Partida Rol por web

¿Qué ocurre? ¿Qué es ese temblor?

Toma consciencia. No es como si hubiera despertado de un sueño, si no algo distinto. 

Sentía como si un lapso de tiempo de su vida hubiera, simplemente, desaparecido. Lo último que recordaba era aquella extraña miasma sobre su cabeza, saliendo de la chimenea, y una especie de ceniza caer sobre su cabeza.

Y luego... Acababa de aparecer aquí. Abrió los ojos.

Era como si se hallara sumergido, flotando, en un líquido viscoso, denso y anaranjado. Semiopaco. Como miel. Le envolvía completamente y apenas podía ver luz provenir de más allá, enfrente de el.

Entonces oyó un sonido familiar ¿era un ladrido?

Algo golpeó delante de él con fuerza. Vislumbró una sombra en frente suyo, más allá de la pegajosa substancia. El fluido anaranjado se desplazó de forma heterogénea acumulándose en zonas mas densas. Sintió que su cuerpo giraba.... No, era el recipiente dentro del que se encontraba el que giraba sobre si mismo. 

De repente, el crujido como de mil cristales rotos y cayó al suelo dándose un buen golpe.

Estaba tirado en el suelo. Como todos los demás. Allí estaban, juntos: Lope, el pequeño Armando Bastardo, el vodaccio Orologgio e incluso el nativo Toa-Rappa. Todos ellos cubiertos por aquella extraña substancia.

¿Qué ocurre? ¿Qué es ese temblor?

Toma consciencia. No es como si hubiera despertado de un sueño, si no algo distinto. 

Sentía como si un lapso de tiempo de su vida hubiera, simplemente, desaparecido. Lo último que recordaba era aquella extraña miasma sobre su cabeza, saliendo de la chimenea, y una especie de ceniza caer sobre su cabeza.

Y luego... Acababa de aparecer aquí. Abrió los ojos.

Era como si se hallara sumergido, flotando, en un líquido viscoso, denso y anaranjado. Semiopaco. Como miel. Le envolvía completamente y apenas podía ver luz provenir de más allá, enfrente de el.

Entonces oyó un sonido familiar ¿era un ladrido?

Algo golpeó delante de él con fuerza. Vislumbró una sombra en frente suyo, más allá de la pegajosa substancia. El fluido anaranjado se desplazó de forma heterogénea acumulándose en zonas mas densas. Sintió que su cuerpo giraba.... No, era el recipiente dentro del que se encontraba el que giraba sobre si mismo. 

De repente, el crujido como de mil cristales rotos y cayó al suelo dándose un buen golpe.

Estaba tirado en el suelo. Como todos los demás. Allí estaban, juntos: Lope, el pequeño Armando Bastardo, el vodaccio Orologgio e incluso el nativo Toa-Rappa. Todos ellos cubiertos por aquella extraña substancia.

[PENEJOTIZADO]

Salvo James Lawson. Estaba de pié y limpio del líquido ambar, espada en mano. Este les miró apremiante: —¿A qué esperan? ¡Dense prisa antes de que esos malditos montaigne se percaten de que...!— 

—¡BANG!— Se oyó un disparo de mosquete, seguido de los ladridos de Hook y sonido de pasos apresurados de varios hombres.

A su alrededor observó una enorme caverna, gigantesca.

Había una pequeña entrada a la caverna a bastante altura. Se hubieran necesitado alas para descender desde ella si no fuera porque alguien había construido un andamio de madera pegado a la pared desde el suelo hasta esa salida de la caverna en la que estaban. Una rampa llevaba desde esta altura, a lo largo de la pared hasta el suelo de la caverna.

La caverna estaba iluminada por centenares de gemas de diversos colores incrustadas en el techo. De algún modo... esas gemas emitían luz. Cada cual de un tono de color diferente. 

Al estar a tanta altura el techo la luz llegaba al suelo de una forma tenue, y los variados colores de las gemas del techo alternaban las zonas iluminada del suelo con colores rojo, verde, violeta, anaranjado.... También había una leve neblina a la altura del suelo que tapaba apenas los pies de unos soldados montaigne uniformados a los que veían rondando la zona, entre la niebla. La neblina no debía ser peligrosa pues estaban allí semi tumbados respirándola.

Los soldados montaigne a los que vieron perseguían a Hook, el perro del capitan, al que no paraban de disparar. Los montaigne caminaban entre unas figuras dolménicas. Esas figuras tenían una curiosa  base circular de roca, como un pedestal. Y sobre el mismo se posaban unos enormes huevos, como de dos hombres de alto, pero hechos de una sustancia similar al ámbar. Algo entre semiopaco semitransparente.

Dentro de los huevos de ámbar se adivinaban siluetas. Parecían animales o engendros, atrapados dentro del ámbar. Pero era difícil de distinguir claramente. Para ver mejor lo que habría en uno de ellos tendría que acercarse más.

Los huevos enormes de ámbar se repartían por toda la gruta. Todos juntos vistos desde arriba fomarían una silueta de diamante, con unas siete filas de huevos por seis columnas. Había una hilera entera de esos "huevos de ámbar" con siluetas en su interior de proporciones y tamaño aparentemente humanos.

Al otro extremo de la cámara se veía un apertura a un túnel más ancho que la primera entrada que vieron. Había unas puertas dobles de madera (esto si, una construcción humana al fin) que sospechaban llevaban a la salida.

A la espalda de cada uno de ellos, salvo de Lawson, había uno de esos grandes huevos de los que, evidentemente, acababan de salir, pues estaba roto en mil pedazos y su naranja fluido se hallaba disperso por el suelo y cubríendo sus cuerpos.

[PENEJOTIZADO]

El muchacho se incorporó cubierto de esa especie de melaza del pelo de la cabeza hasta la punta del pie y gritando: —¡Pardiez! He recuperado mi brazo.—

Y tenía razón. Cuando le miraron, el muchacho estaba allí, con sus dos brazos intactos. Se miraba con asombro el que se suponía amputado. No había señal de cicatriz alguna, y lo movía perfectamente,

¡A la salida!  -les dijo a sus compañeros, apuntando al final de la gruta, a las puertas.  Salió corriendo, resbalándose.  Claro, casi le da tortícolis porque sólo quería ponerse a examinar el huevo ámbar del cual emergían con reparados cuerpos y recuerdos.  Se llevó un pedacito.  Para examinarlo en el laboratorio, que espero sea en Vodacce y no en los Cielos. 

Ayudó a todos a llegar a las puertas de madera, jalando a los más lentos o aún entorpecidos.  Sorprendido también quería examinar a Armando para ver cómo había sido la reparación corporal.  Le veía el brazo para ver si había sido re-crecimiento o injerto.  Y a Toa, que seguramente en su mirada revelaría si esto era algo de lo que sabía o se sabía tan ignorante y sorprendido como ellos.

Claro, lo que más le importaba era otra cosa.

¡Rossanna! -suspiró.  Había sido tan vívido el recordarla, que sentía en su nariz y su alma todavía su perfume.  Como la primera vez que lo olí.  Muero por ti. 

En el suelo, entre los restos de aquella sustancia y del recipiente que le contenía, Lope se da la vuelta torpemente, aún sin entender, para ponerse boca arriba. Desde esta posición, se mira las ropas, las manos: ¿qué es esta melaza, este moco?, parece pensar. Con expresión de perpleja confusión en el rostro, ávida de información, también mira a sus compañeros, y a su alrededor: la gran caverna, la rampa, las extrañas estrellas titilantes de un centenar de colores, el cielo a lo lejos. Cuando James les azuza para que se apresten, Lope mira al pirata durante un instante, y es entonces cuando el petardazo le obliga a girar el rostro. Temiendo sin duda que los soldados vayan a por él, Lope se pone de pie en dos pasos y debe hacer equilibrios para no caer al suelo de nuevo. Busca con la mirada algún lugar donde esconderse. La voz de Armando llama su atención, y observa el nuevo brazo del chico, pero rápidamente corre tras el vodacho.

—Por Theus, vodacho: ¿¿qué está pasando aquí?? —ladra en baja voz en la lengua de Montaigne cuando llega a las puertas, mientras se aferra al hombro de Orologgio.

Obviamente cree que el hombre (que está cubierto de pringue como él) tiene las respuestas. Su mirada enloquecida busca también a James y Toa.

¡No se Lope, no se! -le dijo mientras corría, exasperado por de hecho no poderle contestar.  ¡Pero le juro que lo averiguaré! -un científico siempre lo es, así que fue armando las piezas de este rompecabezas de cristales. 

La pregunta del castellano sin embargo, le hizo también recordar lo inmediato.  ¿Estábamos cayendo en una miasma, cierto?  ¿Que salió de una de las los artefactos esos?, ¿sidhe? 

¿Y estaba este Montaigne brujo necromántico?  Las memorias de corto plazo le regresaban como pedazos de madera después de un naufragio.   

En cambio, las memorias de largo plazo eran un puerto seguro para Orologgio.  Suspiró de nuevo al sentirlas, añoró como si sólo fuera ayer que estaba ahí.  Le dolió el corazón un poco cuando se dió cuenta que no, de que realmente estaban lejos. 

¿Es esta cueva el lugar de poder que buscaba aquel hombre?  ¿Toa, lo sigues atrapando con tu magia? 

Toa-Rappa seguía algo aturdido por haber salido de uno de los huevos. El anciano se incorporó despacio yt ardó en reaccionar a las preguntas del Vodaccio: —Estas... estas son son... las cuevas de los Domae. Luego... las tumbas de los Thalussai. Estamos bajo la... isla. —

—Y Dul Motte... —

Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para explicarse...

... porque otro hombre de color al que algunos de ellos no conocían pero que había aprecido acompañando a James Lawson cogió al Toa Rappa y le ayudó a incorporarse, con gran repeto y devoción: —Vamos, anciano. Es hora de liberar a nuestro pueblo.—

El joven moreno vestía a la manera occidental y le extendió un par de mosquetes y floretes que llevaba cargados al hombro tanto a Orologgio como a Lope. tras entregar las armas continuó ayudando al anciano a correr hacia las puertas dobles.
 

Uno de los soldados montaigne que perseguía a Hook les vió corriendo en tropel hacia las grandes puertas dobles y grito a sus compañeros avisando de la presencia del grupo. Inmediantamente apuntó al grupo e hizo fuego.

[PENEJOTIZADO]

El tiro iba dirigido a Lawson, que se agachó al escuchar el estruendo. Inmediatamente se giró y respondió al montaigne con su propio mosquete. El montaigne acyó al suelo fulminado.

—¡Hurry up! ¡Hurry up all of you men!— No parecíó darse cuenta que estaba arriándoles a darse prisa en su propia lengua avalonesa.

SIn embarpo, en cuanto llegaron a las dos grandes puertas dobles se las encontraron cerradas a cal y canto. Lawson empezó a patear las puertas dobles, frustrado —Fuck'em ¿Es que no nos va a salir nada bien?—

Ahora conscientes de su presencia, los montaigne se fueron agrupando para posicionarles y hacerles fuego en pelotón.

El perro del capitán corría camino de Orologgio, Toa Rappa, Lawson, Lope, Armando y Etienne, arracimados ahora junto a las puertas dobles de salida de la caverna. Al otro lado de aquellas inmensas puertas dobles se oían los beriidos de mas soldados montaigne

Ante la obviamente insatisfactoria respuesta de Orologgio, la reacción de Lope es dejar de prestar atención al vodacho y a sus preguntas, tomar las armas que le ofrece el desconocido negro y correr hasta las puertas. Cuando los hombres de Dul Motte les divisan y comienzan a dispararles, Lope empuja las puertas con todas las fuerzas y ninguno de los éxitos, y maldice también. Sin duda, ha escuchado al otro lado de la puerta esos gritos en la lengua de Montaigne.

—¡A LA RAMPA, APRISA! —grita a sus compañeros—. ¡Hay que salir por arriba!

Al decirlo, Lope no ha mirado ni sus compañeros ni a la rampa, pues ha encarado a sus perseguidores, ha levantado el mosquete y, sin detenerse a mirar si está cargado, ha disparado el arma contra ellos. Es cuestión de segundos que corra hacia la rampa, como sin duda espera que hagan sus compañeros.

Orologgio había visto que dentro de esos artefactos Sidhe había otros seres.  Criaturas ¿monstruosas? fruto de experimentos, como las que ya había visto en la superficie de la isla.   ¿DulMotte tomó el sitio para crear engendros?    ¿Porqué entonces salimos nosotros de ellos?  ¿Somos un engendro o una fuerza de bondad nos puso ahí?

Son para hacer... hìbridos.  Le explicó al avalonés, a quien siguió raudo hacia la rampa.  ¿Probablemente los gritos de los hombres de DulMotte era que se habían enfrentado a un monstruo escapado?

Corrió.  No disparó.  No quería perder tiempo, y además era malísimo con las armas. 

Volteó a ver a Toa y el joven isleño.  Seguiría sus indicaciones, el segundo parecía saber hacia donde deberían dirigirse. 

El disparo de Lope alcanzó a otro de los soldados montaigne, que cayó al suelo incapacitado. Los pocos que quedaban y que no habían disparado sus mosquetes aún se situaron rápidamente en formación para responder al fuego. Orologgio sintió como una bala le rozaba practicamente la oreja mientras que el pequeño Armando Bastardo bailó al son del fuego de los mosquetes sin que ninguno pareciera alcanzarle.

Una vez soltados los fogonazos de sus mosquetes los montaigne desenvainaron entonces su espadas: Eran diez iniciálmente  pero los disparos certeros de Lope y Lawson habían hecho que cayeran dos, quedando ocho. Se lanzaron en tropel en dirección a la puerta.

Al otro lado de la misma se oyó un enorme estruendo y el resquebrajar de la madera al tiempo que las puertas temblaban poderosamente, como si hubieran recibido un poderoso embate. Gritos de hombres y sangre filtrándose por las rendijas por debajo de las puertas dobles.

[Penejotizado]

—¡¿Volver para atrás?!¡Por allí es por donde vine!— Responde Lawson a Lope: —Me he tirado horas para llegar hasta aquí por el laberinto de túneles ¡Se supone que la villa y el barco para escapar están al otro lado de estas otras puertas!— Dijo señalando al lugar del que había surgido el gran estruendo, aunque por su mirada la idea de atravesar las puertas dobles tampoco parecía hacerle demasiada gracia.

—¡Estoy de bichos raros y de montaignes hasta el moño!— Sentenció desenvainando su espada.