Partida Rol por web

Con algo de esfuerzo Drak y Anselmo se desataron. El viejo se quitó las sogas con una facilidad sorprendente para alguien de su edad. Los otros prisioneros se acercaron tímidamente extendiendo sus manos para pedir que los desaten.

El lugar estaba oscuro y silencioso, con olor a humedad. Las voces sonaban con algod e reverberación por el rebote en las paredes cercanas.

Las sogas que los habían atado se iban acumulando en una pila.

Tras liberarme de mis ataduras me froto las muñecas intentando que la sangre vuelva a fluir con normalidad hacia mis manos mientras miro a mi alrededor y con sorpresa creo reconocer a uno de los prisioneros que se encuentran en la cueva.

- Mitch, ¿eres tú? - pregunto mientras le libero las ataduras...

Una vez dentro de la cueva, Margrave le hizo un gesto a sus compañeros para que se mantuvieran en silencio y empezó a andar con cuidado de no hacer ruido, prestando atención a cualquier sonido que oyera. Primero, para que nadie le localizara. Segundo, para poder localizar a los dragones. Era extraña la manera en la que se habían desvanecido, y el guerrero se preguntó a qué se debería. 

Al menos parecía que el caballo seguía vivo, aunque no tenía ni idea de donde venía el ruido. Poco a poco, intentó acercarse al origen del sonido.

El guerrero se acercó al fondo de la cueva. No había nada allí, pero los lentos pasos del caballo parecían venir de dentro mismo de la roca, o quizá del otro lado, como si en vez de ser el fondo de la cueva fuera una pared.

Rackar siguió los comandos que daba Margrave, y con mucho cuidado avanzaba detrás de él, hasta que llegaron a la roca y los sonidos se escuchaban más allá de la misma, lo primero que vino a su mente fue que tal vez era una ilusión o debería existir algún mecanismo que ocultara la entrada, por lo que con mucho cuidado se dispuso a analizar el muro de rocas.
-El sonido viene de más allá de estas rocas, tal vez exista alguna forma de pasar.

Tímidamente la delgada figura de Mitch se acercó lo suficiente para poder ser reconocido. En pocos días parecía haber envejecido varios años.

—Sí, soy yo. ¿Será que ya hemos muerto y este es el infierno? En el octavo círculo del infierno, en la fosa correspondiente a los ladrones, Según Dante hay serpientes, dragones y un lagarto de seis patas que atacan a los condenados y los transfiguran en reptiles. Pero nosotros no somos ladrones, ¿verdad? Cuando estaba escondido hallé un nido de lagartijas, y me alimenté de ella y sus huevos. Pero eso fue por sobrevivir, no por robar, no creo que Dios me condene al infierno por ello.

Viendo la idea de Racktar, Margrave también se puso a tantear el muro, buscando algún pasadizo o forma de pasar al otro lado. Incluso inspeccionó el techo, no fuera que se le pasara algo importante.

Anselmo tras desatarse y ver que Drake y José se habían desatado hizo lo mismo con los demás prisioneros para liberarlos. Después de rodilla rezo a Dios para que les diera un medio para salir de allí. Y a continuación examinó la puerta para ver cómo se podría abrir, el suelo y las paredes para ver si podía encontrar alguna losa suelta. O algún utensilio que le sirviera como arma.

En realidad era difícil llamar a eso puerta. Se trataba de una roca bien pesada apoyada contra el hueco d acceso.

Revisando más de cerca Margrave percibió una ligera brisa, como si partes de la roca soplaran en su cara.

Racktar se dio cuenta que en la zona donde buscaba el guerrero había un borde que no era natural, una línea que dibujaba un gran arco de dos metros de alto y tres de ancho, como si una gran roca hubiera sido encajada allí para simular un falso fondo.

En el espacio entre la roca y las verdaderas paredes de la cueva podían caber los dedos sin dificultad.

Mientras Rackar examinaba la pared rocoso logro descubrir un borde que no era natural, una línea que dibujaba un gran arco de dos metros de alto y tres de ancho, como si una gran roca hubiera sido encajada allí para simular un falso fondo.
-Margrave, Robert miren aquí, mis dedos caben sin dificultad, es un fondo falso.

Lo que decía Racktar le sorprendió. Tanteo el hueco que Racktar le señalaba.

-Vamos, entre los tres.-propuso Margrave colocándose al lado de Racktar para ayudar empujando desde ahí.

—Nooo. No afrirr. Plegorrossso.

Anselmo resa y recorre el segmento de cueva donde está encerrado y sus manos no encuentran más que tierra y pedregullo y polvo sobre el suelo rocoso. Parece que Dios quiere seguir probándolo.

No es el infierno, amigo... aunque lo parezca - respondí a Mitch con tono triste. Hay que salir de aquí como sea... hay otras personas fuera, espero que puedan ayudarnos, pero aun así, ayudémonos a nosotros mismos.

Me dispuse a ayudar al sacerdote a explorar la cueva donde estabamos.

-Claro que es peligroso, pero es la única manera de seguirles.-respondió Margrave al lagarto. Plantando bien los pies en el suelo y buscando la mejor posición para empujar la roca, el soldado parecía tener prisa por abrirla y encontrar a los secuestrados. 

—Quizá si entre todos ayudamos a abrir. Ellos movieron la piedra usando un caballo, quizá entre todos logremos la fuerza de un caballo. Sobre todo los más jóvenes.

Anselmo miró con duda al viejo pero de todas formas examinó a los que estaban allí dentro para saber si había jóvenes o hombres maduros no viejos, y que se les viera que habían sido hombres fuertes así que miró uno a uno para ver si el viejo había tenido buena idea