Partida Rol por web

La Escuela también posee una innovadora y completamente tecnológica enfermería, en la que pueden tratar cualquier tipo de problema. Como si de un hospital se tratara. Se encuentra en la segunda planta, en lado izquierdo de la misma. La enfermera, la Srta. Leblanc, es de lo más amable y simpática, además de ser una profesional dispuesta a auxiliar a todo el que llegue a su enfermería.

La experiencia en el anfiteatro con aquél grupo de invitados fue un poco agridulce por el hecho de las heridas. La exposición del profesor le había impactado pero Cisco en este momento iba pendiente de Selina y la notaba un poco apagada. Eso le hacía dudar sobre qué decirle. Al principio hubo un poco de silencio pero el joven quiso cortarlo iniciando una conversación. Quería hablar con ella antes de entrar en la enfermería, para poder tener un poco de privacidad. Quería compartir esos sentimientos que ahora ella tenía y que él desconocía.

Cisco le sonrió suavemente antes de hablar.

- Ha sido una charla bastante extraña. Con esas palabras y sensaciones enviadas a la mente. La telepatía es algo un poco chocante.

Abrió un poco los ojos durante un momento porque a él le llamaba mucho la atención.

- Pero no se ve mala persona el profesor. Nos ha dicho que nos enseñará y luego cada uno tendrá libertad para hacer lo que quiera con sus poderes. Me parece que todavía no sé lo que haré yo, pero espero que algo bueno.

Claro que se le había quedado plasmada esa imagen de mutantes luchando entre sí y le venía la idea de que podrían existir grupos criminales con superpoderes lo cual seguramente superaría a la policía. Eso le preocupaba un poco, pero era un simple pensamiento al lado de su verdadero deseo que era saber qué le rondaba a Selina y que la hacía sentir distante.

Caminaba con las manos en los bolsillos posteriores de sus tejanos, adaptando su paso al de Cisco y con las ideas alborotadas después de tantas sensaciones.

-¿Ya lo habías experimentado antes? -le miró con curiosidad- me refiero a la telepatía. Estoy de acuerdo en que es chocante, incluso pensándolo ahora resulta intimidante.

-Y también creo que el profesor es buena persona -añadió coincidiendo en opinión- pero una vez ha desaparecido ese aura de serenidad que proyectaba y cogen fuerza las palabras... -vinieron a su mente las imágenes de los recuerdos proyectados donde los mutantes luchaban entre ellos y la alusión de Xavier al tiempo que había dedicado, cuantificándolo en varias décadas- me preocupa que “tener la libertad de hacer lo que queramos con nuestros poderes” signifique en realidad escoger irremediablemente un bando. 

Sonrió de medio lado, encogiéndose de hombros. Aquella visita y sobretodo lo ocurrido antes de la charla la había alterado bastante, tanto como para plantearse abandonar la isla, pero no dijo nada al respecto. Al contrario, como quien barre de una patada los problemas bajo la alfombra, pareció empujar lejos las preocupaciones. 

-¿Cómo tienes las manos? -se interesó observándole.

La forma de caminar de ella le llamaba un poco la atención, indicándole que pensaba en algo. Al preguntarle sobre si había notado más veces la telepatía negó con suavidad, tan sólo sucedía que era algo llamativo en exceso.

-    No sé si existirán dos bandos definidos. Quizá sólo algún loco suelto de vez en cuando. Depende del número de mutantes que existan.

Tampoco sabía él cómo terminaría todo aquello, pero no adelantaría acontecimientos.

-    Con este entrenamiento les podremos vencer. Si nos mantenemos juntos. Somos muchos aquí y podremos superar cualquier escollo colaborando. Si nos sale algún chalado violento yo al menos lo enredaré, con mi “telaraña” – hizo una leve pausa -  “telaraña cuántica”, es como yo la llamo. – Claro que ella no sabía mucho sobre los poderes de Cisco y lo de la telaraña sonaba un poco raro y él no quería darle mala impresión, así que quiso explicarse un poco. – Lo enredaré y lo entregaré a la policía. Y ya está, la “red cuántica” parece que puede retener cualquier cosa.

Se dio cuenta de que hablar de los poderes le hacía sentir un poco freak. No debería ser así y se preguntó si al final lo acabarían viendo como algo normal. Cisco descruzó los brazos y enseñó las manos pero no las palmas, sino la parte que no se había quemado.

-    Tengo ampollas pero con un poco de pomada y vendándolas se pondrán bien. Y bueno… yo quería que vinieras conmigo para poder hablar contigo. Como somos de diferentes hermandades es difícil verte. Me preguntaba si te gustaría que nos diéramos los números de teléfono. Eso es lo que quería pedirte antes.

Le gustaba hablar con ella porque era una chica sensata y para qué negarlo, por esos ojos suyos que lo atrapaban. Más de una vez se quedaba su vista fija en ellos, como inmersa en un paisaje asombroso. Cisco sonrió a la chica.

-    Mira lo de Vincent, al final no ha sido para tanto. Aprenderá a controlarse mejor aquí porque no le quedará otra. Mejoraremos todos, ya verás.

Sonrió a la joven deseando poder animarla un poco.

No se le había ocurrido que podría haber más de un bando. Desde luego, mutantes debían haber muchos más de los que imaginaba si el profesor dijo que habían aumentado de forma exponencial.

Sonrió pensando que Cisco era muy mono. Él creía que a Selina le preocupaba la victoria en la batalla, pero lo que en realidad ella temía era vivir en guerra. Le habló de chalados y telarañas y rió, más por el chalado violento que había infiltrado en la conversación que por otra cosa.

Le miró con curiosidad, ladeando la cabeza. -¿Puede retener cualquier cosa cómo? Quiero decir, si ahora viniese... el chalado violento -apretó los labios un momento intentando no reír, aunque la dirección de sus comisuras la delataba- podrías lanzarle la red cuántica y no podría moverse en absoluto? ¿O podría desplazarse de algún modo aun estando inmovilizado? ¿Y si alguien cayese de lo alto de un edificio? -se había imaginado la red envolviendo a alguien como quien pesca en el mar, pero también podría extenderla y salvar a alguien de una caída mortal? Lo cierto es que no entendía cómo podía funcionar y cuando acabó de preguntar lamentó haberlo hecho por si había quedado como una tonta.

Al enseñarle las manos, Selina arqueó una ceja y le observó directamente, atravesando sus pupilas con su pensamiento. Desde luego no la iba a engañar. ¿Quién se quita los zapatos con el dorso de la mano? Pero no dijo ni hizo nada, dejando que se saliese con la suya.

Cuando comenzó a desvelar el motivo por el cual quería hablar con ella, Selina se vio sorprendida. Creía que iba a hablarle de algo que le perturbase, algo relacionado con la pelea del comedor, precisamente porque era la única que no había estado y no podía juzgar, pero no fue así.

-Ah... claro! -pestañeó un par de veces y sonrió. Buscó el móvil y mientras lo sujetaba se dio cuenta de que estaba un poco nerviosa. Marcaría ella su número. Era lo mejor tal como tenía las manos -¿me das tu número y te hago una perdida? 

-Eh? -al mentar a Vincent le miró bastante seria. Selina creía que lo que hiciese Vincent era asunto solo de sí mismo y no le había gustado que Cisco se la jugase de esa manera- mejorar no vale la pena si es a cualquier precio. 

Cuando ella comenzó a preguntar acerca de los poderes Cisco sonrió encontrándolo divertido. Le planteó varias situaciones y además se la notaba alegre, lo que le hizo sentir bien.

- Si rodeo a alguien y la telaraña la pego también a objetos sólidos... no creo que pueda moverse. Diría que no.

Le sonrió con suavidad.

- Y lo de la red para que alguien no cayera, eso creo que también lo podría hacer. Lo podría practicar en las clases porque puede ser útil. Y bueno, seguro que tiene más usos, de hecho sirve para bastantes cosas. Me podría haber incluso pegado los pies al suelo en vez de quitar los zapatos, para ahogar las llamas. Quizás habría resultado pero me habría quedado adherido al suelo.

Torció un poco el gesto. Tampoco esperaba que fueran a quemar tanto.

A partir de ahí Selina le empezó a mirar de otra forma, primero por el tema de las manos, que no se las había enseñado del todo por si era muy desagradable, y también esa mirada cuando le habló de Vincent, reprochándolo algo como habiendo adivinado que Cisco se le había enfrentado pensando que iría demasiado lejos y le acabarían controlando. No había sugerido nada de eso pero tuvo la sensación de que ella lo supo. Esa mirada suya le llegó al alma pues sus ojos claros la transmitía con mucha fuerza, así que tuvo que hacer un esfuerzo por mantenerla. Aún con todas se le notó dubitativo durante un instante.

- No se te escapa nada. Yo sólo quería que dejara de insultar a todo el mundo, se puso a hacerlo y le quise cortar enfrentándome a él.

Sonrió deseando que no le diera a todo eso mucha importancia. Tampoco es que hubiera jugado sucio, tan sólo adelantado los acontecimientos.

- No empecé yo, ni lo hice con mala intención.

Se había puesto un poco nervioso también y tan sólo quería que ella no se lo tomara mal. Finalmente Cisco tomó su teléfono móvil con algún quejido de por medio, por el dolor. La pantalla comenzó a moverse ella sola, guardando el nuevo contacto sin que él la tocara en absoluto. Acto seguido el móvil la comenzó a llamar.

- Es otro de mis poderes. Controlo objetos tecnológicos. No todos.

Cisco volvió a observar a Selina.

- No sé nada de tus poderes mutantes, ¿quizá tienen que ver con tus ojos? Miras con mucha intensidad.

Le dijo y es que aquello era cierto como ya había comprobado en un par de ocasiones.

La puerta de la habitación ligeramente se entornó, justo después de que vierais girar el pomo de la puerta. -Hola chicos, ¿va todo bien?- preguntó una dulce y cálida voz, a la vez que su cabeza asomaba por el hueco de la puerta. -Os he escuchado ahí fuera murmurando, y no sé si es que pensabais que había alguien dentro. Si lo necesitáis podéis pasar, ¿vale?- añadió, dedicándoles una afectuosa sonrisa.

Escuchó con atención las explicaciones sobre su poder creyendo que podría experimentar con un gran abanico de posibilidades tan amplio como su imaginación. Era algo muy distinto de lo que hacía ella.

Entonces él dijo “No se te escapa nada” y Selina se quedó mirándole boquiabierta. Sorprendida al principio, avergonzada después. Estaba algo ruborizada y había dado inconscientemente un paso hacia atrás. Con su última frase no comprendió exactamente a qué se refería. ¿Insultar a todo el mundo? Tal vez hablaba del episodio anterior. Ella, sin embargo, lo había dicho en alusión al comentario de Cisco en el anfiteatro animando a Vincent a soltar toda su frustración, cosa que éste no había dudado en hacer, descargándola contra él. Era como si se ofreciese de diana para que el otro aprendiese a controlarse. 

Torpe manera de decir que me preocupo. En cualquier caso Selina creyó mejor zanjar el tema que intentar aclarar un posible malentendido. Le costaba arrancar y aprovechó el breve silencio que vino después.

-Disculpa -se excusó en un tono más bajo del habitual- Yo... no pretendía incomodarte... evitaba ahora su mirada desviando la propia hacia un lado. Se sintió mal por haberle molestado y lo cierto es que no sabía dónde meterse.

Negó con la cabeza al verle coger el móvil y levantó una mano indicando que se detuviese mientras avanzaba el paso que había retrocedido, pero él lo seguía sosteniendo. Vio cómo la pantalla se movía y luego su teléfono sonó. Le miró intrigada. ¿Qué demonios estaba pasando?

Estaba atónita. Tanto, que pensó en voz alta, de lo cual, nuevamente se arrepintió.

-A ti sí que no se te escapa nada! -exclamó alegremente y se tapó la boca con ambas manos inmediatamente después, sorprendida de nuevo. ¿En serio he dicho esto? -me refiero entre... la vista, la red y la tecnología... -intentaba explicarse confiando que él viese el juego de palabras más allá de tergiversar cualquier intención. De hecho su mirada reflejaba diversión y al retirar las manos estaba sonriendo, en parte por lo embarazoso que le había resultado lo de antes y porque le parecía divertida esta última idea. Se encogió de hombros esperando cualquier reacción, con la esperanza de que se lo tomara a bien.

Entonces Cisco le preguntó directamente acerca de sus poderes y Selina se dio cuenta de que jamás había hablado de ello. Rió tras la pregunta de si tenía que ver con sus ojos.

-Me temo que eso es culpa de ser demasiado expresiva -reconoció mordiéndose el labio inferior.

Pensaba el modo de hacerle una pequeña demostración de sus poderes cuando la puerta de la enfermería se abrió. Una dulce voz acompañada de un rostro amable les invitó a pasar. Se dio cuenta de que le había entretenido bastante y pensó que era mejor retirarse y dejarle tranquilo mientras le curaban las heridas. Creyó que si no se las había mostrado antes había sido por valentía y por anteponer no preocupar a lamentarse. 

-Bueno, gracias por el paseo -dijo sonriendo sin adivinar si él se arrepentía- creo que estás en muy buenas manos. Lo cierto es que la enfermera parecía muy agradable y el trato cuando uno se encuentra mal es muy importante.

-Te veo en otro momento -posó su mano en el brazo de Cisco un momento, queriendo transmitir ánimo y calor- que vaya bien -sonrió y se dirigió hacia las escaleras.

Selina al principio había dado un paso hacia atrás y eso asustó un poco al joven, sin saber bien qué había dicho para alejarla. Sintió un gran alivio cuando poco después se acercaba de nuevo.

- No me has incomodado. Sólo quería que supieras que eres muy perspicaz.

Le explicó cuando escuchaba sonar el móvil de ella y ahora usaba su misma frase, mentando los poderes que ella conocía. Cisco tuvo que sonreir, en realidad un poco avergonzado.

- No uso los poderes para espiar, sólo para el bien, ya sabes.

Sonrió de nuevo esperando que no creyera que era un mirón o que se dedicara a mirar los móviles a los demás. Vaya reputación cogería si aunque sólo lo hiciera una vez.

La chica de la enfermería apareció preguntando lo cual pilló a Cisco desprevenido. Si por él fuera se habría quedado hablando un poco más, pero Selina se despidió de manera cordial. Él le respondió con una sonrisa sincera.

- Espero poder verte luego. Nos vemos. Y tus ojos me encantan.

Se lo tenía que aclarar, porque eran hechizantes. Cuando ella ya se alejaba pudo mirar a la enfermera.

- Unas quemaduras en la mano. No parecen gran cosa.

Sonrió un poco resignado y entró con ella.

- Se me rompieron los zapatos, gajes del oficio mutante.

Mejor era informarla porque lo encontraría bastante extraño.

Acababa de llegar prácticamente y estaba enseñando las manos a la enfermera. Del mismo modo que le explicaba porqué venía descalzo.

Matías llegó un poco después de que se hubiera marchado Selina. El joven le miró un poco extrañado.

- Hola, qué tal. ¿Todo bien?

Lo primero que estaba pensando era justo que alguien le había hecho daño con algún superpoder. No sería raro teniendo en cuenta el poco control que tenían aún sobre ellos, sin embargo se le veía en buenas condiciones así que quizás es que no tenía interés en quedarse allí con los visitantes.

Entré a paso veloz y me acerqué tanto a Cisco como a la enfermera que había en aquel lugar. El muchacho parecía estar herido, quemado específicamente. Lamenté descubrir que posiblemente Vincent era el culpable.

-Yo fantástico, pero vos ¿Estás bien? ¿Cuándo pasó eso?- le indiqué señalando sus manos, en el fondo no quería que la respuesta fuese acerca de mi compañero de hermandad -¿Fue Vincent, verdad?- comenté mirando hacia abajo.

Inmediatamente añadí algo más a mi pregunta, aludiendo a lo que acababa de suceder -Por cierto... ¿Sintieron eso? ¿Acaso fue un terremoto o algo por el estilo?-.

Según recordaba aquella zona podía ser víctima de desastres naturales como aquellos.

El joven esbozó una suave sonrisa de resignación.

- No ha sido nada. Es mejor olvidar todo este lío.

No tenía intención de seguir con el tema de Vincent al menos por el momento. Dependía un poco de si se lograban tolerarse todos.

- Si quieres echamos un vistazo ahora después. Por lo que pueda pasar. Tan sólo deja que me venden o lo que sea.

Se imaginaba que iba a estar unos días así, con parte de la mano vendada.

Me senté en una silla cercana cuando Francisco sugiere lo de revisar, me parecía extraño que no comentara acerca de sus manos... O pies, pero era su decisión el compartir aquello.

-Si, seguro- comenté sonriendo más tranquilo al ver que el muchacho no tenía una dolencia demasiado grave -esta isla es una locura, en el buen sentido, está llena de cosas raras- comencé a reír -que exceden a alumnos y docentes, quiero decir-.

Por lo poco que conocía al muchacho solo podía afirmar pocas cosas de él: sabía que era de España y que por lo tanto compartían idioma aun sin el chip de Aleksov, sabía que era un muchacho agradable, sabía que escribía mucho pero nunca le había preguntado exactamente qué y ahora mismo había aprendido que no tenía poderes de regeneración.
Por primera vez se sintió vulnerable en aquel lugar pues él tampoco poseía esa clase de poderes ¿Qué sucedería si algún loco iniciaba un incendio o alguien como Connor perdía el control?

Vairo tragó saliva, algo preocupado, nunca había escapado a una pelea de puños pero esto era otro nivel completamente.

-Oh, perdonad chicos, me he distraído un momento.- comentó la chica girándose y viendo a los dos chicos. -Veamos esas heridas.- sonrió dulcemente y tomó la mano de Cisco para inspeccionar la quemadura y con una suave caricia, esta empezó a sanar. Echó un vistazo al otro muchacho y también le dedicó una sonrisa cuando escuchó el último comentario de este. -Eso es lo más bonito que puede tener este sitio, lo diferentes que somos todos.- se encogió de hombros, soltó la mano que estaba sanando, bien curada ya, y sacó dos piruetas de un bote de cristal. -Tomad, para que sigáis entrenando y poniéndoos fuertes.- sonrió, mientras tomaba un trozo de venda y envolvía la mano de Cisco. -Así estará protegida, aunque para mañana podrás dejar de usarla, ¿si?- terminó, girando la mirada a Matías. -¿Tú también venías por algo, o sólo a acompañar a tu amigo?- le preguntó.

No paraban de suceder cosas increíbles y esa especie de curación le hizo sonreir bastante sorprendido.

- Me molestan mucho menos ahora.

Vaya chica más eficiente.

- Viene uno a tu consulta y sale casi nuevo. Gracias.

No esperaba que fuera a ir tan rápido el asunto. Se dejó vendar y ya con eso podían terminar lo que había venido a hacer.

- Ha venido a visitarnos el profesor Xavier junto a unos amigos suyos. Gente de la academia de EEUU. Vente si quieres a verlos.

En fin, es que era un poco triste tener una mutante en la enfermería y no invitarla a ver a Xavier. Seguro que le resultaría interesante.

- Habría hecho fotos pero no me dio tiempo.

Torció el lado derecho de la boca. Después miró a Matías.

- Quizá hiciste alguna foto.