse. No podremos pescar y será más complicado hacerlo en invierno, con el agua congelada. 

Da un trago a su cerveza.

-Construir en la dura tierra helada, es una locura. No podemos construir en invierno. Podemos construir nuestro Gran Salón, pero deberíamos esperar al deshielo para lo demás. No solo por que será imposible abrir la tierra, sino por el deshielo. ¿Y si construimos una casa y en primavera se la lleva el agua que baja de las montañas? Gastaríamos nuestra madera y nuestro tiempo.

Se centra ahora en la carne, a la de que da un mordisco. Espera a tragar para continuar.

-Si nos dedicamos a conseguir comida ahora y reservamos toda la que podamos para el invierno, nos dará un poco de margen. Y cuando falte la comida, podemos centrarnos en conseguir los materiales que necesitemos para construir nuestro poblado, ya de cara a primavera.

Niklas, con un té caliente entre las manos y rezongando de nuevo porque nadie era capaz de traerle un poco de miel, escuchó las primeras intervenciones tras la toma de decisión del emplazamiento del Gran Salón. Se había impuesto la sensatez y la cordura, pues estar lejos del agua, por ende, de la tierra más fértil, hubiera sido una locura.

Ahora tocaba distribuir los trabajos, que iban a ser arduos y laboriosos. Jendalos fue el primero en hablar, seguido de una jovencita pelirroja que era hermosa y con aspecto de fiera, pero al parecer, con cabeza también.

Ambos hablaron con la calma instalada en su corazón, sopesando los beneficios y las contras de realizar una cosa u otra. Niklas estaba de acuerdo con Jendalos en ésta ocasión, al menos en casi todo lo que decía.

La joven también planteaba cosas interesantes, como la imposibilidad de pescar en invierno o lo dura que estaría la tierra helada, ambas opiniones bastante acertadas...pero a él le parecía que ambos olvidaban algo esencial, no estaban sólos en aquellas tierras, y en un principio no habían sido bienvenidos. Tomó un sorbo y se levantó para que se le oyera mejor.

- Ambos habéis hablado con sabiduría y la supervivencia de nuestro clan en vuestros corazones, pero....¿acaso estamos sólos aquí? No, hay otros clanes, concretamente uno, que no nos ha mirado con buenos ojos, y Jerknir mirará a otro lado si se produce algún problema. Recordad que tiene un gran resentimiento por los humanos, y no nos ayudará voluntariamente. - carraspeó y bebió un sorbo de té para aclarar la garganta, tras lo cual, se agachó y cogió un pellizco de tierra del suelo, oliéndola y desmenuzándola entre sus dedos, para sacudirse la mano con el repulgo de su túnica. - Me parece acertada la tarea de procurarnos alimentos, es más, yo también creo que el mayor esfuerzo del clan sea en comenzar a labrar las tierras, cazar y recolectar alimentos, ahora que aún quedan los últimos rayos de sol del verano para aprovechar todo lo posible éste benigno tiempo en éste lugar, porque luego se pondrá mucho peor. Mientras, varios miembros deberían comenzar a construir el gran salón y al menos, un granero para guardar la comida y animales. Todo eso no se podrá conseguir si no estamos atentos a nuestros vecinos y a posibles incursiones, que nos dañen o nos roben lo tan arduamente conseguido, así que habría que destinar a unos cuantos a la vigilancia y protección, y por último, los que realmente saben de éstas cosas, los pondría a talar árboles, minar metal, capturar reses, etc...para poder trabajar en invierno y procurarnos todo tipo de bienes, mesas, armas, armaduras, capas, mantas...pero está claro que esos serán  unos pocos, comparado con el grueso del clan. -

Parecía que el astuto mender había perdido un clavo en su cabeza, pero él tenía conocimientos de cómo funcionaban ciertas cosas, algo que quizá, los otros líderes, por falta de edad y sobradura de dientes, no habían contemplado.

- No olvidéis que nuestro clan ha ganado dos batallas seguidas aquí, delante de las narices de Jerknir, y eso hará que muchos de los suyos nos tengan cierta consideración, por mucho que su líder diga o haga, la gente tiene también sus propias opiniones y actúa en consecuencia. El poblado de ése Varl traicionero no está muy lejos de aquí y podríamos ir a comprar los recursos que nos falten, o al menos, paliar la falta de éstos. Además, en las montañas tan llenas de rocas y metal estarán nuestros aliados, que si no me equivoco, tendrán justamente el problema contrario a nosotros. Les sobrarán piedra, metal y madera..pero les faltarán zanahorias, tomates, lechugas....es decir, en base a nuestra alianza, podríamos intercambiar alimento por recursos y llegar a un acuerdo beneficioso con ellos, pero de nuevo, si no protegemos ésto, no tendremos nada, de ahí la importancia de construir un asentamiento y protegerlo, aunque bien es cierto que sin alimentos no haríamos nada. -

- Por último, yo mismo, con unos cuantos voluntarios, podría visitar el mercado del poblado e intentar convencer a algunos viajeros o descontentos de que se unan a nuestro clan, seguro que nuestras victorias hacen que más de uno se lo piense, pues nuestro clan cuida de los suyos y lo hemos demostrado ante todos, eso es algo que muchos no olvidarán. - *

Einar decidió añadir su voz al debate de nuevo. 

Debemos disponer de un salón en condiciones antes que nada. ¡Eso no admite discusión! bramó ¿Donde se cantarán las gestas del clan si no? ¿Donde colgaran los trofeos de nuestras hazañas? ¿Donde acudirán a admirarnos y reverenciarnos los clanes menores si no? Su voz se fue exaltando a cada pregunta Primero levantemos un hall digno de nuestra gloria presente y futura. Un almacén para las riquezas y tributos ¡así como una empalizada desde la que mear encima de nuestros enemigos! Soltó una risotada coreada por los otros varls

Luego ya habrá tiempo para deslomarse durante el final del verano para hacerse con comida para llenar la panza. Y quien quiera cortar leña ¡que lo haga en invierno! ¡Así entrará en calor! Y entre nuevas risotadas volvió a callar

La decisión de asentarnos cerca de la lagunilla no termina de convencerme, pero la decisión está tomada y no me parece que sea la más descabellada de las opciones. No pronuncio ninguna palabra en contra de lo que se ha dicho y me limito a seguir comiendo, mientras miro a Gerda mientras me encojo de hombros, dejándole entender que no me parece mal.

Entonces llega el momento de pensar en qué deberíamos enfocarnos. Escucho las palabras de mis compañeros y les respondo:

 - "Estoy de acuerdo con Niklas. Lo primero es encontrar alimento para sobrevivir el invierno. Con él ya en buena cantidad, nos ponemos a construir lo que necesitemos mientras vigilamos y patrullamos el terreno. Los otros recursos podemos dejarlos para el invierno pues no decaerán con el frío. Lo primero y más importante es sobrevivir y para ello es imprescindible el alimento y el resguardo. El resto puede esperar."

Como un poco más del alce, intentando mantener el calor con la hoguera aunque el clima muestra que en poco tiempo más, cuando el invierno llegue, nadie podrá sobrevivir a la interperie. Es de suma importancia hacer las cosas bien para así no caer en errores.

-Acaso están todos ciegos- estalló el gigante y viejo Varl -si hemos conseguido estás tierras es por nuestra fuerza, a base de sangre y dolor. Jerknir y el otro clan no nos quieren aquí y dudo que no intenten hacernos daños. Si nos enfocamos solo en nuestra panza, nuestros brazos se harán lentos y pesados, mientras que nuestros sentidos se harán torpes y débiles. Y cuando llegué el invierno, seguramente llegarán otros para quitarnos estás tierras, y los Varls resisten bien el invierno. En ese momento, cuando estemos cobijados entre nosotros con las panzas llenas, es cuando atacarán-. Aquel Varl había vivido largos años y conocía muchas historias. Probablemente ya había vivido situaciones similares antes y conocía el sentir de su raza, no obstante también era cierto que era un viejo guerrero curtido por la sangre y que probablemente en su visión de la vida, solo existía el blanco y el negro, sin tonalidades.