Partida Rol por web

Quick0. 

Había un problema añadido, no sabían cómo encontrarlos. Quico condujo hasta una zona apartada después de callejear un poco para despistar a cualquiera que intentase seguirlos y aparcó el coche. Desde allí llamó de nuevo a Jules.

El teléfono móvil del ex agente del FBI comienza a vibrar con fuerza en su bolsillo. Aunque no tienes el número guardado ya sabes quién es. Es Quic0.

Lamentablemente no es el momento propicio para recibir llamadas ya que tu situación es comprometida. 

Había un problema añadido, no sabían cómo encontrarlos. Quico condujo hasta una zona apartada después de callejear un poco para despistar a cualquiera que intentase seguirlos y aparcó el coche. Desde allí llamó de nuevo a Jules.

 El móvil comienza a llamar y nada sucede... finalmente el buzón de mensajes recibe la llamada. 

Finalmente abro la puerta, sujetando con fuerza el rodillo. Puedo escuchar el quejido de los goznes, y cierro los ojos mientras me encomiendo a cualquier dios que esté escuchando. No se si las gotas que caen por mi rostro son aun a causa de la lluvia o si es sudor causado por la tensión.

Cuando la puerta está abierta, salgo de la cocina conteniendo la respiración.

La lluvia caía con fuerza sobre los coches, el asfalto, las casas... el sonido que emitía al impactar contra cada superficie se juntaba en una cacofonía que hacía apenas distinguible cada sonido por separado. Era una de las mejores tardes para que quien quisiera hacer daño a alguno de nosotros entrara en acción y, al parecer, estaba ocurriendo de verdad.
No me había demorado mucho a registrar la casa de Rain. Si aquellos dos que vi fuera del coche se percataron de mi intrusión y tienen algo que ver con lo que haya podido pasar aquí tienen que estar aún a la vista.
Un vehículo con conducción errante o unas figuras caminando o corriendo fijándose o preocupadas en sí alguien las persigue... creo que es lo más lógico que necesite buscar.
El móvil me vibra, pero no puedo permitirme perder un segundo, en cuanto localice lo que busco le devuelvo la llamada.
Si no encontrase nada... daría un par de disparos al aire, no creó que haya mucha gente en la calle y creo que podría darme una pista si no viese nada sospechoso. Si escuchan los disparos es posible que aquello les delatase.

La casa de Rain pertenece a un plan de viviendas suburbanas en donde el principal accionista es una empresa satélite de Mobius Corp, o al menos eso dicen los programas amarillistas de la tele. La construcción es bastante simplona pero cuenta con todos los servicios y comodidades. Dos habitaciones, un baño, una cocina, un garaje, un salón comedor y un amplio patio trasero con un desván a estrenar; pero casi todo aquello esta tal cual previo a su entrega: muebles cubiertos por fundas de plástico y habitaciones que hasta ahora no habían sido habitadas.

Pero todo aquello en este preciso momento había cambiado porque dos personas irrumpieron en aquella tarde lluviosa a la vivienda. El primero de ellos lo hizo por la puerta frontal. Había pasado algo de tiempo allí dentro pero estaba a punto de irse solo que un sonido ahogado llamo su atención desde el pasillo y un poco más atrás, desde la cocina para ser exactos.

El segundo hombre en cambio entró en la vivienda desde la puerta trasera para ir peinando la casa hacia adelante. Se encontraba saliendo del baño cuando dio de bruces con el otro sujeto que provenía de la parte frontal de la casa.

En la penumbra del pasillo es difícil saber quién es quién. El aire se encuentra cargado de tensión porque nadie puede escuchar lo que ocurre dentro de la casa de Rain.

-¡Mierda!, no coje. Walter, espero que no le tengas mucho cariño a ese coche. Lo último que nos conviene ahora es andar por la ciudad con un coche tan distinguible como ese y con varios agujeros de bala en el maletero-.

Quico se puso a pensar qué hacer. El metro parecía que no había sido una buena idea. Valoraba dos opciones; robar otro coche o ir en autobús. Esperó primeramente la respuesta de su compañero.

Cuando me encuentro frente a frente con el desconocido siento un pinchazo en la cabeza y el regusto amargo de la bilis en la garganta. Joder, el asesino, durante los eternos segundos que nos encontramos cara a cara, por mi cabeza pasan todas mis aspiraciones, todos mis sueños, y la posibilidad de que se vean truncados esta noche. Miro fugazmente el rodillo en mi mano contemplando la posibilidad de golpearle, de matar a ese hombre, y aunque mi vida quizás dependa de ello me veo incapaz de hacerlo, no de manera premeditada, siento nauseas solo de pensarlo. Tengo que escapar... quiero caminar de nuevo, terminar mi carrera y tener una pequeña consulta, conocer a una chica, y comprar una casa con un porche y con su pequeño jardín, comprarme un perro y quizás criar algún hijo... pero... necesito escapar.

Le arrojo el rodillo al desconocido como puedo, mas con la intención de ganar tiempo que con intención de dañarle realmente, y girándome comienzo a correr tratando de desandar el camino recorrido, salir por donde entre.

De repente una figura se para frente a mi, soy incapaz de distinguirla bien, para mi no es nada más que una sombra irreconocible. Antes de que pueda reaccionar, veo que hace un movimiento de ataque y lo primero que hago es cubrirme para tratar de minimizar el daño. No veo con que me ha atacado, pero puede ser uno de los que han puesto en peligro a Rain. Debo alcanzarle e interrogarle de inmediato. Me de o no me de, a menos que sea un impacto letal o que me deje temporalmente indispuesto, corro detrás de él apuntándole con la pistola.
-¡Alto ahí, FBI!
Ya no era agente, pero la deformación profesional premiaba ante la situación. Además imponía mucho más, o eso quería yo creer.

Escucho a mis espaldas una voz dándome el alto, a pesar del estruendo de la lluvia, me resulta atronadora. ¿FBI?. Me permito entonces mirar hacia atrás, durante apenas un segundo. Necesito salir, avisarle. Cuando vuelvo la vista al frente me golpeo con el marco de la puerta en el pómulo, noto un calor repentino en la mejilla y caigo al suelo por el impacto, no termino de entender que ha sucedido.

No. Nunca lo habías visto.

El objeto impacta contra mi cabeza y me deja aturdido durante unos instantes, instantes en los que sólo puedo gritar que se pare, que soy un agente del FBI al perderlo de vista entre las habitaciones de la casa. Escucho un estruendo y al salir, veo por fin el rostro de la persona que me ha agredido impunemente. Llego hasta él y le apunto con la pistola.
-¿Quién eres y qué haces en esta casa? ¿Dónde está la chica?
Me quedo a una distancia prudencial apuntándole, valorando el golpe que me he llevado en el rostro sin mirarme en un espejo. Aunque en un momento me inunda la rabia, soy capaz de canalizarla y tranquilizarme antes de hacer algo de lo que arrepentirme. El desconocido tendría que tener algo de información, si no, ya podría tener una muy buena explicación de porqué estaba en una casa que no era la suya.

Semiinconsciente me llega una voz que no termino de reconocer, - auugggh, pronuncio al tiempo que llevo mi mano al pomulo derecho. Noto la mejilla cálida y pegajosa y tengo la cara parcialmente adormecida, - duele, poco a poco comienzo a recuperarme del golpe, - la puerta... luego finalmente añado, - creo que me he roto el pómulo, seguro que necesitaré puntos.

Tumbado aún en el suelo mi vista se va aclarando poco a poco. Soy William, se abre camino el pensamiento en mi todavía aturdida cabeza. - William. Contemplo entonces el cañón de la pistola sin atreverme a moverme, y abro los ojos desmesuradamente, se ha terminado todo, va a matarnos. A pesar de la situación, toco de nuevo mi mejilla y me miro después la mano, manchada de sangre, ¿ya me ha disparado?, - la puerta... miro de nuevo al individuo que me apunta, - ¿puedo incorporarme? creo que me estoy mareando. Nada mas preguntarle me giro violentamente y vomito, después paso el dorso de la mano por mi boca, - lo siento, es la primera vez que me apuntan con un arma.

Enarco una ceja al verle vomitar. No tiene la actitud de un asesino o un secuestrador... o es muy buen actor o esta persona está en el lugar menos adecuado en el momento equivocado. Pero no puedo dar nada por hecho. Miro a uno y otro lado, controlando que no se acerque nadie más. Al parecer este chico se acaba de pegar un tortazo monumental contra el marco de la puerta que lo ha dejado fuera de juego. Sigo apuntándole con la pistola pero más relajado.
-Quédate dónde estás. Te has debido de dar un golpe fuerte en la cabeza, la conmoción te ha debido marear y no has aguantado tu estómago, son cosas que pasan William. No tengo mucho tiempo, estoy buscando a la chica que vive aquí y se que está en peligro. Da la casualidad de que has aparecido aquí... Coincidirás conmigo en que es bastante sospechoso...

Algo aturdido todavía, necesito agua, necesito quitarme este sabor horrible de la boca, - no creo que pueda correr, de hecho, no creo ni que pueda levantarme, no sin caerme de nuevo, respondo dándole a entender que no voy a moverme, ¿por qué no me ha matado ya?, algo conmocionado solo atino a preguntarle, - ¿Rain?, no le intereso yo, solo quiere matarla a ella, justo en ese preciso instante, me doy cuenta de que ha hablado demasiado, pero no puede dejar ningún testigo, que ya es demasiado tarde, cierro entonces los ojos con fuerza, esperando el disparo que terminará con mi vida.

Pero lentamente sus otras palabras van siendo procesadas por mi conmocionado cerebro, ya se que está en peligro, abro los ojos de par en par, quiere ayudar a Rain, quizás pueda ayudarnos a los dos. - Soy amigo de Rain, vine aquí a recoger algo que me pidió ella.