Partida Rol por web

 El otro pirata, el capitán, el que había acatado las ordenes de Giuseppe, estaba completamente furioso. Al igual que al pirata desfigurado, le molestaba que aquellos agentes que ya habían intentado asesinarle tiempo atrás le estuviesen apuntando de vuelta. Pero también mostraba enojo contra el otro pirata, que no había sabido controlarse frente a la situación y decidió apuntar contra el muchacho.

 En sintesis, estaba muy enojado con todos. Pero más aún con jones y Zeta.

- Ustedes dos... no tienen nada que hacer aquí...

Lo primero era lo primero, y era asegurar que nada le pasara al muchacho, por lo que Stromboli hizo lo que tenía que hacer y sacando su arma también, apuntó a Jack Jones y a Zaheera "Zeta" Rajah, eso sí, no sin antes dar un par de pasos hacia atrás y posicionarse entre el pirata y el joven.

-Si vas a sacar el arma, hazlo contra el enemigo. -Le espetó- Ian Lego será llevado a un lugar seguro como se había dicho. -La mirada de Giuseppe hacia el pirata lo decía todo, le instaba a que obedeciera, y si este iba a salpicar aquella obra con sangre, sería con la sangre del enemigo.- Luego hablaremos.

Y hablando de hablar, al parecer aquellos dos se habían rehusado a tener una charla, por lo que lo más probable es que la situación se volviera un tanto violenta a partir de ahora.

-¿Sabes que es lo bueno de una mentira?. -Comentó Giuseppe, casi con una risa contenida- Que es como una casa de Naipes. Puedes tener la mansión más grande que te puedas llegar a imaginar, pero tan solo con una leve brisa, todo caerá. ¿¡Y qué es lo que crees que pasará entonces?!. ¡Si te interpones en mi camino te arriesgas a que toda la ciudad de naipes se desmorone!. ¡Y tú terminarás entre los escombros!.

Con un rápido vistazo a Ian Lego, a los bloques en general y evidentemente a Antonio Cossi...

-Estas peleando para poder ver morir a todos a tu alrededor. Piensa, Jack, piensa, vas a durar más que cada frágil y despreciable ser de esta ciudad. Vivirás para ver esta isla convertida en polvo y desaparecer. Todos y todo lo que conoces se habrán ido. ¿Qué vas a tener después de que partas de la isla?.

Era una pregunta retórica, evidentemente, al anciano le gustaba hablar y hablar, a fin de cuentas, a esas edades lo único que no le estaba fallando con el paso de los años era su lengua filosa. Quitando el seguro a aquel arma, el anciano apuntó a Jack que era el interlocutor principal.

-¡Tus manos manchadas de sangre de inocentes!. -Respondió a aquella pregunta- ¿¡Quieres montar una revolución?!. ¿¡Una guerra!?. ¡Ningún niño morirá en ninguna guerra que los adultos vayan a comenzar!. De eso me encargaré yo mismo...

 Ivanov terminó la comunicación con Sam, diciéndole adiós quizá por última vez. Parecía que el deseo de la adolescente de quedar al margen de aquella situación se había vuelto fuerte, especialmente luego de encontrar a sus hermanos. La que en un momento fue una persona enojada con los piratas y sedienta de venganza, ahora había decidio ser más pragmatica y velar por la seguridad de los suyos y de si misma.

 El agente soviético, luego, decidió que lo mejor era vovler a ponerse en contacto con sus compañeros Jones y Zaheera; que habían dejado el hotel para reunirse con la comandante Donna Wen. Sin embargo, cuando el hombre intentó comunicarse con cualquiera de los dos agentes, se sorprendió a no recibir ninguna respuesta.

 Era desalentador no poder comunicarse con su equipo, pero Ivanov no tendría mucho tiempo de silencio para poder pensar tranquilo sobre qué hacer a continuación. Puesto que tenía una molestía con la cual todavía tenía que lidiar. A lo lejos, desde la habitación en la que se encontraba apartado, Danny lloriqueaba porque tenía hambre.

- ¡Me van a matar de hambre aquí!

Aquellos que tenía enfrente no parecían dispuestos a rendirse y Jack estaba preparado para darle un tiro a alguno en la pierna para mostrar lo enserio que iba, pero las comeduras de cabeza de Giuseppe estaban haciendo mella. - ¿Una guerra civil? ¿Niños armados? ¿Inocentes? - respondió sin entender muy bien de lo que estaba hablando aquél cura loco. - ¡Explícate!

Jack no bajó el arma, pero si que empezó a mirarla con cierta tristeza, no quería que sus acciones ahora desencadenasen más adelante una tragedia como en el puerto. Si bien el causante de todo aquello del puerto había sido Giuseppe, Jack ahora se sentía confuso y es que con tanto alcohol toda su vida, su cerebro no daba para mucho más.

El dúo dinámico formado por Zeta y él había funcionado porque ella estaba al mando de aquella operación encubierta, si bien Jack se había metido en el ejército enemigo él solito, aunque como un mandado, eso sí. - Zeta yo... No sé que hacer ¿y si realmente se lía parda? ¿Y si los piratas al ver que no vuelven arrasan otra vez con el pueblo? - si bien Jack no pensaba actuar nunca a favor de Roni, sus palabras le habían hecho pararse en seco para no actuar en contra ahora mismo.

 Nadie retrocedía en aquel juego de pistolas, apuntándose entre si entre todos los presentes. Kyle, al escuchar las palabras del cura, recapacita en sus acciones y decide apuntar a los dos agentes. Parecía que al pirata desfigurado le daba igual apuntar al joven de casco al duo de agentes. Y al ver que el cardenal también sacaba el arma, el Capitán Dojo sacó la suya para también apuntar a Jack y Zaheera. Ahora todos menos el anciano y el muchacho tenían sus armas en mano, dispuesto a empezar una balacera en caso de que el otro bando no se rindiese.

 Zeta, por su parte, no simpatizaba con ninguno de los argumentos que estaba dando el agente Roni; manteniendo una inmutable expresión de desprecio mientras el agente del Vaticano daba otro de sus monólogos diseñados para convencer a sus enemigos.

- ¡Jack, esto se va a liar si dejamos que Roni se vaya con este chico! Él muchacho es el objetivo de los piratas. Sin él, los planes de Donna Wen y la construcción de todos estos edificios no serán posibles. No sé qué le van a hacer, si lo van a matar o no... aunque ya han demostrado ser lo suficiente esanguinarios. Pero si dejamos que se lo lleven, la caída del régimen en Los Bloques esta asegurada.

 Zaheera se gira para mirar al trío de piratas que le estaban apuntando. Pero en particular a Giuseppe, el cual parecía tenerla en la mira a ella. La expresión de la agente, que usualmente era de enojo y rabia pura, se transformó por un momento en una expresion de angustia y dolor.

- Realmente quiero creer que estás pensando en el bien de la gente de esta isla, bastardo. Pero tus acciones son... imjustificables. No me obligues a dispararte, Roni.

Giuseppe Roni parecía estar confiado en que sus palabras lo sacarían del aprieto, a fin de cuentas, la pluma era más poderosa que la espada, y ninguno tenía encima ninguna pluma ni espada desenvainada. Por lo que sus palabras tendrían que ser más poderosas que las balas de aquellas armas.

-Antes de hablar de alguien será mejor que te informes primero. -Le espetó a Zaheera la cual, por algún motivo veía a Giuseppe Roni como un monstruo sanguinario... cosa que era, pero esa es otra historia.- Juro por mi honor que no le pasará nada a este chico, ni mucho menos a su mentor. ¡Aquí todos estamos en el mismo bando!. Espero... Quizás desde perspectivas distintas, pero al final el objetivo es el mismo.

Giuseppe Roni bajó su arma e incitó a aquellos dos piratas que también lo hicieran. Iba a sincerarse ante todos, o al menos lo que Giuseppe consideraba que era lo mejor decir en ese momento para que nadie comenzara a disparar sin ton ni son y crear una pequeña reyerta en el tejado.

-La ejecución de este chico es un plan que el Régimen de Peggy tiene para inculpar a los piratas de la no-construcción del hospital. ¿Cuál es el objetivo de esto?. Promocionar su fuerza militar con nuevos reclutas de Los Bloques, a la par que se ahorran el dinero de la construcción para invertirlo en consolidarse en el poder por la fuerza.

Giuseppe señaló con su dedo al joven que en esos momentos debería estar en estado de shock o al menos bastante confuso por todo lo que estaba pasando a su alrededor. Aún con ello, lo que más le preocupaba era cómo los piratas podían reaccionar, y ya de paso, como podía tomárselo aquel anciano.

-Nosotros hemos venido aquí para sacarlo antes de que esto ocurra. ¿Acaso crees que los altos mandamases se preocupan por este sitio?. ¡No!. Pero mientras yo siga aquí, no habrá niños soldado que mueran por nada... mucho menos inocentes que sacrifiquen sus vidas por una lucha perdida... Nadie segará la vida de la gente de Los Bloques o no me llamo Stromboli... -Entonces señaló a Zaheera y a Jack con dejadez- Roni para vosotros... Ahora dejadnos marchad y si queréis reportar algo a vuestros superiores podéis decir que os cargasteis a Lego vosotros mismos y que no hubo rastro de piratas.

 Siguiendo las indicaciones del cardenal, los dos piratas bajan sus armas a regañadientes. Todo aquel juego de levantar y bajar pistolas no era propio del estilo de los piratas, acostumbrados a levantar... y disparar. Pero el respeto que tenían a la figura de Roni les llevaba a acatar sus ordenes. Del otro lado de la disputa, Zeta lucía una expresión conflictuada mientras mantenía la pistola en sus manos.

- Agh... no creas que me tragó una sola de tus palabras. Pero... no tiene sentido matarnos entre nosotros aquí. Tengo que creer que vas a proteger a este muchacho, que hay vidas que te importan en este lugar... tengo que creer eso. Porque de lo contrario solo eres un hombre desalmado y egoísta. Pero no creas que todo esto terminara sin consecuencias para ti.

 De a poco y con medida cautela, Zaheera baja su arma un par de segundos después que los piratas. Ahora mismo, la única persona que mantenía su arma elevada era Jack, que esperaba que su compañera lo hiciera para él seguir sus pasos. Hasta el momento el hombre había elegido seguir las decisiones de su compañera. Habría que ver si aquella decisión era compartida también.

Jack parecía confuso con lo que se estaba diciendo, pero lo que tenía claro es que Zeta alzó su arma contra el padre y no pensaba bajarla de momento. - ¡Será mejor que os rindáis pues! ¡Todo se puede solucionar sin víctimas! - pero pronto un nuevo discurso de Giuseppe hizo que el grupo se sintiera aún más confuso. - Pero si te llamas Roni... - comentó.

Miró a Zeta, buscando un poco de consuelo y claridad, pero al ver que ella bajaba las armas, solo logró sentirse más confuso. - ¿Realmente habíamos venido aquí a ejecutar al pobre chaval? El alcohol me está afectando, porque lo que recuerdo es que nos pidieron atrapar a los piratas. - se rascó la cabeza y bajó el arma. - Joder Zeta ¿estás segura de esto? Yo es que, no sé, no quiero una guerra civil, ni que ocurra un incidente como el de ayer.

No me fio un pelo del cura loco, pero ¿y si lo que dice es cierto? - se le notaba mosqueado, el pobre Jack realmente quería entender mejor la situación, pero su limitado cerebro lo llevaba a pensar en el horror que ocurrió en el puerto y en el miedo a que eso volviera a ocurrir, ya fuera por los piratas o por el ataque de Peggy. La verdad es que después de su visita a los niños, se quedó bastante chafado por las condiciones en las que vivían.

Pero no nos podemos ir con las manos vacías. - asintió. - Necesitamos pruebas de que aquí han habido piratas. ¿No tenéis por ahí un parche con una calavera o un loro parlanchín? - si volvían sin nada, los que pagarían las consecuencias serían Zeta y él. El cura les tendría que ofrecer alguna prueba palpable de que los piratas existían.

La propuesta de Jack parecía justa, a fin de cuentas ellos se llevaban al chaval sano y salvo; y aunque "seguir con vida" parecía que era el mejor de los regalos, tener algo que llevar siempre parecía ser una buena idea. El anciano no tardó en bajar el arma y asegurarse que los otros dos compañeros que tenía también lo hicieran.

-El guarda de la puerta, -indicó Giuseppe Roni esperando que ellos pudieran percatarse de a quién se refería- el que va mejor uniformado es uno de los Piratas disfrazados. Tiene como órdenes seguir en su posición hasta que todo se calme y dar un reporte falso de un accidente en la obra. Podéis capturarlo a cambio de que se le trate con decencia y no se le torture para sacar información de dónde nos escondemos. Es muy terco... ni cuando le comenté que eran "demasiadas medallas para un disfraz y que no iba a colar" me hizo caso...

Con esta "ofrenda de paz", aún a costa de un tercero que no estaba presente, el Giuseppe Roni estaba dispuesto a marcharse. Eso sí, no sin antes darles un pequeño consejo para que la captura de ese pirata fuera sin demasiados problemas.

-Esperad un poco a que nosotros salgamos para retenerlo. Si nos ve con él probablemente inicie una pelea asumiendo que somos más que vosotros dos.

Ivanov cerró los ojos y suspiró. Sacó el arma y entró a la habitación en la que se encontraba el pirata. -Eres un cabo suelto, compañero. Sin rencores.- Presionó el cañón del arma contra la frente del tipo y efectuó dos disparos. A veces había que tomar decisiones difíciles, y Danny no era de fiar para dejarle con vida.

Guardándose de nuevo el arma, el ruso tomó todas sus cosas, que no eran muchas, y se fue del hotel. Tendría que ponerse en camino, buscar la manera de dar con sus compañeros. Decidió probar en dirección al cuartel de policía, aunque esperaba no tener que entrar. No sabía con qué cargos habían apresado a McTaker y no quería terminar él también cayendo en alguna desagradable trampa puesta por Roni.

 La paciencia de Ivanov había llegado a su límite, así como su disposición a encontrarle un lugar al pirata Danny en todo aquel lío en el que estaba metido. En vez de seguir pensando en cuáles iban a ser las alternativas para aquel hombre, el agente soviético tomó el camino más cínico y decidió acabar con la vida del hombre para evitar "cabos sueltos". Quizá en una actitud similar a la que había tomado con el otro pirata al que había ejecutado el día anterior.

- ¡NO! ¡ESPERA! ¡PROMETO QUE-

 Al ver el arma del agente en mano, el pirata se sorprendió y comenzó a abrir su boca para comenzar a defenderse, por lo menos, verbalmente. Pero apenas pudo pronunciar unas palabras ante aquellas dos balas que atravesaron su cráneo.

¡BANG! ¡BANG!

 Danny quedó en aquella posición, atado al barandal de la cama, con dos orificios de bala en el lateral de su cabeza. Una gran salpicada de sangre adornadaba la pared detrás de él; viéndose además pedazos de su masa encefáclica esparcidos por la antes blanca superficie. Aquel grotesco escenario sería difícil de digerir para la persona que entrara en aquel lugar luego de que el agente soviético se fuese. Pero ese no era su problema

 Y sin más cosas que decir, el grupo liderado por el cardenal Roni se diriguió hacia la salida de la azotea, bajando por las escaleras para luego retirarse de la zona de construcción. El anciano de barba se acercó al joven de casco y gafas y lo acercó al grupo; intentándo convencerlo de que no había peligro de su lado. Incluso cuando a él mismo le costaba creerlo dado el accionar del pirata desfigurado. Pero lo que unía a aquel disparejo grupo de personas era la confianza que ponían en el agente del Vaticano, que una vez más había logrado salvar una situación tensa con el uso de la palabra.

 Atrás quedaban los dos agentes que habían venido a acabar con los planes de Giuseppe; ahora dejando que el hombre se fuera sin provocarle más problemas. Ambos estaban conflictuados con el resultado de la negociación. Zaheera estaba claramente irritada, mientras que Jack solo tenía una gran expresión de confusión al intentar entender qué era todo lo que acababa de pasar.

 Así como se lo había pedido Giuseppe, Jack y zeta debían dejarle un tiempo de gracia al cardenal y a su frupo para salir del lugar. Y luego ir a ellos hacia la salida. En aquel intervalo de tiempo, solo quedaba sentarse en la azotea y enojarse con las circunstancias. Por lo menos eso era lo que estaba hacinedo Zeta. La agente india estaba tan enojada, que hasta pateo un balde que estaba por allí y lo hizo caer desde la azotea hasta el suelo. Con suerte no le dio a nadie.

- Esto es una mierda, Jack... ¿no te sientes como un inútil? Yo si... y siento que esta siempre va a ser la situación con Roni. Siempre que lo querramos apresar, él va a tener un as bajo la manga para doblarnos la muñeca y obligarnos a dejarle ir. Y va a seguir provocando caos y destrucción en la isla.

 El grupo de cinoc hombres continuaba con su bajada por las escaleras de aquel edificio en la construcción. La tensión entre los miembros del grupo era palpable. Tanto Antonio como Ian Lego mantenían una distancia prudencial de Kyle, quien a su vez los miraba con poca simpatía. El único que no se prestaba a aquel juego de miradas o distancias era el Capitán Dojo, que solo avanzaba con la vista al frente.

 En el camino de bajada, sin embargo, se encontraron con una cara conocida. Un hombre cuya utilidad había resultado muy poca para Giuseppe. Y que, sin embargo, volvía para molestarlo un rato más.

- ¡Hola, guardias del mediodía!

 Parecía que aquel sujeto había seguido con la investigación por su propio lado, aunque no había llegado a nada. Ahora, al ver que los demás volvían con el arquiecto a su lado, Otto se mostró alegre y triunfante. Quizá se podría dedicar al trabajo de detective... si no fuera tan buen obrero.

- Veo que finalmente encontramos al arquitecto... ¡hola, Sr. Lego! ¿Le van a preguntar por los rob-

- Ejem...

 Dojo se adelantó a interrumpir al obrero, quizá buscando no tener que mencioanr todo el asunto de los "artículos robados". Ya se habían esparcido demasiadas historias diferentes en aquella zona de construcción. El capitán pirata forzó una media sonrisa dirigida al obrero. Incluso con la intencionalidad de agradar, una sonrisa de aquel hombre provocaba escalofríos.

- Agradecemos tu cooperación, buen hombre. Has servido bien a tu patria...

 Dojo le dirigió una mirada a Giuseppe, esperando que el hombre también le diese una breves felicitaciones y despachase al obrero.

 Con una gran muestra de habilidad, Ivanov es capaz de tomar sus cosas y largarse del hotel antes de que alguien pudiese localizarlo. Aquel disparo había llamado la atención de las habitaciones contiguas, así como de todo el edificio en general. Mientras se movía por las esquinas y detrás de las columnas, Ivanov pudo ver como el mismo Vinnie Mahola se dirigía hacia la habitación luego de escuchar el disparo. Pero el agente soviético ya estaba lo suficientemente lejos como para preocuparse de que arribara la policía o algo peor.

 Ivanov dejaba el Hotel Mahola y se iba a dirigir hacia el Cuartel de Policía, con la esperanza de reencontrarse con sus compañeros y de ahí en adelante seguir con la misión.

 Al llegar al Cuartel de Policía, el agente se puso la meta de conseguir información sobre el paradero de sus compañeros sin tener que entrar en aquel lugar o tomar contacto con algún polícia. Esa meta fue fácil de completar, puesto que el hombre pudo ágilmente acercarse hacia una de las ventanas de aquel cuartel, donde pudo observar que había dos personas discutiendo. Una de ellas fue fácil de reconocer: era la Comandante de Trabajo del régimend e Peggy Tsai, Donna Wen. La mujer con la que Jones y Rajah habían estado colaborando.