Partida Rol por web

James tumbó al último contendiente con facilidad.

Tras ello, Armando se acercó al cuerpo del oficial para recuperar el arpón, lo cuál descubrió resultaba mas complicado de lo que hubiera deseado. Tuvo que bregar un buen rato con el cuerpo para poder extraer el instrumento que atravesaba el cuerpo de lado a lado.

Armando miró a su alrededor, pero no vio nada peculiar a parte de  sus compañero, el nativo encadenado, las tiendas de campaña, y los montainenses caídos. Eso sí, la tormenta arreciaba.

Lope salió de su escondrijo para introducirse en las tiendas buscando algo útil, mas concretamente en la mas grande.

Lope entra en la tienda más grande. Un quinqué colgado de la parte superior de la tienda ilumina el interior de la misma. Allí hay una mesa y sillas plegables de tela y madera; muy pequeñas.

También un saco de dormir y un pequeño estuche. En el interior hay una carta con sello lacrado y roto, así como una tela plegada con un escudo bordado; seguramente una insignia militar, en el que aparecen un sol dorado sobre un fondo azul.

Lope también encuentra un pequeño mapa de la isla. En ese mapa lo más característico parece ser una serie de colinas que atraviesan la isla de norte a sur, y un asentamiento de algún tipo en la costa este, más allá de las colinas y un pantano. También aparece marcada la "aldea de la muerte". Y se señala también lo que parece ser una construcción antigua en el extremo sur de la isla.

En cuanto a cuerdas, Lope encuentra alguna similar a las ultilizadas para sostener las tiendas. 

Entre otros utensilios diversos, encuentra también munición y pólvora.

Sebastián coge la cuerda -cordel, más bien- en cuanto lo ve y examina el resto. Toma nota del quinque. «Hay que comprobar cuánto aceite le queda: puede sernos útil». También de la carta: «Aunque seguramente esté en monteñés». Pero lo que más le llama la atención es la munición y la pólvora.

Lope no tarda nada en salir de nuevo de la tienda grande -la tienda en la que estaban el oficial y sus dos hombres, y de la que sale luz- con algo de cuerda fina. Antes de ponerse a atar a los soldados, coge el mosquete y lo mete dentro de la tienda, para que no se moje. Luego, ayuda a su compañero avalonés, atándole a uno de los hombres las manos a la espalda y los tobillos bien prietos. No podrá moverse.

—Vamos para dentro —dice cogiendo a su preso por los hombres de la chaqueta. Se refiere a la tienda grande.— Está seco, hay luz y hay un mapa que parece de la isla —Mira al negro.— ¿Hablas mi idioma?

James ayuda a Lope con los dos recién estrenados prisioneros. Está más que orgulloso de su actuación en el combate, y aunque no le ha gustado nada tener que matar a esos hombres, sabe que era necesario y que eran unos desalmados. 

Recupera su cuchillo del cuerpo del hombre que lo tenía incrustado, lo limpia en las ropas del cadáver, lo besa y se lo vuelve a guardar en su bota.

-Lope, lo primero que debemos hacer es llevarnos los cadáveres a una distancia suficiente de aquí para no atraer a las criaturas que hemos visto en el poblado. No querría que nos comiesen mientras dormimos. Luego podemos aprovechar la chasca para cocinar la carne y cenar y ver con los nuevos datos dónde estamos y cómo salimos de aquí. Y descansar como señores ¿Os parece?

Se volvió hacia Armando y le dijo. - Has sido un guerrero muy bravo, chaval. No he visto a nadie manejar el arpón así. - Le revolvió el pelo con una sonrisa.

Al ver que todo acaba y ceo salir a Lópe del Monte y se pone este se pone en acción amarra a los hombres inconscientes y James le ayuda, ellos ya se olvidaron de la pelea y se enfocan en el siguiente paso.

Mi arpón esta ensangrentado, me quedé sin aire al sacarlo del cuerpo del líder, mis manos están húmedas y caliente por la sangre, la lluvia fría cae en mi rostro mezclándose con la sangre y mis lágrimas, me restriegos los ojos aguantando sollozar, mi cara se torna rojo carmesí y poco a poco la lluvia me quita mi disfraz de asesino.

James me dice unas palabras de aliento y me saca del trance, aun soy un chiquillo que le gusta que le digan que hizo las cosas bien. Asiento y me pongo a asistirlos.

revisa si esos dos tienen algún cuchillo con el que puedan liberarse al terminar de hablar decido que me encargaré del hombre que maté, reviso su cuerpo y al terminar lo arrastró lejos del campamento.

Hook chico ven, Lópe has visto al perrucho?

Conan the Barbarian OST - "Atlantean Sword" - Basil Poledouris.

De un momento a otro la lluvia dejó de caer y los rayos dejaron de iluminar el fuego. Fue muy curioso. Como repentino.

El cielo seguía cubierto de nubes, empero, y en el ínterin parecía haber caído ya la oscuridad de la noche.

Armando vio que Hook se había refugiado en los brazos del hombre de color, el cual acariciaba suavemente al chucho. A Hook parecía agradarle, pues estaba tumbado panza arriba con la lengua fuera.

Al tocar a Hook, las cadenas que apresaban las muñecas y tobillos del hombre tintineaban con un sonido que resonaba en la (ahora) silenciosa noche.

-NaBah.- Los ciegos ojos del anciano negro brillaron con inusitada viveza y el apagado fuego restalló en una llamarada azulada. La mojada leña ardió de imposible manera para luego descender creando una llama cálida y anaranjada.

-Si. Hablo el idioma extranjero ...- El anciano negro habló en montaigne.-...tal y como me lo enseñó el Hombre de la Cruz, antes de que otros hombres pálidos llegaran y lo mataran, quemando su templo.-

-Esta era la tierra sagrada de los Domae antes que los Thalussai* les derrotaran y derramaran su sangre. Cuando el Gran Espíritu se enfureció y les engulló bajo las aguas nosotros llegamos y llamamos a esta tierra hogar. Por muchas vidas humanas el Gran Espíritu confió a mi pueblo la tarea de salvaguardar la tumba de los Thalussai*.-

-Mas no por mas tiempo.- Lanzó una mirada ciega hacia la lejanía, el lugar donde estaría la laguna.

-Decid, ¿habéis venido a buscar las riquezas y tesoros de los Thalussai*, malditos por el Gran Espíritu? ¿O buscáis en cambio sus secretos nefandos de inmortalidad y poder, como dul Motte?-

El perro en los brazos de ese hombre encadenado me hacía sentirme más tranquilo por lo que haría el negro. El hombre comienza a hablarnos y apenas entiendo algunas de las palabras que dice ya que habla montaigne, algo sobre tesoros y vida eterna llaman mi atención. Talvez no lo estoy interpretando bien. Nuestra mayor preocupación ahora no son los tesoros. Con palabras muy simples y básicas le digo al negro -No riquezas, No tesoros solamente techo y calor buscamos

Lope asiente a la ideas de su compañero James, y a punto está de ponerse a registrar a los soldados inconscientes como ha dicho Armando, cuando el viejo negro se pone a hablar. Lope le escucha con atención y no le interrumpe. Finalmente:

—El chico dice la verdad, anciano: no queremos ningún tesoro, sólo volver a casa —explicó Lope al viejo negro—. Íbamos por el mar en un barco, el barco se hundió y nosotros acabamos en esta isla. No sabemos dónde estamos. Dime: ¿sabes si hay barcos en la isla? ¿O en qué dirección y cómo de lejos está el país del Hombre de la Cruz o el de los rostros pálidos? ¿O si hay alguien en la isla que pueda ayudarnos?

- Yo también corroboro lo que dicen mis compañeros - dijo James -solo queremos poder salir de aquí con vida. ¿Sabe qué es lo que hacían aquí estos hombres? - dice señalando al suelo - ¿Por qué lo tenían prisionero y por qué querían matarnos?

James hizo algún gesto de apremio a sus compañeros. Le preocupaba que viniesen las criaturas y tuviesen que seguir luchando o morir porque no habían estado los suficientemente rápidos en apartar la muerte de su cercanía.

La historia del tesoro le había llamado la atención sin duda, rescoldos de la vida pirata, pero ahora mismo sus prioridades eran otras, como comer, ver qué hacía esa gente en esa isla, quasi ignota y por supuesto, seguir vivo.

Lope se percató de las prisas de su compañero avalonés y asintió.

—Sí, es cierto: vamos a prepararnos antes para la noche. No tiene sentido seguir hablando bajo la lluvia. —Se giró hacia el negro de nuevo.— Anciano: ayudad al chico a meter a estos dos en la tienda —dijo, refiriéndose a los soldados inconscientes. Luego, se dirigió a Armando.— Quitadles cualquier cosa que lleven encima: quizás tengan la llave de esas cadenas. Si se despiertan e intentan algo, enséñales lo que sabes hacer con el arpón. Lleim y yo nos ocupamos de los muertos y traemos ahora la carne.

Dicho esto, el viejo castellano comienza a registrar el cuerpo del oficial monteñés, decidido a quitarle cualquier cosa interesante antes de dejarlo a merced de los gules.

El anciano asintió, mirando al vacío. -El chico y yo esperaremos. Las respuestas pueden esperar.- Permaneció sentado a la espera de ser liberado.

Mientras, Armando empezó con el registro mientras Lope y James se ocupaban de los cuerpos de los muertos.

Al poco, Armando encontró en una de las tiendas pequeñas varios juegos de grilletes y un juego llaves, y un par de ellas encajaban para liberar al negro de sus grilletes en manos y pies.

James y Lope alejan los cadáveres una distancia que consideran... prudencial. Luego fueron a por los porcinos.

Cuando volvieron con la caza, Armando había recopilado diversos objetos, pero no llevado a los montaigne al interior de las tiendas**, que seguían tirados en el suelo, en el exterior, en la misma posición que les dejaron, pero con grilletes en tobillos y muñecas, como el negro. 

Una vez regresaron James y Lope, Armando usó unas llaves para soltar al nativo. Este se frotó tobillos y muñecas. Se levantó lentamente, y cogió un palo del fuego. Con él, trazó un gran círculo en el suelo que rodeaba todo el campamento, manteniendo a todos (él inclusive) dentro del mismo. Mientras lo hacía, canturreaba una letanía en su lengua salvaje.

Mientras el nativo seguía con sus supersticiones, Lope empezó a echar leña al fuego y poner la carne en el asador con ayuda de James. Luego metieron a los dos montaigne capturados y encadenados en la tienda grande. El tipo de mostacho que recibió un golpe en el estómago se había despertado y les lanzaba miradas furiosas, mientras el otro con un golpe en la cabeza seguía incosnciente.

Una vez cocinada la comida, el negró se acercó de nuevo al fuego, y mientras cenaban alrededor del fuego, comenzó la charla...

-Parecéis gente de fiar, como el Hombre de la Cruz. Espero que no sigáis su mismo destino por enemistaros con dul Motte. Estos de aquí son sus hombres.- Y señala a los Montaigne de la tienda de campaña.

-Esos montagne vinieron por mi para capturarme, como al resto de mi pueblo. Los que no murieron o devoran cadáveres ahora son esclavos de Dul Motte.-

-Hay un barco, sí, pero sólo viene a la isla cuando dul Motte lo llama. Eso los supe por el Hombre de la Cruz. Dul Motte es un brujo. Puede herir al mundo, y esa herida es una puerta a Dej´hva... vosotros lo llamáis Legión. Luego, abre otra herida desde Dej´hva de nuevo al mundo, pero en otro sitio distinto, muy lejos. Por esa herida habla con otros hombres de su país. Y así envía mensaje para que el barco venga.-

-Antes dul Motte podía viajar lejos por la herida. Cruzar el mundo en un segundo, y llegar a su país en dos un pasos. Pero yo lancé una maldición a dul Motte, por matar y esclavizar a mi pueblo. Tracé un círculo...- Señala el círculo que rodea el campamento. -...rodeando su casa de piedra, y ahora no puede cruzarlo. Se lo he prohibido. Puede hablar por la herida con la gente del Caldero, pero no cruzar la herida ahora, ni siquiera.-

-Dul Motte necesita que yo elimine prohibición, y por eso dul Motte envía sus hombres por mi. Pero si quiere ser libre, primero, debe liberar a mi pueblo.-

-Hay un pueblo de blancos en el punto de la isla más cerca de donde el sol sale, más allá de esas colinas.- Señala al este.- Allí vive dul Motte en aldea de blancos, con sus hombres en la choza de piedra, con hierro y palos de fuego. Hay también un camino de madera que va al mar, y donde el barco que buscáis se agarra.-

-Pero ahora no hay barco. Dul Motte no lo ha llamado.-

Cuando todos miran la línea que el negro ha trazado alrededor del campamento con un palo, dice. -Tranquilos. Es prohibición para que comehombres no puedan entrar. Ahora, podéis descansar sin miedo por la noche.-

Mira a James -¿Por qué querían mataros? Ellos también mataron al hombre de la Cruz, porque ellos no quieren creer en el todopoderoso. Lo odian, porque es enemigo de Legión.- 

-Hay alguien más que puede ayudaros. La criatura, que odia a Dul Motte tanto como a si mismo. Pero está loca, y en su ira, descuartiza sin distinguir unos de otros. Os mataría. Podréis ayudarla a encontrar la paz, pero para ello, primero debéis primero ver el monstruo en vosotros y entender su locura. Eso os haría sus hermanos, pero no lo recomiendo. Corréis el peligro de convertiros en monstruo. Una carga que no todos pueden aceptar.-

-Por eso, mejor no vayáis al corazón de la casa de piedra, el hogar de dul Motte.-

Durante el rato que acarrearon los cuerpos, Lope hizo algún comentario sobre enterrarles, quizás más para apaciguar su conciencia que otra cosa: nada podían hacer sin palas. Además, con los gules de cacería, incluso intentarlo era una locura. Finalmente, tras registrarles bien los cintos y los bolsillos, los dejaron en un lugar recogido, para que no pudieran ser vistos con facilidad por eventuales compañeros*.

*          *          *

Una vez de nuevo en el campamento,Lope felicitó a Armando por todo lo que había encontrado y por haber tenido la iniciativa de encadenar a los prisioneros.

—Eres chico listo, rapaz —dijo el mercader sonriendo y palmeando al chico en la espalda—. No sé qué haríamos sin ti.

*          *          *

Mientras el viejo hacía su ritual y Lope preparaba la carne, éste último miró con desconfianza la maniobra del primero, y finalmente escupió en el suelo, murmurando algo sobre Legión y Theus.

*          *          *

Dejando la carne al fuego, cortada en pequeños trozos con su puñal y trinchada en un florete, Lope entró en la tienda y se puso a escuchar al negro. Se había quitado sus prendas superiores, empapadas y colgadas a secar en el interior de la tienda, y se cubría el viejo torso con la chaqueta de uno de los muertos**. Pese al hambre, no comió ninguna de las viandas de campaña: según dijo, podrían necesitarlas más adelante. Esperaría a que la carne fresca estuviera hecha.

Mientras el negro habla, Lope sostiene el mapa, donde va indicando a sus dos compañeros los lugares que el negro les dice: el poblado en la costa este y la «aldea de la muerte» en la costa oeste. Las colinas que cruzan la isla de norte a sur también aparecen dibujadas. El único otro elemento destacable son unas ruinas, en el extremo sur. Una sospecha es obvia para todos: ¿es la «tumba de los Talusái» que ha mencionado el negro? No lo pregunta.

Las palabras del anciano nativo provocan diversas reacciones en el castellano, pero sobre todo le hacen fruncir el ceño. Obviamente, no le agrada para nada la situación en que les coloca esta descripción, pero tampoco las historias sobre brujos, criaturas y portales que contactan con el infierno.

—Una fortaleza —es lo primero que dice Lope, aclarando lo obvio—. La «casa de piedra»: tiene que ser eso. —Habla para sus compañeros.— Y si ese Dul Motte fue quien acabó con la aldea, tiene cañones. —Se dirige al negro y «traduce»:— Grandes palos de fuego. —Pausa pensativa.— ¿Tienes nombre, anciano? Aún no lo has dicho. Yo me llamo Lope. —Pausa de nuevo.— Tú también sabes hacer magia —añade, como tanteando—. Eres también un brujo, como Dul Motte.

Lope lanza una mirada hacia el hombre de Dul Motte que ha despertado, como para ver su reacción. La carne sigue haciéndose en el fuego.

El tiempo paso rápido, ocupando todo mi esfuerzo en revisar a los dos bribones, las tiendas y todo el campamento, algunos objetos muy interesante que nos ayudarían a sobrevivir, se que todos estarán feliz por esto

El negro estaba allí esperando a que volvieran los otros, paciente y calmado, como si nada lo inmutara, me hace preguntar si realmente lo salvamos?. encuentro unas cadenas y grilletes y se los coloco a los dos bribones, antes de que despierten, aparte preparo todo para liberar al negro.

Lope y James vuelven de encargarse de los cuerpos y Lope me dice unas palabras alargadoras por el trabajo realizado, pronto me verán como un igual.

El negro comienza a contar una historia fantástica y mi conocimiento en el idioma es limitado, pero habla de magia, tesoros, puertas a otros mundos, y un tal dul Motte. Lope le hace unas preguntas al hombre mientras revisa su mapa, yo guardo silencio ya que no se que sera lo mejor, esta situación paso de sobrevivir a la isla a derrocar a un rey hechicero malvado, esto no me lo creerá nadie

Después de ver a un gorila de dos cabezas y a esos seres come carne ya me creo lo que sea, como cambia el mundo de un puerto a otro.

James y Lope llevaron los cuerpos a una distancia prudencial para que los gules no les alcanzasen y se diesen un buen festín. Lope sugirió que los enterrasen, pero Jame simplemente negó mientras le enseñaba las palmas de las manos abiertas.

Los dejaron lo mejor tapados de lo que fueron capaces dadas las circunstancias y partieron de vuelta al campamento. Allí, mientras Lope felicitaba a Armando, James también le guiñó un ojo. Iba a ayudar a Lope con la carne, pero le vio tan dispuesto y resuelto que decidió que no necesitaba ayuda ninguna. Así que entró en la tienda, se quitó la parte superior de las ropas y se intentó calentar y secarse un poco de la maldita lluvia.

Se sentó a escuchar atentamente lo que el negro decía. Las cosas de brujería, iglesia etc. siempre le habían dado muy malas vibraciones. Sin embargo, una idea cruzó su mente. 

-Amigo, entendemos que si no vamos a la casa de piedra, no hay otro modo para salir de la isla. ¿verdad? Como te hemos dicho, no buscamos riquezas ni tesoros- hizo un silencio ponderativo-pero no  podemos quedarnos aquí para siempre.

Miró al hombre que se despertaba y se calló. No quería que escuchase lo que hablaban con el nativo, aunque no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo llevaba ya despierto.

Quería hablar con sus compañeros, pero antes de decir nada, decidió esperar a que el negro hablase, a ver qué tenía más que contarles.

-Ja, ja ja...- El hombre rió ante la acusación de Lope. -Mi nombre es Toa Rappa. Sí, parece que también yo soy brujo, como Dul Motte. -

Luego se puso serio: -Pero su brujería no es como la mía. Yo la aprendí de un viejo hombre-medicina de mi tribu, cuando yo era joven. Dul Motte la obtuvo de Legión, o eso me dijo el hombre de la Cruz.-

-Yo quiero creer que mi magia viene del Gran Espíritu, el todopoderoso, creador de todo. Invoco a espíritus de la tierra, y ellos hacen el resto. Creo que esos espíritus sirven al todopoderoso.-

-El Hombre de la Cruz llamó a a Dul Motte hechicero. Yo en realidad no se lo que eso significa. Comprendo mi magia, y puedo hablar de ella, pero no conozco bien la del hombre blanco.-

Se volvió hacia James: -No sé si hay otra forma de salir de la isla.- Se encoje de hombros. -Yo siempre viví aquí con mi gente. Y antes de ello mi padre. Y el padre de mi padre. No sé qué hay más allá de la isla ni donde está vuestra tierra. Mi pueblo no sabe hacer barco para cruzar el mar.-

-Pero, no sé donde está el problema. Haced barco de madera grande para volver a casa. ¿Si? Buscad al constructor de barcos. Él os dirá cómo.-

James escuchó de nuevo con atención lo que decía el anciano. Pensó por un momento que era uno de esos hombres tocados por los Shide de los que tanto había oído hablar sobre todo de niño viviendo por el puerto, siempre había pensado que eran solo leyendas, pero mejor no reírse de esas cosas, que también pensaba que no existían los monos de dos cabezas, y los había visto con sus propios ojos.

Tenía varias preguntas más para él y quería compartir impresiones con Lope y Armando, pero lo que no quería era que esos dos rufianes siguieran escuchando.

-Muchas gracias señor, pero tenemos que ver si la carne ya está hecha. Supongo que tendrá hambre. Nosotros por lo menos, mucha. ¿Vienes Lope?

Añadió un gesto a Armando para que les siguiesen.

Toa Rappa el mago de la tierra, guao cualquiera puede aprender magia y hacer un brazo crecer o una cola? Mis esperanzas de escapar de la isla poco a poco se hunden como nuestro barco, hasta que dice "constructor de barcos", pronto James toma la palabra y hace unos gestos para terminar el tema. Bueno vamos a comer :)