Partida Rol por web

Kris, Sammala y Boudicca parecían estar en plena discusión sobre algo cuando aparecieron Sparky y Orlop. Parecía que los recién llegados se dirigían hacia la cantina donde habían estado hacía poco tiempo, pero todo el grupo se reencontró en el lugar donde habían dejado aparcado el jeep, que se encontraba a medio camino entre el bar y el mercado.

—Fin de la discusión —sentenció Kris cuando vio aparecer al resto del grupo—. Estábamos preparándonos para hacer una visita al espaciopuerto pero hemos tenido cierta diversidad de opiniones.

Vernet se acercó al jeep y se dispuso a subir.

—¿Qué hay de nuevo por el mercado? —preguntó directamente a los recién llegados—. Venga, ¿os vais a quedar ahí parados?

El vehículo estaba arrancado y a la espera a que el grupo subiera para dirigirse al espaciopuerto.

Roberto se sorprendió bastante al ver que el grupo estaba tranquilamente discutiendo en el jeep... ¿Por qué no les habían contestado por el comunicador?

Entonces Vernet que parecía algo acalorado, les instó a montar en el jeep para irse al espaciopuerto... Ellos tenían algo mejor.

-"No tan deprisa compañero. Hemos descubierto cosas que os van a gustar. Para resumir un poco os diremos que hay un tipo llamado Doble S. Un conocido contrabandista bien asentado que seguramente está teniendo tratos con nuestro querido amigo Decados."

-"Doble S es dueño de un sitio llamado La Posada del Viajero" -se giró un momento hacia Orlop- "¿Me dejo algo compañero?" -mencionó de buena forma por si el curioso nativo quería añadir algo- "Creo que será más útil ir allí que al espacio-puerto. Yo diría que un reputado contrabandista es la forma más obvia de salir de aqui si uno no quiere que le pillen en la aduana ¿no?" -terminó diciendo con lo que parecía una jovialidad a prueba de bombas.- "Ah, por cierto, la próxima vez, mantened el comunicador abierto... ¿ok? Nos podíamos haber ahorrado el paseo." -añadió sonriente.

Sammala ladeó la cabeza. Menuda actitud que traía Cisneros. Su sangre bárbara se calentó un poco pero los años de adiestramiento ayudaron a calmarla.

-Nosotros tenemos otra pista parecida. Anna Granados, otra contrabandista de nivel parecido. Recibió la visita de un tipo sospechoso dispuesto a pagar un buen precio para salir sin ser visto. Por eso nos dirigíamos al puerto espacial, para visitarla en su nave a ver si nos enterábamos de algo más..

En cuanto al comunicador, no me llevo bien con la tecnología. Lo siento.

La hermana de batalla se quedó esperando órdenes.

Roberto elevó los hombros: "Bueno, podríamos volver a dividirnos de nuevo. Doble S está tras la pista del Decados. Quizá podríamos seguir sus pasos para que nos facilitara el trabajo o emborracharle para que nos dijera lo que sabe. Qué se yo. Lo que parece es que él está más cerca que nosotros de conseguir dar con el Decados." -hizo una pausa y añadió mirando un momento a Sammala- "Por cierto, nos han dicho que alguien como tú, Sammala, podría acercarse de forma más efectiva a Doble S. Siempre está buscando buenos luchadores..." -empezó a decir de forma simpática. Notaba que la Hermana de Batalla se había puesto a la defensiva y no entendía muy bien porqué.

- Lo que quiere decir Sparky - añadio Orlop cuando vió que la situación se tensaba - Es que Doble S también está buscando al tal Decados - como le exasperaban los militares, solo habia una cosa peor, y por lo menos ahora se mantenia en silencio. - Eso quiere decir que, según sigamos la pista, podremos encontrarnos con problemas si sus hombres se cruzan en nuestro camino. Y cuando os doy esta advertencia, es porque Doble S no es precisamente un tipo al que le guste que se crucen en su camino. Tiene un rastro de muertos a su espalda, y se la toca si eres marine o lo que quieras. No os confieis con él porque si le dais esa ventaja la aprovechará y somos carne de arcén.

Miró con gesto serio a Sammala. Sabia que la mujer tenía una idea muy grata de sí misma.

- Puede que en caso de encerrona tu seas la única que nos pueda sacar de ahi, y ya te digo que no será a base de puñetazos. - le dijo para que se fuera haciendo a la idea. Orlop tenia una cosa clara, su vida valía mucho más que el orgullo de una militar.

- Vayamos a ver a la chica esa, Granados, la verdad es que el nombre no me suena de mucho. No debe de ser una mujer excesivamente importante. Si creeis que se puede tratar del "Decano" este, pues nunca está de más investigar.

-No sé a qué te refieres exactamente con eso, Orlop. Conmigo no te andes con chiquitas. Dimelo clarito para que vaya haciendome a la idea- dijo con una mirada acerada.

- Le ponen cachondo las tias duras y musculadas. - dijo el nativo mirando a Sammala muy seriamente.

Después se giró hacia Roberto y se encogió de hombros. Parece que no habia podido librarse de decirselo, al fin y al cabo.

Roberto tuvo que hacer un verdadero esfuerzo cuando escuchó a Orlop por no reir o llorar. ¿Pero no había dicho que lo mejor era que...?

No importaba. Por si acaso intentó calmar los ánimos.

"Bueno a ver... No seamos tan bruscos leñes. Orlop tiene razón. Doble S parece que tiene cierta debilidad por las mujeres como tú. Pero antes de que haya malos entendidos, nadie ha dicho que te acuestes con él ni nada por el estilo, sólo es que seguramente estará más interesado en hablar contigo que en hablar con nosotros." -elevó los hombros- "O lo mismo sólo necesitamos llamar su atención y luego pasar a un interrogatorio más... duro, ¿qué se yo? Hay múltiples maneras de afrontar esto, pero está claro que contar contigo es un ventaja, porque el tipo podría bajar sus defensas..." -contuvo el aliento un momento.

Boudicca tuvo que reprimir una sonrisa al escuchar las secas palabras de Orlop y el intento de suavizarlas de Sparky. Vaya equipo hacían aquellos dos! Tras unos instantes de diversión privada, volvió a enfocarse en el asunto que tenían entre manos.

El Decados sería más escurridizo que una anguila y aunque las dos pistas que tenían para tirar parecían bastante buenas, la situación no terminaba de encajar en la cabeza de la eskatónica. Aquella familia tenía los recursos suficientes para ir al rescate de uno de sus miembros apreciados... ¿por qué ir dejando un rastro de migajas entonces? ¿Acaso estarían siendo conducidos a una trampa? Basta Bou, te estás volviendo paranoica...

-Mmmmm, estando la familia Decados en medio y teniendo que tratar con dos "comerciantes de dudosa legalidad" no me parece buena idea separarnos. Vayamos a ver a la Hazat y después, si Sammala quiere, le hacemos una visita a Doble S -y le guiñó un ojo a su compañera en señal de apoyo. Aunque la hermana de batalla no necesitara quién la defendiera, ella no iba a permitir que aquellos "machos" se creyeran que podrían usarlas como carnada.

Shammala puso los (enormes) brazos en jarras y rió a mandíbula batiente al escuchar las francas palabras de su compañero.

-JA,JAJA! ¿Ves? ¡Así queda mucho más claro! Veremos a ver en su momento si tiene lo que hay que tener para manejarme. ¡Estoy de acuerdo con Boudi, vayamos para allá, saquémosle lo que podamos y luego ya veremos si le pego un quiqui o una patada en el culo!

Kris no pudo retener su rostro serio e impasible habitual.

—No me gustaría ser ese Doble S —sentenció Kris antes de arrancar el Jeep—. ¿Subís u os vais a quedar ahí todo el día?

La decisión parecía tomada: primero Anna Granados y luego irían a ver a ese Doble S. No había excesiva prisa por hablar con el contrabandista y además, Kris ya tenía una idea en la cabeza y era difícil que alguien le cambiara los planes.

—Por cierto —dijo dirigiendo una agresiva mirada a Cisneros—, probablemente tengas poca experiencia militar aunque eso no te excusa. Si no se coge la radio es porque no se puede... y no hay más explicaciones.

Quizá no era lo más habitual pero ya se había convertido en una costumbre desde que estaba en Estigma... y ya hacía demasiado tiempo que estaba en Estigma. La radio era un bien accesorio que no siempre estaba a la disposición del equipo y muchas veces había que apagarla para operaciones de infiltración. Estigma era diferente... muy diferente.

Sparky suspiró tranquilo al ver que Sammala se tomaba a bien aquello... casi se diría que lo tomaba como un desafío. Ver para creer. No había sido tan complicado después de todo.

Siguiendo las palabras de Vernet se subió al jeep, pero no entendió muy bien el siguiente comentario del veterano. Oh, si claro, estabas tan ocupado discutiendo que se te olvidó conectarlo... Esperemos que no sea el orgullo lo que te guía, colega -pensó mientras dibujaba una leve sonrisa quizá algo retadora y saludó marcialmente de manera exagerada:

-"No se preocupe señor, no pediré más explicaciones... puede estar tranquilo" -ya veremos si yo también me acuerdo de darlas... -pensó a renglón seguido.

Luego lanzó una mirada cómplice a Orlop. El nativo le parecía mucho más simpático por el momento. Ahora sólo había que dirigirse a ver a aquella noble mujer. Sólo esperó que fuera una visita igual de agradable que la del mercado.

El jeep arrancó en dirección al espaciopuerto. En vehículo la distancia se recorría con relativa facilidad a través de una carretera bien asfaltada, así que en menos de un cuarto de hora estaban bajándose del jeep en su destino. El acceso al mismo estaba vigilado por soldados de la guarnición Karma pero el salvoconducto que portaban nuestros héroes les permitía el acceso a casi cualquier lugar de la ciudad, por restringido que estuviese.

Así que ahora miraban el enorme espacio que tenían ante ellos. Había media docenas de naves de tránsito atracadas: naves pequeñas y rápidas, lanzaderas que permitían el acceso a otras mucho más grandes que orbitaban alrededor del planeta, sin perfil para el acceso atmosférico. También había unas siete naves polivalentes: vehículos con estructura atmosférica pero que también contaban con motores compatibles con las llaves de Salto. Esos eran los preferidos de los mercaderes y contrabandistas. Al igual que en todos los Mundos Conocidos las naves se veían viejas, mantenidas a base de parches y arreglos. Una nave nueva era una rareza que el Gremio de Ingenieros sólo reservaba para las Casas Mayores y el Imperio.

Alrededor del espacio que ocupaban las pistas de despegue había decenas de edificios de todos los tamaños y formas: hangares, almacenes y la taberna central. 

Al entrar en el sitio Vernet había preguntado por Ana Granado Hazat y su Estrella Negra. Los soldados le habían indicado uno de los hangares, propiedad permanente de la Casa Hazat, donde estaría la nave y su dueña.

Sin dilación Kris se dirigió al hangar. Giró ligeramente la cabeza para comprobar que el resto del equipo iba tras de él.

La puerta del hangar estaba entreabierta. Kris la golpeó fuertemente con la palma de la mano mientras que asomaba la cabeza al interior en busca de alguien al que preguntar.

—¿Hola? ¿Hay alguien?

Vernet dio un par de pasos hasta que se cruzó la mirada con una mujer dentro del hangar.

—¿Jenna? —preguntó extrañado— ¿Qué demonios haces aquí?

El gesto cambió en el rostro de Kris. Parecía conocer a aquella mujer y era una suerte haberla encontrado justo allí. Jenna era una mujer definida, de pelo castaño y tremendamente largo. Habían operado juntos en Estigma pero ella era de Karma y lo último que supo de ella es que había vuelto.

—¿Trabajas aquí? Quizá puedas sernos de ayuda. Estamos buscando a un tipo y tenemos alguna pista que nos a arrojado a Anna Granados, ¿tienes acceso a ella?

Jenna estaba revisando un motor que tenía sobre un banco de trabajo. Al escuchar la voz de Kris se volvió sorprendida.

- ¡Vernet!- dijo mientras abrazaba al recién llegado con una sonrisa - Por todos los infiernos... ¡Cuanto tiempo! No te he vuelto a ver desde...- su rostro se ensombreció - desde lo de Gulliver. - recuperó energía - Pero ¿cómo estás? ¿qué haces aquí? ¿En una misión? 

Se limpió las manos con un trapo. Después se fijó en Orlop:

- ¿Orlop? ¿Eres tú? ¿Sobreviviste a la jungla? Que... ¿qué está pasando exactamente?

Orlop saludó con la mano. Recordaba a la chica, pero muy vagamente. Para él todos los militares eran iguales, claro que entendía que, visto desde el otro lado, era mucho más fácil recordar a un nativo que les acompañaba en una misión. Y además aquella misión. Habían conseguido infiltrarse en una instalación y allí habian descubierto algo... algo de lo que Orlop no había vuelto a hablar. Y prefería no hacerlo.

- Sobreviví, aunque tengo pocos recuerdos de lo que sucedió después de que finalizaramos la misión. - dijo de manera un tanto tajante. - Tenemos un nuevo encargo, Jenna.

Al parecer, Estigma era mucho más pequeño que un pañuelo. No habían hecho parada sin que alguno de los veteranos se toparan con algún conocido por allí. La eskatónica sonrió con nostalgia. En otra época, su antiguo grupo de camaradas había atravesado situaciones similares, pero todos aquellos contactos habían quedado atrás.

Levantó la mano esbozando un saludo tímido y se metió en el hangar a deambular, sin alejarse demasiado de los demás para estar al tanto de los datos que pudiera darles Jenna. Mientras Orlop y Kris obtenían la información que su antigua compañera pudiera darles, ella miraría a su alrededor, alerta ante cualquier eventualidad que le llamara la atención.

Sammala reconoció de vista a Lynch pero apenas tenían relación y poco sabía de ella. 

-Buscamos a Ana Granado Hazat y su Estrella Negra. ¿Sabes algo sobre ella que nos pueda ser útil?