Partida Rol por web

Bien Logen! Vayamos pues, ese código nos servirá bien. Que crees Edio? Partamos rápido el tiempo apremia, agudiza tus sentidos de explorador, algo le tuvo que ocurrir a tus hermanos.

-Irinade, Logen y Galand vamos a agarrarnos o a darnos la mano formando una fila, así no nos perderemos de vista aunque estemos invisibles.

Los demás, tened en cuenta que podemos tardar horas, quizás vengamos cuando ya haya entrado la noche. Esperadnos aquí hasta por la mañana, si por la mañana no hemos vuelto volved con Dineval e informad de lo que sabéis hasta ahora.

Me parece bien!Iridane preparada

Después de desearles las bendiciones de sus dioses a los que formaban parte de la expedición, Za Harvaya se quedó inmóvil de pie, aún invisible, observando cómo las pisadas en la nieve iban alejandose cada vez más. Estaba acompañado por Turak y Sidoc.

-Sidoc, comenzó en voz baja. No quería molestar al mago mientras se recuperaba, ni tampoco asustar a Turak que miraba al cielo cada vez que escuchaba su voz. -Tal y como pensaba, tenemos en nuestra posesión seis esferas de gran poder. Cada uno de nosotros ha sido bendecido con una, pero no sé si fue el azar, el destino o la mano de Voriig quien las depositó. Yo al menos hallé la mía por casualidad un día en la biblioteca. No sé si tiene importancia el modo en que llegaron, pero desde que tengo la esfera no dejo de pensar en ese asunto. ¿La encontré o me encontró?

El erudito estaba pensando en voz alta, y el manto de la invisibilidad le otorgaba cierta confianza para hablar tranquilamente con el imponente laan.

Sidoc estaba cansado, aunque todavía estaba atento. Era divertido escuchar las reconocibles voces de sus compañeros discutir. Uno a uno les fue lanzando el hechizo mientras el bárbaro se ausentaba.

Querido Logen. Creo que no has conocido a muchos magos de Eterva. No crecemos en el campo, me temo. 

Edio e Irinade organizaban y sugerían por igual. Aunque el entusiasmo era preocupente. Debían estar muy tranquilos. Los movimientos bruscos...

Jejeje, camaradas, recordad que tendréis sólo un día de invisibilidad y que desaparece si hacéis movimientos bruscos. Eso descarta luchar, tropezarse, caerse, herirse, y cualquier cosa que no sea andar o vigilar. Mirad a vuestros pies y fiaros de vuestro oído si os separáis del grupo. Si soltáis un objeto, éste se hará visible. Así que podéis usarlo como forma de marcar caminos o guiaros. Pero ir de la mano es lo más sencillo mientras no estéis en peligro. Si alguno de vosotros pierde el hechizo, deberá volver. Camuflarse en la nieve es difícil y peligroso por el frío... Quizá debería ir con vosotros. Aunque estoy cansado, puedo volver a lanzar el conjuro una o dos veces más si fuera necesario. Y... Bueno, partid ya. Sólo espero que seáis prudentes. Galand y Logen, vosotros sabéis moveros en silencio. Cuidad del grupo. 

Por dentro tenía sentimientos encontrados mientras veía las huellas alejarse y perderse el sonido de la nieve al crujir. Estaba orgulloso de poder ayudar con su magia, pero sentía que quizá hubiera sido mejor ir con ellos. Aunque su razón le decía que no estaba en condiciones. Mejor sería que descansara. Así recuperaría su magia y su concentración poco a poco. 

Za le comentó sobre las esferas. 

Ese orbe estaba destinado a ti, Za. Igual que los de los demás. El mío perteneció a mi familia durante generaciones sin saberse qué era. Pero cuando lo toco, siento su gran poder. Puedo ayudaros a entender los vuestros cuando descanse. Será un placer. Tengo mucha curiosidad por ver si están relacionados. El mío posee un gran poder elemental. 

Y lo extrajo. Za, invisible, sólo parecía una voz y dos agujeros en la nieve. Pero notaba su presencia. El orbe relució a la luz del sol y el resplandor de la helada capa que los rodeaba. 

Si tuviera más experiencia, podría combatir yo solo contra un ejército con el poder el orbe. Por ello es mejor que nunca caiga en malas manos. Somos sus guardianes. Por ello os ayudaré a conocer el vuestro. Seguro que lo necesitaremos pronto. 

Las palabras de Sidoc le tranquilizaban. El orbe fue destinado a mí. Aunque eso significaba que de él se esperaban grandes cosas. Ayudar a salvar el mundo, nada menos. Ya era hora de dar el siguiente paso... 

-Sidoc, yo conozco casi todos los poderes de mi esfera, Hesjing se llama, dijo mientras sus ojos invisibles miraban fijamente la esfera que le estaba enseñando. -Tuve una especie de revelación, y sé que fue creada por la diosa del agua, y puedo lanzar conjuros muy poderosos a través de ella. Irinade me imagino que tendrá poderes de la Tierra, y tú quizá de la Luz. Es una suposición, pero si son seis esferas, podrían corresponder con los seis elementos.

Tienes delante tuya a Arcaniss, el orbe del éter y el vacío. Aprendiendo a usar este orbe se pueden dominar todos los elementos, pues el éter es el todo y el vacío la nada creada por la interacción de los seis elementos. Arcaniss tiene voluntad y poder propios para manejar esos elementos. Tú ahora mismo sabrías a través de este orbe manejar hechizos muy poderosos dándole la orden a Arcaniss, pero algunos con poca efectividad ya que no sintonizas bien con los objetos mágicos. Esta esfera fue creada por los seis dioses elementales como efecto secundario de crear las demás...

El largo silencio de Za Harvaya al contemplar la esfera pasó desapercibido, así como su cara de asombro al identificarla. -La tuya no es ninguna de las esferas elementales... Es Arcaniss. La esfera del éter y del vacío, creada por los seis dioses elementales.

Miró a su alrededor, luego a Turak, y otra vez a Sidoc. Tragó saliva. -En efecto, en tus manos está el poder de destruir ejércitos enteros...

Logen fue a buscarlo para ponerse de acuerdo con un código de luces, la idea le gustó, y no tardaron en tener claro que decirse y como. Cuando volvió al centro del grupo vio como el brujo hechizaba a la Paladina y ésta desaparecía. Iba a protestar cuando el mismo Logen se puso a su merced y también desapareció. Que sucedía? sin duda el mago era poderoso, pero su desconfianza hacia él se multiplicaba. 

Notó como las pisadas se marcaban en la nieve en dirección hacia dónde las otras huellas se dirigían. Al parecer el grupo de exploradores había partido. -Buena suerte - susurró al aire, dudando si escuchaban o no.

La voz de Nube de luz se mezclaba con la de Sidoc, ambos hablaban de las Orbes. Él se alejó del brujo unos cuantos pasos y se mantuvo con su cimitarra desenfundada por si acaso se le ocurría atacarlo con sus hechizos. Si embargo se desorientó cuando vio que Sidoc extendía su orbe hacia adelante y esta desaparecía, justo donde unas huellas se hundían en el piso. 

Ah! 

Ahora todo era un poco mas claro para él, el sabio no era un dios después de todo, al parecer él también se había sometido al poder del brujo, pero pese a ello no dejaba de ser alguien poderoso y digno de respeto, un hermano de la arena. Sacó el regalo de su madre, no era como el libro que le había mostrado antes a Za, aunque también estaba envuelto en una bolsa de cuero. Era una esfera, que latía con el brillo del fuego en su interior. 

Extendió la esfera hacia dónde estaban las huellas - Nube de Luz, esto pertenece a mi linaje y quiero que así siga siendo, pero tu eres un gran mago y un amigo de las arenas, tómalo, tenlo tu. En tus manos será útil, las mías estarán siempre ocupadas, solo te pido que cuando regrese a mi tierra, esta orbe vuelva conmigo, sea que vuelva con vida o sin ella -

Un día de invisibilidad me parece más que suficiente.

Galand había dado la mano a Edio.

Pero no me gusta esto de estar tan estático. Tendremos dificultades para reaccionar a problemas.

La voz parecía sonar desde ultratumba.

Qué extraño es esto de ser invisible.

Luz desde la invisibilidad ... se preguntó a sí mismo el elfo ¿Pero la luz no sería invisible?

- Brujería...- Masculló Logen con su habitual diplomacia. Después escupió al suelo como era costumbre, dándose cuenta después que en aquel estado, podía haber acertado a algún compañero.

Se encogió de hombros, ser invisible tenía sus ventajas pensó con una sonrisa.

Za Harvaya extendió sus manos invisibles para recibir el orbe de Turak, consciente del significado del momento para el jinete. A medida de lo posible, prefería no quitarle el orbe, por si su repentina desaparición bajo el manto de invisibilidad que rodeaba al erudito pudiera preocupar a su compañero.

-El orbe pertenece a tu linaje, Ojo de Trueno. Ha pasado de generación en generación hasta llegar a tus manos, y algún día se lo entregarás a tu hijo. Y así debe ser. Es a la vez herencia de tus padres y préstamo de tus futuros hijos. Yo puedo intentar identificarlo, incluso usarlo. Pero siempre será de tu linaje, y de tu tierra. Porque es allí donde pertenece. Y allí regresará, te lo prometo.