Partida Rol por web

El grito de Ivalic resonó con fuerza y Helene se volvió en su dirección para comprobar con un gesto de horror el cepo que apresaba la pierna del muchacho. Corrió hacia él, indiferente a si habían otras trampas, y viendo cómo Parriwimple fracasaba en su intento de liberarlo.

Para cuando llegó a su altura, Urik, arrodillado ante Ivalic había conseguido lo que el forzudo gigante no. Salvarlo de aquella terrible mordida. No perdió tiempo y apartando a Urik sin brusquedad, observó la herida.

-Buen trabajo, Urik. De verdad -la mirada recorría las marcas de los dientes de acero, allí donde estos se habían clavado. Los dedos palpaban la zona, suaves al tiempo que la voz de Helene sonoba como un arrullo tranquilizador-. Tranquilo, Ivalic. Sé que duele pero haré cuanto esté en mi mano para que el dolor desaparezca. Hazme un favor. No mires la herida. Solo te podnrá nervioso. Mira a Urik. O a Parriwimple. Habla con Vjelkus. Yo haré cuanto esté en mi mano para aliviarte.

Las palmas se posaron con delicadeza en la pantorrilla, sin que a Helene le importara en absoluto la sangre que manaba de la herida. Cerró los ojos, concentrándose, liberando un calor que progresivamente fue recorriendo la pierna y haciendo que esta sanara a ojos vista.

Los dientes se resbalaron por las manos sudorosas de Parriwimple, causándole un leve raspazo. Ahora estaba más cerca de Giussepe. Por suerte, Herr Urik hizo palanca con la espada de Ashlyn, con lo que Ivalic salvó su pierna. Inmediatamente fue curado por Helene, así que no había pasado nada.

Aquellas atenciones médicas se demoraron lo suficiente para que Ludovico llegase cojeando hasta la orilla del riachuelo.

Me cagüen... ¿A qué habéis venido? Además de a gritar y a alertar a medio bosque de mi posición, claro.

Ludovico no parecía muy contento de recibir visitas. Helene no encontró a simple vista heridas superficiales de espada, pero se le veía demacrado y ojeroso. Puede que en algún momento durante su lucha con Kavan, el vampiro le drenase su energía vital. El joven estaba como marchitado. Necesitaba reposo, o de una magia más poderosa de la que Helene era capaz de canalizar.

Cuando Irina volvió al pasillo, Cyrus no estaba. Una de las puertas que daba a la cocina estaba entreabierta, así que seguramente el sirviente estuviese preparando algún tentempié para el troll. Eso era bueno, pudo llegar hasta el almacén sin tener que esconderse de aquel viejo.

En el almacén había caja, caja, barril, caja...

...incorpóreo, caja, caja, barril... Un momento. ¿qué había entre esas dos cajas? Irina se volvió a tiempo para ver cómo el fantasma se avalanzaba sobre ella.

-No jures ni te pongas así -dijo Helene levemente irritada-. Hemos venido por ti, porque estábamos preocupados, porque pensábamos que quizá necesitaras ayuda frente a ese vampiro que te atacaba como si no tuviera otro objeto en esta vida y que casi acaba conmigo usando su control mental sobre nuestro buen Parriwimple. Y a resultas de ello nos las hemos tenido que ver con el ataque de alguien que usa la música para hacer bailar a la gente y nuestro buen Ivalic, que te admira de corazón, casi pierde la pierna con esa trampa que intuyo has colocado tú mismo.

Se calló un instante, mirándolo de arriba abajo.

-Y veo que aunque no tienes heridas, no has salido bien parado. Te han drenado y bien. Y mucho me temo que no poseo el poder necesario para restituir lo que te han quitado. Ludovico, sé que te gusta hacer negocio de todo y que rechazas los lazos que puedan atarte, pero, ¡coño!, hay un momento para todo. Acepta que estemos preocupados por ti y que queramos ayudarte. Y no por lo que podamos conseguir de material de ti. Hay cosas más elevadas en este mundo, como la amistad -se frotó la frente, cansada-. Mira, no quiero agobiarte ni hacer de madre. ¿Podemos ayudarte en algo?

Observo en silencio a Ludovico y asiento en conformidad con las palabras de Frau Helene.

- "Somos aliados, maese Ludovico. Y creo que somos mejor que nada, por lo que al buen tiempo, mala cara... ¿O no era así el refrán?" - Sonrío, intentando quitarle hierro a la agria situación.

Irina casi grita al ver a una extraña sombra que, de agazapada, pas a saltar sobre ella sin tiempo de reaccion.

Parriwimple, a pesar de su fuerza, no conseguía abrir el cepo y el dolor era cada vez más fuerte, solo la intervención de Herr Urik con su espada consiguió que Ivalic pudiera liberar la pierna.

-!ME DUELE MUCHO! Gritó desesperado cuando las puas de metal recorrieron su pierna al salir. ¡NO QUIERO QUE ME CORTÉIS LA PIERNA! ¡POR FAVOR! ¡NO ME CORTÉIS LA PIERNA!

La llegada de Helene y sus consejos hicieron que el niño se tranquilizara un poco, pero el dolor persistía y de repente un calor comenzó a recorrerle la pierna mientras el dolor desaparecía poco a poco.

-Gracias Señora Helene y gracias Parriwimple y Herr Urik. Me habéis salvado. Yo quería tener cuidado pero no me di cuenta... Lo siento. Las lágrimas seguían recorriendo sus mejillas cuando Ludovico llegó hasta el grupo. Lo siento Ludovico... solo queríamos ayudarte con el vampiro... y tampoco queríamos arrancarte las flores de las macetas... ¿Nos perdonas? snif snif. Me alegra que estés bien. ¿Conseguiste vencer al vampiro? Creemos que es un aliado de Madame Eva, pero ella no quería hacerte daño, es que a veces toma malas decisiones. ¿Ya puedo mirarme la pierna? ¿Y ponerme en pie? Si no puedo andar Ludovico me tendrá que llevar a caballito. ¿A que si?

Sssshss... Tatttyana... Tatyaaaannnnna...

La había reconocido. Era obvio que no era la primera vez que una reencarnación de Tatyana vagaba por los corredores del castillo. Cuando estaba con seres centenarios, era toda una celebridad. El grupie trató de abrazarla y pedirle un autógrafo. Es extraña la sensación de un fantasma tocando a otro, es el mismo tacto que el de dos pinturas de distinto color mezclándose.

Un segundo incorpóreo brotó de la pared.

...sssssshssssss...

Oh, dioses... No soy tu hijo, Helene. Si lo fuese, seguramente pesaría quinientas libras.

Vjelkus se sintió mal con esas palabras, y se pasó la mano por su panza como si así pudiese hacerla desaparecer. En realidad, lo que Ludovico recriminaba era que Helene se pusiese en plan madre habiendo criado a un niño tan débil, solo que esas no fueron sus palabras.

Mis... ¡¿Mis macetas?! Aquel rincón lo tengo reservado para mi truco de desaparición, por si me persiguen. Como, por cierto, ocurrió. Me habéis puesto en peligro con vuestras buenas intenciones, y me habéis costado varios días de trabajo que me llevarán arreglar mi... cof, cof...

Ludovico se tambaleó. Las pocas fuerzas que tenía para enfadarse con aquellos vándalos destrozajardines ahora residían en Kavan. Aunque a lo mejor solo se hacía el pachucho para no tener que llevar a Ivalic a caballito. Bajó el tono de voz.

Nota mental... si te sube la tensión después de que un vampiro te drene las fuerzas, te mareas-se sentó torpemente, con las manos intentando palpar el suelo antes de poner sus nalgas-. Uoooah... estoy bien. Solo necesito... echarme un rato-y tras decir eso, se tumbó con los ojos abiertos-. No me encaja que Kavan sea aliado de Madame Eva. Strahd tiene tres favoritos: Sasha, Kavan y Rafail. Los tres vampiros tienen claro quién es su Señor.

- "Parece que tiene especial empeño en cazaros a vos. Ahora es cuando necesitaría mi espada de plata, pero la perdí luchando infructuosamente contra Madame Montarri, esa bruja diabólica sin cabeza.

Parece que necesitáis hacer el ritual del bosque para desaparecer de la visión mágica de estos vampiros. La rauni de los vistani al parecer busca lo mismo, por lo que seguramente regrese esta noche.

Frau Irina y Maese Hurnn han desaparecido, no regresaron anoche y nos tienen muy preocupados.

Deseamos ayudar a la madre de Ivalic, lo cual creo que pasa por derrotar a Jacqueline Montarri, quizá privándola de todas sus cabezas, sugirió Madame Eva. Tal vez si encontráramos la cabeza original...

Por otra parte, hemos visitado a las monjitas del convento en ruinas. Se ofrecieron a intentar ayudar a la madre de Ivalic, y también se ofrecieron a encantar un arma para nosotros, siempre que les llevásemos una de buena calidad para ello, aunque en ese momento no disponíamos de ninguna. Por otra parte, Frau Helene piensa que adoran a una entidad demoníaca, el Señor del Verdor." -

Irina sintió aquel extraño contacto envolviéndola y sintió como se queaba paralizada por la presión. Luchó pero no conseguía hacer palanca para arrancarse a aquella cosa de encima.

-Lo... lo sentimos Ludovico... solo queríamos ayudarte con el vampiro, pensábamos que podía matarte, pero pudiste con él. ¿Podrías luchar también contra Stradh? No tienes que hacerlo solo, nosotros te ayudaremos.

Ludovico parecía enfadado y también cansado, le habían robado sus flores y un vampiro le había consumido la mayor parte de su energía, tenía motivos para ambas cosas.

-Bueno... no te preocupes, no me tienes que llevar a caballito, puedes ir en tu caballo. Creo que podré andar yo solo gracias a la Señora Helene. ¿Entonces crees que el vampiro Kavan no es el aliado de Madame Eva? Igual tienes razón, tan solo dijo que tenía un nuevo aliado y que ahora gracias a eso y a que no tenía que proteger a los vistani haría cosas más grandes, pero no dijo ni que cosas o quien era su aliado. ¿Tu te imaginas que puede ser? Eres el más listo y el que más trucos se sabe. ¿Vendrás con nosotros? Como tu mismo dijiste ahora no es seguro que te quedes aquí, será mejor que nos acompañes, nosotros te protegeremos. Parriwimple es muy fuerte y Her Urik es un paladín, y la Señora Helene sabe curar, antes tenía una lanza pero Jackeline Montari se la quitó, igual que la otra espada de Herr Urik, pero no te preocupes. Mira, ahora tenemos estos palos para protegernos y estamos haciendo estacas para matar vampiros si se acercan. Y puedes dejar tu carro en el pueblo, allí estará seguro. ¿Donde está tu carro? No lo hemos visto, pero todo el rato seguimos sus huellas, como el suelo estaba lleno de barro no fue difícil, pero ahora no lo veo, solo veo un caballo. ¿Lo hiciste desaparecer? ¡Me enseñas ese truco! Yo también quiero desaparecer algo. ¿Como se hace? Podemos hablar por el camino, nosotros te llevamos, ahora somos expertos exploradores y si se acerca alguien Vjelkus lo espantará con los ruidos de su estómago, parece un león ¡De verdad! Es que tiene mucha hambre, no comimos nada desde ayer a la cena y hemos estado despiertos parte de la noche montando guardia. ¿Sabes que nos atacaron unos lobos? Mira, me mordieron el pantalón, cuando lo vea mi madre seguro que me echa una bronca, pero no fue culpa mía, y ahora se volvió a romper con la trampa, podemos cortarlos y usarlos de pantalones cortos en el verano ¡A que es una buena idea! Para el invierno no sirven porque hace mucho frío. ¿A que sí? ¿Ya estás mejor? Te veo un poco pálido Ludovico ¿Quieres que te lance un hechizo de curar de esos que me regalaste? También se curar sin pergamino, pero menos porque todavía estoy aprendiendo. ¿Tu sabes curar? La Señora Helene si, seguro que me enseña a curar mejor. ¡A que sí Señora Helene! Curar a la gente es bueno y siempre hay personas heridas en el pueblo, sobre todo después que nos atacaran los zombies. Parriwimple cuéntale a Ludovico que le pasó a Guissepe. Parriwimple no para de hablar de ello, pero mejor que te lo cuente él. Pero si eso mientras nos vamos de aquí porque estamos muy cerca de las nieblas y no me gustan, dicen que solo los vistani pueden atravesarlas, así que tu también podrás, yo no lo intento. ¿Que hay al otro lado de la niebla Ludovico? Pero espera, no me lo digas todavía, quiero apuntarlo todo para escribir un libro. ¿Te dije que quiero escribir un libro? Saldrás tú, y la Señora Helene y Vjelkus, y Herr Urik, Parriwimple, Arik, el Señor Varikov, Ashlin, la Señorita Irina... Y más, pero tendrás que esperar a que lo escriba y lo publique. A ti te voy a regalar uno porque eres mi amigo y además me vas a enseñar trucos de magia. Y a vosotros también os voy a regalar uno. A Parriwimple se lo tendremos que leer porque no sabe ¿Tu sabes leer no? No te vi en la escuela, claro que eres más mayor, igual ya habías terminado la escuela cuando yo la empecé. ¿Te gusta estudiar? A mi no mucho, sobre todo las matemáticas ¿No te parecen un peñazo? A mi lo que más me gusta es el recreo, pero se me hace muy corto. El otro día jugamos al pilla pilla y cuando estaba a punto de pillar a Troy el hijo del peluquero sonó la campana y nos tuvimos que volver a clase, me dio mucha rabia porque ya casi lo tenía.

Ivalic, una vez recuperado de su dolor y viendo que podía hablar y le oían tuvo que compensar todo el tiempo durante el cual no había podido hablar por culpa del hechizo.

-No, no eres mi hijo porque si lo fueras tendrías modales -replicó ácida Helene, tras lo cual guardó silencio escuchando a Urik que debía tener alma de contable por cómo enumeraba hechos e información. Lo de Ivalic... aquello era otra cosa. Parecía incapaz de callar así que se situó a su espalda y le tapó la boca con la mano antes de que empezara a hablar de nuevo-. Por los dioses, Ivalic, sufres de diarrea verbal. Hijo, haz el favor de callar o acabarás con todo el aire de esta zona.

Pensó en lo que Ludovico había musitado.

-Puede ser pero sí parece ser que Madame Eva tiene un nuevo aliado, quizás aquel al que responde también el Gentil que Llama. Y Urik, las monjitas como tú las llamas son unos zorrones de marca mayor que adoran a una entidad demoníaca. No es un pensamiento o elucubración, es una certeza. Ludovico, Kevan ¿por qué te atacaba?

La mano de Helene le impidió continuar su entretenida y amena charla sobre las cosas interesantes que les sucedían y como no podía hablar pues se limitó a escuchar las palabras de los mayores hasta que Helene formuló una pregunta que él sabía responder, así que levantó la mano como en el colegio.

-Humhum humhum hum hum hum humhumhum humhumhumhum hum humhumhumhum humhum hum hum hum humhum.

Con un suspiro soltó la mano que apresaba la boca de Ivalic.

-Bien, habla, pero con calma. Ludovico aún debe recuperarse y tanta cháchara no le conviene.

Ivalic asintió con la cabeza y respiró profundamente para seguir al pie de la letra el consejo de Helene y hablar lo más despacio posible.

-Que dijo Madame Eva que el vampiro atacaba a Ludovico porque era un gran rival. Esa era su pequeña aportación, o más bien la de Madame Eva en su boca, pero aprovechando que volvía a tener la boca al descubierto se sintió con ganas de añadir algo más. Eso nos dijo cuando le hablasteis del vampiro, por eso hechizó a Parriwimple para que la atacara Señora Helene, quería seguir luchando con Ludovico y sabía que si le ayudábamos perdería, por eso es importante que sigamos todos juntos, así tendremos más posibilidades de curar a mi madre, encontrar a mi padre, a su marido y todas las cosas de la lista. ¡Yo voto porque Ludovico se venga con nosotros! Ivalic bajó el brazo que había levantado para hablar y lo volvió a levantar rápidamente para hacer contar su voto. ¿Quien más?

-Lo dije yo, Ivalic, lo dije yo. Y si lo dije fue porque el propio Kevan así lo dijo. Pero eso solo justifica que no quisiera dejarlo escapar, no que lo atacara. Y es por eso que pregunto. Por qué el vampiro lo atacó de primeras.

El segundo fantasma también trata de capturar a Irina. Empiezas a pensar que no quieren un autógrafo, sino llevarte arrastras hasta Strahd.

Ñiiiiieeeeec...

La puerta que separaba el comedor de la guardia del pasillo del servicio se abrió con lastimera pereza debido al óxido acumulado en las visagras. Entró en escena una vieja amiga de Irina... Sasha Ivliskova. Desde el otro lado del rastrillo que las separaba, Irina vió cómo la antigua Burgomaestre se acercaba mientras seguía forcejeando por su libertad.

¡Al fin te encontré! Debiste huir del castillo cuando tuviste oportunidad, ramera...

Apabullado, Ludovico se encogió de hombros ante todo el torrente de información.

Primero... esos zorrones son mis zorrones. Normalmente van a lo suyo sin molestar a nadie, ¿qué más da su religión? Hasta las buenas religiones son estúpidas. Segundo... Kavan fue enviado por Strahd para interrumpir la vigilia en el Santuario del Bosque. Eso dijo. Puede que luego se obcecara conmigo y olvidara su misión, pero estaba dónde estaba porque Strahd defiende lo suyo.

Echó aceite a mi carromato. Iba a prenderle fuego para que la gente dejase el Santuario y fuese a apagarlo. Es la primera vez que me enfrento a Kavan en combate singular. La primera vez que le vi yo solo era un niño... Me limité a mirar. Mató a un aventurero amigo mío antes de que las heridas le hiciesen huir. Odio a ese vampiro. ¡Cómo le odio!

No voy a ir con vosotros a Barovia. Da igual cuánto insistáis. Traéis la desgracia. La paliza que me disteis en el puente... el encuentro con Kavan... cada vez que me pasa algo malo, vosotros estáis cerca. ¿Cuándo obtendré algo de tranquilidad? Marchaos de una vez...

Estaba ya todo dicho. O mejor dicho, Ludovico había dicho lo que le apetecía decir. No se casaba con ellos y por más que insistieran, la novia les había rechazado. Asintió lentamente y miró a los demás. Aquella era su batalla y estaban solos. Así había sido desde un principio y así sería en lo sucesivo.

-Muy bien. Nos iremos y no te molestaremos más. Solo te pido un favor. El amanecer está cercano y necesito rezar en un ambiente de tranquilidad. Cuando concluya, partiremos.

Se apartó unos pasos, lo suficiente como para no verse interrumpida o molestada por las conversaciones ajenas. Una vez situada a una distancia prudencial, se sentó con las piernas cruzadas mirando al este. Las palmas reposaban en las rodillas y toda ella pareció sumirse en un trance que transformó su rostro en un mar de clama y tranquilidad. Los labios se movían mudamente al compás de sus oraciones.