Partida Rol por web

4 de septiembre. El primer día de clase y lo único que os dijeron es que llevaseis ropa cómoda porque os tocaba clase de combate. Quien fuese más dinámico estaría entusiasmado, el que prefiriese estar aún en la cama, eso de combate no le sonaba muy bien.

El aula era grande y tenía un tatami, al menos eso garantizaba que no os ibais a hacer daño (bueno, no mucho). Sobre el tatami estaba el director Peverell, el cual iba a ser vuestro profesor de combate. Os recibió con una sonrisa y os hizo una señal con la mano para que pasaseis. -¿Falta alguno? -preguntó mirando a los presentes.

Había amanecido quizá antes de lo que debería por los nervios. Había buscado algo que sirviese para esa clase de combate y, después de cambiarse medio a oscuras y sin querer despertar a Renzo, al final había ido a despertar a su compañero pinchándole en una mejilla con un dedo mientras susurraba alegremente su nombre.

-Arribaaa, ¡nuestra primera clase juntos!-dio un par de saltitos en el suelo y retrocedió, encogida un poco sobre sí misma para contener la emoción-te dejo que te cambies, no remolonees mucho ¿eh?-y así había dejado a Renzo en la habitación.

Se paró un momento cuando vio su reflejo en una ventana y arrugó la nariz en un gesto de disconformidad: los pantalones aunque se le ajustaban en las caderas  por una goma elástica en la cinturilla le quedaban ridículamente anchos y la camiseta, una camiseta vieja de chico, colgaba sobre los menudos hombros. En conjunto parecía que Gwen podía dar vueltas dentro de su propia ropa sin que esta se inmutase lo más mínimo.

Vaya desastre, pensó peinándose con los dedos para hacerse una coleta. Rumió el descontento para sus adentros durante el desayuno pero pareció desaparecer cuando pisó el tatami y se encontró con el director.

-...-Una sonrisa le iluminó el rostro, se descalzó y esperó a que se le diese permiso para pisar el tatami tal y como tenía por costumbre cualquiera que hubiese tenido que entrenar en uno- Buenos días- se inclinó hacia delante con una de las manos en un puño y la otra envolviendo el puño a la altura  del pecho y solo entonces pisó el tatami encogiéndose ligeramente de hombros por la pregunta de Brandon. 

Cory se despertó muy pronto para poder prepararse para la primera clase. Por lo que le habían dicho suponía que iban a hacer deporte. Nada más despertarse fue a la ducha y estuvo largo rato bajo el agua. Le gustaba tomarse ese momento para él mismo. Cuando salió, se secó el pelo con un secador y se lo peinó usando cera. Sabía que iban a hacer deporte, pero eso no era excusa para no ir presentable.

Salió del baño y busco su conjunto deportivo. Sacó primero el corto pero, tras pensárselo mejor, optó por meterlo de nuevo en la maleta que aún no había sacado y sacar el largo. se trataba de un conjunto largo de licra, completamente negro. Le costó meterse dentro de él debido a lo ajustado que le quedaba. Después de eso sacó unos guantes, de licra negros también. Al volver al espejo vio que se había despeinado al colocarse la camiseta y se volvió a peinar.

¿Ethan? ¿Estás despierto? Preguntó, tratando de despertar a su amigo. Tenemos que desayunar y llegar a tiempo a la primera clase. Añadió, animado, tirándole una pelota de baloncesto a la cama.

Una vez en el tatami, el chico trató de disimular el nerviosismo que poco a poco empezaba a sentir. Sonrió a los presentes y vio como Gwen se descalzaba antes de entrar en el tatami. Él decidió no hacerlo, y la siguió con las zapatillas aún puestas. Buenos días. Respondió, jovial. Se colocó los guantes de licra despacio, esperando a que la clase empezase. ¿Soy el único que está excitado por la clase? Bromeó.

Se despertó temprano, lo cual era habitual en ella. No es que hubiese descansado mucho esa noche. Había pasado rato sentada en la cama, también apoyada en el balcón contemplando embobada el reflejo de la luna sobre el mar, incluso había dado una vuelta por la hermandad caminando descalza para no despertar a nadie. No era algo de extrañar. Estaba nerviosa y es que no sólo era esa la primera noche que pasaba allí, era también la primera noche que pasaba fuera de casa.

Finalmente había caído rendida y cuando se levantó, miró a su compañera por si seguía durmiendo. Sonreía atreviéndose a pensar que en efecto así sería. Cogió el horario de clases y abrió los ojos de par en par. Nunca había comenzado en ninguna escuelan cuya primera clase para romper el hielo fuese “combate”, nada menos. Esperaba que además del hielo no se rompiese nadie nada más. ¿Será por eso que los profesores nos han deseado toda la suerte del mundo? ¿Porque vamos a morder el polvo? Sonrió todavía más, divertida por sus propias ocurrencias. En realidad Selina amaba el deporte, así que esta clase le parecía de lo más interesante.

Era pronto. Dejó descansar a su compañera mientras se duchaba y se vestía con unas mallas negras de licra, tamaño short, y una camiseta de tirantes ajustada. No quería avisar a Keyla con el tiempo justo para que fuese apurada, así que decidió que era hora de despertar a la sirenita del modo más agradable posible. Cogió su iPod y ajustó el volumen para que fuese tenue. En unos segundos comenzó a sonar un tema pegadizo y animado.
 

Selina no pudo evitar moverse con el ritmo. Era demasiado contagioso. Tras un minuto se acercó a Keyla sin dejar de bailar y arrastrando suavemente las palabras dijo: -Buenos días dormilonaaa!

Mientras daba tiempo a su compañera fue a peinarse, recogiendo su pelo en una coleta alta. Al acercarse el momento de irse se calzó y se puso una sudadera encima, y se colgó a la espalda una pequeña mochila con algunas cosas, entre ellas una botella de agua.

-¡Buenos días! -respondió a los presentes cuando llegó al gimnasio. Observó a Cory con curiosidad pero sin ser intrusiva. Luego se acercó a él sonriendo-. ¡Desde luego que no eres el único! Yo también estoy emocionada. Y un poco nerviosa también, aunque eso no lo dijo. Se le ocurrió hacerle una pregunta, pero hablar en clases de deporte te daba un pase directo para ser el conejillo de indias del profesor, algo que por el momento prefería evitar.

Se fijó en Gwen. Ella estaba ya sobre el tatami. Miró a Brandon, y si por su expresión deducía que debía entrar, lo haría también, colocándose al lado de su compañera. 

Renzo había dormido mal, como casi siempre. Afortunadamente, no había habido gritos por las pesadillas, no esta noche al menos, y aunque había estado con los ojos abiertos como platos, y durante unas horas había usado la nitendo DS para atontar su cabeza, (sin sonido por supuesto), al final sencillamente el cansancio  había podido más que el dolor, y se había dormido.

No notó, ni vio, por tanto, a Gwen cambiándose. Y sólo el oir una voz melodiosa pronunciando su nombre había evitado que al verse despertado por la adolescente, Renzo diera un grito. Miró a su compañera de cuarto y se frotó los ojos.

- ¿Cómo, quién...?- empezó a preguntar totalmente desorientado, hasta que recordó con nitidez el día de ayer- Perdona, soy estúpido. No te preocupes, bajo en seguida.

En efecto, poco después, un poco hablador Renzo desayunaba con el resto. Llevaba un chandal impoluto, y caro. Aunque no parecía importarle. Observaba a la clase, al profesor y a sus compañeros. Y mientras se arañaba uno de sus brazos en una señal de nerviosismo que negaba su apariencia externa, esperó acontecimientos.

Decir que me había costado dormir seria decir poco, tenia muchas cosas en la cabeza, había pasado el primer día decidiendo que hacer con ellas, y aquella noche había sido la guinda del pastel, tenia que buscar al que me había localizado y hablar con el, aquello no era algo que pudiera dejar pasar... en otro momento o situación buscaría a mi mejor amigo para hablar con el pero ahora estaba en aquella isla incomunicada dentro de lo que cabe, así que tendría que mandar un mensajero.

Me desperté la voz de mi compañera de habitación - Yuhu... Es como volver al orfanato... - Pensé sin abrir aun los ojos, no me gustaba en absoluto eso de tener que dormir con otra persona.

Cuando me incorpore y pase las manos por los ojos vi que la chica andaba de un lado para otro, que energía a buena hora de la mañana, y sin un café aun no era persona, bueno, mejor dicho, dos cafes.

Me di una ducha rápida, tocaba combate a primera hora, lo de emprender a pelear me gustaba, era algo que llamaba mi atención y prefería mil veces eso a tener que aprenderme los mil reos que cruzan el país. Seguro que era mas divertido que geografía. Odiaba aquella clase.

Cuando llegue a la sala donde se daría la clase ya llevaba unas mallas negras entalladas, las deportivas en los pies y un sujetador deportivo que se cubría por una camiseta de tirantes un par de tallas por encima de la mía. - Buenos días - comente en general ajustando las dos coletas que sujetaban mi pelo azulado.

Me coloque a un lado fijándome que solo estábamos los de la hermandad, pensaba que las clases serian en grupo todos juntos por alguna razón ¿Entonces soy coincidiremos con el resto en las comidas? 

Me coloque al lado de mi compañera de cuarto sonriéndole  susurrando - Menuda energía tienes de buena mañana - Le guiñe un ojo y espere a que empezáramos o llegara alguien mas.

La verdad es que sí no fuera por Cory seguramente no hubiera llegado a tiempo para la primera clase, no  porque fuera un remolón sino porque había sido la primera vez en mucho tiempo que había dormido toda la noche seguida, así que cuando Cory mi llamó solo le solté un gruñido como respuesta hasta que recibí el balón  lo cual hizo que me levantase.

--- Ya podías haber tirado algo más blando....la almohada por ejemplo- digo medio adormilado todavía hasta que recuerdo donde estoy, lo cual hace que me despeje del todo- Me cambio y voy- digo mientras entro en el baño para lavarme la cara y cambiarme, finalmente escojo el conjunto deportivo que se suele utilizar en baloncesto, unos pantalones cortos y anchos y una camiseta de tirantes también algo ancha, no tenia mejor ropa que ponerme así que debería apañárselas con eso.

Tras haber tomado un desayuno decente nos dirigimos al Tatami donde nos esperaba nuestro instructor, saludé con una inclinación con la cabeza y me quité las deportivas para pisar el recinto de combate, no estaba especialmente ilusionado con la clase de combate, no era una persona violenta pero sí eran obligatorias por algo seria....  

Cuando ya todos habíais llegado al tatami, Keyla, Renzo, Selina y Cory se elevaron medio metro del suelo sin previo aviso. -Por favor, no entréis al tatami con las zapatillas, lanzadlas fuera. -Cuando las zapatillas estaban ya fuera del tatami, se bajo al grupo con la misma suavidad que antes. -Bien, ya podemos empezar... Esta clase os será útil para aprender a combatir cuando os sea necesario y no podáis usar vuestros poderes- os miró un momento y prosiguió con la explicación- no os preocupéis si no sabéis luchar o defenderos. Lo primero que aprendéis será aikido, que es un arte marcial principalmente para defensa. Hmmm -ladeó un poco la cabeza - ¿alguno de vosotros sabe combatir?

---Bueno,eso es sí sabemos usarlos...-murmuro en voz baja mientras veo a mis compañeros elevarse al ver que al no haberse quitado los zapatos para entrar en el tatami- ¿El Aikido no es el arte de la lucha con katana, uno de los estilos de Kenjutsu?No sé nada de combate pero he escuchado algo hablar de él pero muy poco...

Intercambió una sonrisa fugaz con Selina cuando entró en el tatami y estiró la mano hacia ella rozándole la muñeca como si realmente fuesen amigas y no sólo compañeras de hermandad aunque su atención se la llevó Renzo. Quizá estuviese asustado por el director, quizá no tuviese ni idea de defenderse. Negó suavemente con la cabeza intentando transmitirle un "no hay nada de lo que preocuparse" y dejó el tiempo pasar hasta que todos estuvieron descalzos sobre el tatami y Brandon dio comienzo a la clase.

Intentó no hacer una mueca de disgusto. ¡Aikido! El aikido era un rollo monumental no les gustaba ni a los que lo enseñaban. Dio golpecitos en el tatami con los dedos de los pies,indecisa, en teoría ella sabía luchar pero la práctica era otro cantar; por otro lado Brandon sabría que mentía si se hacía a un lado.

Dio un paso adelante y se frotó las manos contra el pantalón, separando los pies hasta alinearlos con las caderas.

Como si distribuir bien el peso sirviese con él. Se dijo a sí misma no por primera vez aunque otra vocecilla en su mente le recordó que no todos eran Brandon ni tenían su habilidad.

Cuando Cory voló lanzó una pequeña exclamación de sorpresa. Al escuchar al hombre supuso que había sido él y, aún por los aires, se agachó para quitarse las zapatillas. Por suerte había traído unos presentables. Una vez en el suelo sonrió, mostrando que lo ocurrido no le había molestado demasiado.

Cuando Brandom preguntó si alguien sabía pelear, levantó la mano. Yo sé defenderme más o menos, pero no tengo ni idea de aikido. Dijo, ofreciéndose como voluntario para lo que fuese. El chico era bastante animado y se apuntaba a un bombardeo. Su estilo de lucha, aún así, dejaba mucho que desear. Eran más técnicas de defensa personal aprendidas por un instructor que otra cosa.

Sonrió al comentario y guiño de Keyla y a Gwen, quien rozó su muñeca con su mano en un gesto amigable. Inmediatamente después se vio sorprendida flotando en el aire.

-Woh! - miró alrededor desconcertada. Por un instante recordó el episodio del anfiteatro, solo que esta vez eran cuatro los afectados. La voz del profesor reveló el propósito de tal situación y al igual que el resto, obedeció al instante tirando bien lejos las deportivas.

Miró a sus compañeros mordiéndose el labio inferior, tratando de disimular que le hacía bastante gracia la torpeza común de querer entrar al tatami sin descalzar. Luego asintió ligeramente con la cabeza a Gwen en un simpático gesto de felicitación por haberlo hecho bien.

Cuando Brandon les puso los pies sobre la tierra y les preguntó si alguno sabía combatir, Selina pensó que iban a morder el polvo a base de bien. 

¡Qué valiente! -pensó cuando Cory se ofreció para el sacrificio. Le miró con cierta preocupación. Esperaba que el profesor no fuese demasiado duro con él.

Negó a la respuesta de Ethan -El aikido es un arte marcial que busca neutralizar al enemigo sin provocar daño. -Cuando vio que salían varios voluntarios, sonrió ampliamente complacido- Oh, me alegra que seáis tan voluntariosos. Hmmm veamos, ¿qué os parece si me atacáis por turnos? Quien me consiga echar al suelo al atacarme, tendrá el siguiente día de clases libre ¿quién quiere ser primero?- os lanzó el desafío mirandoos a todos y sin moverse de su sitio, exudando confianza en si mismo.

Renzo había guardado silencio, observando el espectáculo. El ser levantado por los aires le había causado una profunda incomodidad. No por miedo sino más bien por los recuerdos que su cuerpo asociaba directamente a cualquier manifestación de poder. Eso había provocado su mutismo e incluso, cierto aspecto enfurruñado (no llegaba a la categoría suficiente para ser hosco)

¿Quizás los poderes pudieran causarle daño de verdad? ¿terminar con su agonía? Era una esperanza ridícula por supuesto. Pero sí podía servir para proteger al resto, llegado el caso. Interponerse, o algo así.

- Yo también quiero probar.

En el sanatorio se había peleado más de una vez, y de alguna manera, había notado que su cuerpo reaccionaba a la hostilidad mejor que antes de "cambiar". No eran los suyos poderes de combate, pero... El chaval adoptó una postura relajada, poco académica, pero parecía atento a su entorno.

Selina esperó a que primero probasen suerte sus compañeros. Mientras los observaba estiraba un poco brazos y piernas para entrar en calor. Un alumno que sirviese de ejemplo imponía bastante, pero retar a todos a intentarlo le parecía divertido. Miró a Brandon. Sabía que ganar un asalto era algo prácticamente imposible, pero lo intentaría de todos modos. No pensaba ser una “palomita” a la que tuviesen que rescatar, y esta era una buena oportunidad para aprender cómo defenderse.

Sabía que era ágil, y tenía mucha flexibilidad, dado los años de entrenamiento en otras disciplinas. Su plan era acercarse a Brandon y explotar su mejor baza, su asombrosa agilidad, tanto para atacar como para defenderse si llegaba el caso. Se movía muy rápida a su alrededor, intentando despistarle. Se mantenía muy alerta. Si él intentaba golpearla ella procuraría esquivarle, algo que se le daba bastante bien, aunque el profesor parecía aguardar a que ella diese el primer paso. Cuando viese la oportunidad, Selina intentaría darle una rápida patada en la parte posterior de la rodilla, para que al doblarse perdiese el equilibrio, cayendo al suelo. 

Levanté la ceja ante la propuesta del profesor¿quien consiguiera tumbarle se libraria de las clases del dia siguiente? Muy tentador...sí no fuera en un campo que desconocia por completo, no tenia ni idea de lucha, tan solo los reflejos adquiridos de entrenar en el equipo de Baloncesto y dudaba bastante que fuera capaz de servir en estos momentos.

Así que como única respuesta negué levemente la cabeza sin moverme, aunque permanecí alerta por sí acaso el profesor se lanzaba contra nosotros sí no tomabamos mucho la iniciativa en la clase.

Muy bien, empiezo yo. Dijo Cory, dado que nadie parecía dispuesto a empezar en principio. Se adelantó un paso y sonrió hacia el director mientras clavaba su mirada en él. Con una actitud relajada y confiada se colocó frente a él y, sin adquirir una postura de pelea, lanzó una advertencia. Ten cuidado con la cara.

Pese a la confianza de Cory, sabía que tenía las de perder. Estaba claro que todo lo que había en el instituto era de primera: la localización, los edificios, los jardines, la comida... No había que ser un genio para pensar que los profesores no se quedarían atrás. Si aquel era el profesor de combate, las posibilidades de los alumnos como ellos serían más que reducidas... Pero eso no desanimaba a Cory a intentarlo. Tampoco lo hacía por el premio, en realidad aunque ganase seguiría yendo a la próxima clase, simplemente quería probarse y participar.

Supongo que podremos usar trucos, ¿verdad? Dijo, antes de lanzar una última sonrisa a sus compañeros. Tras aquello, el chico desapareció. Donde había estado un segundo atrás no quedaba absolutamente nada*.

Renzo había esperado que alguno empezara... pero no iba a tener esa suerte. Con un suspiro, se adelantó. Todo parecido que hubiera podido dar de tener idea de lucha desapareció tan pronto intentó actuar. Era evidente que salvo alguna pelea de niño o adolescente, jamás había tenido entrenamiento formal de lucha, y que su cuerpo tampoco ayudaba.

Cualesquiera que fueran los poderes de Renzo ni le hacían más fuerte, ni más ágil, ni más rápido. Sólo era un adolescente torpe que trató de agarrar a un profesor experto en lucha, más grande, más fuerte, y muchísimo más preparado que él.

Aunque era cierto que... había algo. Unos reflejos que en principio no hubieran podido preveerse. Y una resilencia, una fortaleza interna que parecía que aseguraba que era mucho más difícil de vencer de forma definitiva de lo que parecía.

Aun con los brazos cruzados a la altura del pecho y con la sonrisa de confianza en su rostro. Esperó a que los alumnos lo atacasen a él. Básicamente eso era el aikido, rechazar el ataque del agresor. Tomó un tiempo pero parecía que por fin uno se había lanzado y cuando Cory se dispuso a atacar haciendo esa pregunta, alzó una ceja -¿qué?- vale, el chico se hizo invisible, pero aún así era como un elefante en una cacharrería. Ser invisible no anulaba el sonido y aunque el profesor le escuchaba las pisadas con facilidad, no sabía a que altura iba atacar.

Ese fue el problema, Cory atacó volviendo a aparecer y el profesor, sorprendido, dio un paso atrás trastabilleando y cayendo al suelo de culo. Se pasó la mano por la nuca y se rió -Vaya eso pasa por no aclarar sin poderes. Bien señor Brights, eres libre durante mi siguiente clase.- Se puso de pie, sacudiéndose la ropa.

Listo para esperar el ataque de los más alumnos y esta vez que no le pillasen desprevenido, adoptó una postura relajada pero atenta. 

Cuando Gwendoline le atacó, conociendo ya bien su patrón de movimientos, aprovechando el ataque en carrera de esta, la agarró y la proyectó haciendo que su carrera siguiese hacia otro lado acabando trastabilleando y cayendo al suelo.

Cuando Renzo atacó, simplemente la lanzó hacia atrás, haciendo que cayese al tatami. 

Con Selina, cuando atacó por aquel lado, con un giro simplemente la inmovilizó agarrando de una de sus muñecas sin mucha fuerza, haciendo que fuese al suelo de culo.

Se cruzó de brazos y miró al grupo- en esto consiste, aprovechar el ataque del otro para evitar el ataque. No es nada violento ya que se usa en defensa propia.- Miró la hora, ya no quedaba mucho -Bueno, solo Cory lo ha conseguido. Enhorabuena.- Sonrió al muchacho.