Partida Rol por web

Sin lugar a dudas, han de venir de alguno de los siete infiernos narrados por Dante.

Aquella afirmación estaba puesta más para su deleite personal que para ser cierta. Y evidentemente la mujer no conjeturaba en aquel sentido.

Así que se acerco a mas a ella, y cuando estuvo a una distancia cómoda para el dialogo, sin invadir sus espacio, volvió a hablar.

Estoy deseando que me expliquen qué conjeturas han sacado.

Todavía en un estado de shock, pude ver como la chica de pelo negro estiraba su mano para levantarme del suelo. Pero no estaba demasiado seguro de querer levantarme. ¿Qué otros peligros podían aguardarme en este infierno? Necesitábamos elaborar algún tipo de plan para salir de aquí lo antes posible. Analizando todo lo acontecido hasta ahora, es un jodido milagro que todavía no hayamos muerto. Entre lo del hospital, el avión, los dinosaurios, y ahora... ¿Un gorila gigante?

Por el amor de Dios, cuando vuelva a Inglaterra nadie creerá estas historias. Pensarán que tengo estrés post-traumático por lo de la guerra y eso. Y cualquiera me diría que yo iba a ver cosas todavía más sorprendentes que las que ocurren en el campo de batalla...

Justo cuando me disponía a ponerme en pie, algo inesperado volvió a ocurrir: un grupo de putos japoneses se había personado ante nosotros. Sin entender una mierda, pude saber que no venían precisamente en son de paz. Cuando preguntaron acerca de quien era el líder (o eso me pareció comprender), estuve a punto de decir que era yo (porque lógicamente era yo), pero esa mujer fue más rápida y soltó una trola ciertamente inteligente.

-Es cierto, amigos nipones- dije con pillería. Hemos llegado hasta aquí por él y por los vuestros.

Zenji tardó más de lo previsto en poder reaccionar y salir de su estado de shock, pero no era para menos, no todos los días uno podía volar por los aires sujeto a un tronco y sobrevivir para contarlo. No fue hasta que vio que se acercaron sombras a su alrededor y escuchó por primera vez su idioma natal después de tantos infortunios los últimos días, que levantó la vista y se dejó ayudar para descender, comprobando que había un pelotón de soldados japoneses apuntándole con pistolas, tanto a él como al grupo que le acompañaba.

Las acusaciones de que era un traidor no le gustaron para nada al nipón, el cual no tardó en replicar en un tono cargado de dureza y superioridad, a las palabras de aquel energúmeno que había osado dirigirse de aquella forma tan irreverente. ¿A caso no era capaz de reconocer a un superior en rango, líder del ataque realizado a Singapur aquella misma mañana? ¿Aquel rango ostentaba ese suboficial, acaso el de sargento mayor de un pelotón?

- Soy Zenji Abe, Rikugun-Chūsa* y líder de la escuadrilla de bombarderos en picado Aichi D3A Val, 6ª División Aérea  de la Fuerza Aérea del Ejército Imperial Japo... - y ahí finalizó su particular diatriba, puesto que uno de los soldados le propinó un fuerte golpe en la cabeza que le dejó semiinconsciente en el suelo. ¿Por qué ocurría aquello, no veían los distintivos que...? Joder, iba hasta arriba de mierda, con una bata raida de hospital de mala muerte de Singapur... Eso sí, si tenía nuevamente oportunidad de hablar con un superior, haría cortarle los huevos a ese imbécil, vaya que sí. 

¡Calle! ¡Calle! ¡Usted es un maldito traidor! ¡Está ayudando a los ingleses y traicionando a su emperador! *-gritó el japonés, mirando directamente a Zenji.

Parecía realmente enfadado, y lo demostró dando un paso hacia él y abofeteándole la cara con el dorso de la mano. Después se volvió hacia el resto.

¡Atadlos! ¡Y si alguien se mueve, disparen a matar!*

Varios soldados japoneses se acercaron y os ataron las manos a la espalda, a pesar de las objeciones de Zenji, o sobre todo debido a ellas. Ahora erais sus prisioneros. 

El capitán japonés parecía determinado a llevar a cabo su misión, fuera cual fuese, para lo cual, dirigió su atención hacia la dirección contraria al avión.

¡Iremos por ahí! ¡Hay que llegar a la costa, rápido!*

Flanqueados por los soldados, todos os movisteis alejandoos del avión.

Jefa, crees que puedo " Actuar" Para que crean que e4stoy al mando hablando Aleman? ;)

Pues ya podían haber llegado antes!

Fue lo primero que pensé cuando en el claro aparecieron ese grupo de militares japoneses, poniendo el alma en vilo a todos. Ni las palabras de Carter ni si quieras las del Japo fueron bien recibidas. Y yo estaba allí en medio como un avestruz con al cabeza en la tierra.

Respiré fuerte, tanto como pude para intentar relajarme y solté mi órdago.

-Heil Hitler!!- Grite a pleno pulmón con cara de pocos amigos y dando un paso al frente, llamando su atección.-Gott sei Dank sind sie angekommen! - Suspiré poniendo cara de alivio y corriendo al "amparo" del responsable japones.- Yo... Alemania!- Dije en palabras sencillas.- Vielen Dank.. Gracias!!

Con decisión y sin pararme, como de la que se cree a salvo con sus "camaradas", me planté delante de Carter y con cara de pocos amigos... la guiñe un ojo e hice una mueca con la boca sin que el resto me viera ya que les daba la espalda...- Lo siento-Susurré... la di una bofetada en la cara de esas que suenan mas que duelen.

-Mi... prisionera.- Miré de nuevo a la comitiva japonesa.- Mis prisioneros!- Grité a plena voz convencidisima de lo que decía mientras les señalaba a todos y luego palmeaba mi pecho.- Llevar!! Komm schon!- Puse mis manos en las caderas, orgullosa, instando a que los detuvieran pero dejando claro que eran míos!- Furher ...quiere...llevar, Alemania!- Mi rostro era un poema.

Por dentro acojonada, por fuera... toda una agente encubierta Nazi. Genial Diana...

Claire entendía a aquel hombrecillo. Era un completo inepto allí afuera. Casi mejor era así. Si iba con ellos tendrían que estar velando por él. Casi era un milagro que hubiera llegado hasta aquel extraño enclave. Y si quería quedarse con aquellos extraños científicos... ¿Quién era ella para impedírselo?

- Muy bien. - Dijo la monja. - Suerte. - Le deseó al intérprete y entonces le preguntó al doctor. - ¿O'Brian verdad? No nos hemos presentado, pero creo haber escuchado su nombre. Yo soy Gretchen. - [Tragó saliva y se quedó un instante en silencio.- Claire es el nombre que adopté cuando entré de monja.. - Se encogió de hombros. - ¿Nos vamos?

La Hermana Claire y O'Brian salieron del refugio, dejando a Sextus hablando con los doctores. Lo cierto era que había muchas preguntas sin respuesta en aquella isla y era normal que hubiese despertado su curiosidad. Pero sobrevivir era también importante y salir de allí, una necesidad.

Para mi suerte el resto del grupo no dijo nada y siguieron con mi version de que el nipon que nos acompañaba era "nuestro lider"; a lo cual parecia que él se puso gallito con aquellos japoneses pues empezo a gritarles algo que ... por la manera en que sonaba no debia ser muy bonito cosa que no afecto en lo mas minimo a los que alli se encontraban ya que le propinaron un fuerte golpe en la cabeza que volvio a colocarlo en el suelo.

Mientras, los japoneses siguiendo ordenes del que parecia el lider comenzaron a atarnos las manos pero en cuanto lo intentaron con Diana esta comenzo a hablar en ... Aleman?? Si eso estaba diciendo!! La muy.... No solo estaba rodeada de enemigos nipones sino que ahora tambien de alemanes!!!

Pero cuando se acerco a mi diciendo que era su prisiones y me abofeteo...
Maldita zorra!! le grite sin perder un apice la compostura, recuperando mi rostro su posicion normal En cuanto me libere vas a saber tu y estos malnacidos japoneses lo que es una guerrera de verdad y sin mas intente forzar mis manos para que no pudieran atarme bien las muñecas y asi poderme liberar facilmente.

¡Doctora! Oiga usted. Este es un proyecto privado y secreto. No podemos impedir que estén aquí, pero bajo ningún concepto tenemos libertad para compartir con usted nuestros descubrimientos. Lo único que podemos hacer es darle algunos consejos... y desearle la mejor de las suertes, pero debe marcharse.

El tono del doctor no dejaba lugar a dudas. Estaba echándote y lo que fuera que estaban haciendo allí... no era en beneficio de todos.

Dejando a Sextus a un lado, y el refugio, salisteis de nuevo a la hermosa y densa jungla y seguisteis, tal y como os habían indicado,río arriba. No obstante, el camino no era nada fácil y en cuestión de minutos, una lluvia capaz de aplastar a cualquiera, comenzó a caer sobre vosotros.

De nada le había servido a la hermana Claire cambiarse de ropa, pero a ese paso, ibais a quedar como dos monigotes, empapados. Además, vuestros pies se hundían cada vez más en la tierra, dificultando enormemente el avance.

- Mierda de lluvia... - Blasfemó la hermana. - ¡Y mierda de isla! - Se quejó amargamente. - ¿Por qué me has abandonado aquí, señor? - Imploró hacia el cielo. 

Claire resopló. Estaba bastante cansada de la lluvia. Por suerte, desde que habían salido de la cueva, desde hacía ya un rato, no habían sido emboscados por ninguno de aquellos seres pertenecientes a una realidad alternativa de la que no habían sido conscientes hasta ese mismo día. O'brian caminaba a pocos pasos de ella. Él también parecía estar cansado. Pero no podían detenerse. Debían encontrar a las mujeres y luego tratar de llegar a la balsa que les conduciría al dique. Allí les estaba esperando, según habían dicho Brolin y Bain, su pasaporte de regreso a la civilización.

- ¿Por dónde buscar? - Preguntó la hermana. Estaba realmente desorientada. Fuera donde fueran, todo parecía ser igual. Orientarse en aquel lugar era algo realmente complicado.

Dejamos a Sextus en compañía de los doctores, el prefería quedarse allí a cotillear antes que intentar salir de la isla, si así lo quería, era su vida, pero yo queria irme de aquel pedazo de tierra lo antes posible. Al poco de salir al exterior comenzó a llover de manera estrepitosa mojándonos hasta los jodidos huesos.

-No le pregunte a su Dios hermana, tenemos que buscarnos la vida como sea y encontrar al resto del grupo-dije ajustándome el casco mientras caminábamos hundidos en el barro.