Partida Rol por web

El doctor Alfonso "Remiendo" es mucho menos respetuoso de lo que su fama ya mala le precedía. Tiene un acento mejicano realmente marcado y ni siquiera parece que sepa hacer su trabajo.
Joder.-Víctor piensa en lo mucho que le gustaría volver a Europa, dejar atrás toda ésta mierda y tomarse un largo período vacacional. Tan pronto como se recupere de sus heridas de bala. El matasanos le ha cosido bien y aunque aun se encuentra algo cansado, se puede decir que está como nuevo. No es lo mismo que se puede decir de su compañero. El doctor mejicano entró en su habitación y le dijo que su compañero había muerto durante la operación porque había tardado mucho en traerlo. Menos mal que mis heridas sólo necesitaban un remiendo y no pasar por tus manos de cirujano barato.-Fue el pensamiento que rondó por la cabeza de Víctor.
El siguiente paso era simple. Llamar al tipo importante y contarle lo que había pasado y el tipo importante solucionaría el problema mandando a Joe.

Joe era un tipo de los famosos y en el mundo en el que se movían el doctor, el profesional y el cadáver, ésa era una fama difícil de conseguir.
Sobre la polvorienta carretera que entra hacia la granja, un coche apareció. Era un coche elegante y simple a cuyo volante estaba otro tipo igual de elegante. Joe era lo más parecido al señor Lobo de pulp fiction que existe sobre éste planeta y seguramente tendría varias cientos d ecosas mejores que hacer que limpiar el trabajo de unos matones de medio pelo.
Joe estaba un poco hasta los cojones de conducir y quería acabar cuanto antes con éste trabajo. Dejó el coche al lado de lo que parecía el aparcamiento y se bajó del mismo.

El doctor estaba pasando el rato en su habitación, la única con una cama de toda la granja. Apagó el televisor en donde estaba viendo una película de las que a él le gustaban: dos rombos y con menores. Miró por la ventana y vio como se bajaba del coche Joe. No me gusta nada tener invitados no deseados en mi granja.- Pensó para si mismo. Mal asunto.

Mensaje sólo para ti: El cadáver del tipo al que reventasteis a balazos está en tu coche, junto con un rifle cargado con tres balas. El coche está cubierto por una lona en el interior del granero.

Joder... que puto calor...

La puerta del Chevrolet Sedan se abre con un ligero chirrido debido al polvo del camino.

Mierda de desierto... Va a terminar jodiéndome el coche nuevo.

Joe observa el lugar. Un trabajo sencillo. Se ajusta sus gafas de sol modelo retro y se palpa con disimulo la pistola alojada en su funda sobaquera. Lleva una camisa hawaiana muy vistosa, que le queda demasiado ancha. El sudor se le pega a sus pantalones de lino blanco. Joe entorna los ojos detrás de una densa voluta de humo que sale de su cigarro. Pega una profunda calada y tira el cigarrillo al suelo. No se molesta en apagarlo.

La arena hace un ruido característico cuando avanza. Llega con paso decidido a la puerta principal de la granja. Sabe perfectamente que le han visto llegar y que le esperan.

Toca suavemente con los nudillos y entra.

Servicio de habitaciones... hora de recoger los platos sucios.

En cuanto ve el coche de Joe aparcar, el doctor Alfonso “Remiendo” apaga el televisor de mala gana. Se sienta en la cama y apoya la cabeza en ambas manos. Echa un vistazo hacia el suelo, donde estaba tirada la bata sucia con la sangre de los dos franceses. Ahora llevaba puesta otra bata, la de repuesto, la “limpia”… aunque parecía estar igual de sucia, solo que las manchas de sangre estaban secas. Tras un par de segundos lanza un suspiro y se levanta, para ir a recibir a Joe.  

Al salir del cuarto, y antes de bajar, se acerca hasta la puerta de Victor. Da unos golpecitos en la puerta-. Joe ha llegado- es lo único que dice, con su marcado acento mejicano. Gira sobre sus talones y baja las escaleras hacia la planta baja. Justo al llegar abajo se encuentra de frente con Joe, que abría la puerta y entraba. ¡Vaya pendejo, que ni espera a que le abran!- piensa para si. En cambio sonríe a Joe, y le hace un gesto con la mano para que pase.

Que bueno tenerle aquí, señor O´hara. Pase, pase.

O´hara se sacude la camisa hawaiana con vehemencia, evaporando el sudor que le corre hasta el ombligo y dándose un poco de fresquito.

Menudo antro tienes matasanos... Me encanta! La ironía y el desprecio hacia el doctor "remiendo" es patente y evidente. No me extraña que no te hayan dado el Certificado de Calidad Sanitaria. Aunque debe ser porque no lo has pedido.

Hace una inspección rápida del lugar en el que está.

¡Víctor! Vamos. Hay que salir de aquí.

La granja desprende aun más calor que el que hace fuera. Un lugar ideal para gente con fiebre. Un ventilador de aspas gira de forma constante, moviéndose junto con el techo raido y aumentando aun más la sensación de insalubre. Un lugar genial.

Victor sabe que su contacto ha llegado. Remendado y jodido sigue tirado en su habitación, pero el doctor ha hecho la parte del trabajo que le correspondía y no lo ha matado. Incluso se podría decir que lo ha cosido correctamente.

Ahora mismo abajo tanto el doctor, como el profesional esperan la respuesta de Víctor que se encuentra en éste momento en la planta superior.

Antes de que el sanguinario médico le avisase de que Joe estaba abajo, Victor había podido verle ya a traves del pequeño espacio que había dejado en la cortina de su ventana, manteniendo la mano en su abdomen, mitigando así en parte el dolor que había sufrido al levantarse de la cama en la que había estado descansando cuando escuchó el coche...esta vez has estado demasiado cerca...se dijo recordando el "pequeño problema" que había tenido en su último trabajo...va siendo hora de tomarse unas buenas vacaciones...

Las pesadas botas del frances, como algunos le llamaban, resuenan a cada peldaño que baja hasta que por fin aparece, apoyándose en el quicio de la puerta. Joe- dice saludándole llevandose la mano a la sien  con dos dedos estirados como si se quitara el sombrero- Me alegro de verte...como siempre. Cuando quieras podemos salir de este horno pero me gustaría que me hicieras otro favor, puede que hasta sea el último- le pide al recien llegado, antes de desviar su mirada hacia Remiendo, una mirada fria y pétrea.

Dicen que los franceses son elegantes y remilgados... Desde luego, tú eres la escepción que confirma la regla.

Joe ha visto a muchos heridos de bala. Y ha visto muchos trabajos del doctor. Victor está en esa escala de riesgo en la que morir no sería una sorpresa. Está realmente tocado, y tal vez por eso, se le ablanda un poco el corazón y contesta: - Pide por esa boquita y luego Dios proveerá.

A Alfonso no le gusta nada la mirada que Victor le lanza cuando habla de pedirle un favor a Joe. A pesar de no tenerlas manchadas, se pasa las manos por la bata, como limpiándolas, nervioso. Se imagina que el favor tendrá que ver con su amigo muerto, pero no sabe si solo querrá pedirle que se deshaga del cuerpo, o algún tipo de venganza por no haber conseguido que salga con vida. Remiendos sonríe nervioso a los dos “invitados”, a la espera de que Victor hable.

- Nunca dije que fuera francés- responde a Joe con tono sereno y calmado, contrastando con la mirada desafiante que aún recaía sobre el doctor, la cual parecía ejercer un gran peso sobre la conciencia de aquel tipo

En efecto, el doctor, por llamarle de alguna forma a ese desgraciado, estaba realmente nervioso, sensación que aumentó cuando vió como Ducroit se acercaba lentamente a él- Nuestro amigo ha realizado una buena labor conmigo- dice levantandole la mano a Alfonso, para luego dejarla caer en un par de golpes cómplices sobre su hombro ante el estremecimiento de éste.- pero Gascon no ha corrido la misma suerte. Vas a llevarnos allí donde lo tengas- ahora habla directamente al médico. Su mano se ha parado sobre su hombro y lo oprime ligeramente- vas a darnos sus cosas y lo prepararás debidamente para que Joe lo entregue a su familia. ¿puedes hacer eso, Joe? Dile...dí a Eva, su mujer, que lo siento, que ha sido todo por mi culpa y que intente perdonarme alguna vez- su voz se había ido debilitando hasta convertirse en un fino hilo- Yo correré  con todos los gastos del funeral y le pasaré todos los meses algo de dinero donde ella me diga, no tiene de que preocuparse.

El pasillo de entrada tiene a ambos lados dos puertas. La que queda a la izquierda mirando desde la entrada está bien cerrada. Parece una puerta más cuidada que el resto de la casa, al doctor debe gustarle tener bien cuidado su despacho. La puerta de la derecha mirando desde la entrada parece la típica puerta de una casa tejana. Una puerta cómoda que indica que es una casa de tranquilidad, amor familiar y sodomitas de gallinas, la típica casa tejana.

Flap, flap, flap.

El ventilador que preside el cuento de hadas en el que están metidos los tres protagonistas sigue haciendo su sonido constante.
El doctor sabe que guardó el cadáver del compañero en algún sitio. Pero dónde fue, ¿en el congelador que tiene en la cocina en la planta baja, tras la puerta con aspecto familiar tejano? ¿tal vez fue en la parte superior de la casa? ¿O simplemente tiró los restos al desierto en uno de esos agujeros que hay alrededor de la granja?

Joe asiste divertido a la escena de intimidación de Victor. Pobre panchito*... piensa refiriéndose al médico mejicano. 

Tranquilo Víctor. El doctor está de nuestra parte. Tiene la confianza del Sr. Carroll y merece nuestro respeto. Pero me temo,- continúa ahora mirando a "Remiendo"- que necesitamos llevarnos el cuerpo de Gascon. Joe no tiene ninguna duda de que el doctor sabe perfectamente donde está.

Por cierto Víctor, ¿está tu coche en disposición de moverse? Hay que desahacerse de él, por mucho que me joda destruir a esas maravillas mecánicas.

Una gota de sudor recorre la frente del medico cuando Victor coloca la mano en su hombro. Maldita sea, a mi no me vengan a chingar. Pero Remiendos se relaja algo cuando este solo le pide que les enseñe el cuerpo de su amigo muerto. Encantado. Cuanto antes se lo lleven de allí mejor.

Claro. Ahorita mismo les llevo con Gascon- Alfonso hace un gesto para que le sigan. Sale de la casa por la puerta principal, para dirigirse hacia el granero-. Siento mucho lo de su amigo. Hice lo mejor que pude, pero estaba condenado antes de llegar nomás- comenta mientras les conduce dentro del granero, donde al fondo tiene su sala de operaciones. En la camilla, sobre unos plásticos sucios, descansa el cuerpo de Gascon.

La gota de sudor del médico se extiende por toda su cara. El camino hacia la granja en donde está situada su sala quirúrgica parece como si se alargara hasta el infinito.
El doctor arranca hacia el granero y mientras el grupo se dirige con paso tranquilo hacia allí, todos podéis ver a lo lejos una nube de polvo que levanta un coche que conduce a toda velocidad por la carretera cercana a la granja. Curioso lugar para hacer competiciones, pero en Texas todo es posible si cabe dentro de la estupidez.
El doctor abre las puertas del granero. Dentro del mismo está el coche en el que llegaron Victor y su colega francés ahora fiambre francés. Está cubierto por una lona y ... unas gotas de sangre sobre el tubo de escape, delatarían a un buen policía que el ocupante del coche es un mal ciudadano.

El doctor mueve las pesadas puertas de madera que separan el "garage" de la sala de operaciones. Todo limpieza, casi tanto como las manos llenas de tierra de Alfonso que seguramente no se haya lavado antes de operar a cientos de pacientes, pequeños pacientes.
Sobre la mesa de operaciones el cadáver del colega de Victor. Tapado también por una lona. Y en esta granja ya hay casi tantos cadáveres como seres vivos. Menos mal que hay un médico. Pero también hay que considerar que hay dos asesinos.

Buen trabajo doctor. Al menos así no veremos como las moscas ponen huevos en las heridas - dice refiriéndose al hecho de que el fiambre esté envuelto en una lona.

Doctor, coja agua oxineda o alcohol y frote bien ese tubo de escape. Para ser bueno y sobrevivir en su trabajo, Joe debe de tener algo de policía. Y no se le ha escapado la mancha de sangre que hay en esa parte del coche.

Víctor, abre el maletero. Metamos a Gascon ahí detrás. Ayúdame.

Y démonos prisa. No me gusta un pelo ese vehículo que ronda en el desierto...