Partida Rol por web

Ay, ay, compañero, qué difícil me lo pones... eso no es declarar una acción! Y tiene varias cosas que NO cuadran, así que voy a tener que alterarla pequeñamente ;)  

Un objeto tintineó contra la bota de Shadowmancer, que observaba la escena. Bajó la vista y vio una rudimentaria navaja que algún otro preso de la pelea campal que ahora estaba desatada en el gimnasio debía haber perdido.

"Pero que tenemosss acá, Jimbo.... ssssi"

Shadowmancer se agachó, tomó la navaja y la miró detenidamente. Sonrió y le pasó la lengua por el filo. Rápidamente la escondió entre sus ropas, para luego dirigirse a un costado. 

"Obssservemossss Jimbo... cualesss ssson sssuzz puntos débiles, cualesss zzusss fuertesss..."

Alexander mira a su alrededor, el guarda esta tumbado, ve la tarjeta, pero sabe que cualquier intento de cogerla seria registrado por las camaras, y aunque la cogiera abriría una o dos puertas antes de que anularan la tarjeta o viniera un equipo de choque. No podia apoyar esta rebelion tan estupida, aunque llegaran a coger rehenes, los guardas tenian el mismo precio que los presos para los peces gordos de la prision, dirian que murio como un heroe y eso seria lo unico que llegaria a la prensa, si es que llega algo, quiza solo llegue un gran un cambio de casa y un gran cheque para su familia.

Alexander coloca las hebillas del guarda y empieza a arrastrarlo hacia el grueso de los guardias. Con la mirada busca al Capitan, sabe que esta mirando la escena y le dirige una mirada pidiendole ayuda, hay algunos que seguirian al Capitan y necesitaba un poco de cobertura hasta llegar a los otros guardias o, quiza el Capitan lo pueda llevar con mas rapidez y librarme a mi del peso de ayudar a un guarda delante de los demas presos.

RZ busca a su alrededor algo con lo que golpear a los guardias.Aún herida sus labios esbozaban una sonrisa y en su estómago tenía "ese" sentimiento que indicaba que la adrenalina empezaba a recorrer todo su cuerpo.

Un motín, no pensé que fuera a saltar por tan poco.

-Vamos compañeros, ahora empieza el verdadero espectáculo-grita entre todo el tumulto.

Agh, si tuviera mis poderes como en aquel 1 de mayo en Berlín.

Vortex se puso en pie, mirando hacia arriba, realmente no sabía muy bien que había pasado, pero ahora rondaba una palabra en su nublada cabeza, que empezaba a recordar cosas. Jeh, murmuró, mi nombre, es Jeh, finalmente había conseguido la primera pieza del puzzle que era su cabeza, y ahora tenía algo en qué centrarse. La ronca y gutural voz de Vortex, pilló, a algunos que andaban cerca desprevenidos, pues era la primera vez que le escuchaban hablar, para muchos, Vortex, no era más que un yonki forzoso, pues le mantenían drogado prácticamente todo el tiempo. Realmente nadie sabía cuáles eran sus poderes, de hecho, ni siquiera él lo sabía por culpa de tantas drogas. Sin embargo, su forma física era excelente, muy por encima de la media humana normal, lo cuál habría hecho el deleite de los presos y de los guardias que apostaban en las peleas, si no fuera por su maltrecho estado. Obviamente, nadie se arriesgaría a quitarle su "medicacion" y a devolverle la cordura a un tipo tan peligroso.

Una mano ensangretada pasó por los recuerdos del egipcio. ¿Que era eso?, ¿porqué lo recordaba ahora?, ahora sólo había algo más en qué centrarse, mientras intentaba abatir el dolor causado por el tácto del portal de energía que había tocado hace un instante.

Por...un momento....he sido...yo mismo..otra vez....

Debo.....iniciar..mi camino.....de nuevo.

Y con esas mismas palabras, se volvió a sentar, mirando de nuevo al vacío, escuchando el griterío de los presos que montaban un pequeño motín, que no tardaría mucho en ser finalizado.

Ensangrentado y maltrecho, José se arrastra despacio, desde debajo del cuerpo inerte del gigante escamoso. A su alrededor la pelea se ha convertido en un enfrentamiento generalizado entre guardias y presos, que amenaza con derivar en un motín a gran escala. 

Levanta la cabeza y se ve enfrentado al cañón de una escopeta. El reflejo del mismo sobre la máscara del guardia parece observar a Down con dos grandes, negros ojos. 

Down le sonríe desde el otro lado del arma.

DOWN: Ahora sí estoy excitada.

Down martilla la escopeta.

José emite un sonido, evidentemente aterrorizado. 

DOWN: ¡Cómo me ponen los chicos rudos!

Down arroja la escopeta hacia arriba, la hace dar una vuelta, para atraparla por el tubo y la blande por encima de un hombro.

DOWN: Déjame intentarlo a mí, ¿sí?

José intenta gritar, pero no llega a emitir sonido. 

CÁMARA LENTA

La culata de la escopeta impacta violentamente contra un costado de la máscara del guardia. El casco se suelta, salta junto con varios de sus dientes que vuelan por el aire, acompañados por un escupitajo de sangre. 

Se desploma inconsciente. 

Down se inclina para observarlo con curiosidad. José es morocho, con los labios desfigurados y bañados en sangre. 

DOWN: ¿Y…? ¿Lo disfrutaste tanto como yo?

Un guardia se abalanza sobre ella desde atrás. Sosteniendo la cachiporra por ambos extremos, la pasa por sobre la cabeza de Down y la presiona contra su garganta. Down aprieta los dientes, levanta la escopeta y golpea con la culata sobre una de las botas del guardia, que lanza un grito de dolor. Down eleva la escopeta hacia atrás y lo golpea en la cabeza.

El guarida suelta la cachiporra y retrocede tambaleante. Down se da media vuelta y, sosteniendo la escopeta por los extremos, se le encaja al guardia en medio de la traquea. Cuando este retrocede a los trompicones, llevándose las manos a la garganta, le da una patada frontal en el pecho, que lo impulsa haciéndolo estrellar contra las butacas.

Por el rabillo del ojo, Down percibe un movimiento a sus espaldas. Se da vuelta justo a tiempo para poder agacharse y esquivar la cachiporra de otro guardia, que pasa zumbando a centímetros de su cabeza.

Aprovecha su postura para descargar un violento golpe con el tubo de la escopeta en la ingle del guardia, la misma rebota en la armadura pero Down la engancha por detrás de su rodilla y lo obliga a caer hacia delante, golpeando sonoramente con las rodillas en el concreto del suelo.

Down mira alrededor y se ve rodeada de guardias, que se aproximan a ella, apuntándole con sus armas y gritándole.

Levanta la escopeta y mete la punta en el cuello de la armadura del Guardia arrodillado frente a ella, donde supone que es su punto más débil. 

DOWN (a los guardias): ¡Escuchad! ¡La perra psicópata tiene un rehén! Dejad las armas en el suelo o le vuelo la cabeza a este bastardo.
 

Desde su posición elevada en el medio del ring (en donde están caidos tanto Tank como Yunque, el primero intentando moverse lentamente, el segundo convulsionándose violentamente), Ráfaga apunta friamente con sus brazos y va abatiendo a los presos con descargas azules de llamas. El sonido de los gemidos tapa los gritos de la pelea, y los guardias terminan de abatir a los demás, con golpes y el ocasional uso de las muñequeras.

Algunos presos intentan escapar de las represalias, pero las puertas se encuentran completamente cerradas con fuertes puertas blindadas anti-impacto. 

De una puerta lateral, que se cierra inmediatamente tras su paso, Golden Tiger (un hombre alto, flaco de angulosos rasgos), salta al gimnasio y aprovecha para golpear a los presos que todavía no entienden que esto se terminó. Pasa cerca de Alan y Shadowmancer, noqueando violentamente al oscuro preso que pateaba al primero. Luego desgarra el pecho de un preso que se interpone en su camino, salta sobre Chatuc (el hombre-lagarto), tumbándolo. Una vez en el piso, tres guardias lo inmovilizan y le aplican un tranquilizante, sus armaduras rechinando por el esfuerzo de contenerlo.

Los guardias alrededor de Down y Rote se corren, dejando pasar a "Giro" Fernandez, el líder del ECE. Giro no lleva la armadura de la prisión, como Ráfaga, sino que mantiene su antiguo uniforme azul y gris. 

Vamos bonita... realmente puedes volarle la cabeza a un hombre? Tira del gatillo - dice Giro friamente.

Down siente la mirada de los guardias sobre ella. 

El pelado intenta apartarte de un golpe, pero lo detienes con el antebrazo y con tu mano libre le aplicas un fuerte  puñetazo en las costillas. Se vuelve hacia ti, furioso.

Mierda de héroe, acá no vales nada, ¡nada! Vas a pagarme ese golpe, con intereses.

Un impacto de Ráfaga pega en la pared. La estática te eriza los pelos. El pelado da media vuelta y se confunde entre sus matones, gritándole al muchacho: Tú también me debes, no te olvides... porque yo no me olvido.

Gracias, - te dice el muchacho, y muy serio te da la mano.- Me llamo Richard, Richard Ripson. Pero todos me dicen Gear.

Pero tu atención inmediatamente se dirige al otro extremo del gimnasio, donde Down está en problemas.

Entiendo que no has tenido mucho para hacer, pero siendo como es tu personaje, y su estado actual, me gustaría ir poniéndolo en situaciones cada vez más centrales, como si un destino lo fuera poniendo en el medio de la acción, y recordando de a poco retazos de su vida, de su forma de ser verdadera, como visiones ó alucinaciones. Qué opinas? 

Dejas al guardia a un costado, contra la pared. Nadie parece prestarte mayor atención, concentrados como están con Ráfaga, Down y Giro.

Bueno, casi nadie. Saliendo de las sombras, casi donde estabas tú hace unos instantes, aparece un hombre enfundando en una impresionante armadura. 

Has hecho bien, oui. - Asiente levemente con la cabeza, toca al guardia en el pecho y una imagen tridimensional del mismo flota en el aire sobre él. Algunas partes de su cuerpo titilan levemente, pero la imagen se apaga antes de que puedas observarla con detalle.

Merci. Estás herido? - Niegas con la cabeza. Conoces a Machina, del ECE, desde lejos... pero siempre te lo pintaron como alguien más preocupado por las máquinas de las instalaciones que el bienestar de un guardia, o un preso.

Très bien. Machina se cruza de brazos y observa cuidadosamente a los demás presos. Te alejas lentamente de él, tampoco es cuestión de que te vean como un traidor los otros presos.

Te quedas en el suelo, de apoco vas recuperando el control sobre tu cuerpo. Notas que la muñequera que te queda zumba por lo bajo, seguramente en overdrive para compensar la pérdida de su gemela... conoces la sensación, está activa nuevamente. Pero al ser una sola no te sientes tan adormecido como de costumbre, tan... débil.

A escaso metro y medio, Ráfaga observa la acción, putea y ocasionalmente descarga un rayo contra un preso que rehúsa arrojarse al suelo. Yunque yace sobre el ring, los ojos en blanco y saliva cayéndole de la boca entreabierta. Si alguna vez llegan a activar una muñequera de esa forma contra tí... tiemblas inconscientemente con solo pensarlo. Tal vez tenga el cerebro frito.
 

Solo tengo una muñequera..si me la arranco de golpe como la otra, no quedara ninguna que pueda dejarme ko como la vez anterior y luego podre arrancarle el jodido cuello al mamón de las descargas azules.

Con las ganas que tenia de fiesta...

Con un gesto rápido, me arranco la muñequera que me resta.