Partida Rol por web

Le doy un golpe con el puño a la radio para ver si consigo sintonizar una emisora mejor, y entre el ruido de nieve que nos proporciona, les digo:

-Yo puedo continuar, pero si queréis podemos parar, no sea que se le fundan los circuitos a alguien, jajajaja

No tengo problema en permanecer despierto esta noche como copiloto, dormiré a la mañana.-Comenta con los ojos cerrados y reclinado en el vehículo.

Octus niega con la cabeza mientras mira a sus compañeros.

Los prisas no son buenas compañeras de viaje. Sólo tenemos un conductor y es solo cuestión de tiempo que esté cansado. Lo inteligente es descanasar antes de que te entre el sueño, no quiero terminar estampado contrra un árbol.

Se pone de pie en la caja del camión y observa los alrededores.

Y os daré un consejo de arbites, descansa cuando puedas. Puede que la próxima vez que quieras hacerlo el enemigo te lo impida.

No es conveniente forzar ninguna máquina. Ni el vehículo que llevamos ni nuestras propias máquinas....

Pego un frenazo en forma bromeante y jovial a ver si Octus se cae, por ponerse de pie en un vehículo en movimiento...

-Vaaaale, oky doky, en cuanto veamos una sombra paramos a tomar el te señoritas...

Buscar un lugar cubierto en aquella explanada desolada se hace imposible y más conforme cae la noche. Al final paráis al lado de una formación rocosa de unos dos metros de alto por unos cuatro de largo.

Aristarchus está estirando su maltrecho cuerpo no sabéis si porque tiene más edad de la que aparenta o porque no está acostumbrado a las penurias que estáis sufriendo.

Octus se acerca hasta el Vidente:

¿Estáis bien? estos baches matan a cualquiera. Deberían hacer una buena autopista de lado a lado del país. Supongo que todo llegará...

Dice encogiendo los hombros.

Señor, ¿Le parece bien si hacemos algo de fuego para calentar las raciones?

- Si, gracias - responde a Octus - Estos días de interminables de investigación y augurios me han fatigado, creo que me vendrá bien ese fuego y la comida caliente.

Zachariah en su desconocimiento absoluto del ruralismo se pone a las órdenes de cualquiera que parezca saber qué hacer en estos casos.

Yuri, nativo de un mundo agreste y salvaje comienza a desplazarse por la zona sin hacer demasiado ruido, rebuscando ramas caídas y secas para comenzar un fuego y alguna que otra alimaña de la zona que cazar y probar del lugar.

Bueno caballeros. Comenté bajando del vehículo de un salto. Si no os importa, tendremos que establecer turnos de guardia. Cuatro horas pueden ser suficientes por persona, y que nuestro conductor descanse de un tirón exento, no quiero que mañana se nos duerma al volante. Era lo lógico teniendo solo a uno en el grupo, pues los reflejos y la pericia en aquellos terrenos complejos era esencial. También recomendaría que siempre el que esté de guardia tenga un auxped encendido, y al menor pitido, que nadie se haga el valiente, se despierta a un compañero y en pareja se ojea. ¿Os parece bien? No quería que nos pillaran desprevenidos.

me bajo del vehículo y estiro los brazos y las piernas, igual estaba mas cansado de lo que pensaba.

-Venga muchachos -les grito a todos- bajemos la lona del camión y podremos dormir dentro de ella.

Comienzo a quitar los remaches para bajarla.

-Las garrafas de combustible extra yo no las pondría al lado del fuego, pero tampoco las dejaría sin vigilar.

Octus parece conforme con el plan, tanto de las guardias establecidas como de dormir en el camión.

Yo haré la primera guardia. Me temo que me va a costar conciliar el sueño bajo las estrellas. Echo de menos no estar rodeado de bronce y ceramita.

Dice con cierta nostalgia justo antes de encender un pitillo.

Cualquier turno me viene bien. Disponed de mí como mejor veais.

Vale, yo haré la segunda entonces. La segunda guardia estaba bien tambien, la cuestión era que había que descansar lo suficiente para estar frescos. Veriamos que nos deparaba la noche en aquel lugar, pues de normal en los desiertos a las noches solía hacer un frio que te cagas.

Octus te despierta y te informa que no ha pasado nada durante su ronda. Te levantas y te acercas al fuego mientras él se acomoda en el hueco que has dejado. El viento frío casi no trae sonidos, realmente esa zona parece desolada.

Me levanté sin decir nada y con el axusped en mano y el fusil en la otra, apoyando su peso en el hombro, comencé a dar vueltas alrededor del campamento. Todo parecía en orden por el momento. La noche comenzaba a ser fría, pero nada tanto como para pasar mal rato. La caminata por la arena me mantenía caliente.

Lo que parece ser una figura humana camina lentamente desde la penumbra hacia el campamento.