Partida Rol por web

Ishmael dispara su enorme pistola arcaica. Siente la potencia del retroceso recorrer manos y brazos cuando el cañón escupe el plomo.

La bala alcanza de lleno el bajo vientre, cerca de donde el láser de Praetus había quemado la piel, desgarrando tejidos, machacando huesos y segando venas. El hueco excavado en el vientre no tarda en desbordar sangre, mucosa, heces y cosas que es mejor no nombrar a riesgo de ser tachado de hereje. Los ojos de la bestia pierden el brillo y dan un último aleteo antes de sumirse en la oscuridad de la muerte. La bestia cae de rodillas, con las vísceras colgando fuera de lo que debiera ser su lugar natural. Las propias tripas del ser luchan contra por abandonar su prisión de carne, pero solo consiguen enredarse aún más.

El mutante que una vez fue fiel servidor del emperador se derrumba sobre un indigno charco de todo tipo de fluidos corporales. Unos segundos después, el silencio vuelve a inundar la caverna. Estáis sanos y salvos, aunque vuestro corazón, que late a toda velocidad; el sudor que, literalmente, os chorrea por la piel; y la descarga de adrenalina que aún os mantiene alerta, parecen indicar otra cosa.

La acolita inquisitorial Cimbria deja colgar languidamente su pesado fusil de caza, que se balancea perzosamente, rozandose contra la torneada pierna de la muchacha. El silencio queda roto por los jadeos de los inquisidores, que se fuerzan a si mismos a respirar la contaminada atmosfera, sutarada por el olor de la sangre, la orina, la polvora y el ozono de los laseres.

"Situacion." Va girando la cabeza, saltano de uno a otro, segun le  contestan. "¿Tenemos algun botiquin?"

" Concentrate Cimbria. Aleja los pensamientos y las dudas. Solo tenemos la Luz del Emperador para protegernos de esta locura"

El sonido del nuevo proyectil entrando en la recamara hace recaer la atencion sobre la arbites.

"Ya saben que estamos aqui. Prudencia"

Ishmael respira pesadamente. Observa cómo la bestia cae ante los disparos, y escupe a un lado. Se limpia la suciedad de la ropa y avanza hacia Cimbria. Coloca una mano en su hombro.

¿Todo bien?

La observa un instante y se percata de que la acólita está bien, nerviosa, como todos ellos. Sin esperar respuesta, se vuelve hacia sus compañeros.

Si no me equivoco, esa cosa no es lo único que nos encontraremos por aquí. Habrá que estar alerta...

El rostro de Ishmael parece haber cambiado. Ya no hay muecas burlonas, ni miradas de indiferencia. Ahora, en su cara sólo se puede ver la seriedad del acólito frente a lo que les depara el destino, y la determinación que tiene en su interior de salir con vida de allí, junto con todos sus compañeros.

El disparo le pilló desprevenido, pero por suerte la puntería no traicionó a Ishmael e impactó en la bestia, acabando con su vida. Jadeando y con el torrente de adrenalina cerrando el grifo, Praetus se separo un paso del ser infecto y escupió a un lado. Antes incluso de haber guardado el hacha una barrita de lho ya humeaba en sus labios. Cuando la había sacado? Cómo la ha encendido si no se ha oido chispa? Es un misterio.

Dió una profunda calada, dejando el humo de la suave droga entrase como un torrente por sus pulmones. Despació expulsó el humo y cuando la última voluta dejaba sus labios descargó una furiosa patada contra el cadaver.

- Cabrón hijo de puta! - Escupió a un lado y, ahora sí, envaino el hacha y volvió a buscar su rifle sujetándolo de nuevo con las manos, por si aparecía otra amenaza. - No, yo por lo menos no tengo ninguno. - Respondió a Cimbria

Ishmael se acerca a la masa carnosa que envuelve el suelo de la caverna, formada por el cadáver de la bestia y los restos humanos que ésta devoraba. Observa todo con atención en busca de algo de interés.

Yo no tengo ni una puta tirita. ¿Estáis heridos?.-le pregunta a sus compañeros con la vista aún fija en el entorno, como perdida en la nada.

Cimbria enarbola su rifle de caza y, de un golpe seco, sustituye el cargador casi vacio por uno repleto de balas...

"En marcha. Volvemos al ramal principal" Subraya sus palabras con la recarga del arma... "Ya sabemos a lo que nos enfrentamos. Afinemos la punteria y confiemos en la benigna mano del Emperador."

Con una decisión nacida de la convicción, la arbites abre la marcha, esquivando con desgana los restos ensangretados... Cuando llega a la estancia principal, se echa el reifle a la cara y se mueve mas despacio, con pasos cortos, lista para disparar... ignorando el dolor lacerante de sus costillas.

Una vez sale al ramal de la mina, cubre a sus compañeros mientras adoptan posiciones de combate...

"Xanthia e Ishmael conmigo. Praetus y Mir en retaguardia"

En marcha. - Respondió, atento al entorno y con el rifle láser en las manos. La barrita de lho seguía en sus labios y fumaba sin necesidad de usar las manos. Ciértamente, un maestro.

Ishmael se sitúa justo detrás de Cimbria, con el arma preparada para ser usada en caso de ver alguna abominación como la que acaban de aniquilar. Su rostro es serio, completamente falto de sentimientos, y su mirada se ha tornado nerviosa, mirando a todos lados, en constante estado de alerta.

Escupe a un lado y, sin mediar palabra, comienza a andar.

Mir se coloca al lado de Praetus, y pasa lentamente el pulgar sobre el filo del hacha mientras camina

Xanthia avanza con los demas de vuelta al tunel principal. No dice nada, pero su rostro refleja seriedad.

"Movamonos... coff... como ...coff coff... si tuviesemos prisa... atjo... agahahgggga.... agagagghhh" Minentras Cimbria abre paso, nota como se queda sin aliento... cada respiracion es una agonia... "Tengo una costilla rota... me falla el aliento" Sonidos guturales nacen del fondo de la graganta de la acolita, que se detiene bruscamente. Inclinada sobre si misma, con la mano al cuello, luchando por respirar... Por fin, con un sonoro gorjeo, una enorme flema sanguinolenta brota de la boca de Cimbria... con una arcada, un reguero negruzco aterriza en el suelo... con un sonido similar al que el hacha de Praetus produjo al arrancarse del craneo del enloquecido Guardia.

El aire fuera de Los Rotos, aunque un tanto viciado, no era tan irrespirable. Se te ocurre que igual es buena idea salir un momento, ahora que todavía estáis cerca de la salida para recuperar fuerzas.

Firmado: tu conciencia :]

A pesar de que habéis formado un follón de mil demonios, las cosas por aquí siguen igual que cuando tomásteis el camino que os llevó hasta el enfrentamiento con el mutante. El largo pasillo iluminado por el aura verduzca os parece ahora más intimidatorio, puesto que habéis comprobado lo que os puede esperar al otro lado de esos horribles túneles. Es más, después del combate ¿os estarán esperando? La mera idea se os atraganta en la traquea hasta que os cuesta respirar. ¿Respirar? Os da la impresión de que lleváis sin hacerlo semanas enteras. No os conseguís acostumbrar a esta viciada atmósfera. Tragáis saliva (y polvo, y algo más que NO queréis saber qué es) y escrutáis la oscuridad. ¿Hacia donde ir?

A lo lejos, un chillido (o una risa demente, o una piedra chocando contra otra) es la única respuesta que recibís.

Ishmael se gira rápidamente hacia el rudio, con gesto sorpendido.

¿Qué coño ha sido eso?-pregunta al grupo, con rabia.