Partida Rol por web

- Los cuatro guardias ashigaru retroceden horrorizados, demasiado atemorizados como para actuar.

Mazo niega con la cabeza.

- Bueno, al fin y al cabo, la verdad de una manera u otra, ha salido a la luz. -

Y diciendo estas palabras, cierra por un segundo los ojos concentrándose, mete la mano en el bolsillo y comienza a desmenuzar unas piedritas que había cogido por el camino.

Tras unos segundos de meditación, Mazo abre los ojos y en ellos se pueden ver que sus iris, antes marrones claros, ahora tienen un color pétreo, como si de roca se trataran.

- Creo que voy a disfrutar todo esto. - Dijo por fin, mientras levantaba su martillo blanco para descargarlo sobre la cabeza del nuevo Bambú...

- "¡Malditos! Voy a tener que mataros a todos, y después me comeré vuestras tripas..." -

Todo sucede demasiado rápido para que me de cuenta, pero sí veo cómo Bambú se transforma en eso, claro, diáfano, retrocedo dos pasos, miro a mi alrededor, retrocedo otros dos, casi estoy a punto de correr, pero veo cómo Martillo Blanco o Mazo o como se llame levanta su enorme arma, sigo retrocediendo, paso a paso, hasta alejarme lo suficiente.

El miedo no me deja hablar, no me deja decir nada, mi garganta está cerrada totalmente, ni siquiera un grito, nada, igual que hace dos noches, pero esta vez no estoy sola. No. No lo estoy.

- "Me pica, me pica, me pica un Loto y tengo que rascármelo. Aunque duela. Aunque sangre..." -

Tan centrado había estado en el discurso de Riqueza Efímera, en las duras palabras que había dedicado a Dulce Loto, que en ningún momento llegué a percatarme de sus verdaderas intenciones. La primera noticia que tuve de lo que había hecho fue el metálico reflejo del chakram, que con puntería certera se clavaba en la frente de Bambú. Pero aun no habían acabado pues instantes después vi con horror cómo la que había sido víctima del ataque se desembarazaba del arma que en cualquier otro hubiese sido homicida sin mayores problemas, revelándose así como el monstruo que era. Más tarde, cuando terminase aquello, debía felicitar al astuto Lord carroñero por su pronta reacción además de preguntarle qué había visto para haber actuado de forma tan arriesgada.

Una vez recuperado de la sorpresa inicial intenté prepararme tan rápido como pude para enfrentarme a algo que nunca había presenciado.

Emisario, atento a las palabras de Ríqueza, que le sorprendieron sobre todo por hacia quien iba dirigidas, tenía su atención puesta en Dulce Loto, esperando la reacción de la muchacha ante el cruce de acusaciones y sospechas. Pero aún así, lo percibió. Se dio cuenta del movimiento, del sonido del chackram rasgar el aire camino de Bambú. Su reacción fue primitiva, intentando evitar el derramamiento de sangre del que podía ser un inocente hasta que no se demostrara lo contrario, así que saltó con la intención de golpear el proyectil, de desviarlo de su trayectoria antes de que fuera demasiado tarde.

Lo vio todo a cámara lenta, el rápido giro, su cuerpo aproximándose a la trayectoria mortal, el sonido pasar junto a su cuerpo, a escasos centímetros pero sin tan siquiera rozar sus ropas, lo suficientemente lejos de la mano que había lanzado a su encuentro y que había fallado por escasos centímetros en la parada.

Cuando sus pies tocaron de nuevo el suelo, se giró rápidamente para ver el resultado del ataque y quieto, en silencio, vio el resultado sin mover un solo músculo de su cuerpo. Ríqueza Efímera, sin él saber como lo había sabido, había descubierto al impostor.

Se volvió hacia el mientras la transformación se completaba y se inclinó a modo de saludo -No se como lo has sabido, pero tienes todos mis respetos. Suerte que fallé.

- Yo te puedo decir como acertó. - Dijo Mazo mientras continuaba desmenuzando el guijarrito entre sus dedos. - Suerte del principiante. -

Pero aunque la pelea era inminente, Mazo continuaba tranquilo en su sitio, esperando el momento para atacar.

Estaba claro que era un demonio lo que tenía delante, y eso daba por sentado que la que decía la verdad era Dulce Loto. Ella no mató a sus padres... ¿acaso había alguna duda?

¿Alguna duda de que ella sea un Anatema?

¿Qué habría pasado si el Chakram iba en otra dirección?

Los ojos de Martillo Blanco reflejan la dureza gris de la roca al tiempo que su musculatura parece inflarse de un modo que resulta casi grotesco (ningún humano normal podría tener unos músculos tan exagerados).

ASALTO 1:

1) Martillo Blanco activa un Encantamiento de tipo Simple con Esencia Personal.

2) Bambú se dispone a salta sobre Dulce Loto, garras en ristre.

3) Maestro Garra de Halcón intenta placar a Bambú con su cuerpo.

4) Riqueza Efímera, Emisario del Dragón y Dulce Loto: Titubean.

- Salta con las garras por delante, intentando hundirlas en el rostro de Dulce Loto.

MAESTRO GARRA DE HALCON:

- Tirada de Destreza + Atletismo para interponerte entre Bambú y Dulce Loto. Necesitas 2 éxitos (a dificultad 7).

MAESTRO GARRA DE HALCÓN:

La criatura se estampa contra tu cuerpo. En circunstancias normales habrías caído al suelo, pero esta vez resistes el embate con fuerzas que no sabías que poseías.

Sus infectas zarpas apenas han causado un arañado en tu pecho (sufres una herida).

- La criatura-Bambú se estampa contra el Maestro Garra de Halcón que le sale al paso, el maestro marcial recibe un arañazo en el pecho.

Mazo volvió a negar con la cabeza.

Pero como en un acto reflejo, levantó su enorme martillo blanco por encima de la cabeza, y dio un paso a un costado para poder tomar el envión necesario para asestar un tremendo golpe en la espalda de Bambú, el cual parecía distraido intentando sacarse de encima al Halcón.

Hizo girar su cuerpo hacia un lado mientras elevaba el martillo aún más y con un fuerte movimiento circular, golpeo al enemigo desde arriba, trazando una diagonal hacia el suelo la cual frenó en seco una vez golpeado a su oponente.

En ese momento, sus músculos se tensaron, frenando el pesado martillo en seco en el aire y haciendo gala de una fuerza sobrehumana, realizó el recorrido inverso con su martillo, atizándole nuevamente en el mismo sitio al enemigo.

El grandullón sabía que los golpes tendrían que ser fuertes, y letales.

Bien conocía la resistencia de estos animales, y no podía darse el lujo de fracasar.

Una vez terminado el ataque, volvió a su posición, con el mazo elevado, dispuesto a rematar lo que había empezado sin un ápice de duda.

Aquel monstruo era muy rápido y apenas se había transformado lo vi abalanzarse sobre Dulce Loto. Yo era el que estaba más cerca, el único que parecía dispuesto a hacerlo, el único que podía hacerlo...Fue instintivo, el producto de años de entrenamiento y la firme convicción de que tenía que protegerla. El mismo monje me había dicho que no me alejase de ella y allí estaba yo para cumplir el mandato, no porque él me lo dijera sino porque era mi deber hacerlo.

Tan rápido como pude corrí hacia el monstruo intentando interceptarlo antes de que sus deletéreas garras rozasen su rostro. No disponía de tiempo suficiente para prepararme para el golpe, así que simplemente alargué los brazos intentando toparme con sus hombros para que sus garras no me alcanzasen al golpearme. Cuando finalmente impactó conseguí resistir el golpe pero una de sus garras consiguió marcar levemente mi carne.

- Los golpes de Martillo Blanco no sólo son rapidísimos, llevan consigo la fuerza de un terremoto, la letalidad de un alud de rocas.

- El primer mazazo ya destroza por completo la espalda de la criatura-Bambú, haciendo añicos todos sus huesos, el segundo mazazo lo reduce a pulpa mientras todo el suelo del lugar tiembla y se estremece por el monstruoso poder de Tierra desatado.

- Los Ashigaru han salido corriendo, sin duda desconocían la verdadera naturaleza de su amo.

- Fin del Combate.