Partida Rol por web

Sonrío tenuemente con cierta ironía mientras imito el gesto de Frau Helene y mastico también un diente de ajo. Sé que eso no detendrá a Sasha, pero si ya está saciada, lo que parece probable, al menos le pareceremos algo menos apetitosos.

Parriwimple podía ser tonto. Pero le habían dicho muchas veces que había veces que no había que hablar. Esta parecía una de las veces.

Callado y haciendo un gesto de silencio sobre su boca, el gigantón sigue a Varikov.

¿Escuchas eso?

Sí.

¿Qué es?

Eres tú haciendo preguntas estúpidas.

Ese ruido no, el otro. El que parece una respiración entrecortada de un animalejo de sesenta libras tras el otro lado de las puertas de debajo del fregadero.

¿Sabéis qué es mejor que el ajo para atajar la enfermedad? Las sangrías.

Sasha se relamió. Se podía imaginar ya a Helene y a Urik con sendos cortes exhalando sangre por las heridas.

Creo que me acuerdo de ti...-dijo a Herr Urik-Eres el que dejó caer su espada al pozo. Fue bastante cómico. ¿A que dices que te dedicabas? ¿A bufón? Bueno, es igual. Volviendo al tema, a mí me gusta la decoración más melodramática. Es lo que tiene haberse pasado tantos años en una cripta. Y como puedes ver-pegó una patada al cadáver del elfo-, los ornatos están medio rotos: no vas a poder hablar con ellos.

Está bien... ¡está bien! Veo que no hemos entrado con buen pie. Mi nombres Sasha Ivliskova. No había ninguna mujer en el interior de la mansión cuando esos cuatro vinieron a "recibirme", pero mantendré los ojos abiertos si la veo. ¿Katta, verdad? ¿Se escribe como degustación, Cata? Estoy segura que seremos grandes amigas cuando nos conozcamos. ¿Algo más?

Ivalic sonrió a Varikov, por fin alguien confiaba en él para una tarea importante, quizás entre todo aquel montón de cosas pudieran encontrar pistas o cosas valiosas.

-Si Señor Varikov, pero tenga cuidado.

Mientras el enano y el gigantón se alejaban hacia la puerta de la cocina Ivalic los despidió con la mano. Después se puso a buscar entre el montón de cosas a ver que podía encontrar, sobre todo en las mochilas.

-Con K de kilo y doble t para ser más exactos -puntualizó Helene. La vamoiresa hablaría de sangrías pero lo cierto es que no había dado un solo paso en su dirección-. Y no, nada más. Gracias por su amabilidad señora Burgomaestre -miró a Urik. ¿Mentiría aquella zorra chupasangres o realmente Katta no estaba allí? Pero en ese caso, ¿dónde estaría?-. Vayámonos. Debemos encontrarnos con nuestros compañeros antes de que pase nada más.

Me despido de la vampiresa con una reverencia no exenta de cierta ironía.

Después acompaño a Frau Helene hasta que estamos fuera de la vista de Sasha, la pretendida nueva Burgomaestre de Barovia.

Le indico a Frau Helene por señas que los vampiros tienen un oído muy fino, y que tal vez todavía sea capaz de oírnos aunque nos hayamos alejado.

Imagino que damos un rodeo hacia la parte posterior de la mansión, esperando que nuestros amigos o aliados no se hayan puesto en grave peligro.

Cuando Ivalic, Parriwimple y Varikov estaban en la cocina, el enano se para en seco, olisquea el aire, y se gira hacia el fregadero. Al abrir las puertas que hay debajo, un pequeño monstruito de ojos saltones se abalanza sobre el Trampero y lo sujeta con fuerza. Katta es una digna hermana del niño de los abrazos.

Snif, snif... los gritos... los gritos, aún los oigo en mi cabeza. Me escondí aquí para que los monstruos no me alcanzaran...

Katta parecía estar bien, sin heridas, salvo las que subyacían en su interior. Tampoco era cuestión de hablarlo en la cocina, donde podrían ser escuchados. Con la misión cumplida, los cuatro salieron de nuevo al jardín trasero. Tras el muro bajo que delimitaba la finca, Helene, Vjelkus y Herr Urik les saludaron. Con sus armaduras y la tripa del niño, para ellos era humillantemente aparatoso pasar por encima del muro. Sin embargo, había algo tentador en aquel jardín, que los otros, centrados en el rescate, pasaron por alto la primera vez... El montón abandonado de armaduras, armas, escudos y cachibaches formaba una pequeña pirámide de basura, amontonada al azar.

En el montón de cosas no parecía haber nada importante, además no podía dejar solos al Señor Varikov y a Parriwimple mientras iban a buscar a su hermana, así que los siguió a la cocina. El fino olfato del enano le hizo dirigirse directamente a unas puertas bajo el fregadero y de allí salió escopetada su hermana para fundirse en un abrazo con el enano salvador. Ivalic no gritó por miedo a que los aventureros les encontrasen pero se abrazó también a Varikov y Katta.

-¡Que bien que estás aquí! ¡Hemos venido a rescatarte! No te preocupes, ahora nos vamos antes de que nos vean.

El grupo salió rapidamente de la cocina y vieron al otro lado del muro a sus otros compañeros. Ivalic sonrió y saludó efusivamente con la mano a sus amigos mientras señalaba a su hermana.

-¡La tenemos! Vamos chicos, vayamos a la posada.

El ruido que escuchó Varikov detrás de la puerta de la cocina no lo hizo sacar el hacha. Su propósito al ir a hasta ahí no era salvar a la hermana del mocoso. Poco le importaba lo que podría pasarle a esa diabólica criatura. Lo que quería saber era qué querían esos nuevos aventureros. Con suerte también habían venido para matar a Strahd y él podía unirse al grupo. Y eso significaba abandonar a esa pandilla de inútiles. Incluso alegremente les podría echar una mano si decidían matarlos.

Entró en la cocina andando despacito. Una respiración extraña se escuchó de debajo del fregadero. Detrás de él empezaron a llegar los otros. Hasta las voces de su cabeza aguantaban la respiración. Varikov sabía que esas cosas había que afrontarlas cuanto antes, así que abrió las puertas sin perder más tiempo.

La hermana de Ivalic salió a toda prisa de debajo y se agarró al enano como si fuera su madre. ¿A caso se parecía a su madre? ¡No! Y aun así esa criaja repugnante lo apretaba con sus flacuchos brazos con todas sus fuerzas, que para el enano era equivalente a nada, pero tenerla cerca era repugnante. Por si no era suficiente el hermano se unió y los dientes de Varikov chillaron. Había algo bueno que tenían esos niños, tenía que reconocer que enseguida se despistaban con otra cosa y el deseo de volver a casa los hizo soltarse del nocivo abrazo.

De nuevo en el jardín trasero, Varikov vio a los otros y no perdió tiempo en saludarles. Se agachó al lado del montón de chatarra y empezó a buscar algo que podría servirle. A los demás tampoco les vendría mal algunas cosas. Con suerte podrían sustituir los palos que llevaban a modo de armas después de quedarse sin las otras.

- Rapaza, dijo sin levantar la cabeza concentrado en buscar dentro de una mochila, alienda fondu y dime que pasó, ho. Varikov tenía la esperanza que, como buena representante de la raza humana y sobretodo como mujer, esa chiquilla empezara a decir hasta de que tono eran los cordones de las botas de sus raptores. Cualquier detalle ye importante, asina que cuentamelo tou dende'l momentu que salisti de la posada.

Les indico a mis compañeros por gestos que guarden silencio, en este lugar estamos en grave peligro. Hago un gesto con los dedos en mi boca para indicar la presencia de vampiros en la mansión.

Si puedo acceder al jardín abriendo la portezuela del murete del jardín, lo hago. En caso contrario me espero y hago gestos a mis compañeros para que se alejen cuanto antes de la mansión y vayamos a la posada.

Varikov urgó en el montón de chatarra. Dentro de la mochila encontró un espacio dimensional más grande de lo que parecía por fuera. Sin duda era una mochila mágica con gran capacidad para guardar cosas de gran tamaño y peso. Gracias a eso, su interior se había conservado sin romperse: había un arco pequeñito, una poción... tendría que examinar el contenido más detenidamente cuando tuviese tiempo, pero por el tamaño de los objetos seguramente era la mochila del aventurero pequeño... mediano... hobbit.

Había un hacha enana, de esas tan pesadas que tienen el mango tan largo que los humanos no se dan para manejarla con una sola mano... Quizás Herr Urik sería capaz de cogerla a dos manos, pero él ya tiene la espada de Ashlyn. Varikov tenía una igual, así que a él tampoco le interesaba nada. El estoque era una caca: no parecía de muy buena calidad, pero peor es un palo. Un escudo de madera... unos guantes...

Las piezas de la armadura eran buenas, mejor que la armadura de Ashlyn, pero de talla enano. Necesitaría pasar por la herrería para adaptarse a un cuerpo femenino. Varikov no quería esas armaduras tan pesadas: limitaban demasiado el movimiento, y no podría pelear bien cuando...

¡Una mano pequeña salió de debajo del montón de metal y agarró por sorpresa la muñeca del enano!

 ...ayuuuudaaa...

Varikov se había enfrentado a males mayores que un mediano herido salido de la nada, pero el susto radicaba en lo imprevisto de la aparición. El pecho de Varikov le oprimía, y tenía su brazo izquierdo paralizado. El Trampero estaba teniendo su primer ataque al corazón. Respiró hondo y poco a poco el dolor en el pecho remitía.

Herr Urik colocó sus dedos índice y corazón boca abajo, superponiéndolos a su boca. Sin duda trataba de indicarles algo referente a los castores, pero estaban tan lejos del río que seguramente no tenía importancia. Katta agarró la mano de Ivalic y caminó con su hermano hacia el muro. Temblaba.

Mamá me pidió un vaso de agua... bajé las escaleras... Arik estaba hablando con unos señores... me sujetaron... pegaron a Arik... me secuestraron... y... y... me iban a atar por la noche para que no me escapase, pero antes que eso... llegaron los monstruos.

Katta enmudeció, al recordarlo. Los murciélagos que se transformaron en algo parecido a personas, los colmillos, la sangre...

Me escondí. No quería salir porque los escuchaba gruñir a ratos...

Junto al montón de basura, Varikov urgaba dándoles la espalda. Herr Urik no pudo unírsele en el saqueo, pues no había una puerta en el muro de los jardines, y porque además es un honesto paladín que no hace esas cosas, o eso se dice a sí mismo, viendo que esta vez no podía rapiñar nada. Ya habrá otras ocasiones.

Parece que mis compañeros no me entienden, aunque espero que cuando la pequeña Katta empieza a relatar lo sucedido sumen dos y dos y se dén prisa por abandonar el jardín trasero de la mansión del Burgomaestre.

Le susurro a Parriwimple:

- "Parriwimple, ¿quieres ayudar a maese Varikov a recoger eso para llevarlo a la posada?" -

Entretanto preparo mi escudo y me pongo en guardia y a la defensiva por si surgiera una súbita amenaza.

Parriwimple asiente al paladín y se acerca a Varikov

- Parriwimple fuerte y grande. Poder cargar muchas cosas para luego amigos poder elegir- expone con sencillez- Parriwimple contento ver otra vez Varikov. Pensar Varikov poder morir, mucha gente morir cuando Parriwimple no mirar.

-No te preocupes Katta, ya pasó. Además Herr Urik se encargará de esos monstruos. ¿Te acuerdas de las historias que te contaba de paladines? Pues él es un paladín y combate al mal y a los monstruos, no tendrás que temer nada ya.

Abrazó a su hermana para tranquilizarla y la guió hasta el muro del jardín para ayudarla a pasar al otro lado. Una vez con aquella barrera entre ellos y el peligro se sentía más seguro.

-¿Que pasó por delante? ¿Pudieron ver a los viajeros? Nosotros solo escuchamos un grito extraño así que cogimos a Katta y salimos para ponerla a salvo. Pero hay monstruos dentro, será peligroso dejarlos allí, podrían hacer algo malo a alguien.

No es que Ivalic pensara que había que salvar a los aventureros que secuestraron a su hermana, pero si los mataban luego podían ir a matar a más gente en el pueblo. Afortunadamente un paladín no tendría esos problemas morales con los que luchaba el niño.

-No se preocupe por mi o Katta, Herr Urik, estaremos bien y si las cosas se ponen feas correremos hacia la posada.

Sonrío a Ivalic y le doy una palmadita en el hombro. Me reconforta su confianza, pero no puedo evitar estar nervioso y pálido. Lo que Frau Helene y yo acabamos de ver en la parte delantera de la mansión ha sido terriblemente desalentador...

Katta asintió a las palabras tranquilizadoras de su hermano, sin ningún convencimiento. Vjelkus abrazó a la niña protectoramente del otro lado del muro: el hijo de Helene se había quedado en el exterior, por si tenía que avisar a los demás, así que también estaba inquieto y necesitado del relato completo. Puede que ese abrazo también fuese para calmarle a él mismo.

Mientras, Parriwimple se coloca al lado de Varikov. El enano está bastante quieto, con la cara retorcida y la mano en el pecho. Casi parecería una divertida estatua si no estuviera tambaleándose sobre la rodilla derecha. Parriwimple puede ver el lado del montón que Varikov ha escarvado. De la montaña de basura, frascos de poción rotas y arcos partidos, el mediano vuelve a repetir, esta vez a Parriwimple:

 ...ayuuuudaaa...

Es uno de los malvados aventureros que golpearon a Arik y secuestraron a Katta. Un cruel y sanguinario mercenario de sesenta pulgadas de pura maldad. No se merece compasión, ni pueden llevarlo a la posada teniendo allí a un Arik borracho que podría vengarse. Su cuerpo malherido asoma bajo las pesadas piezas de armadura, pero bastaría tirar de su brazo para sacarle de allí. La cuestión es... ¿ese mediano merece la ayuda?

-¡AHÍ HAY ALGUIEN! ¡AHÍ HAY ALGUIEN! Ivalic señaló el cuerpo del mediano que comenzó a asomar bajo el montón pidiendo ayuda. Su primer impulso había sido salir corriendo y llevarse a su hermana que seguía bien protegida por Vjelkus, pero al ver al desválido mendigador de ayuda siguió mirando con curiosidad. ¿Y tu quien eres? ¿Eres uno de los aventureros que se llevó a mi hermana y le dio una paliza a Arik? ¿Porqué tendríamos que ayudarte? Se volvió hacia su hermana. Katta ¿Lo conoces? ¿Te hizo daño? Después se volvió hacia sus compañeros. Señora Helene, Herr Urik, Señor Varikov. ¿Que hacemos?

Ivalic no sabía que hacer, le daba algo de pena no ayudar a alguien, quizás ese mediano había hecho daño a su hermana, pero no sabía que hacía allí metido. Desde luego él no lo había visto cuando había estado buscando cosas útiles como le había dicho Varikov. Pero también sabía muchas historias de gente que se arrepentía o que no podía impedir que sus compañeros hicieran cosas malas aunque él no fuera malo. ¿Sería el mediano uno de esos?