Partida Rol por web

Turak escuchó atentamente todas tus palabras y tras una pausa contestó -El orbe me pertenece por designio divino Nube de Luz, aunque esta lucha del Glaciar no sea la mía, no dudo de que nos volvamos a ver. No puedo darte algo que los dioses han decidido que es mío, pues si es así será por algo que no alcanzo a comprender. Entiendo tu preocupación, pero debes despejar tu mente y dejar que las cosas sigan su curso. Mi vida está en el desierto y está ligada a este orbe. Esto no es un hasta siempre, sino un hasta pronto.

Za Harvaya asintió y cerró los ojos unos instantes. Los pasos de Turak le llevarán de vuelta al desierto, y con él viajará Ixen. ¿Y si los dioses le necesitan allí?

El erudito volvió a abrir los ojos, y le miró y una sonrisa se dibujó en su rostro cansado. -Qué el viento te dé alas en tu viaje, amigo. Y cuando veas de vuelta tu tierra, sus montañas y la arena, levantes la vista al cielo y me verás. Hasta nuestro próximo encuentro...

A continuación se levantó, y se marchó de la posada sin mirar atrás. Estaba realmente agotado, así que volvió al castillo para buscar un sitio para descansar.

Logen había permanecido en silencio todo aquel tiempo. No estaba allí por su capacidad comunicativa, sino más bien todo lo contrario, por eso no le pareció conveniente molestar con vanas palabras.

- Podríamos cazar alguna de esas extrañas criaturas hombre-rana. No hay argumento de más peso que el cadáver de un enemigo, y apuesto mi único ojo a que más de uno de esos estirados paliduchos mojará los pantalones cuando vea a lo que se enfrentan. - comenta más animado a sus compañeros. Al fin y al cabo, la caza sí era algo pr lo que había venido

Galand intentaba comprender la situación del Señor Dineval. Acuciado por la situación, sin aliados firmes, sin gente que confiase en sus aseveraciones y sin un verdadero ejercito que movilizar. Era una situación desesperada.

Se juntó con Sidoc para ponerse en camino.

Pero le tranquilizó saber que iba a haber una reunión.

Descansemos, así podremos argumentar con la mente despejada para convencer a los reticentes.

El joven mago comprendió la idea de Logen. Si eran tan tozudos como Dineval aseguraba, querrían pruebas. Pero no había tiempo. Si el ejército estaba a día y medio y no podían ir más rápido que andando, se perderían la reunión. 

Logen, habéis tenido una gran idea, aunque no podremos llegar a tiempo. Mas vuestras dotes cazadoras nos serán muy útiles. Estoy pensando en una estrategia y vos os sabéis mover por el terreno. Seréis fundamental. El mapa de la región nos ayudará. 

Estaba claro que algo tramaba. Se puso a estudiar el mapa en cuanto pudo. 

Pasa la noche y descansáis en el castillo de Dineval, el lamento del viento se oye fuera constante como recuerdo del inhóspito clima del lugar donde estáis. Al menos los semi-elfos os ofrecen encenderos la chimenea de la habitación, cosa que resulta de lo más agradable y acogedor en este lugar. El peso del cansancio hace que converséis poco, a pesar de las preocupaciones el sueño cae sobre vosotros rápidamente. Despertáis tarde, necesitabais descansar. Al salir os dais cuenta de que todavía no han llegado todos los dirigentes de las Villas. A la hora de comer llega la última dirigente, son 4 y con Dineval 5.

Dineval os presenta a los dirigentes: Alhondra, Taelen, Malak y Konig. Y luego se dirige a ellos, Edio está presente.

-Sres. de las Cinco Villas, os he convocado porque mis sospechas eran ciertas, un ejército está a unos quince kilómetros de la Villa de Alhondra en las montañas al noreste del lago, tengo testigos que lo han visto aquí mismo: Edio, Za Harvaya, Logen, Irinade, Galand y Sidoc. Se trata de un ejército compuesto de Gratar, una especie de hombres rana, gigantes de la escarcha y hasta un dragón.

Por favor, si alguno de los testigos puede confirmar lo que acabo de decir...

Irinade rompe el hielo, y da un paso alal frente y narra los hechos con todo lujo de detalles.

Galand se dio cuenta de que la cosa no iba bien así que quiso poner las cosas en claro. Comenzó a describir lo que había visto enumerando las tropas y su peligro para las poblaciones cercanas de modo que soltó un monólogo largo que no servía para ayudar mucho a su verdadero objetivo.

-¿Qué es esto Dineval? De verdad nos has traído aquí para escuchar el testimonio de estos...individuos. No sé de donde los has sacado pero no parecen muy veraces sus palabras, más bien parece que se han aprendido un dialogo y lo están soltando ¿Cuánto les has pagado? Y todo ¿para qué? para que Dineval siga siendo la Villa más importante de las Cinco Villas y que las que dependamos de la pesca terminemos rindiéndote pleitesía ¿Eso es lo que quieres Dineval?

-Konig, no saques las cosas de contexto, y si es verdad. Dineval nunca ha mentido. Y si de verdad existe ese ejército. Deberíamos venirnos, si Dineval nos lo permite, a este castillo.

Los semielfos nobles, hasta que pronunciaban algo, no se sabía con seguridad si eran hombres o mujeres. Estaban tan bien vestidos, usando vivos colores, joyas y elaborados peinados, que, si uno no miraba la forma del cuerpo, podía confundirse fácilmente. Sidoc se encontraba mucho mejor. Había dormido como un niño tras jugar todo el día. Pero sus sueños fueron intensos y vívidos. 

Había estado ojeando el mapa antes de acostarse. En su sueño, había terrenos helados, pasos estrechos y zonas ideales para una emboscada. Pero la realidad no la conocía. 

Las primeras palabras de los presentes eran poco convincentes y desconfiadas. Sidoc se dio cuenta de las antiguas rivalidades entre las Villas. Intuía que el equilibrio de poder había costado décadas o siglos de pactos, traiciones y rencillas, que habían llegado a una paz tensa y distante. 

Estimados representantes de las Cinco Villas. Mi nombre es Sidoc Laewin, mago y miembro de este grupo de aventureros, los cuales hemos explorado recientemente los indicios de un peligro que, hasta que no lo pudimos contemplar, no habríamos podido imaginar. Las palabras del Señor Dineval y mis anteriores compañeros son ciertas. Un mentalista desconocido por nosotros, ha adquirido un artefacto con el que es capaz de comandar los monstruos descritos. La fuerza de sus huestes es temible, no sólo por los gratar, sino por los gigantes y el dragón. Es un ejército constituido sólo para conquistar y destruir. Recomendamos encarecidamente poner a la población a salvo. Todavía están a tiempo. El Señor Dineval está dispuesto a acoger a cuantos alcancen sus muros. Y estoy seguro que no es ninguna artimaña ni hay deseo por su parte de rivalizar por el poder de las Villas. Es el amor a sus vecinos y al pueblo de las Cinco Villas lo que le motiva. 

Hizo una breve pausa. - Quizá piensen que es increíble que tales criaturas sean comandadas por el poder de una única persona. En realidad, el poder es el del artefacto. El Maestre Harvaya les contará más detalles. Lo que sí puedo decirles es que tal poder es, a la vez, un gran peligro y su punto más débil. Si logramos abatir al portador de tal objeto, el ejército dejará de estar unido. Sólo la providencia puede saber qué ocurrirá después de que el ejército se deshaga, puesto que dichas especies no convivirían jamás juntas. Quizá luchen entre ellas, quizá huyan o quizá se dediquen al pillaje o a arrasar cuanta vida se cruce con ellos. Será el caos, pero, al menos, podremos combatirles con ventaja o expulsarles. 

Lo que sí hará falta, además de poner a salvo a todo el mundo, es organizar las defensas y elaborar un plan para matar al mentalista. No conozco la región, pero quizá podamos aprovechar la orografía del terreno para tender una emboscada, distraer al ejército y que unos pocos valientes se infiltren para atacar y matar al portador del artefacto. 

Decidan lo que decidan, sepan que no hay tiempo para debates largos. Cada minuto perdido puede ser una vida sin salvar. 

Za Harvaya escuchó en silencio a sus compañeros. Estaba algo apartado del resto, pensativo. El descanso de la noche anterior le había restaurado físicamente, pero su ánimo estaba algo decaído aún por la delicada situación en la que se encontraban y por haber tenido que despedirse de un amigo. Ahora vio como uno a uno fracasaron los intentos de convencer a los Señores de las Cinco Villas. Hasta que le tocó el turno a Sidoc. Su discurso era coherente y convincente, y sobre todo dio soluciones y pasos a seguir. Al escuchar que lo nombraba, el erudito se preparó para hablar después del mago. 

-Señores de las Cinco Villas, comenzó dirigiéndose a los semi-elfos, mi nombre es Za Harvaya. No dejéis que mi aparente juventud os confunda. Soy un erudito de la gran ciudad de la Metrópolis, y pertenezco a una orden de sabios. Desconozco si vuestro pueblo tiene algo parecido a eso, pero en general las culturas de Eterva buscan encontrar y guardar la verdad de lo que nos rodea, de nuestro pasado y del presente. Ya sea una disputa ancestral por los derechos de pesca, o la historia de un orbe carmesí que porta el hechicero enemigo, se trata de preservar el conocimiento, las leyes o los pactos. Yo he dedicado mi vida a la búsqueda y comprensión de la verdad para iluminar la noche, y para derribar prejuicios y mentiras.

Se quedó observando unos segundos para ver si había logrado ganarse un poco la confianza de su público. -Por lo tanto, no cabe mentira en mis palabras ya que soy un siervo de la verdad. Todo lo que han dicho mis compañeros, con mayor o menor acierto en cuanto a las formas, es cierto. Por desgracia, hay un ejército de camino, y está siendo liderado y controlado por un hechicero. En su mano lleva un orbe de color carmesí, y en ese orbe habita un djinn, o genio, concretamente un ifrit. Se trata de espíritus unidos a un foco que pueden adoptar multitud de formas y usan magia oscura para controlar las mentes de los que le rodean. Mi camarada Sidoc ha expuesto el camino para eliminar la amenaza del ejército. Creo que es el único modo, ya que el enemigo es muy numeroso y cuenta con gigantes de escarcha, gratar y un dragón. Son razas que por naturaleza lucharían entre ellos, pero esa poderosa magia los mantiente unidos.

-El tiempo apremia, añadió dirigiéndose a Alhondra, y efectivamente el Señor Dineval ofrece su castillo para la protección de las gentes de las Villas. Es vuestra mejor protección ante esta amenaza. Y segundo, debemos preparar un plan de emboscada para acabar con el mago. Para esto, contáis con nuestra ayuda. 

-Vaya, así que es verdad que existe ese ejército. Dineval pido permiso para poner a cubierto a mi pueblo en el castillo, mis soldados lucharán bajo tu mando. ¿Sabéis cual es el propósito del ejército?

-Quizá deberíamos pedir ayuda a los enanos de la puerta del oso. Digo lo mismo que Taelen, Dineval.

-Aunque sea verdad lo del ejército ¿Vais a dejar sin defensas vuestro pueblo para guareceros en el castillo? Eso nos llevará a la ruina a los que vivimos junto al lago ¿Es que no lo véis?