Partida Rol por web

 Era la voz de Sam, la adolescente con la que Ivanov había compartido su tiempo como prisionero de los piratas y quién se había ido con McTaker para volver con sus hermanos, antes de que ambos no volvieran a ser vistos. Ahora ella estaba comunicándose con el soviético de nuevo, tranquilizando un poco a Vladimir. Por lo menos está parte de la situación se había resuelto sola.

Sam: ¿Hola?... ¡¿Hola?! ¿Alguien me escucha de ese lado? Soy Sam... ¿la huerfana, recuerdan? ¡Agh! ¿Alguien me escucha? Se supone que este walkie que me dio el americano me iba a permitir hablar con alguno de estos espías internacionles o no sé qué...

Jack escuchó lo que dijo aquél soldado, asintió y sin perder ni un segundo, entró al edificio en busca de Roni. - ¡Cariño! - le costaba correr y hablar a la vez, por lo que intentó hacer frases cortas. - ¡Edificio principal! - señaló hacia donde le habían indicado, esperando que el primer grito atrajera la atención de su "esposa" y le observara.

Sorprendentemente, Jonez a pesar de su gran tamaño y grasa corporal, consiguió llevar un buen ritmo a la hora de correr, lo cual le sacó una sonrisa al agente, el cual pensó para sí mismo que no estaba tan cascado como pensaba.

El Hombre de Dios no parecía sorprendido que sus compañeros le recriminaran haber desaparecido, aún con todo, y para saciar la curiosidad de aquellos dos piratas, este les recitó un dicho popular, para luego explicarles su significado, así quién era aquel hombre que traía consigo.

-¿Sabes el dicho de "Es mejor buscar la fuente que seguir la corriente"?. -Preguntó el Pirata-Espía- Este es el "Mentor" de Lego. El cual no conocíamos hasta ahora... -La mirada de malestar del Padre se hizo evidente- Pero por suerte logré encontrarle, a fin de cuentas. ¿Qué hace un anciano en una obra?. Si estuviera fuera viéndola lo entendería más... y creo que este puede ayudarnos a encontrar a Lego de una vez por todas.

Esperaba que aquella explicación fuera suficiente para convencer a aquellos dos piratas de continuar con la búsqueda de Lego. Así como que admiraran a este por haber hallado a una posible fisura en su plan. A fin de cuentas, sin el Arquitecto principal era viable que su mentor pudiera seguir con el trabajo.

Parte de la calma volvió a Ivanov al escuchar la voz de la chica. Por su tono, parecía encontrarse en algún tipo de problema. Vladimir buscó volver a un punto donde esperaba que no le estuvieran escuchando, y atendió.

-Aquí tu amigo rusky favorrito.- Dijo, antes de continuar. -¿Estás bien? ¿Que pasó con McTaker y tú? Se fueron de aquí sin avisar...- Se cruzó de brazos. -Los Bloques ya no son seguros, tú y tus hermanos tienen que irse de aquí. ¿Podemos vernos en algún lugar? ¿Qué más te dijo nuestro amigo Amerricano?-

 Los dos agentes, sintiendo que estaban cerca del cardenal desacatado, corrieron como el viento. Zeta, en particular, estaba sumamente enfocada en entrar al edificio principal y subir... y subir... y subir hasta encontrar al hombre. Por suerte en aquella construcción no se habían levantado muchas paredes, por lo que en cada piso era fácil ver que no estaba Roni. Por lo que siguieron su camino hasta la cima sin detenerse.

 Y al llegar a la azotea del edificio, pudieron verlo claro como el día...

 El agente Giuseppe Roni, parado en el medio de la azotea y vestido de uniforme militar, dándole la espalda a los dos agentes que acababan de llegar. Aunque su llegada fue notada rápidamente por toda la gente que había en aquel piso. Junto al hombre se encontraban otros dos uniformados que no aparentaban ser otra cosa que piratas disfrazados, al igual que el cardenal. De hecho, uno de ellos era claramente Henry Dojo, el capitán de los piratas, al cual Jones había intentado asesinar hace algunos días. La expresión de aquel hombre fue de total disgusto.

 Del otro lado del cardenal, se encontraba un hombre de escueta complexión y apariencia caucásica. Su edad parecía ser la misma que la Roni, aunque los años le pesaban mucho más a él que al cardenal. La llegada de los dos agentes le tomó por sorpresa, pero no supo que reacción tener. Estaba acomplejado por la situación.

 Y finalmente, un poco más lejos de aquel grupo, estaba un hombre joven de casco y lentes protectores. Tenía unos planos en las manos y estaba parado cerca del borde de la azotea. Parecía estar sonriéndole al grupo, pero su sonrisa se fue cuando vio que los dos agentes llegaron hasta el lugar. Su cara entonces mostró confusión, como diciendo "¿Qué hace toda esta gente aquí?".

 Los piratas se miran entre si y luego vuelven a mirar al anciano arquitecto. Seguía habiendo un atisbo de desconfianza, pero la explicación de Giuseppe había resultado ser bastante convincente. En aquel momento, el cardenal había logrado crear un clima de incertidumbre extraño, que hacía que todos confiasen en todos únicamente por la confianza que le tenían a él. Tanto Henry como Kyle suponían que Antonio no conocía cuál era el destino que le esperaba a su joven aprendiz. Y Antonio, por otro lado, no sabía qué los piratas no sabían del plan que Giuseppe le había.

 Antonio, cansado del juego de miradas en el grupo, les indica que le siguiesen para llegar hasta Ian Lego. El objetivo.

- Si, puedo ayudarlos... síganme. Sé dónde está...

 Los cuatro suben juntos por los distintos pisos de la zona de aquel edificio principal. De a poco, podían ver como quedaba el suelo cada vez más lejano mientras subían al cuarto piso... al quiinto piso... y subieron y subieron hasta llegar a la azotea. En la cual se encontraron con lo que habían venido a buscar con tantas ansias.

 Ahí, en la azotea de aquella monumental construcción, estaba un hombre joven de casco y lentes protectores. Tenía unos planos en las manos y estaba parado cerca del borde. Cuando vio llegar al grupo, en especial a su maestro arquitecto, atinó a esbozar una sonrisa y a saludarles con ánimo. Aunque luego de unos cuantos segundos, en su mirada se comenzó a ver un poco de confusión. No solo porque no entendía bien qué era lo que aquellos tres caballeros uniformados querían de él, sino también por lo que había detrás de aquel grupo...

 Algo que recién había llegado y que todo se percataron al momento de su presencia.

 Haciendo una repentina aparición, los agentes Jones y Zaheera llegan a la escena con total velocidad. Por el aspecto que tenían, parecía que habían subido todos los pisos del edificio en cuestión de minutos, corriendo sin frenar con el objetivo de alcanzar a Giuseppe y a sus secuaces. Las expresiones de aquellos no mostraban otra cosa que furia y determinación. Era evidente que los agentes tenían algunas cuestiones de las que hablar... si hablar era algo que estaba sobre la mesa.

22 de Marzo - Azotea en la Zona de Construcción, Este de Los Bloques

 Por un pequeño momento, hubo un silencio espectral. Las miradas iban de un lado a otro. Gotas de sudor caían por los laterales de las cabezas. Miradas de enojo, rencor y confusión se plasmaban en algunos rostros. Eran quizá los últimos segundos antes de que se desate la tormenta... o no. ¿Qué iba a pasar? ¿Qué era lo que corría por la mente de todos lo presentes?

 Luego de tantos días de actuar por caminos separados, finalmente aquel grupo de agentes estaba de nuevo en un mismo lugar. Y nuevamente, los objetivos de los bandos eran... ligeramente contradictorios. Pero estaba en las manos de todos los presentes determinar cómo iba a seguir esa historia.

 Del otro lado del walkie se pudo escuchar un sonoro suspiro de alivio por parte de la adolescente cuando escuchó la voz del agente soviético.

Sam: ¡¿Rubio?! Oh, gracias al cielo... escucha, yo he llegado con mis hermanos. Estamos todos juntos por suerte, pero... a McTaker lo agarró la poli. Era un hombre grande y fuerte, y creo que dijo que era un comandante. Yo... McTaker me dijo que huyera y que le dejara atrás, y vi como aquel tipo lo noqueó y se lo llevó en su auto. Perdona que haya tardado en comunicarme contigo, pero tenía miedo de que me hubiesen intentado seguir...

 Sam escuchó las indicaciones del agente. Era todo bastante sensato, dado que posiblemente la situación en Los Bloques pudiera ponerse violenta teniendo en cuenta los planes de los piratas.

Sam: Tienes razón. Creo que lo mejor será dejar Los Bloques... con mis hermanos nos iremos a Villa Ganga, hacia el norte. Pero no creo que sea conveniente para mis hermanos y para mi encontrarnos de vuelta contigo o con tus compañeros. Queremos mantener un perfil bajo hacía donde vamos. Han sido una gran ayuda, pero... espero que entiendas mi decisión.

El anciano parecía tranquilo, estaba tan cerca de lograr su objetivo pero a su vez tan lejos, metafóricamente hablando claro estaba. No esperaba la llegada de aquellos dos, pero aún así, no era algo que fuera a sacarle de su personaje, incluso cuando estaba interpretando uno bajo otro, bajo otro...

-Señor Lego. -Comentó mirando a aquel joven- Por favor, venga con nosotros. La Guardia del Alba precisa que declare acerca de unas cosas que hemos encontrado en su casa... su amigo y mentor también viene en calidad de testigo y buen referente. Así que, por favor, síganos.

Por si acaso, Giuseppe hace una señal a sus dos acompañantes menos refinados con su mano para que estén tranquilos y NO alcen sus armas contra Lego, ni contra nadie en esa azotea. No era momento que iniciara una batalla allí arriba, mucho menos una ejecución. Ese no era el estilo de Giuseppe si es que podía evitarlo.

El anciano, por el contrario, se acercó a aquel otro señor en sus años dorados y le susurró algo.

-Si no es mucho pedir; si alguno de los dos recién llegados hace algo para impedirnos el paso, estaría bien que hubiera una distracción que los mantuviera a ambos ocupados mientras escapamos a una zona segura.

Jack se quedó un poco confuso al ver la de gente que había allí, sobre todo por la composición que había y la posición en la que estaba cada uno. Pero Jack no era el tipo que pensaba, esa era Zeta, a él le habían dado órdenes de atrapar al padre, no solo los del gobierno de Peggy, sino también la propia agencia, el resto de sus compañeros y algún que otro pirata que no estaba conforme con el cura, por lo que siguiendo lo que decían todos, decidió sacar la pistola que llevaba encima y apuntar hacia elc ura. - ¡Roni, manos arriba, estás bajo arresto, al igual que tus amigos piratas!

Miró a su compañera, esperando que ella calmara la situación y nadie saliera herido, al pobre Jack no le gustaba acabar con la gente, aunque si darles un par de sopapos. Pero teniendo allí a tantos piratas, seguramente con sables y pistolas, prefirió aprovechar el factor de aparecer por detrás. Observó al chico que estaba al fondo, parecía a punto de saltar y suicidarse, por lo que gritó intentando tranquilizarlo. - ¡Tranquilo chavalín, venimos a salvarte y a detener a los malvados piratas, que bastante daño han hecho ya! - si los llevaban a todos de vuelta con vida y encima salvaban a un civil, iban a estar muy contentos en la agencia ¡genial!

Conocer la suerte de McTaker hizo que Vladimir cambiara el gesto a uno más serio, incluso más que su habitual seriedad. ¿Sería ese tal comandante alguien de la policía como decía Sam, es decir, un hombre de Peggy, o sería de otra facción? Luego de lo ocurrido con los rebeldes, el ruso se preguntaba qué otras personas aprovecharían las insurrecciones piratas para rebelarse contra el gobierno? Necesitaba ponerse en contacto con Zeta y Jones, quizás ellos pudieran saber sobre la situación del americano.

Por otro lado, la decisión de Sam le pareció más sabia. -Estoy de acuerdo contigo y lo comprendo. Bien, tengan cuidado y espero que lleguen bien.- Sonrió de lado, aquella niña había calado fuertemente en él, y esa podría ser la última vez que hablaban. -Tienes madera de líder, Sam Osaka. Confío en que estarás bien, y lograrás mantener a los tuyos a salvo. Si llegas a necesitar alguna cosa, no dudes en contactarme por este medio. Y por el bien de ambos, espero que no nos volvamos a ver nunca más.- Lo decía con todo corazón y algo de pena. Su vida era una de peligros, y ya la chica lo había vivido teniendo que estar a su lado. -Suerte, niña.-

 Inicialmente Giuseppe instruyó a sus compañeros a mantener la calma y a no alzar sus armas, mientras que del otro lado Jones apuntó la suya contra el grupo; tomando la iniciativa. La agente Rajah, sin quedarse atrás, también desenfundó su propia pistola y apuntó directamente contra el cardenal. Su mirada llena de enojo contra aquel hombre. Parecía que la iniciativa que había tomado el agente canadiense había sido del agrado de Zeta.

- ¡Dejen sus armas en el suelo! ¡Van a entregarse ante las autoridades como los sucios asesinos piratas que son!

 Quizá alguno de los hombres allí presentes se sintiese amedentrado por ser apuntado con armas, pero el pirata desfigurado que estaba a un lado de Giuseppe definitivamente no era uno de esos. De hecho, el ser apuntado con un arma por agentes de la ley solo le provocaba más rabia.

- ¡Y una mierda, perra! ¡No llegué hasta aquí para que dos idiotas me digan lo que tengo que hacer! ¡Ese no es el camino que nos enseñó Stromboli!

 Decididamente, el pirata de rostro desfigurado sacó de su cinturón su arma y apuntó con ella al muchacho que se encontraba en el borde del edificio, desobedeciendo el pedido que le hizo su compañero "Stromboli".

- ¡Más vale que bajen esas armas o le vuelo la cabeza a este niño!

 El muchacho, que había pasado de la confusión al miedo, poco entendía de todo lo que estaba sucediendo. Cuando vio el cañón del arma apuntado contra él, sus piernas empezaron a temblar y el sudor comenzó a correr por su frente. Estaba asustado, y no entendía casi nada de lo que esaba sucediendo.

- ¡AH! ¡¿Qué está pasando?! ¡Sr. Cossi! ¡¿Quién es toda esta gente?! ¡¿Qué me quieren hacer?!

 Antonio estaba perplejo, viendo como de repente uno de los hombres que estaba en "su grupo" decidió apuntar contra su pupilo incluso luego de que el cardenal pidió que no se levantaran las armas. El anciano barbudo miraba al muchacho con angustia, sin saber qué decirle.

- Quédate... quédate quieto, Ian... todo va a estar bien... _{Oh Santo cielo...}

 La mirada del anciando pasó luego a posicionarse sobre Giuseppe, de quien bien podría depender lo que iba a pasar a continuación.