Partida Rol por web

El Coronel cumplió y un soldado os trajo ropa de sobra a todos para que os cambiaseis si hacía falta. No tardasteis en reuniros con el pequeño ejército que tenía el Coronel y que consistiría en aproximadamente una veintena de soldados. No eran demasiados... pero sí de sobra para controlaros.

En cuanto salisteis, visteis a Rick entre ellos. Se había colocado transportando unas cajas disimuladamente, por lo que parecía no correr peligro. Al veros, pareció suspirar de alivio; por un momento, había estado preocupado acerca de vuestro destino. Entrar en la tienda habría sido un suicidio pero permanecer fuera a la espera de lo que fuese a ocurrir, no había sido nada sencillo.

Y así comenzasteis a caminar, alejandoos de las aguas y del submarino, y tomando en cuestión de poco tiempo un camino que empezó a subir, lo suficiente como para hacer un poco más difícil el avance. La comitiva se movía con relativa facilidad y rapidez, con el Coronel al frente y bastantes soldados antes y después de vosotros, por lo que escapar parecía estar fuera de toda duda.

Cuando llevabais algo más de una hora de camino, todo el grupo se detuvo. Parecíais haber llegado a una especie de valle y con ello, a una zona más abrupta. Pero el problema no era ese, sino lo que estaba justo delante de vosotros. Se trataba de un puente que cruzaba de un extremo a otro... pero en tal estado que cruzarlo iba a resultar una tarea más complicada de lo que parecía. Estaba hecho de cañas, cuerdas y viejas tablas, que faltaban en algunas partes del puente.

-Vaya, vaya. Siempre hay sorpresas en este asqueroso mundo -dijo el Coronel. Se volvió hacia los dos hombres que estaban detrás de él y les dio la orden de avanzar. Estos se adentraron en el puente, caminando con mucho cuidado, mirando en donde pisaban, aunque no lo suficiente, porque la tabla que pisó uno de ellos se rompió, cayendo al fondo del barranco en medio de un terrible grito.

El Coronel sonrió como si disfrutase de aquello y después se volvió hacia vosotros.

-Les sugiero, Mayor, que miren bien en donde pisan si no quieren llegar antes que los demás -os dijo, ordenando que pasarais antes -. Ahora, adelante, caminen.

El Coronel esperó a que pasaran varios de sus soldados y después vosotros, para seguiros.

Por un momento pareció como si aquel maldito bicho os hubiera visto. Todos os echasteis cuerpo a tierra, junto a las rocas y los arbustos que había, y eso fue suficiente para despistarlo. Quizás no tuviesen tan buena vista después de todo o a lo mejor era que no podían distinguiros en medio de tantos elementos naturales. En cualquier caso, el animal sobrevoló un par de veces la zona en la cual os encontrabais y después, desapareció en el cielo, quedando todo en un esperado y más que deseado silencio.

No parecía que hubiese peligro alguno en esos momentos.

Al incorporaros, visteis de nuevo el humo procedente de alguno de los volcanes de aquella inhóspita tierra, no demasiado lejano de donde os hallabais vosotros, pero sí lo suficiente como para evitar problemas. También mirasteis hacia arriba, pues la pendiente continuaba de manera casi indefinida. Aquella montaña podía ser bastante más alta de lo que habíais supuesto. 

Al examinar la zona visteis también un escarpado valle que se extendía a bastante distancia, en un paisaje que quitaba la respiración y que afortunadamente no habíais tenido que pisar. Sin embargo, también vislumbrasteis una formación extraña cruzando el valle, quizás a unas pocas horas de viaje, algo que no parecía natural... sino artificial. Pero desde tanta distancia resultaba imposible distinguirlo bien.

Era lo único diferente y que parecía estar fuera de lugar.

- Discúlpeme, Coronel, pero si hubiésemos dejado K.O. a sus hombres, hubiésemos intentado huir. No nos hubiésemos quedado a contarle cuentos infantiles. Es más, nada más dejar K.O. al cabrón del violador que tiene ahí fuera, le hubiese matado con una sobredosis de medicación... por tocarme así y hacerle eso a su propia doctora. Si no me cree pregunte a los que nos trajeron si me metió mano o no. Creo que prefiere que todo sea una gran mentira antes de saber la verdad que ocultan sus soldados. Y por cierto, yo no volveré a tocar a uno de sus hombres, si este no vuelve a tocarme a mí. - Le dije enojada y molesta por sus palabras. Ni se molestó en comprobar nada... ahí es donde se basaba la parte más grande de la mentira.

Al final se marchó y jamás supe si ignoró o comprobó aquello, pero al menos nos trajeron algo de ropa. Yo solo me puse una camiseta que me quedase amplia por encima, cuanto menos pecho marcase, mejor. Claro que luego miré mi falda y acabé poniéndome unos pantalones. Iría más cómoda y evitaría más miradas.

Me dio pena Harry, pues no podía ponerse nada por encima aún, pero encontré algo de su talla y se lo até a la cintura. - No lo pierda, sargento. No tardará en poder usarlo al ritmo que parece que se va curando. - Le dije con una sonrisa bastante triste.

Y poco tiempo después, nos avisaron de que saliésemos de allí y comenzamos a movernos entre varios hombres. No estábamos atados, pero sin duda  intentar escapar de aquellos nazis era imposible. El coronel abría la marcha y Rick andaba camuflado llevando una caja. Cuando le vi le miré de refilón y luego al frente, aguantando aquel suspiro de alivio por saber que estaba bien y con nosotros.

Yo ya estaba acostumbrada a aquellas caminatas, pero debía reconocer que había descansado demasiado poco para aquello y cuando nos detuvimos, fue un alivio para mí. Lo que no pensé era que la parada fuese por el puente que debíamos cruzar. Lentamente me fui colando entre los alemanes para verlo más de cerca y cuando quise darme cuenta estaba junto al coronel.

Entonces hizo que dos de sus hombres cruzaran y cayeron al vacío, algo que le pareció divertido. - Dos menos, quedan 18. - Pensé para mí y en ese momento me escurrí junto a los míos y escuché al Coronel decir que nos tocaba cruzar, de hecho, yo iría la primera. Algunos hombres pasaron sin problemas, pero en mi caso estaba manca... aquello iba a ser complicado.

Me acerqué al borde del puente y vi su estado desde primera fila. No aguantaría el peso de todos. Así que esperaba que pasásemos con cuidado y sin agolparnos. - Sargento, venga detrás mío y ocúpese de la señorita Rosenwood, ¿quiere? - Así alternaríamos los pesos, uno ligero, uno pesado, otro ligero y uno pluma con el ruso.

Fui con cuidado, sabiendo que Rick estaría nervioso y pensando en como ayudarme. Debía demostrarle lo que había aprendido de él en estos años y que no tenía miedo siempre que estuviese cerca mío. Quizás por ir con el brazo derecho en cabestrillo tuve más cuidado y por eso pude avanzar con más seguridad y llegar más o menos a la mitad del puente.

No me separé de Marion ni un momento durante el tiempo que los alemanes estuvieron allí y las palabras del coronel se grabaron a fuego en mi cabeza. - No ha sido inteligencia, Coronel, ha sido lo justo y correcto, nada más. - Lo inteligente hubiese sido pegarle un tiro allí mismo en aquel enorme melón. Ningún soldado hubiese sido capaz de averiguar que había pasado mientras seguían mirando los pechos de Mac.

La mayor se ocupó de buscarme algo de mi talla por si en algún momento podía usarlo tras cambiarse y yo encontré un sombrero similar al mío, el cual no tardé en ponerme. No quería abrasarme la cabeza. Entonces miré a Marion. Permanecía en silencio y me daba que estaba molesta de nuevo. - ¿no me digas que te ha molestado que la mayor me diese la camisa? - Le pregunté preocupado sin contar conque me había convertido en militar, saliendo de la reserva. Pero como no me respondió opté por esperar a que se le pasase el enfado y que me contase que le ocurría.

La verdad es que tuvimos poco tiempo para aquello pues pronto vinieron a buscarnos y se aseguraron de que no escapásemos de entre ellos.

La caminata fue larga y pesada. Cualquier intento de hablar con alguien era respondido por una amenaza en alemán. Así que nos tocó guardar silencio hasta llegar a aquel maldito puente. Lo que vi en el Coronel no me gustó nada, eran sus propios hombres y se reía. Disfrutaba con ello. Era un maldito sádico. Mac regresó a nuestro lado y en ese momento el Coronel la invitó a cruzar a ella primero, seguida de los demás. La Mayor no tardó en establecer un orden. - Sí, señora. - Respondí y miré a Marion para que me siguiese.

Observé a Mac donde pisaba, donde se sujetaba y el cuidado que llevaba.

Me tocaba a mí, inspiré profundamente. Aquello no era lo mío y en mi estado, con mi altura y mi peso... iba a estar la cosa complicada. Estaba llegando a Mac, cuando escuché como un tablón se rompía bajo mis pies... había elegido uno carcomido y sentí como me iba colando por aquel hueco que me llevaría al vacío al tiempo que oía de fondo, como si fuese algo real, las risas del coronel al verme caer, tal y como hizo con sus hombres.

En ese momento sentí una mano aferrarse a la mía. Era la mayor, que debía haberse vuelto loca. No podría con mi peso y caeríamos los dos. - Suélteme mayor. Lo que tenga que pasar, pasará. Pero mejor que solo sea a uno y no a los dos. - Le dije casi como una súplica. Pero ella se había enredado un brazo y una pierna en las viejas cuerdas del puente. Si este no cedía, quizás aún pudiese subir con algo más de ayuda, por otra parte, se podría partir en dos y acabar separados de parte del grupo, incluído Rick y eso no me gustaba nada. Pero la mayor me había agarrado como un maldito cepo y no me soltaba...

Maldita sea. Tiene que estar bromeando.

La visión de aquel puente me dejó helado, más que nada porque parecía como si fuese a caerse en cualquier momento y nosotros no éramos precisamente dos sino una compañía entera cargando armas y equipo, que en otras circunstancias no supondría mucho problema pero que en aquella situación podía ser la diferencia entre llegar al otro lado... y caer.

El Coronel era listo, se echó a un lado y dejó que varios de sus soldados y nosotros pasáramos delante. Yo me apresuré a colocarme detrás de ellos, cerrando el grupo, dejando a Nikolai delante de mí, Marion y Harry, y Sarah encabezando el grupo. Me hubiera gustado ir con ella, pero no había llegado a tiempo para pasar en primer lugar y por otro lado, así también controlaba bien la situación.

Los tablones parecían haber sido colocados en la maldita prehistoria, estar podridos a causa de la humedad y las termitas, y en definitiva, más endebles que si hubiesen preparado el puente con espaguetis cocidos, pero era todo lo que teníamos, así que me aseguré de pisar con cuidado, al tiempo que procuraba hacer todo lo posible por no quedarme atrás.

Sarah lo estaba haciendo bien, pero Harry... dio un mal paso y se encontró en cuestión de segundos colgando de la veloz mano de Sarah, que se había apresurado a agarrarle al escuchar como cedía un tablón bajo sus pies. Sin perder tiempo me adelanté unos pasos y me situé a su lado, cogiendo del brazo también a Harry y tirando de él para subirlo.

Miré a los ojos de Sarah y por un momento ambos volvimos a estar en Rusia, rodeados por el peligro. Pero allí el peligro era muy diferente. 

Estaba tirando del brazo de Harry cuando en ese momento, un soplo de aire hizo volar mi gorra, descubriéndome y permitiendo que todos vieran que tenía menos de nazi que Charlot. Al darme cuenta, me volví hacia el Coronel y le miré a los ojos.

Al final, íbamos a tener que salir corriendo a toda velocidad de allí, con tablones viejos o sin ellos.

-¡Mierda! -exclamé, mirando de nuevo a Sarah y evaluando la situación. Tres soldados estaban un poco por delante de todos nosotros y el resto de la compañía, detrás. Quizás tuviésemos una oportunidad. Así que me volví de nuevo hacia Sarah -. ¿Corremos?

Lo bueno de ser un fantasma es que te podías perder cuando quisieras, y eso era lo que estaba haciendo. No tenía ni idea de en dónde estaban Bob y la madre de Harry, pero yo seguía al grupo, en modo invisible, esperando nuestra oportunidad. La salida de la tienda había sido una pequeña genialidad o simple cuestión de suerte, pero lo más importante era que al final, seguían con vida.

Pero al ver el puente, supe que íbamos a tener problemas.

Para empezar, ¿podría cruzarlo sin atravesarlo y llegar al fondo? Si me caía, ¿podría volver a subir de alguna manera? Desde luego, lo que no podía hacer era agarrarme, así que no las tenía todas conmigo. Sin embargo, empecé a cruzar, detrás del Teniente, rezando porque pudiera levitar o cualquier mierda de esas, sobre las tablas y las cuerdas.

Afortunadamente, así fue, y caminé o me deslicé detrás de él, poco a poco.

Menos mal, porque empezaba a creer que tendría que dejarme llevar por el viento como si fuese una maldita hoja.

Por desgracia, o quizás por suerte, en cuestión de segundos todo se fue una vez más al traste, porque Harry estuvo a punto de caerse, al Teniente se le voló la gorra y todo el mundo pudo verle, y el Coronel le miró como si sus ojos disparasen balas de fuego. Allí había que hacer algo, así que lo hice. Me coloqué justo detrás del ruso y me volví hacia los demás, materializándome.

-¡Bienvenidos al circo del Sol, damas y caballeros! -exclamé, por decir algo, con los brazos extendidos hacia arriba y una gran sonrisa, esperando que en la confusión, los demás pudieran huir o recuperar el equilibrio al menos.

El Coronel pareció disfrutar con la cuasi muerte de Harry y el sufrimiento de Sarah para agarrarlo a tiempo, pero no puso tan buena cara cuando vio a uno de sus hombres acercarse para ayudarle. Le soltó un par de improperios en alemán, que ninguno del grupo entendisteis pero que era claramente una orden para que se mantuviese alejado, e incluso hizo amago de acercarse más para dejárselo claro, cuando de repente la gorra de Rick voló y el Coronel se dio cuenta de que no era uno de sus hombres.

-¡No es de los nuestros! ¡Mátenle! -ordenó, estando incluso como estaba, en el puente, sujetándose con ambas manos de las cuerdas que hacían las veces de pasarelas.

Detrás de él y delante, los soldados empezaron a moverse para disponer de sus armas. Uno de ellos lo hizo con tanto ímpetu que al igual que había sucedido con Harry, una de las tablas que había bajo sus pies cedió y esta vez, no había nadie para impedir que se precipitase al vacío en medio de un grito.

Claro que los demás tampoco pudieron terminar de disparar porque entonces apareció Colton de la nada, distrayendo la atención de todos y creando una especie de "escudo" para con el grupo.

Delante de todos se encontraban los tres soldados que casi habían llegado al final, aunque al oír las voces se giraron para ver lo que sucedía. Estaban lo suficientemente lejos como para estar confundidos respecto a lo que debían hacer.

Pero el Coronel parecía decidido a acabar con vosotros. Le irritaba sobremanera que le tomaran por idiota y se aprovechasen de su bondad, la que había mostrado cuando en lugar de matarles, había perdonado sus vidas. Además, sabía bien lo que era Colton, aunque los soldados no lo tuvieran del todo claro.

-¡Es un fantasma, idiotas! ¡Disparad! Pero no matéis a la mujer -dijo, señalando a Marion.

Cuando vi a Harry caer, me lancé a sostenerle como pude. Enredé uno de mis pies en las viejas cuerdas usadas en el puente para no ser arrastrada por él y no sé de donde saqué la fuerza para aguantarle, mientras él se aferraba a un tablón con una sola mano. Estaba segura de que esta vez no nos salvábamos. Pero fue oírle decir que le soltase y le sostuve con más fuerza aún.

- Lo siento sargento. No dejo que mis hombres mueran si puedo evitarlo y de momento estamos aguantando bien, trate de subir.

En ese momento llegaron los refuerzos en forma de Rick, quien no se lo pensó dos veces y corrió a socorrernos. Agarró a Harry para ayudarle a subir y este comenzó a levantarse con la ayuda de ambos. A la par, el coronel alemán gritó algo que no entendimos ninguno y que seguramente era una orden para que no se acercase.

Y el viento de la zona traicionó al teniente y dejó descubierta su poca mata de pelo. Al mirar al coronel se dio cuenta de quien era y la orden de disparar a matar fue dada. Pero por algún motivo querían a Marion.

Al menos los tres estábamos unidos y agachados, por no decir tumbados, lo malo es que era demasiado peso para aquel puente y de golpe sentí el sonido de una soga romperse. Miré a Rick y este me dijo que si corríamos.

- No, mejor sujétate como puedas. - Y miré a su lado. La cuerda había partido junto a él. - Hay que terminar de subir al sargento antes de que rompa del todo... - Mi mirada con Rick se volvió a cruzar. - Ha dejado de estar en la reserva.

Y mientras Harry iba subiendo como podía, escuchamos como se rompía otra soga, esta vez del otro lado, lo que hizo que Rick acabase más cerca nuestro. Miré hacia arriba, aquellas cuerdas no aguantarían mucho más y menos aún si nos movíamos. Los nazis mientras ocupaban posiciones para disparar. - Será mejor que nos agarremos, no se han dado cuenta de nada. Ni los nuestros por lo que veo. - Y solo había una manera de avisarles sin que se enterasen los alemanes.

- Николай, держись крепче, он вот-вот сломается надвое и скажи Марион тоже держаться. Я не хочу кричать об этом и давать всем знать.* - Le grité al ruso esperando que no solo se sujetase, sino que no lo gritase a los cuatro vientos. Con Harry más o menos arriba, me preparé para la rotura, la cual no tardó demasiado en producirse...

Los nazis que estaban en el puente y no se esperaban nada cayeron a la nada, mientras que los demás nos sujetamos como pudimos. No sabía que era peor, si caer o el golpe que nos esperaba contra las rocas... con suerte caeríamos a la altura de una cueva o algo similar y no nos golpearíamos.

Rick vino de nuestro lado por los pelos o más bien por el peso generado por los dos. Marion y Nikolai no tuvieron la misma suerte... el puente les llevó hacia el lado del coronel. En ese momento me arrepentí de mil cosas, una de ellas, la de no coger la mochila con los útiles médicos que había preparado en la tienda.

No debí hacer caso a Colton.

Y mientras caíamos, a pesar del miedo que tenía, solo podía mirar a Rick y extendí mi mano sana hacia él. La otra la había enredado en la soga igual que hice con el pie.

- Te amo. - Le dije lamentando la otra cosa, no poder estar abrazada a él en aquel momento, sin saber si sobreviviríamos o no al golpe. Mientras, yo iba viendo todo el vacío y Harry y Rick hacia donde iríamos sin duda, el cielo.

Había visto la muerte muchas veces de cerca. De hecho llegué a estar muerto y si no llega a ser por Mac, no lo contaría, pero esta nueva situacion me superaba. Me veía abajo, aplastado como una hormiga tras un pisotón. Mac se esforzaba por sujetarme y yo por aferrarme a aquel pedazo de madera, rezando para que no se rompiera, trataba de subir. Pero con una mano me resultaba imposible y no quería llevarme a Mac conmigo.

Rompería un corazón, pero al menos no destrozaría dos.

Ni me lamenté cuando perdí de nuevo el sombrero, viendo lo que me quedaba de vida ya me daba igual. Y de golpe sentí que alguien más me agarraba y tiraba de mí con fuerza.

Jester.

Su acción hizo que quedase al descubierto y la orden de matarnos a todos fue inminente. Mientras, yo seguía peleando por subir a aquel viejo y  quebradizo puente que pronto nos demostró lo realmente viejo y carcomido que estaba. El sol a todas horas sobre él había secado por completo las cuerdas, que ahora no eran más que paja enrollada y, como no, los tres en el mismo lugar éramos demasiado peso para que aquello aguantase.

Oí la soga romperse, pero no vi de donde venía el sonido hasta que sentí como el puente se inclinaba hacia un lado levemente, luego quebró la otra. Miré a Mac, Jester estaba a mi espalda e hice lo que dijo, sujetarme como pude, confiando en que Marion hiciese lo mismo.

- Marion, si no está cerca habrá que avisarla sin que se enteren los alemanes. - Y fue cuando Mac habló en ruso y la miré a los ojos, agradecido por ello, pues entendí el nombre de mi princesa entre aquellas palabras. Luego pensé en lo duro que le debió resultar hacerlo, sabiendo que a Bennet le ponía aquel idioma y cerré los ojos un momento para que mi voz sonase agradecida, no apenada por lo que ella pudiese sentir. - Gracias, mayor.

Y con esas palabras el puente cedió por completo. Sentí a Jester pegado a mi culo, pero no sabía si había alguien más con nosotros o no. Los alemanes caían gritando y yo me sostenía imitando a Mac, enrollando mi muñeca, en este caso la quemada, en la cuerda y uno de mis pies.

La velocidad que llegó a coger el puente era vertiginosa y lo peor aún estaba por llegar, porque el muro de piedra estaba allí mismo... solo un milagro nos iba a salvar de esta.

- ¡MARIOOOON! -Exclamé con fuerza al oírla gritar alejándose de nosotros. - ¡DAREMOS CONTIGO!¡TE QUIERO!

Cuando me dijo que me sujetase... no me costó demasiado barruntar qué se traía entre manos. Asentí con la cabeza mientras terminaba de ayudar a Harry a subir, ignoraba al nazi de las narices y enrollaba mis muñecas a las cuerdas que hacían las veces de pasamanos en el puente. Éramos demasiados para lo que aquel viejo puente podía soportar... y efectivamente no pudo resistirlo.

Sarah se volvió hacia el ruso y le dijo algo que no acerté a comprender pero que sin duda era una aviso para navegantes. Ni siquiera tuve tiempo de comprender por qué Marion debía sobrevivir, según el Coronel, porque el puente se partió en dos pedazos, sintiendo un tirón que me atrajo como el demonio hacia el suelo del puente, mientras oía gritos a mi espalda y sentía como si todo el universo se hubiese puesto del revés.

Si no hubiera sido porque corríamos peligro, habría disfrutado de algo que era lo más parecido a volar, pero aquello no tenía nada de agradable. Lo único que pude es fijar la mirada en Sarah y ver como sus labios se movían para articular algo que ya conocía, y que yo imité sin dudarlo.

-Y yo a ti -le dije, mientras la fuerza de caída nos arrastraba y veía como cada vez estábamos más cerca de la roca. Dudaba que mis manos pudieran soportar el tirón pero aún tenía más dudas acerca de que Sarah pudiera soportarlo, así que evité cerrar los ojos a pesar del golpe que me esperaba y me preparé para lo que fuese necesario... incluso soltarme y hacer el último vuelo con ella, si es que caía y no podía salvarla.

Todo lo que podía hacer era... disfrutar de los segundos que teníamos para mirarnos a los ojos y rememorar todos los momentos que habíamos pasado juntos, pues hasta en los malos, había un amor increíble entre ambos.

Ni en sueños hubiera imaginado que una mujer como ella me amase y eso era algo por lo que merecía la pena vivir... y morir.

El puente cedió como si unas tijeras gigantes hubiesen cortado por la mitad, haciendo que un buen puñado de alemanes se precipitaran al vacío, aunque no el Coronel, que consiguió agarrarse medianamente bien a las cuerdas, al igual que algunos otros que fueron lo suficientemente rápidos. No así el grupo de nazis que marchaba delante del grupo; los tres se precipitaron al vacío, al no entender bien lo que estaba sucediendo y ser extraordinariamente lentos.

Sarah, Harry y Rick fueron arrastrados hacia el lado que cruzaba, dirigiéndose a gran velocidad hasta la pared de roca. Los que no cayeron, lo hicieron hacia el lado opuesto, del cual veníais todos.

El golpe con la roca fue tremendo. En ambos lados, separados ahora por una distancia insalvable, el puente de tablas, cañas y cuerdas tembló como si un terremoto lo hubiera sacudido una vez, y después diez veces más, haciendo que aguantar agarrados resultase una misión poco menos que imposible.

El único que no notó absolutamente nada fue Colton, que se vio de repente levitando en mitad de la nada, como si una alfombra invisible lo mantuviese en el mismo lugar, aumentando el desconcierto del fantasma novato. 

La mayoría de los que estabais en el puente, sin embargo, vería como sus manos no podían soportar el golpe y se abrían, terminando al igual que los otros en el fondo del valle, uniéndose al exquisito banquete que se estaban dando los cocodrilos.

Una vez más, aquella tierra inhóspita volvía a poneros a cada uno de vosotros a prueba.

Mis ojos permanecieron todo el tiempo en contacto con los de Rick. A pesar de tener tras él el fondo de aquel abismo, el agua y los cocodrilos, solo podía ver sus ojos, cargados de amor hacia mí. Sabía que en cualquier momento impactaríamos contra la roca, así que me aseguré bien las manos. El antebrazo izquierdo, el sano, lo rodeé con una de las cuerdas. El izquierdo quedó por la muñeca sujeto, no podía hacer más por él y si me mantenía cabeza abajo, era porque uno de mis tobillos estaba bien asentado aún en el puente.

Y con esa postura tenía claras dos cosas. La primera, que seguramente me dislocase la muñeca, la segunda, que si aquel golpe era demasiado fuerte, no lo soportaría y caería. Por eso recordarle de nuevo a Rick que le amaba y que él me lo dijese a mí resultó algo tan importante y lo resultaba en cada momento difícil por el que pasábamos.

No importaba si era porque había caído en los brazos de Bennet, porque nos quisieran matar o por si no sobrevivíamos a la caída de a saber cuantos metros para acabar bajo el agua. En todos esos momentos nos recordábamos que nos amábamos. Y lo más hermoso era que sabíamos que era verdad, que realmente el amor que nos unía era tan fuerte que podíamos superarlo todo juntos.

Quedó demostrado en Rusia, cuando nos enamoramos y no fuimos capaces de decírnoslo el uno al otro. Pero precisamente por aquellos sentimientos, luchábamos con más garra y fuerza para salvarnos. Además, nos complementábamos muy bien siempre, pues donde uno era débil, el otro era fuerte. Ya solos formábamos un buen equipo y si encontrábamos a más soldados como nosotros, salían grandes unidades.

Como la que formábamos en aquel momento junto a Harry.

Sin apartar mi vista de los ojos de mi amado, me dio tiempo a lamentarme por él y por Marion. Ella me caía como una patada en los huevos. Bueno, no tenía, pero era lo habital que escuchaba entre los soldados. Entrometida y victimista. Harry se merecía algo mejor que esa clase de mujer, pues un día le metería en un buen lío. Pero tal y como estaban las cosas... lo mismo no salíamos alguno de esta. Y si era Rick el que caía... yo me iría con él, porque ya no me quedaba nadie más en este mundo y el amor de mi vida iba a morir ante mis ojos.

Y de golpe llegó el impacto que esperábamos y sentí como se me cortaba la respiración durante unos segundos en los cuales abrí los ojos como platos antes de obtener aquella bocanda de aire que llenó mis pulmones de nuevo. El golpe fue duro y sentí como la soga que sostenía mi tobillo se rompía y me hacía cambiar mi postura de manera involuntaria, poniendo parte de mi cuerpo sobre Harry.  Pero al menos los demás agarres aguantaron, aunque el de la muñeca se había retorcido de más y me estaba haciendo daño.

- ¡Mierda! - Exclamé más por el susto que por el dolor en sí. - ¿Estáis todos bien? ¿Rick? ¿Harry?

Y tal y como me temí, el impacto fue duro, pero lo resistí bien. Lo que no esperaba era que la mayor acabase sobre mí e hiciese que una de mis manos se soltase por el golpe recibido. Pero por ahora vivíamos para contarlo. Al menos nosotros tres. Volví a mirar hacia el otro lado pero casi no se distinguía nada. Y abajo solo veía bocas abiertas esperando nuestra caída.

Sin esperanza, miré el muro contra el que nos habíamos golpeado y tuve que hacerlo dos veces pues no me creí lo que había en él. Una vieja escalera de cuerda, tan vieja como el puente mismo y a nuestro alcance. - Estoy bien y... estoy viendo nuestra salida de esta. - Les dije a los dos oficiales. - O trepamos por el puente y nos arriesgamos con la madera y la cuerda... o usamos esa escalera, por la cual dudo que nos estén esperando y que parece que, si el sol no se mueve nunca, no ha sufrido el castigo del mismo por como le da la sombra. - Lo que en teoría la hacía más resistente y segura.

El golpe fue tremendo, pero estaba bien agarrado y apenas corrí peligro. Las cuerdas que una vez sostuvieron el puente me sostuvieron en esos momentos a mí, mientras se estabilizaba y quedaba completamente quieto. 

Sin embargo, estaba nervioso por lo que les pudiera pasar a Harry... y a Sarah, por lo que rápidamente me moví para sostenerme mejor y mirar qué era de ellos. Sarah estaba agarrada por poco y gracias a que Harry estaba abajo para sostenerla, pero es que el detective no se encontraba en una situación mucho mejor.

-Estoy bien. Sarah, no te muevas. Espera a que vaya a por ti. Harry, usa la escalerilla, no te lo pienses. Menos peso significará que esto aguantará más, lo suficiente como para que recoja a Sarah -les dije, mirando entonces hacia atrás para ver el resultado que había ocurrido en el otro lado del puente.

Estaba lejos, muy lejos, pero desde allí distinguía ya algunas figuras que habían conseguido agarrarse con éxito al puente. Eso ya era algo. Sin embargo, no sabía a ciencia cierta si el ruso y Marion lo habrían conseguido. Desde luego, si el golpe había sido la mitad del nuestro, no lo iban a tener fácil. Sarah a duras penas había conseguido sostenerse y eso que estaba entrenada, aunque sus heridas le estaban pasando factura, eso también era cierto.

Pero al final, no podía preocuparme por ellos, al igual que no lo había hecho por los demás, porque había prioridades y en esos momentos eran Harry y sobre todo, Sarah.

A pesar de todo, moverme por esa escalera no era nada sencillo. Los tablones estaban resquebrajados y parecía como si se fuesen a romper de un momento a otro. De hecho, uno de ellos se rompió casi al instante, haciendo que dudase hasta en seguir moviéndome.

Mierda. Llegar hasta Sarah no va a resultar nada sencillo.

-Sarah, mira a ver si puedes agarrarte bien para saltar a la escalera. Yo lo voy a tener difícil para llegar hasta ti -le dije, sin querer moverme demasiado. Si Harry pasaba a la escalera podría hacerlo yo también y entre los dos, agarrar a Sarah.

Había una buena posibilidad de salir de aquello con vida a pesar de todo.

Menos mal que era alto y mis brazos largos. Tuve que aguantar el dolor de mi cuerpo, ya no solo por el golpe, sino por las quemaduras, para estirarme y agarrar la escarlera de cuerda. Una vez que puse la mano en ella, tiré de la soga hacia mí y puse un pie, luego el otro y sostuve como pude el puente y la escalera lo más unidos posibles para facilitar las cosas a la mayor y al teniente.

Mientras, Rick trataba de llegar a Sarah, pero el golpe no solo lo habíamos sufrido nosotros, sino también el puente y sus tablones y cuando me giré teniendo aseguradas las cuerdas, vi a Rick que casi se va hacia la muerte. Contuve el aliento y miré a Mac.

- Mayor, ya ha oído al teniente. Vamos. Solo tiene que acercarse y coger la cuerda y tirar un poco. - Era fácil decirlo. El problema era hacerlo. Ahora la escalerilla tenía más peso, el mío y ella tenía también el brazo lastimado y menos fuerza que yo. Eso iba a jugar en su contra. - La otra opción es que suelte la cuerda del puente y salte hacia mí y confiemos que que pueda sostenerla.

Porque de lo contrario, Jester me mataría a mí y luego...

Miré de nuevo hacia el otro lado de aquel abismo. No nos disparaban desde allí. Aunque claro, la distancia que había no debía ser suficiente para las balas. Además, podrían estar dudando si éramos soldados o no. Eso me hizo pensar en cuantos habían aún arriba y que estarían haciendo...

- Esperaré, porque no puedo moverme. - Le respondí a Rick. - Tengo la muñeca enredada en la cuerda del puente, me está oprimiendo con fuerza y cortando la circulación... y no consigo aflojarla... y menos aún sacarla. - Dije con el esfuerzo de andar tirando de la soga y tratando de sacar la mano de aquella trampa que se generó al voltearme cuando nos golpeamos con la roca.

De hecho, de no ser por eso y porque Harry estaba justo debajo, hubiese caído al agua con los cocodrilos.

Entonces vi a Harry cruzar hacia la escalera con facilidad y atraer el puente colgante y hacia la misma. Eso me facilitaba mucho las cosas para poder pasar al otro lado. Solo necesitaba que Rick llegase a mí y cortase la cuerda que me tenía atrapada. Pero las malas noticias nunca venían solas.

Rick no podía alcanzarme.

- Rick, mi vida, pásate entonces a la escalera y ayuda a Harry a acercarla más al puente... necesito que alguien corte esto antes de que mi mano quede inútil para siempre.

- ¿Ves? Si ya te lo decía yo, Sarah, no eres más que una inútil. - Aquella voz resonó en mi cabeza como si fuese la de mi ex-marido y me asustó casi más que mi actual situación.

Rick estaba debajo mía... quizás sin su peso lograse aflojar la cuerda del puente lo suficiente como para pasar al otro lado sin tener que cortar nada. - Vale, Rick, cruza sin mí. Quizás sin tu peso pueda aflojar algo esto y liberarme antes de que el puente acabe por desmoronarse.

Con mi mano cubro la luz de mis ojos para ver si consigo ver con mayor claridad lo que creo que es un convoy que se mueve en formación.

- No puedo ver bien desde aquí pero creo que aquello son los nuestros o los otros... - lo último lo digo por los alemanes que estaban en la carrera con nosotros.

Reviso la dirección en la que se mueven para intentar determinar hacia qué sitio se podrían dirigir en el valle, algo que llame la atención o que pueda servir de campamento y que pueda percibir en la distancia. 

Me giro hacia mis compañeros y les pregunto:

- Nadie llevará prismáticos en la mochila ¿no?

La verdad es que no he mirado a fondo lo que tenían las mochilas, por lo que no sé realmente de qué disponemos. 

Según ascendíamos la montaña parecía cada vez más yerma, aunque sin duda el ascenso nos había dado una perspectiva que no hubiéramos conseguido simplemente andando por la jungla. Al escuchar a Corvin entrecerré los ojos, yo no veía rastro alguno de personas en aquel horizonte, pero estaba claro que el pistolero tenia mejor vista que yo.

—Una cosa está clara, aquellas estructuras parecen creadas por humanos, y toda civilización que pueda llamarse así, construye sus mierdas cerca del agua y la comida. No está demasiado lejos, comparado con lo que ya hemos pateado al menos, podríamos echar un vistazo cuando hayamos descansado lo suficiente.

- Pues vayamos hacia allí, puede que encontremos cosas que nos sean de utilidad... - le comento al geólogo - puede que haya algo para entablillar mejor mi pierna...

Poco a poco voy mejorando pero sigo retrasando a mis compañeros sin lugar a dudas, debo recuperarme lo más rápido posible y curar bien la pierna.