Partida Rol por web

Vernet asintió. Le gustaba como pensaba el carroñero a pesar de que el primer contacto con él resultó algo tenso.

—El tiempo juega a nuestro favor... al menos en teoría —dijo mientras se movía en la dirección que indicaba Sparky—. Deberíamos valorar nuestras opciones. Si conseguimos una mejor visual podremos saber cuantos son.

El marine miró a Sammala.

—Quédate aquí vigilando y usa esto en caso de que la cosa se ponga tensa —dijo mientras le entregaba una pistola de bengalas*

Sammala cogió la pistola de bengalas y se la guardó en el cinturón asintiendo.

Mientras Sparky y Vernet empezaban a rodear el edificio, en lo alto de la colina Boudica se dio cuenta de que Orlop ya no estaba a su lado. ¿En qué momento habia desaparecido?¹. 

Cuando los dos hombres giraron la esquina se detuvieron antes de doblarla. En la puerta trasera había apostado un individuo que vigilaba la zona. Era un tipo grande, armado con un fusil de asalto y pertrechado con un chaleco de kevlar sin ningún distintivo. Un mercenario que parecía parte del grupo de asalto y posiblemente se había quedado allí precisamente para dar la alarma si alguien se aproximaba por detrás como lo estaban haciendo ellos. 

—Cúbreme —ordenó Kris a Sparky.

El marine se acercó rápidamente hacia el vigilante tratando de darle un golpe por sorpresa. Con el arma en la mano golpeó sobre la mandíbula del vigilante cuando éste se disponía a dar la alarma. Inmediatamente después colocó la espalda sobre la pared junto a la puerta que vigilaba el tipo. Con la posición asegurada le hizo un gesto a su compañero para que se acercara.

El ex-carroñero iba con la pistola en la mano, pero no se le veía demasiado suelto en aquel tipo de situaciones. Lo suyo era la mecánica y la palabrería... pero no era momento ni de lo uno ni de lo otro.

Asi que, al llegar a la esquina se dió cuenta enseguida que aquellos tipos que estaban atacando el almacen no eran "cualquier cosa".

—Cúbreme —ordenó Kris a Sparky.

Roberto asintió mientras el sudor empezaba a correrle por todas partes y la adrenalina también. Quitó el seguro al arma se apoyó contra la pared y apuntó a un lugar grande... una de las piernas del aquel gorila. Prefería ir sobre seguro. A aquella altura era más difícil herir a su compañero y era una diana lo suficientemente grande como para que el disparo no fuera imposible.

Kris salió corriendo en dirección al mercenario. Por un momento pensó que lo vería llegar hasta él pero justo en el mismo momento apareció Orlop de la nada. Virtualmente. Antes no estaba ahí y de pronto se situaba a un lado del sorprendido mercenario que no supo a que atender. Orlop hizo un gesto con su mano y el vigilante sintió un tirón en su arma hacia abajo, aunque el otro ni siquiera estaba cerca de él. 

Demasiado tarde comprendió que el verdadero riesgo era el marine que ya había llegado a su lado. La culata de Vernet impactó en la mandíbula del hombre que se desplomó como un pelele sin hacer ruido ninguno. 

Roberto apuntaba al mercenario desplomado, quizás aliviado por no tener que disparar, mientras se aproximaba a sus dos compañeros. 

El marine abrió la puerta y echó un vistazo al interior. Tal como se esperaba los asaltantes estaban detrás de la turbina que echaba humo abriendo fuego contra los hombres que habían visto al otro lado. Confiando en que su compañero les vigilaba la espalda ahora ignoraban totalmente la puerta entreabierta por la que se asomaba Vernet. Eran dos hombres y una mujer, todos armados hasta los dientes y vestidos con chalecos de kevlar sin distintivos. 

Roberto asomó su cabeza por detrás de Vernet y contempló la escena. El motor que tanto humo echaba pertenecía a una nave lanzadera atmosférica de tamaño medio que había quedado así inutilizada. ¿Se trataría de un posible vehículo de fuga para Svenson? Pero si así era ¿dónde estaba el fugitivo? ¿Quizás dentro de la lanzadera cuya compuerta de acceso estaba cerrada? ¿Estaban aquellos mercenarios intentando ayudar a que la lanzadera saliera del edificio o impidiéndolo? 

-Pero... ¿cómo? -en los meses que llevaba allí, Boudicca no había visto a Orlop manifestar ningún poder, por lo que aquella revelación la tomó por sorpresa. Siendo la única que había quedado fuera y viendo que no parecía que pudiera servir de algo su presencia allí, bajó corriendo hasta la puerta lateral por la que habían entrado sus compañeros para ver si les podía dar alcance.

El ex-carroñero tuvo que sacudir la cabeza al ver la "mágica" aparición de Orlop... pero no sólo fue su aparición, sino también su habilidad para desarmar al tipo. La hostia... es un jodido psíquico... -pensó con sorpresa. Una sorpresa buena claro, porque Orlop estaba de su bando.

Roberto no lo tenía muy claro, pero llegados a ese punto debían decantar aquella balanza a su favor, y aquellos tipos parecían duros de verdad.

Le hizo una señal a Venet, señaló a uno de los hombres y le apuntó de nuevo con la pistola. Pero esta vez intentó que el disparo fuera a una parte vital, porque esos tipos no se iban a andar con tonterías si les daban una oportunidad. Por último asintió a sus compañeros. "Dejemos a la dama al menos con vida... para que pueda responder preguntas..." -susurró- "Cuando digas" -añadió en voz baja para coordinar su ataque por sorpresa.

Vernet no tenía claro cual era el bando correcto. Ni siquiera sabía si había un puñetero bando correcto. De repente cruzó la mirada con Orlop.

—Nuestro amigo es una caja de sorpresas —susurró al equipo—. ¿Podrías facilitarnos el paso a esa nave? Quizá solo puedas ir tú solo, en ese caso nosotros desviaremos la atención.

Levantó la vista sobre la fachada que tenían junto a ellos. A la derecha había una ventana un poco más escorada que facilitaría el trabajo de distracción. Vernet se movió rápido hacia ella y se apostó.

—Desde aquí podremos facilitar la entrada de Orlop. Los guardias estarán divididos entre el ataque frontal y este flanco. Orlop aprovechará el otro flanco para utilizar sus trucos y acercarse a la lanzadera. ¿Entendido?

El arma de Kris se apoyaba en una de las esquinas de la ventana dejando espacio suficiente para que Sparky ocupara la otra. Una vez todos estuvieron en posición Kris levantó tres dedos de su mano izquierda... un instante después, confirmando la señal con sus compañeros, retiró uno de los dedos y luego otro más. El resonar del arma del marine acompañó la retirada del último dedo y, con ello, el inicio de las hostilidades por su parte.

Disparó y se ocultó indicando a Sparky que hiciera lo mismo, alternándose en movimientos asíncronos para dificultar su predictibilidad.

—Espero que eso allane el camino del sacerdote —pensó mientras esperaba su turno para disparar.

Le alegró que Vernet pronunciara en voz alta el mismo plan que se le había ocurrido al nativo. Orlop asintió con la cabeza, si bien tenía algún poder kinético no lo hubiera usado delante de los soldados de no haber pensado que era completamente necesario. Acercándose a las sombras, Orlop se preparó para intentar ocultarse y colarse en la nave. Quizás podia boicotearla. Quizás, si fuera posible podia incluso usar las armas de la nave para dispersar al enemigo. Ambas opciones eran interesantes. Decidiría según viera oportunidad. 

Boudicca alcanzó al grupo justo cuando Vernet expresaba el plan a seguir. Parecía razonable aunque no sabían lo que podían encontrar más allá de las sombras donde Orlop buscaba camuflarse. Tal vez... podría pedir ayuda al Pancreator, tal vez podía encontrar una guía en su fe que ayudara al nativo a alcanzar su objetivo.
 

Viéndolos en aquel momento parecía increíble que aquella fuera la primera misión de ese grupo. Se movían todos sincronizados, como una sola persona, improvisando un plan con la seguridad de quien ya hubiera practicado aquello miles de veces. 

Vernet se apostó en preparándose para abrir fuego. Por desgracia para él aquella ventana estaba más escorada de lo que había calculado y una parte del alfeizar cedió haciendo que su arma se escurriese por entre sus manos. El ruido del disparo contra una de las paredes alertó a uno de los sorprendidos asaltantes de la lanzadera. Uno de ellos se giró hacia Vernet para devolver el fuego mientras los otros dos seguían ocupados con el frontal. Lo peor es que el arma había caído al suelo entre ambos grupos. 

Sammala se sitúo en posición en la esquina de la puerta, dispuesta a cubrir a Vernet.

Sparky no dudó y estando preparado abrió fuego inmediatamente. No tenía entrenamiento militar pero eso no quitaba que supiera manejar un arma y tuviera los redaños necesarios para, en caso de extrema necesidad, saber usarla. Su disparo impactó en el hombro del mercenario que comprobó sorprendido que sus problemas se multiplicaban. 

Boudicca se concentraba esperando que el Pancreator le dijera si había alguna fisura en sus planes. ¿Eran demasiado optimistas? ¿Habían pasado algo por alto? Y sin embargo las señales eran claras: era vital impedir que aquella lanzadera despegase. Sólo había una sombra que añadía algo: una frase que se repetía en su mente. El enemigo equivocado. ¿Qué quería decir aquello? 

Las capacidades de Orlop para mezclarse en las sombras y, virtualmente, desaparecer eran sorprendentes. Aprovechando todo aquel jaleo había alcanzado el panel de apertura sin que ninguno de los mercenarios se hubiera dado cuenta siquiera de que estaba allí. Ahora tenía ante él un panel de emergencia para la apertura de la puerta, pero estaba claro que si lo activaba su presencia sería detectada de inmediato ¡y estaba a escasos metros de los mercenarios!

La estrategia había funcionado a pesar de la impericia del experimentado marine que estaba liderando al grupo. Vernet apretó el puño fuertemente y golpeó fuertemente una caja que estaba apilada junto a la ventana.

Pero de repente apareció Boudicca. Un efectivo más. Eso recompuso a Kris. Hizo un gesto con la mano para que Sammala ocupara su posición y una vez ahí se acercó a Boudicca.

—Me alegro de verte de nuevo. Ponte a cubierto y que el Pancreator nos ayude —dijo guiñando un ojo a la eskatónica.

Instantes después miró a Sparky y Sammala y asintió.

—Cubridme —fue la palabra que se dibujó en los labios de Vernet aunque no la pronunció en voz alta.

Y Kris corrió hacia la posición donde había caído el arma. Afortunadamente había una pila de cajas por la zona gracias a las cuales podría cubrirse del fuego cruzada. Y, por supuesto, confiaba en su compañeros. Sparky había demostrado ser un buen compañero y Sammala había probado su pericia militar en incontables ocasiones. Nada podía salir mal.

Sparky maldijo cuando vió cómo Vernet perdía su arma, pero cuando vió al componente del grupo que faltaba se alegró un poco. No era el primer tiroteo en el que estaba, pero claro, él estaba acostumbrado con batirse el cobre con otros "desarrapados", no con mercenarios expertos y bien equipados.

Era consciente de que aquel primer disparo afortunado había sido fruto de la sorpresa y la preparación, pero aquello se vería bastante mermado ahora que estaban más o menos empate.

Cuando su compañero le indicó que iba a jugársela otra vez entendió que tenía que cubrirle, pero no a tiros, sino "a su manera", usando su capacidad para los mecanismos. Lanzó una mirada a su alrededor y lo vió. Cerca de los mercenarios había una conducción de gas refrigerante usado para filtrar el calor que provocaba la maquinaria del taller. La diana era muy amplia y el resultado podía ser mucho más caótico, asi que no se lo pensó y disparó. Seguramente no sería muy dañino para sus atacantes, pero provocaría la confusión y el desconcierto necesarios...

A veces el destino se ponía de parte de los héroes. O al menos en esta ocasión así sucedía.

Sparky abrió fuego contra la enorme tubería que estaba encima de las cabezas de los mercenarios¹ y el gas salió disparado provocando el efecto deseado: caos y confusión.

Confiando en sus compañeros Vernet alcanzó la cobertura deseada y abrió fuego de cobertura² haciendo que los mercenarios se vieran ahora sobrepasados por los problemas: gas y disparos por ambos lados.

Aquello fue suficiente para que Orlop manipulara el terminal de la puerta para que ésta se abriese de par en par, garantizando su acceso, sin que nadie pudiera siquiera percatarse del hecho.

Al otro lado del almacén se detuvieron momentáneamente los disparos. Probablemente los guardias estaban aprovechando aquella confusión para avanzar, quizás pensando que eran los suyos quienes les estaban ayudando.

El nativo no lo dudó un instante, aprovechando la distracción creada por Roberto, comenzó a tocar los botones del terminal. No era experto en informática, ni siquiera le agradaba demasiado la tecnología, pero al menos sabía unas cosas básicas. 

Esperaba no encontrarse nada en su interior que fuese hostil de primeras. Pero sabia que se estaba metiendo en la boca del lobo. Lo importante era que aquella lanzadera no despegase. 

Ante Orlop se abría un túnel de metal que conducía al interior de la lanzadera. Desde donde estaba podía ver el pasillo principal que probablemente llevaba a la sala del piloto a la izquierda y a la derecha hacia el almacén. Era una lanzadera pequeña, de clase contrabandista, con capacidad de volar en superficie pero también alcanzar el espacio. Y cabía la posibilidad de que estuviese modificada para contener un Motor de Salto.

Mientras pensaba en que podría ser el vehículo ideal para una fuga planetaria el suelo de metal del túnel empezó a vibrar ¡estaban poniéndola en marcha! Aunque una de las turbinas estuviese destrozada soltando humo parecía que la nave era muy capaz de alzar el vuelo.

—No, todavía no —pensó Vernet—. Hay que localizar antes al maldito Decados.

Kris había cogido el arma de nuevo y disparaba entre las cajas desinteresadamente, más por mantener la atención de los otros bandos que por interés en hacer daño a alguno de los bandos. Mientras tanto levantaba la cabeza tratando de valorar la situación. ¿Quién demonios eran los que estaban enfrentándose? ¿Estaba ese tal Svenson con ellos? La situación era confusa pero el marine se esforzaba en recomponer las piezas y encajar el puzle.

-Hay algo que estamos haciendo mal -la eskatónica habló a nadie en particular, distraída de lo que estaba ocurriendo en el campo de batalla. El Pancreator estaba queriendo mostrarle algo pero ella no lograba entender qué. Sin embargo, el Decados no iba a esperar a que lo descifrara. La lanzadera comenzaba a calentar los motores, si no la detenían, probablemente su enemigo abandonaría Estigma y ya no podrían alcanzarlo.

-Orlop detén la lanzadera pero no dañes a nadie! -no pudo aguantar el grito que surgió de su garganta. No entendía por qué lo estaba haciendo, ni qué significaba aquello que quería impedir, pero el Pancreator la impelía a buscar el enemigo correcto y aquel no parecía serlo.