Partida Rol por web

Las colinas se notaban cada vez más solitarias conforme avanzaba el otoño y se aproximaba el invierno. El viento se había ido acrecentado en los últimos días y con éste, el frío también. La última noche había habido un frío inusual y las ráfagas de viento muy intensas por momentos, tal que muchos habían sentido que se les helaban los huesos a la intemperie. Cada vez se veían menos animales en los alrededores, probablemente por que la mayoría habían bajado al valle o estaban migrando hacia el sur. Igual pasaban con las aves, que ya solo parecía que permanecían aquellas que se alimentaban de la carroña. Hubo incluso que entre bromas comentaban que quizá solo les esperaban ellos.

Había pasado ya cerca de un mes desde el incidente en la mina y el altercado en el gran salón, y las cosas de momento permanecían en calma, aunque siempre había murmuraciones, o murmuraciones de murmuraciones. Fueron días de paz en los que el clan Lávidr pudo concentrarse en sus preparativos para el invierno. Tal era el caso del almacenamiento de recursos y alimento, y de la construcción de múltiples edificios, como eran un almacén, el mercado y el gremio de constructores, así como varias casas. Con ello, el clan estaba cada vez más cerca cumplir su meta de sobrevivir a aquellos primeros meses en aquel que era su nuevo hogar y afianzarse como un clan dominante en la región. Era por todo aquello, que la esperanza y la moral estaban firmes, en un mes más habría de llegar el invierno y estarían listos para enfrentarlos.

Aquella mañana de mediados de otoño todo cambio de forma inesperada. Apenas unas tres horas después de despuntar el sol, desde la torre de vigilancia sonaron cuernos alertando que algo sucedía, algo fuera de lo esperado. Desde la distancia, los vigiás de la torre divisaban a Hjálmarr y a Eindride que se aproximaban a toda prisa hacia el asentamiento tras haber partido a escoltar a los mineros y patrullar los alrededores, con tanta premura, que era claro que algo había sucedido y que probablemente no eran buenas noticias.

Los dos horseborn entraron al asentamiento con las palabras atropelladas y dado su dialecto particular, poco se les pudo entender en aquel momento inicial. Según su testimonio, habían divisado a un contingente de viajeros humanos harapientos y maltrechos que habiéndose adentrado en el territorio avanzaban hacia el asentamiento. Aquel grupo de personas estaba conformado por solo doce integrantes y estos decían ser parte de una gran caravana que había llegado desde el suroeste y que se había adentrado en las colinas en un intento por huir de un clan hostil que habitaba en el valle bajo las colinas y cuyo estandarte tenía un hacha.

La temporada de la caza había terminado, como lo había hecho la de las decisiones duras. Mikklas estaba en aquel momento, como reputado consejero del clan y miembro querido del consejo, ejerciendo su dignidad descansando al solecito en el portal, con el corpachón más despanzurrado que sentado sobre una silla, las piernas apoyadas en otro taburete y medio dormitando bajo la luz del sol, rascándose ocasionalmente la barriga y el culo según el grado de picor.
 

No estaba, por supuesto, escrito que durase, y el cuerno le sacó de su aviso y descanso:

-¿¡NGHRRFFFFFF!?

Minutos después estaba ya poniéndose el cuero abigarrado y la malla ligera que le servían de protección y tomando el hacha y el arco que le trajeron uno de los chicos, porque un chico aprovechará cualquier oportunidad que le des para pasar tiempo cerca de cualquier cosa con un gran poder destructivo. Mascullando entre dientes, salió de la puerta de la casa familiar y se dirigió hacia la plaza donde los compañeros estaban reuniéndose para el aviso.

-...huh.

Miró a sus compañeros.

-Bueno. Podría ser peor -tuvo que reconocer, después de recibir las noticias. Miró a Bjorn- Yo trataría de comunicarme con ellos para ver lo que podemos hacer... necesitamos manos, y ellos una bandera que les proteja. Y los capullos del hacha se la van buscando. Pero lo que diga, jefe.

Al gordo Mikklas no le gustaba en especial enfrentarse a las autoridades o tomar decisiones en contra de ellas, así que esperó a que se confirmasen las intenciones para actuar. El estandarte del hacha; no era la primera vez en los últimos meses que tenían problemas con tiranos que explotaban a los locales y el estandarte del hacha, y parecía que serían sus últimos problemas.

Todavía recobrando el aliento espero que definan que hacer con el contingente, sus palabras no me llenan de confianza al decir que son un clan golpeado por el clan del Hacha. No tenemos forma de probarlo más que lo que ellos nos dicen y eso no me dejan tranquilo. Pateo el piso con mi cuarto trasero varias veces denotando que estaba ansioso por tomar una medida preventiva, quizás esto sea una estrategia para meter gente desconocida entre nosotros y golpearnos desde adentro o incluso uno de ellos es el que viene a cometer un asesinato en contra de nuestros líderes.

Dejo que debatan dado que no tengo voto en la toma de decisiones, encima se viene el invierno y serían más bocas que alimentar y las cosas no están como para poder acoger más y más gente.

Nunca se acaban las tomas de decisiones y estar controlando todo, los humanos a veces se toman muchos descansos para todo o quizás soy yo y mis años que me quitaron la paciencia. Con un mes para llegar el invierno cada momento valía la pena y no pensaba desperdiciarlos.

Con el gremio de constructores en pie todo sería más sencillo, más manos y mejores capacitadas harían de este asentamiento uno que dentro de un par de años sería algo digno de ver. Todo mientras esa mina siga rindiendo frutos y la amenaza latente en su interior siguiera quedando dormida bajo roca.

Pero toda calma se interrumpe y en este caso el galope tendido de los dos horseborn y sus palabras aceleradas denotan que algo está pasando y es de importancia. Me acerco donde la gente empezó a agolparse pidiendo permiso y pasando a la vez para quedar lo suficiente cerca para escuchar lo que decían.

Doce personas más que sufrieron al clan del hacha y que necesitan ayuda, obviamente habría que preguntarles por qué estaban haciendo por estos lugares y otras cuestiones pero no se podía dejar de prestarles ayuda y protegerlos del azote de ese clan. - Bien hecho muchachos. - Les digo tanto a Hjálmarr como a Eindride y les doy una palmada en la espalda como gesto de aprobación por su correcto actuar. - Armemos una comitiva para ir a hablar con esa gente, veamos sus intenciones y como dijo Mikklas, si quieren estar bajo nuestro estandarte si está todo en orden los acogeremos. - Miro al resto de los integrantes del concejo para escuchar sus opiniones y ver como vamos a proceder.

El tiempo había ido pasando para el clan Lávidr desde el incidente con el Dredge y desde la ejecución en la que había acabado desembocando aquella trifulca en la taberna, un tiempo de relativa tranquilidad que permitió trabajar y avanzar con los preparativos para poder sobrevivir a su primer invierno en aquellas tierras, un invierno que cada vez daba muestras de estar más cerca. El frío y el viento se iban acrecentando cada día que pasaba al tiempo que la mayoría de animales abandonaba las tierras rumbo a zonas algo más cálidas. Sin embargo lo que sucedió aquella mañana no tenía que ver con el frío, el viento o la escasez de animales que cazar, ni tampoco con los edificios que los Lávidr habían ido construyendo de cara al invierno.

El sonido del cuerno sorprendió a Bjorn ayudando en las tareas diarias del asentamiento, concretamente transportando materiales para la construcción de una nueva casa, algo que tal vez podía no parecer adecuado para alguien de su posición, pero no era esa la opinión de Bjorn, pues consideraba que justamente por s posición debía trabajar tanto como cualquier otro de sus hermanos de clan.

Hjálmarr. Eindride ¿Qué ha pasado?- preguntó preocupado cuándo llegó a la plaza, viendo a ambos horseborn volviendo tan pronto y de aquella forma -Tienes razón Mikklas, hemos de salir a su encuentro- dijo, respondiendo a este tras haber escuchado las explicaciones de Hjálmarr y Eindride -Si esa gente está realmente en problemas, debemos ayudarles- les dijo a los allí presentes, pues la descripción de su estado le recordaba demasiado a como había estado él y su gente antes de encontrarse con su futura esposa y los suyos. No los abandonaría.

Noto que Hjálmarr está intranquilo dado que no para de patear el suelo. Es como si estuviera gritando su desconfianza a todos pero sin mediar palabra alguna. - Vayamos prevenidos por las dudas, ayudaremos pero tampoco iremos ciegos y con los brazos abiertos. Uno nunca sabe. - Le hago señas a los dos horseborn para que nos indiquen el camino y de paso divisen como están los por ahora forasteros antes de nuestro arribo y a unos guerreros más que estén dando vuelta.

Bjorn y el resto del consejo partieron al encuentro de aquellos viajeros tras recibir las noticias de Hjálmarr y Eindride. Tenían el interés de ayudarlos, pero del mismo modo no querían caer en ninguna trampa por lo que los horseborn se desplegaron para explorar la zona y adelantarse a su encuentro. Llegado el momento, el propio Eindride les saludó cuando por fin llegaron hasta donde los viajeros se encontraban y les pidió reunirse en asamblea mientras indicaba a algunos de los viajeros que se acercaran para reunirse con ellos. Fue entonces cuando quedó claro el estado de aquellos viajeros, los cuales no parecían haber sufrido hambre en los últimos días pues tenían un buen aspecto físico, pero claramente habían luchado recientemente y no habían salido bien librados de su batalla. Uno de ellos estaba tan mal herido que le llevaban en una camilla improvisada que cargaban los propios exploradores, mientras que otro había perdido un brazo y se mostraba atontado al caminar; del resto, se podría decir que con un descanso de un día o bien una semana, estarían listos para combatir si fuese necesario, pero en aquel momento, solo se podría contar con un par de ellos quienes se encontraba junto a Bjorn presentándose ante el consejo del clan Rotensnö.

El consejo conformado por Bjorn, su esposa Embla, Mikklas, Wulfrig, los horseborn Islab, Eindride y Hjálmarr, Asbjörn, Fridtjof y Gunnar, se reunió entonces con aquellos viajeros, los cuales según les contaban, no eran el lideres de la caravana con la que habían llegado ellos y los otros diez viajeros. Lo cual causó cierta confusión y asombro entre el clan pues aquellos hombres daban a entender que no se trataba de solo una docena de viajeros sino de muchos más. Estos hombres les contaron que una caravana de cerca de 120 integrantes había viajado hasta el valle en busca de un nuevo hogar, tal como habían hecho el clan Rotensnö y el clan Lavídr mucho tiempo atrás, y su intención era justamente conseguir establecerse en el prometedor valle del cuerno gris. Aquella caravana estaba conformada por viajeros dispersos y algunas pocas alianzas que se habían aliado entre sí para emprender aquel viaje, jalando con ello a otros quienes también deseaban una aparente mejor vida. Esa caravana había llegado a la boca del valle la noche anterior, justo a los dominios del clan Økskrig, aquel clan violento cuyo estandarte era un hacha de guerra en un campo verde y que estuviera aliado al propio Jeknir.

El clan Økskrig había atacado a la caravana apenas introducirse en el territorio de estos, y a pesar de superarlos por casi dos a uno en combate, la caravana fue derrotada abrumadoramente. Aquellos hombres consideraban que al menos una cuarta parte de la caravana había muerto en la batalla y que el resto se había dispersado en los alrededores del valle, dejando atrás todos sus alimentos y recursos, los cuales eran bastos. Un grupo de atacantes del clan Økskrig les dio casa mientras huían de la batalla hacia las colinas cercanas, logrando solo ellos doce llegar a los dominios del clan Lavídr mientras que otros doce miembros de la alianza que conformaban, ahora eran prisioneros o estaban muertos. Pero cuando hubieron expuesto todo, aquellos hombres no dudaron en solicitar dos cosas al clan Lavídr, rescatar a sus compañeros capturados y vengarse. Aunque claramente habría una tercera opción que podría ser más rentable para el clan, aunque podría suponer un altercado con otro clan el cual claramente era muy fuerte y tenía aliados muy fuertes.

Mientras el grupo deliberaba un soldado les interrumpió anunciándoles que un mensajero había llegado desde el este, el clan Rotensnö les enviaba un mensaje urgente:

"Un grupo de doce hombres harapientos y maltrechos han acudido a nuestro poblado declarando que pertenecen a una caravana más grande que venía del Suroeste que, supuestamente, ha sido atacada por un Clan hostil que está ocupando el sur del Valle y cuyo estandarte muestra un Hacha. Solicitamos refuerzos ante la amenaza de un inminente ataque. Hemos enviado exploradores para confirmar que no es una trampa y verificar la historia." 

No había más información y no era claro si se habían topado con algo similar a lo que los mismos Lavídr se habían topado.

Miré a los desdichados que tuvieron la mala fortuna de ir por el camino incorrecto en el momento equivocado, observé como procedían los únicos dos que estaban en condiciones de actuar y oficiar de representantes de la ahora escueta caravana. La gente que los atacó no demostraron tener piedad en momento alguno y quién rige en este lugar mucho menos, mis manos se cerraron en puños que se apretaron al punto de ponerse de diversos colores que van del blanco al rojo porque la sangre se quedó trabada. Necesitaban que alguien los cobijara y nosotros agrandar nuestros números. - Me presento ante ustedes, me llamo Wulfrig y represento a buena parte de los Varls. Lamentamos lo que les ha sucedido y nos llena de frustración que alguien haga algo así con gente de buenaventura. Ahora les pido que nos den un momento para dialogar y tomar unas decisiones sobre todo lo sucedido. - Me retiré un poco dándonos espacio y esperé a que el resto del grupo me acompañe pero esa idea se vio truncada con la aparición de un guerrero del clan aliado dándonos noticias urgentes. Lo primero que me llamó la atención es que la situación era prácticamente la misma que la de la gente que teníamos delante. Esto es una provocación del clan Økskrig y nos quieren tentar a ir a visitarlos para caernos encima o de nuestros desguarnecidos lugares si enviamos mucha gente. - Esto huele muy feo señores, huele a trampa por parte de ese clan y quizás hasta Jerknir esté tras esto para quedarse con todo lo que hemos conseguido. -

Durante el encuentro con los foráneos e incluso cuando llegó la comitiva me mantuve alejado del grupo buscando siempre estar alerta de los extraños como de posibles amenazas que estuvieran alrededor. Hasta llegué al punto de buscar si había un espía dando vueltas por ahí y estaba escuchando que decidían sobre este hecho nuestros líderes.

Nada de todo esto me gustaba y era todo demasiado casual como para que sucediera porque si, las palabras de Wulfrig denotaron mucha verdad y quizás no siguió explayando para no descubrirse todos sus pensamientos delante de extraños. Pero dejé de escuchar sobres las decisiones que tomarían los líderes y me limité a continuar escudriñando los alrededores.

La sombría expresión de preocupación en el rostro de Bjorn se iba haciendo más y más profunda conforme averiguaba más de aquel incidente. Por cómo se habían comportado cuando se los encontraron por primera vez, no dudaba que los guerreros Økskrig debían de haber atacado a aquella caravana sin que hubiese más motivo que saquear y matar.

Sentimos mucho lo que os ha ocurrido, conocemos un poco al clan que os atacó, y desde luego son unos bastardos sin honor alguno- les dijo a los supervivientes -Y aunque tal vez nuestro clan no sea tan grande ni prospero como el de esos malnacidos, si tenemos honor, y por él os prometo que haremos cuanto esté en nuestras manos para ayudaros- les dijo -Por ahora, intentad descansar- añadió antes de despedirse y retirarse junto a los demás a deliberar.

Tal vez… o tal vez simplemente actuaron como los bandidos que son, aunque no dudo que intentarán usarlo contra nosotros sí pueden- le respondió a Wulfrig tras ver el contenido de la misiva de sus aliados -Debemos reunirnos con ellos y actuar en conjunto para convocar una asamblea con el malnacido de Jeknir- les dijo -Puede que no tenga honor alguno, pero mientras no le demos excusas para hacerlo, no podrá atacarnos abiertamente- argumentó -Y también deberíamos intentar peinar nuestras tierras, puede que ellos no sean los únicos supervivientes que han logrado llegar hasta aquí… y si los bastardos de los Økskrig se han atrevido a entrar en nuestro territorio, tendremos una causa justa para actuar contra ellos- añadió.

Respecto a ellos…- dijo tras unos segundos, mirando a los doce supervivientes -Ofrezcámosles cobijo en el asentamiento- propuso -Estarán más seguros que fuera, y podrían ayudarnos mientras lidiamos con Jeknir y los Økskrig- dijo.

Si los acogemos, damos motivo a los Økskrig para atacar- gruñó Gunnar, quien se había mantenido en silencio hasta el momento y sin quitar la vista de encima a los doce supervivientes, como si esperase que se volviesen contra ellos y atacasen en cualquier momento… lo cual era básicamente la forma en la que siempre miraba a los desconocidos e incluso a muchos miembros de su propio clan -Y se acerca el invierno- añadió, dando a entender que tal vez no fuese buena idea tener más bocas que alimentar.

No me gustó todo lo que dijo Bjorn porque tenía una idea fija con respecto a lo sucedido y no incluía el hablar con Jeknir para informarle de algo. Más sabiendo lo sucio y tramposo que era ese sujeto haciendo quedar mal a nuestra raza. - Bjorn mira, esto no se va a resolver delante de Jeknir. Lo más que vamos a poder hacer es siempre sin delatar nuestras acciones y coincido con que tenemos que reunirnos con nuestros aliados si es necesario. Pero ir con Jeknir es ir a perder el tiempo y dar a conocer lo que queremos lograr. Encima hay miles de recursos dispersados que nos son necesarios para el invierno y no podemos desaprovecharlos. De nuevo, para mi esto se tiene que resolver sin que Jeknir se entere y tampoco los Økskrig. Incluso si podemos hacernos ver como los del clan Garra de Hielo mejor para quitar las sospechas sobre nosotros. -

Tienes razón, hablar con Jeknir es probable que no resuelva nada- le dijo Bjorn a Wulfrig -Pero aunque el maldito bastardo carezca por completo de honor, nosotros no somos como él ni como los Økskrig- dijo -No digo que no debamos actuar rápido, pero no escondiéndonos o culpando a otros, no cuando seguimos una causa justa- dijo -Además, llevar esto a la asamblea impedirá que el malnacido de Jeknir pueda actuar abiertamente contra nosotros en caso de que terminemos enfrentando a los Økskrig. Si no, perdería el apoyo de su pueblo- añadió.

- Prefiero hablar primero con los Rotensnö antes de ir con Jeknir e ir ambos con el mismo discurso o por lo menos estar de acuerdo en que se va a hablar y no, hasta donde vamos a presionar. Si cada uno va por lo mismo pero planteando las cuestiones de diferente manera perderíamos peso antes de empezar. -

En eso tienes toda la razón- dijo Bjorn, asintiendo a las palabras de Wulfrig -Hablar con nuestros aliados Rotensnö debe ser lo primero que hagamos, e ir luego unidos y con una sola voz a la asamblea con Jeknir- le dijo -Solo así tendremos opciones de lograr algo- añadió.

La situación era claramente conflictiva para el clan Lávidr y si bien podrían darle la vuelta a todo y simplemente dejarlo pasar, era claro que en la opinión de la mayoría, había mucho en juego. Del mismo modo pensaba Islab, líder de la alianza de horseborn que pertenecían al clan.

– De forma fácil se quema los dedos un niño cuando juega con las brazas ardientes de una hoguera que aun sigue encendida – dijo la comerciante y cazadora a modo de reflexión generando distintas reacciones, algunos como Asbjörn se mostraban de acuerdo y consideraban que la mesura era la mejor arma para aquella batalla que tenían que enfrentar. Otros como Fridtjof aunque reconocían la sabiduría de aquellas palabras desaprobaban que tuviera que asustarles sin siquiera haber empezado a acercarse al fuego. Y finalmente unos pocos como Hodur, el guardaespaldas del mender renunciante, simplemente no entendían que había querido decir la cazadora, y por ello, simplemente actuaban como si ésta no hubiese hablado.

– Si vamos a permitir que estos doce viajeros que han sobrevivido al ataque monten un campamento en nuestros dominios, lo mejor será darles a su vez todo lo que necesiten, sanar sus heridas y permitir que descansen. Mañana mismo se les puede presentar la oferta de unirse al clan, la cual, quizá algunos decidan aceptar hasta que todo esto haya terminado – concluyó la cazadora tras la primera decisión tomada, la cual, prácticamente había tenido unanimidad dentro del clan.