Partida Rol por web

Os subís a los coches, llevando a la cría de copiloto en el que dirige la marcha, y avanzáis durante unos diez minutos, retrocediendo en varias zonas pues la pequeña había cometido varios errores al dirigiros al lugar donde raptaron a su madre.

Finalmente llegáis a vuestro objetivo, dejando unos quinientos metros de distancia para que el ruido de los motores no alerte a vuestros enemigos. El lugar es una cueva que se adentra en una abrupta montaña. No hay movimiento ni indicios de presencia alguna por este lado del monte.

Yo, yo quiero ir con vosotros, quiero ver como está mi madre -os pide la cría antes de que decidáis entrar en la caverna.

Un lugar perfecto para cobijarse o para tender una emboscada, perfecto, estoy ansioso por entrar y ver que ocurre -comenta el hombre con ironía.

Asentí a las ordenes de la sargento y viaje con los demás, al llegar note la cueva y la petición de la niña.

Me arrodille y la subí a mi espalda, haciendo que se aferrara con los brazos y las piernas, y sacando el arma.

-"Solo mantente quieta y agárrate y bien y deja el resto a nosotros, si?"-

El explorador había quedado enmudecido ante la visión de la niña. Tan desamparada como su propia hija, por quien hacía todo aquello, por quien había vuelto a aquella vida de caminos pedregosos y cuevas oscuras...

-Ha tomado la decisión correcta -dije a la Sargento-. Si me necesitáis iré con vosotros a la cueva.

- La niña se queda - dijo autoritaria la sargento. A parte de que podía ser peligroso.. si era una trampa, esa niña era la clave, mejor dejarla con los soldados y tener una carta que jugar. - Te traeremos a tu madre, pequeña - le dijo mirándola a los ojos - Movámonos, ya hemos perdido suficiente tiempo 

La niña se sube en Ethan y, por primera vez desde que la habéis conocido, parece sentirse segura y confiada. Su estado de ánimo cambia totalmente cuando escuchas las órdenes de la sargento -No, quiero ir con vosotros, quiero encontrar a mamá. ¡Mi mamá! -solloza la cría desconsoladamente, aún sobre la espalda del explorador.

-"Sargento...usted esta al mando si, pero solo tenemos que rescatar a su madre y dejar a esta niña con ella, de traer a la madre solo estaríamos agrandando la cantidad de gente en el viaje, algo que no necesitamos, ayudemos a esa mujer, dejemos a su hija ahí y sigamos, aunque por supuesto es usted quien manda"- dije intentando convencer a la sargento, mientras miraba a la niña y la sonreía para que se tranquilizara.

-Con su permiso, sargento, creo que Slate tiene razón -intervengo impaciente-. Si él se compromete a cargar con ella y a impedir que resulte un estorbo, lo mejor es que la llevemos con nosotros. Entremos a la cueva de una vez y zanjemos este asunto... señor.

- ¿No os vais a cansar de comentar todas mis órdenes? - empezaba a cansarse de que todo el mundo diese su maldita opinión sobre lo que ordenaba. - Está bien, la niña puede venir, pero os encargaréis de ella personalmente. Si algo le pasa al a niña, será vuestra culpa - Sentenció - Vayamos de una puta vez. 

Wenceslao y Gora encabezan la marcha, seguidos por la sargento Tara, Mara y Curtis. Tras ellos van los exploradores, Rhadis Tren y Ethan, con la niña sobre los hombros. Cerrando la marcha se encuentra Z, que vigila con atención todo el terreno para evitar emboscadas.

La boca de la cueva es muy amplia, con restos de animales en la entrada. Sin duda alguna fue usada en otro tiempo por algún animal de gran tamaño o una manada de perros. Conforme os adentráis la cueva se va estrechando y no podéis ir ver más allá pues, aunque no os habéis percatado de ello, la senda no es recta y, al inclinarse, hace que la luz del exterior no penetre en la cueva. Delante vuestra solo hay oscuridad.

-"Recuerdas el camino?"- le susurré a la niña, mientras miraba a los demás, creía recordar que contabamos con linternas, aunque al mismo tiempo, estas revelarían nuestra posición...

Tara esperó a que la niña contestase y miró a sus compañeros, debían iluminar el camino. Ir a oscuras era un peligro demasiado grande. Hizo un gesto a los soldados que los acompañaban, instándoles a usar sus linternas. 

Sin hablar, Rhadis se colocó al frente grupo al llegar a la negrura pues confiaba en su instinto y su experiencia para poder evitar allí males mayores. Con manos firmes extrajo de la mochila la desgastada linterna y la encendió, al tiempo que comprobaba la corriente que pudiera soplar de las galerías subterráneas.

Espero a que los soldados enciendan sus linternas pero no saco la mía de mi mochila. Unas pocas luces bastarán para iluminarnos el camino y no conviene gastar más de lo necesario. Aún queda mucha misión por delante.

Sin embargo sí saco mi pistola, la compruebo y la guardo a la espalda, bajo el cinturón.

La niña le responde a Ethan con un susurro -No, no se, yo no he entrado en esta cueva. 

Trent se coloca encabezando el grupo y enciende una de las diez antorchas que llevan. El fuego ondulante muestra las negras paredes y las afiladas piedras que la forman. Avanzáis con cuidado unos cuantos metros más y llegáis a un lugar en el que la cueva se amplía por todos lados. Con la antorcha no llegáis a ver el final de la cueva.

Curtis ajeno a casi todo cuanto le rodeaba hizo lo propio y encendió una antorcha ientras caminaba al parecer despreocupado por la zona, calculamdo sus pasos y aguzando el oído en u intento de escuchar algo mas alládel trémulo eco de sus pasos, caminaba desarmado pues confiaba en Mara y en la sargento mientras el se dedicaba a las cosas que realmente sabía hacer.

Escuché a la niña y suspiré, Rhadis encabezó la marcha encendiendo una antorcha y yo comencé a seguirlo despacio, fijándome bien donde pisar.

-No os disperséis -aconsejo en susurros- Permanezcamos juntos. Exploraremos la cueva desde la pared más próxima siguiendo el perímetro. Así evitaremos demasiados frentes en caso de que esto sea una emboscada. Si nos atacan, pegad la espalda en el muro y defendeos de lo que sea.

Tara avanzó siguiendo al grupo. Estaba algo más en la retaguardia, observando desde detrás lo poco que las luces podían enseñarle. Caminaba como le habían enseñado a hacerlo en silencio. Iba algo ladeada y cruzaba una pierna tras la otra.. midiendo muy bien sus pasos. 

Avanzáis pegados a la pared siguiendo a Rhadis Trent y su antorcha. Curtis a su vez encendió un antorcha y caminó con cierta tranquilidad, acompañado por Gora.

Veis que en algunos lugares de la roca algo ha cavado pequeños agujeros que parecen tener gran profundidad. Sin embargo por la mayoría de ellos no cogería ni la cría que lleva Ethan sobre sus hombros.