Los hombres habían logrado salir de Ávanil sin que los guardias se llegaran a dar cuenta gracias al caos producido por los Portadores... ahora sólo tenían que llegar a Bremie...
Nos vamos a la otra escena... Si quieren postear algún tipo de conversación está bueno como para que se conozcan en estos días de viaje. Son unos 3 días más o menos (no importa tanto jeje) por lo que algún acercamiento (o alejamiento) entre ustedes puede que haya y se puede hacer acá.
He dicho.
El viaje a Bremie tomaría algún tiempo. Tiempo que Arnald no desaprovecharía. Quería comenzar a conocer a las personas que integraban el equipo contratado el noble.
Durante la primera jornada, intentó tomar el ritmo de Eduard para acercarse a hablar con él. Así lo hizo también con Anton y con Rarkan en los sucesivos días de viaje. Sólo con Grind habló en un momento diferente: durante una guardia nocturna.
Trató de acercarse para que la conversación fuera un tanto más privada. No era secreto lo que quería saber, pero era algo a lo que Arnald estaba acostumbrado: la Corrección exige discreción en su accionar. Sabía que no sería sencillo, pero quería intentarlo...
Sepan que los hartaré de manera personalizada...
El viaje recién comenzaba, y Arnald comenzó a adoptar el ritmo de Eduard. Una vez que lo alcanzó, se acercó para decirle en un tono discreto, procurando no ser escuchado por el resto:
-¿Tú también temiste por los niños, no?
respondé, guacho!
El viaje ya ha comenzado. El día anterior, cuando recién comenzaban a adentrarse por los caminos que los conduciría a Nerdua, Arnald alcanzó a Rarkan; intentando acercarse a la distancia mínima necesaria para hablarle con discresión, sin ser oído por el resto.
-Sabía que te conocía de algún lado: eres "el Inmortal". De la arena de juegos, ¿no?- le preguntó en un tono discreto.
eh, guacho... shespondé...
Durante el viaje, Arnald había evitado hablar de algo que le había estado dando vueltas en la cabeza desde antes de salir de Ávanil. Ahora, estaba decidido: imitó el paso de Anton y logró ponerse a su lado; para luego preguntar:
-Tenías mucha confianza con esos niños. ¿Ya los conocías?
cuando vuelvas de viaje, respondé...
Cayó la noche. El viaje de esa primera jornada había sido largo y agotador. Pero aunque Arnald estuviera cansado, no quería dormir aún. Por lo que, cuando en la noche vio que Grind, el legionario veterano, tomó la guardia de la primera noche, decidió hacerle compañía.
Esperó a suponer que el resto se había dormido, para luego preguntar:
-¿Muchos años en la Legión?
hooooola, cabeza, todo bien? shespoondé, guacho....
Ésto de salir de la ciudad era nuevo, no había muchos lugares donde esconderse, cualquier idiota con un arco podría atravesarnos la cabeza en cualquier momento, no había muchos "recursos" disponibles, más si raices y demás porquerías que ya empezabamos a comer de tanto en tanto. Venía inmerso en esos pensamientos cuando Arnald se acercó a mí.
Lo miré entrecerrando los ojos y sonriendo.
Preguntaba sobre Jory y compañia.
-Si...- respondí volviendo la vista al camino -los conozco de toda su vida. Muchas madres abandonan a sus hijos en un sótano...- miré nuevamente a Arnald y me dí cuenta que no me había explicado bien -No pienses mal- me apuré a rectificarme -Muchas veces son niñas que no podrían afrontar esa responsabilidad. Y "el" sótano, es en realidad "EL" sótano-
Noté que Arnald seguía igual de desconcertado.
-Permite que me explique...- continué -dentro de las puertas que dejamos atrás no todo es malo en las calles, hay trazos de luz por todas partes, y uno de ellos brilla especialmente, Taiban Patter, o el viejo Tai, como le dicen los niños. Desde hace mucho tiempo, al menos del que yo recuerdo, recibe en su hogar, que no es más que un sótano húmedo, pero es más que nada, a todo niño que necesite refugio, comida, o simplemente un gesto de cariño. Tai se ha encargado de cuidar pacientemente a cientos de niños, desde bebés abandonados, hasta adolescentes húerfanos. Se podría decir que es nuestro padre.- Hice una pequeña pausa -En mi opinión Tai es, o fue, un sacerdote, si te fijas bien en sus vestiduras podrás ver que debajo de tanto remiendo hay un hábito. Pero no es lo importante... Tai cuidó de todos esos niños que conocieron en la Puerta Sur, y se podría decir que yo también hice mi parte. Nadie olvida al viejo. Cuando los niños que cuidó crecen, y son capaces de valerse por sí mismo, continuamente tratan de ayudarlo en lo que puedan, consiguiendo comida, mantas, agua, medicamentos.-
Seguí caminando.
-Se podría decir que entre los que nos criamos fuera de un hogar, nos conocemos entre todos, para bien o para mal. Confío plenamente en esos niños, asi como ellos confían en mí. Tengo el temor de haber abusado de esa confianza-
-Por supuesto que temí, sólo un noble o un sinvergüenza no temería por la vida de unos inocentes plebeyos.
Estaba enojado, por lo menos desde que salimos de Ávanil. ¿Cómo pudimos haber arriesgado tanto por querer salir cuando tal vez hubiésemos podido salir por otra zona?
-Así que agente de la corrección... ¿por qué trabajas para ellos?
Guachin... ahora quiero que me respondas vo' eh! :P
"Lo que Vhara haría..."
-Supongo que lo tenías más controlado de lo que yo creía...- dijo Arnald.- Pero, ¿no han acudido a otros sacerdotes del templo? Estoy seguro que podrían ayudarles y de paso evitarles algún que otro peligro... Las calles son peligrosas- aclaró.
"Tal como lo supuse... justo en la diana..."
Arnald temía no poder ser lo suficientemente claro, por lo que tardó un instante en contestar. Entonces descubrió el modo.
"Como lo haría con Loid..."
-¿Alguna vez trabajaste el campo? -preguntó retóricamente. -En la tierra crecen los granos y vegetales y frutas que, gracias a Soid, comemos a diario. Entre esas bendiciones suele crecer, también, todo tipo de malas hierbas, que arruinan la cosecha y que, sin ellas, el campo crecería mejor- decía con el rostro serio, para dar a entender que no lo estaba subestimando sino que intentaba ser gráfico-. Y, cuando es así, los escardadores separan las malas hierbas de la cosecha. Así, el campo crece normalmente.
Guardó un breve silencio, para luego de verlo a la cara continuar:
-La Corrección es una tarea de escardadores. Separamos las malas hierbas de los frutos. A muchos no les gusta, pero tampoco les gustan las malas hierbas. Entonces, ¿no te parece que la tarea que hacemos es, de alguna manera, necesaria? ¿No te parece que alguien, ya que, como dices, los nobles y los sinvergüenzas no hacen nada con ellos, debiera hacerlo? Esa es la tarea de la Corrección. Ser escardadores del pueblo de Soid- volvió a hacer otra pausa breve-. En todas las cosas que hacen la vida más pacífica existe alguien que hace el trabajo que a nadie le gusta. Nosotros, que amamos servir a Soid, lo hacemos con fervor por el pueblo.
Esta vez, con la intención de permitir que su interlocutor caldeara lo que había dicho, hizo una pausa más larga. Luego, preguntó:
-Por cierto, hablas de los nobles como si los conocieras. ¿Conoces a muchos?
El muchacho de la capucha iba de un lado para el otro... el largo brazo de la Corrección no tomaba descansos ni siquiera en medio de la guerra y el posible ataque de muertos vivos.
"Pronto sera mi turno..." Y así lo fue...
Solía pedir el primer turno de guardia siempre, porque era el mejor momento de la noche para beber y me había cuidado de traer un par de odres de más en mi equipo llenos del más fuerte licor; mi garganta se secaba muy rápido en el camino. Iba a empezar la rehidratación cuando el movimiento cerca me puso en guardia instintivamente pero procure relajarme enseguida... el "agente" podría hacerse una idea equivocada sino.
-Ya, toda la campaña contra los guneares.- dije dando el primer trago al odre sin importarme la presencia del otro; es más, le ofrecí del líquido con un gesto. -Pero eso fue hace algunos años ya... historia pasada.- dije sin inmutarme en lo más mínimo y con la vista en algún negro punto de la noche. -¿Muchos años en la Corrección?- pregunte.
-
ahite shepondo wachin, no te me acelere bashilete
Arnald aceptó el trago que le ofrecía el legionario. Era una bebida fuerte, que acompañaba bien la guardia nocturna, y animaba cualquier conversación. Tras sorber un poco y humedecer su garganta, respondió tranquilamente:
-Algo así como doce años ya. Comencé siendo muy joven...- hizo una pausa breve, y siguió diciendo: -Me tomó un par de años reconocer que el sacerdocio no era lo mío. Pero mis ganas de servir a Soid no se vieron menguadas por esta experiencia. Me he fortalecido espiritualmente desde entonces.
Devolvió el trago, el cual supuso que había retenido demasiado tiempo para gusto de Grind, quien paseaba su mirada de su rostro al fuego, y del fuego a la odre.
-Disculpa si pregunto esto, pero ¿qué puede ofrecerle el reino a un veterano de la Legión del Sur tras la guerra? Las guerras contra los guneares han acabado hace ya algunos años...
-Tai posee una ventaja frente al templo- le dije a Arnald -y me voy a permitir hablar sin tapujos, Agente. Tai no pide nada a cambio, y nosotros no le devolvemos más de lo que nos sentimos a gusto-
Mantuve el silencio un par de segundos
-Eso es una gran ventaja frente a los sacerdotes- continué -Y si, las calles son peligrosas, pero al menos, siempre hay un callejón por el que podemos salir corriendo, y nunca las puertas están selladas-
Escuché casi con educación todas las patrañas y excusas que Arnald me decía, pero no sin dejar traslucir cierto sarcasmo y cinismo con mi sonrisa.
-Arnald, si realmente a la Corrección le importara el pueblo, si realmente a la Iglesia de Soid le importara un poco el pueblo, entonces no habría nobles, no habría rey, no habría Iglesia en sí misma porque todos podrían elegir libremente. Pero no es así, y en el fondo tú lo sabes. Es más, dudo que la Corrección tenga los mismos ideales que tienes tú, o que pareces tener... sé de cosas que han hecho y que siguen haciendo y que seguirán haciendo que te helarían las venas y te replantearías realmente a qué estás apostando.
No iba a dar vueltas con el agente, si hay algo de lo que estoy seguro es que la Corrección es más de lo que parece... y no es algo bueno.
-Yo he estado con el pueblo, yo le he ayudado, pero no creo que realmente lo hicieran... sino, ¿por qué usarían las máscaras? Porque el pueblo les teme... pero no yo.
Había casi desafío en mi tono, pero no podía hacer otra cosa, era lo que pensaba, y no me retractaría por un esbirro de esos sucios mantenedores del orden.
Esbozó una sonrisa, notando que Eduard intentaba medirlo y ponerlo en jaque.
-¿Crees que la gente no es libre? ¿No tomé yo, por mi cuenta, la decisión de usar la capucha? ¿Quién les obliga a vivir del pecado y lejos de Soid?-embistió con rudeza pero con fría tranquilidad. - La gente es libre de tomar buena parte de sus decisiones. Si a alguien no le apetece vivir con los nobles, es libre de huir con los guneares, adorar ídolos paganos y vivir salvajemente. Están en libertad plena de hacerlo. Hay superiores que debieran hacer la justicia, pero no lo hacen. ¿Porqué arremetes contra los nobles así nada más, cuando es el mismo rey quien debiera reprimir sus actos codiciosos? Si percibiste a algún sacerdote del templo beber de la fuente equivocada y abusar de la gente, ¿dónde lo has denunciado?- había aceptado el desafío; e intentó redoblar la apuesta- Es más, aún no me has dicho qué haces tú exactamente para ayudar al pueblo.
Se quedó mirándolo, y agregó:
-¿Dices que el pueblo teme a la Corrección? Si el pueblo le teme, es porque están perdidos en el camino. Yo duermo tranquilo cada noche. Uso la máscara para cuidar a mi familia de pecadores vengativos. No creas que conoces cómo funciona la Corrección más que yo... ni que podrás asustarme con las cosas que hace... Que hago en nombre de Soid- hizo un silencio momentáneo-. Y si tuviera el poder, lo haría sin importar su cuna o su hábito. La lucha de la Corrección es una lucha contra el mal...
que onda? cómo te caen las líneas del "Manual de Fachos y Fanáticos para principiantes"? :P
"Irgell, bastardo inútil... Conseguiste lo que querías: que alguien creyera en tus patrañas..."
¿A que se referiría Eduard con que dudaba "que la correción tuviera los mismos ideales" que él tenía? ¿Qué hacía él para "ayudar" a la gente? Si había algo que Arnald detestaba eran las dudas.
"Muchacho... si quieres espantarme, deberías darte por vencido. Sé cómo helar las venas sin siquiera tocar tu miserable y podrido cuerpo..."
we! we! we! we!
¡se está calentando el verdugo!
no vayas a pegar un ojo
si no querés ser difunto!
la la lara la...
:P
-Creo que entiendo a qué te refieres...- dijo Arnald, recordando la vida en las calles- Jamás me han pedido nada... pero supongo que algo podríamos hacer desde el templo por ayudarles.
Lo miró un instante más largo de lo normal, y esbozó una sonrisa amistosa.
"Supongo que sé a lo que se refiere... Mientras mi tío se degeneraba tan rápido como gastaba su dinero en placeres, la calle fue un lugar difícil... Por suerte encontré el templo..."
-Creo que entiendo a qué te refieres...- dijo Arnald al joven espadachín- Jamás me han pedido nada... pero supongo que algo podríamos hacer desde el templo por ayudarles.
Se quedó admirando su compromiso, y arrepintiéndose de cómo lo había juzgado.
"Y pensar que creía que era un niño ponzoñoso... No es muy diferente a mí cuando decidí ingresar en la Corrección. Quizás hay un par de cosas que crea y vea diferentes a las mías, pero sus anhelos parecen los mismos..."
Lo miró un instante más largo de lo normal, y esbozó una sonrisa amistosa.
snif, snif...
Su respuesta me tomo por sorpresa, no porque el contenido de sus palabras fuera extraño, sino simplemente porque respondió. "Y yo que creía que estos tipos iban todo sobre secretos y cosas oscuras." No pude evitar mirarlo un poco de reojo mientras echaba otro largo sorbo al odre.
Tras oír su pregunta final, no pude sino sonreír de lado y responder con tono algo ácido. -Ya, cuando encuentres la respuesta a esa pregunta por favor me avisas.- dije negando con la cabeza, dejando que mi tono volviera a la neutralidad que lo caracterizaba desde siempre. -Algunos veteranos se casan pero casi nunca son felices, la guerra no te da descanso ni siquiera cuando termino hace mucho; otros se hacen guardias, guardaespaldas, matones, ladrones y alguno que otro se consigue algún oficio honrado como médico o herrero... pero esos son los menos.-
Ahí estaba la gran verdad, el reino no ofrecía nada más que dinero mientras servias al ejército, luego estabas a la suerte de Soid con tus pesadillas y unas manos tan manchadas de sangre que secarías todo un río tratando de lavártelas y aún asi no tendrías éxito.
-Éste Agente talvez sea de los que vale la pena tener al lado- pensé
Le devolví la sonrisa junto con una inclinación de cabeza que demostraba aceptación y gratitud para con sus palabras.