Partida Rol por web

Las sospechas se tornan en realidad, las palabaras del detectiven querían señalar una cosa pero sus actos, sin lugar a ninguna duda, decian otra muy distinta.

Comienzo a caminar tras el parapsicólogo, junto a Mike, mientras en mi cabeza se agolpan infinidad de preguntas sin respuesta, miedos, e inquietudes, y observo, detenidamente, todo aquello que ocurre a mi alrededor.

- ¿Crees que el Señor Rush ha sido realmente sincero con su historia?- le susurro a mi amigo, en un tono lo suficientemente bajo como para poder ser oida solamente por él.

Al salir del mausoleo, el aire tormentoso golpea tu rostro. Afortunadamente, no llueve, pero el suelo está embarrado por completo y te impide correr hasta la casa tal y como sería tu deseo.

Te alejas a buen paso del cementerio y te internas en la senda que os trajo hasta allí. Los pantanos nunca te habían parecido tan siniestros como en ese momento y cada ruido te sobresalta, esperando un encuentro tan horroroso como el que ha tenido lugar en el mausoleo. Apresuras el ritmo, mientras por el camino rezas para que tus compañeros logren sobrevivir hasta que puedas volver con ayuda...

Solomon ha olfateado su presa y se dirige hacia ella. Es bastante silencioso, pero aunque no hace ruido, es dificil ocultar 450 Kg de masa pulsante y viscosa...

Aunque no puedes oir nada, ves algo que llama tu atención, es solo una sombra, pero no parece corresponder a ningún arbol...

Mike la observó con cuidado, el pánico volvió a recorrerle el cuerpo ¿Qué era esa sombra?, sus manos sudaron y continuó con su camino mientras hablaba en voz alta para tratar de llamar la atención de la sombra e identificarla. Mentalmente hubiera rezado, si hubiera creído en algún dios.

-¿Joseph? ¿Joseph eres tú? - intentó por todos los medios que su voz sonara valiente y que no reflejara su estado real, era difícil decir si lo consiguió.

El profesor llama a su compañero y amigo, esperando contra toda esperanza que sea éste el que ha acudido, pero ante él se presenta una masa pustulenta e informe, que parece andar sobre cuatro patas y que está recubierta de retorcidos apéndices.

Es una visión espantosa, sobre todo porque la cara parece ser de alguien que tiene una parte humana. Se mueve con agilidad a pesar de sus 450 Kg. y parece que se dispone a atacar...

Mike parpadeó varias veces pensando que la oscuridad y su cabeza le estaban jugando una mala pasada, sin embargo el terror embargó su cuerpo y la locura comenzaba a apoderarse de su interior, dudó durante unos instantes en lo que debía hacer y fue finalmente cuando decidió que la única alternativa que le quedaba era la razonable estrategia de seguir corriendo como alma que lleva el diablo hacia la mansión para buscar ayuda de forma desesperada. Huir, huir era la mejor alternativa.

Aunque se ha frustrado su intento de atrapar a Mike, Solomon no parece muy dispuesto a perder su presa, de manera que se lanza en su persecución. El profesor, muy lentamente, le va sacando ventaja, pero ¿podrá mantener el ritmo lo suficiente para alcanzar la casa?

La persecución se inicia en la noche húmeda de Luisiana. Por suerte, la luna ilumina lo suficiente el camino como para poder correr sin tener que preocuparse también de enfocar con una linterna. Poco a poco, Mike va sacando ventaja a Solomon, pero la carrera es larga y los años de vida sedentaria y cómoda como profesor de universidad le pasan factura ¿podrá aguantar el ritmo?

El practicar con las katanas parece que le mantiene en forma

Pese al agotamiento por el viaje, la falta de ejercicio continuado y el llevar tantas horas despierto, Mike aguanta el ritmo.  El terror que le provoca la criatura le hace que saque fuerzas de donde no las tiene y siga corriendo.

A pesar del esfuerzo, Mike sigue sacándole ventaja a la abominación que le persigue, pero la casa parece estar a un mundo de distancia...

Mike seguía concentrado en correr y por cualquier cosa del mundo no quería mirar hacia atrás para comprobar si le perseguían.

Una punzada en el pecho anuncia a Mike el tremendo esfuerzo al que está sometiendo a su cuerpo, el ritmo de carrera es frenético y parece que no puede manternerlo, de manera que ese engendro blasfemo recupera un poco de la ventaja que le sacaba el profesor al principio, pero aún no ha acabado la carrera. 

El profesor apretó los dientes y espoleado por el miedo, la adrenalina o vaya a saber el qué, pudo correr con algo más de efectividad.