Partida Rol por web

Dineval miró a Turak -Siento tu decisión, en una hora parte la caravana hacia la Metrópolis, buen viaje. Luego miró a todos -Tengo equipo de buena manufactura pero no equipo mágico, Edio os traerá lo que tengo por si os sirve de algo. Tras ello mira a Sidoc -No pondré en contra mía a los dirigentes de las otras Villas, si hago lo que me propones crearé más división, no puedo hacer eso. Ahora dirige su mirada a Za Harvaya -Respecto a lo de la salida secreta, no tenemos ninguna.

-Compañeros espero que con el tiempo vuestras hazañas lleguen a los oídos del desierto y Ojo de Trueno las pueda escuchar. Hasta la próxima. Tras estas palabras se da la vuelta y se marcha.

En ese caso, será mejor que lo hagan extranjeros. Podemos avisar nosotros de que viene un ejército, que lo hemos visto y que pueden pedir refugio en el castillo. - Dijo Sidoc más al grupo que al mismo Dineval. Estaba claro que no era un líder valiente. Prefería evitar un simple disputa que salvar a su pueblo. 

No habrá disputa con sus dirigentes, ya que no somos siervos vuestros. 

Antes de que partiera Turak, Irinade se dirigió a él con la intención de pedirle el orbe del fuego que poseía él, aunque respetaba su decisión, su orbe era el único que les podía dar más posibilidades de éxito en aquellas tierras heladas. Así que Irinade exclamó:

Turak te pido que nos dejes tu orbe, ya se que te es muy preciado, pero creo que este es su lugar, el grupo lo necesita. Fue creado para destruir este mal, posee vida y fue convocado por Voriig.  Deja que el Orbe elija.

Tu corazón es noble, deja que el elija!

Edio partió a realizar la misión encomendada por su señor.

Mientras que sus compañeros especulaban y sugerían estrategias al Lord, Irinade los escuchaba atentamente, cada posición era lógica tanto la de sus compañeros como la de Lord Dineval. Empezó  a caer en la cuenta de que no conocía bien aquellas tierras, quizás un mapa del castillo y de sus territorios eran lo que necesitaban. Za Harvaya podría memorizarlos con todo lujo de detalles.

Dirigiéndose al Señor del castillo: Señor, necesitaríamos mapas del Glacial, así como del Castillo y de su Ciudad, que os parece. Que sitios de interés alberga esta ciudad para visitar, mientras que esperamos algún movimiento del enemigo.

-Apoyo lo que dice Irinade, nos ayudaría poder ver ese mapa. Y dar el aviso en las Cinco Villas, aunque tengamos que hacerlo nosotros. Yo me ofrezco a acompañarte Sidoc, salvo que mi presencia sea requerida aquí para ver el mapa.

Aunque sólo necesito cinco minutos con ese mapa para que se quede grabado para siempre en...

-En cuanto al orbe, Irinade... Deja que se lo lleve Turak, dijo serio el erudito. -No debes pedirle algo que él no es capaz de dar, ya que en su mente no le pertenece. Es un legado de su familia, desde los tiempos ancestrales. Y me dijo que el orbe tenía que regresar al Desierto. Salvo que esa decisión condene toda Eterva, creo que debemos dejarlo marchar con el orbe, muy a nuestro pesar. 

El orbe de Fuego se separa de los otros cuatro... Y también se va el Ojo del Trueno, pensó Za Harvaya. De nuevo tenía la sensación de que poderosas y desconocidas movían los destinos de muchos, y el grupo estaba siendo arrastrado por la corriente de los acontecimientos hacia un destino incierto.

Yo podría tratar de razonar con ellos. Explicarles la naturaleza del enemigo dando detalles de lo que hemos avistado puede ser algo difícil de negar.

Hizo una pausa para reflexionar

Pero el problema es que no tenemos tiempo. ¿Cuál es la villa que consideráis más importante? Iremos allí primero y si conseguimos su apoyo el resto tendrá menos fuerza para negarse.

Bien, equipémonos, informémonos y salgamos a la Villa más cercana, a la más importante o a la más razonable. Estupendo. - Sonrió por fin. 

-Bien, Galand. Creo que los dos sóis los que más posibilidades tenéis. Tú por afinidad a los elfos, por haber visto el enemigo y por tu diplomacia, dijo Za Harvaya. -Viaja con Sidoc, y avisad a los aldeanos. Mientras tanto Irinade y Logen se pueden equipar, y haremos lo posible por ayudar aquí.

El erudito se quedó pensativo unos segundos. -Falta ver si hay mapas de la región, y el tema del orbe de Turak...

Pronunciar el nombre de su amigo le emocionó. Era una sensación nueva y desconcertante para él. Su búsqueda de la verdad siempre había sido una tarea solitaria, fría, distante y aséptica. Necesitaba sentarse unos segundos...

-Suerte en las villas, añadió con la voz algo rota, ya sentado, con los ojos cerrados.

Turak se volvió hacia Irinade con cara de pocos amigos al escucharle pedirle el orbe, pero de inmediato intervino Za Harvaya por lo que se relajó -Este orbe me pertenece por algo que va mas allá de mi comprensión, no puedo dároslo. Tras esto se da de nuevo la vuelta y se marcha hacia la posada pues en una hora sale la caravana.

-Tengo un pequeño mapa de las Cinco Villas y otro del castillo. Os lo enseñaré. Da la señal a uno de sus guardias y al poco vuelve con dos pergaminos. Os lo enseña. -Galand no hay una Villa más importante que otra, sólo una más pequeña que las demás Alhondra la señala en el mapa, es la que está más alejada, la más al norte, la única con bosque y la más cercana a las montañas donde se resguarda el enemigo a 16 - 18 kilómetros del castillo aproximadamente. Quería deciros que voy a mandar emisarios a los dirigentes de las otras cuatro Villas para que se reúnan mañana por la mañana aquí y contarle lo que habéis visto, lo digo por si queréis plantearos eso de ir ahora hacia las Villas, deberíais descansar, también voy a enviar vigías en caso de alarma os avisaría.

Pues sí, si se tienen todas las esferas y todos los propietarios están de acuerdo tienen un poder conjunto pero a un alto coste. Si se utiliza este poder las esferas dejarían de funcionar durante 70 días y piden a cambio un sacrificio (uno de los dueños de las esferas debe inmolarse). El poder es el siguiente: Se puede invocar al avatar de un dios elemental, pero el avatar que se invoque exige la vida del dueño de la esfera correspondiente, el avatar estará presente hasta cumplir la orden o un máximo de 1 hora o hasta ser derrotado. En el caso de Arcaniss no se puede invocar a ningún señor elemental pero pararía el tiempo durante 1h/nivel para todos excepto para los poseedores de las esferas.

Al poco vuelve Edio, -Esto es lo que he podido conseguir. Trae un hacha de mano, una espada ancha y una daga.

Za Harvaya le dedicó unos minutos al mapa. El cansancio estaba comenzando a hacer mella en él, pero su mente seguía ágil. No podía fallar. Había demasiado en juego. Cerró los ojos, y el mapa apareció en su mente, con cada detalle, cada línea, perfectamente reproducida. Tomó ese mapa mental, y lo guardó en una nueva estantería que había preparado en un lugar destacado que había preparado en la biblioteca mental que siempre llevaba encima.

-Necesito ir a hablar con un amigo, les dijo a los compañeros presentes en la sala. -No quería hacerlo, porque sé lo que le significa el orbe al Ojo del Trueno. Sé que si se me lo entrega, lo hará en contra de sus creencias. Un orbe a cambio de perder su confianza y su amistad. Pero esos orbes fueron creados para salvar al mundo, y además si logramos reunirlos todos, podemos liberar un poder inimaginable.

El sabio comenzó a avanzar hacia la puerta para ir a la posada donde se encontraba Turak. Sus pasos fueron lentos y pesados, como si llevara una enorme carga a sus hombros. Antes de abandonar la sala, se dio la vuelta para dirigirse a Sidoc. -A tu regreso, necesito comentarte algo de ese orbe. Su poder es diferente, pero también necesita a las otras esferas...

Estuvo a punto de añadir algo más... pero no pudo hacerlo. Qué nunca tengamos que usar el poder combinado de las esferas...

Za Harvaya se marchó hacia la posada.

Sales del castillo, está cayendo la noche, el viento y el frío se intenta colar por tus ropas pero no hacen mella. Las calles empiezan a estar vacías. Te fijas de lo grande que es esta pequeña ciudad en comparación con las Villas por algo es la más importante. Tiras por varios callejones hasta llegar a la posada "El Reno". Allí hay una caravana pero no tiene pinta de que esté a punto de salir. Entras y ves entre otros a Turak, la verdad es que no te paras a observar nada más. Te mira con sorpresa, no sabe si alegrarse o no, al final hace un gesto para que te sientes en su mesa, está sentado solo...

Tras hablar con  Turak  e intentar convencerlo de la importancia de dejarles el Orbe para culminar con éxito la misión, se sintió triste y un desazón se apoderó de ella, no pretendía hacerlo daño. Quizás el bueno de Za Harvaya tuviera más suerte que ella.

De repente Edio apareció portando las armas pedidas: Irinade acepto de buen grado la espada ancha, era de muy buena manufactura, a continuación girándose hacía él y su señor, realizo una reverencia en señal de agradecimiento.

Antes de retirarse a su habitación a recitar las plegarias al Señor de la Luz, le echo un vistazo a los mapas que Za Harvaya estaba memorizando. Necesitaba descansar bien esa noche...

Dineval entró en razón y decidió informar con emisarios a las Cinco Villas. La reunión sería mañana. Lo más inteligente sería quedarse y así atestiguar que el peligro era muy real.

En ese caso, será mejor que apoyemos la reunión de mañana. Si va a haber emisarios, querré estar presente para echar una mano. Descansemos pues. - Contentó aliviado. Las cosas empezaban a aclararse. 

Maestre Za Arbaya, entiendo qué insinuáis. En ese caso no sólo necesitamos el orbe de Turak, también el que nos falta. Bien, mañana hablaremos de todo eso. Ahora descansemos lo que se pueda. 

Za Harvaya se sentó en la mesa con Turak, en silencio. Se quitó la capucha y los guantes sin dejar de mirar al Ojo del Trueno. El erudito estaba serio, triste y agotado. No sabía qué le iba a decir, aunque seguramente el jinete del desierto ya se lo imaginaba. La despedida había sido brusca, pero en el poco tiempo que habían compartido camino, se había formado entre los dos un vínculo que hacía innecesarias las palabras. Y ahora Za Harvaya había acudido a pedirle aquello que más le importaba a Turak.

-Ojo de Trueno, dijo finalmente, eres mi hermano de la arena. Me duele verte marchar, pero entiendo que ésta no es tu guerra. Tu hogar está lejos de estas tierras gélidas y de sus problemas, quieres volver con tu pueblo. Fuiste elegido para acompañarnos, pero nadie conoce los designios de los dioses. Es posible el objetivo de tu presencia ya se haya completado. Me ayudaste más de lo que te imaginas, y gracias a ti, Turak, he sido capaz de dar un paso al frente y encender esas antorchas de conocimiento que nos deben ayudar a llenar de luz esta oscuridad...

El sabio se quedó mirando un instante, tratando de ver si Ojo de Trueno le estaba entendiendo. -No es tu guerra, y no te pediré que te quedes. Es tu decisión, y tu corazón te ha hablado. Pero el orbe Ixen que llevas puede ser vital para los que nos quedamos atrás. El mundo está en peligro, y si perdemos en el norte, ni siquiera tu desierto estará a salvo. Sé que el orbe es de tu linaje, y quieres que regrese a tu tierra. Pero es uno de siete esferas, y sé que deben estar unidas si queremos vencer.

Za Harvaya puso sus manos encima de la mesa, con las palmas hacia arriba. Era un gesto que le recordaba a su infancia con las tribus nómadas de las Llanuras. Esperaba que el simbolismo fuera parecido para el pueblo del Desierto.

-¿Me entiendes, Ojo del Trueno? ¿Te acuerdas cuando te llevé a la Biblioteca? Fuimos capaces de ver la verdad del Glaciar en esos libros. En otros libros se habla de los orbes que portamos. Lo he visto. Ixen debe permanecer junto a sus hermanos, junto a los otros orbes. Fueron creados por los dioses para poder salvar Eterva. Hace poco me lo entregaste para que lo usara en esta misión, te enseñé cómo usarlo y te lo devolví. Ahora te lo pido de nuevo, para usarlo para derrotar al enemigo. En cualquier caso, te prometí que el orbe regresará a tu tierra, ya sea contigo o sin ti. Y haré partícipe de ese juramento a todos los compañeros, te lo garantizo. Con que sobraviva uno del grupo, llevará el orbe a tu tierra. Si no sobrevivimos ninguno, significa que hemos perdido. Y en ese caso ya dará igual, porque el mal arrasará toda Eterva, y tu pueblo tampoco sobrevivirá.