Partida Rol por web

Lamento decirle, caballero, que Cyrus Balcescu no es nadie para darle permiso para rezar en la capilla. Eso deberá hablarlo con el Conde. Si no me requieren para nada más, ja, ju, juas, ja, me retiro...

Cyrus bajó las escaleras con el candelabro. El rellano quedó con una iluminación atigrada, con franjas de luz provenientes de los dos pasillos que subían hasta la sala de audiencias, alternada con zonas de completa oscuridad. Ninguno de los visitantes había echado en falta a Ludovico, o por lo menos no habían expresado verbalmente la inquietud de esa ausencia delante del lacayo de Strahd.

Vjelkus se acercó con su madre a la mesa de la comida, a pesar de lo que le habían dicho...

Vjelkus, no... Me prometiste que bailarías conmigo. Ven-dijo, tirando de la mano del hijo de Helene en dirección al centro de la sala.

No era la única con ganas de fiesta. Ida había practicado mucho, y también quería bailar, en su caso con Parriwimple, pero era demasiado vergonzosa como para ser ella la que le pidiese a Parriwimple bailar.

Petrov... ¿realmente has estado en este castillo todos estos años?

Katta, no bailéis cerca del bardo...

La pareja de Urik le fue claramente infiel de buenas a primeras. Se acercó a su hijo, y aprovechó que por una vez no tenía gorra para acariciarle el pelo.

¿Y tú qué, hijo? ¿Vas a bailar con tu amigo Firan o vas a concederle el primer baile a tu vieja y aburrida madre?

Mientras, Helene buscó la magia de la sala. Las luces de las dos lámparas de araña despedían magia de evocación de bajo poder. El bardo no muerto disponía de ciertas capacidades mágicas sobrenaturales. Los bailarines enmascarados eran más díficiles de escrutar, ya que durante su trayectoria salían y entraban del cono sin quedarse suficiente tiempo como para ser detectados. En cualquier combinación de parejas fuera y dentro del cono de detección había presencia de magia.

Cualquiera con aptitudes sobrenaturales (como un vampiro), aptitudes sortílegas (demonios o brujas) o que portasen conjuros u objetos mágicos (anillos, capas...) podían despedir aura mágica. Sin embargo, si Helene se acercaba al centro del salón y rompía una pareja para bailar con alguien, su bailarín estaría siempre en el centro del foco, y podría obtener más información sobre ese enmascarado en concreto.

Mientras concentrada observaba el entorno, por el rabillo del ojo vio cómo Katta arrastraba a Vjelkus hacia la pista, alejándolo de la tentación. Sonrió para sí y decidida, los siguió. Se detuvo un instante en el borde al que llegaban los bailarines con sus piruetas, consciente de que difícilmente alguno de ellos la invitaría a bailar.

Cuando la adolescente parejita enfiló directa y se puso a bailar, tomó su dirección. Justamente cuando la pareja formada por el hombre alado y su acompañante pasaba a su lado y se separaba para un movimiento del baile, ni corta ni perezosa y tras una leve inclinanción y una excusa sonriente murmurada a la fémina, tomó su puesto y comenzó a girar con la mano del hombre en su cintura.

-Buenas noches, soy Helene -dijo presentándose-. Espero no haber estropeado una noche prometedora.

Confiaba en que el conjuro aún perdurara lo suficiente como para saber entre los brazos de qué criatura se hallaba.

Confiado en que Cyrus podría traerle noticias de su padre Ivalic se sentía más animado. Cuando su madre se dirigió a él y le acarició la cabeza mientras le preguntaba con quien deseaba bailar intercambió la mirada entre Firan y Natalija.

Una cosa es invitarlo al baile para que no se aburra en el pueblo y otra cosa distinta es bailar con él, la gente va a pensar que somos novios.

La elección estaba clara, Firan podía bailar la Señora Helene que para eso se había convertido en su nueva madre, aunque ella, ante la ausencia de Ludovico, había dejado al niño y se había puesto a bailar con los invitados.

-Bailaré contigo mamá. -Ivalic cogió la mano de su madre y se encaminó a la pista.- No sabía que a Katta le gustaba tanto bailar mamá, ni a Vjelkus, no me puedo creer que ni haya probado la comida... -Siguió los compases de la música dejándose guiar por su madre mientras se iba mezclando con los invitados.- Mamá. ¿Crees que papá estará aquí en el castillo? Si está aquí creo que podremos rescatarlo...

Aún tenía que averiguar como, pero lo primero era saber si su padre era uno de los dos hombres que estaban prisioneros. Y de no serlo seguiría buscando.

Aunque esos hombres que están encerrados seguro que son enemigos del Conde, por lo tanto si los liberamos seguro que nos ayudan a destruirlo.

Por mi parte me mantengo en un discreto segundo plano, tratando de aparentar relajación, aunque no pierdo detalle de todo lo que ocurre a mi alrededor.

No le gustaba estar allí. No le gustaba un pelo estar allí. A pesar que el hombre era simpático, y que había mucha comida, y que le gustaban los trajes, había algo sencillamente... obsceno.

Pero si le gustaba bailar. Había descubierto que le gustaba bailar con Ida. Parriwimple sabía que era torpe, pero habían estado ambos ensayando durante largas horas. Así que se acercó a Ida y le tomó la mano.

- Parriwimple querer bailar con Ida. ¿Ida querer bailar con Parriwimple?

S-sí-asintió-. Claro que quiquiero bailar cococontigo, Parriwwwfff... imple.

Tras eso, Ida se puso a mirar hacia la pista de baile. Unos segundos de silencio después, la frutilla roja volvía su atención de nuevo hacia Parriwimple.

¿Qui... quiquiquieres decir ahora? ¿Bailar... ahora?

Ida se puso colorada, con las mejillas un poco más sonrosadas de lo que en ella era habitual en los momentos próximos. Cogidos de la mano, Parriwimple y ella se unieron a la fiesta.

Las parejas del Burgomaestre y el Portaantorchas pasaron cerca, y luego se volvieron a alejar, al ritmo de la música. Natalija sonrió a su hijo con cara de circunstancias...

Oye, Ivalic... No te hagas falsas espectativas, ¿de acuerdo, hijo? Si al final papá no está aquí, no importa. Seguiremos buscando. Ahora que tenemos muchos amigos, y yo vuelvo a estar bien de salud, encontrar a papá será más sencillo...

Unos intensos ojos dorados brillan desde el balcón de la máscara, y una sonrisa amable se dibuja por debajo.

En absoluto, bella dama. Desconozco quién era mi anterior pareja, pero sí que la noté algo distante, así que la noche ha ido a mejor con vuesa llegada. Soy un paladín del bien. Viajo por los mundos, desfaciendo entuertos y ayudando a los nobles de corazón contra los malvados. Acabo de llegar a este castillo, y... pero no... No hablemos más de mí. ¿Qué hay de vos?

El aura mágica se empieza a discernir mejor con el transcurrir del baile. Salvo por la magia divina innata en el ser alado, tan solo una de sus posesiones irradia magia... Se trata de un pequeño colgante, cuya cadena de hierro en su cuello, y el ornato del medallón bajo sus ropas (más o menos al estilo con el que Urik oculta el Símbolo Sagrado del Cuervo). Su magia... Helene no es capaz de saber a qué escuela de magia pertenece el medallón, pero sí nota que irradia una forma de hechicería maligna, de un poder moderado.

¿Ocurre algo?

La anterior pareja del enmascarado alado, ofendida por el desplante, cruza la sala para llegar hasta Firan y Urik. Sonríe y deja suelta la mano, en dirección a sus dos nuevos pretendientes, por si alguno desea sacarla a bailar.

Jijijiji...-ríe de modo adorable.

Helene giraba graciosamente por la pista entre los brazos de aquel sorprendente hombre. Se la veía sonriente mientras el hombre le hablaba.

-No, ¿por qué lo decís? -respondió Helene inocentemente, que agradecía en aquel punto la máscara que ocultaba su rostro y por tanto, posibles gestos de sorpresa -. Bueno, quizá deba decir que nunca vi ojos como los vuestros, dorados como el sol. Son... fascinantes. Al igual que vuestras alas -esbozó una sonrisa dedicada a su acompañante-. Así que un paladín y un aventurero. Vuestra vida no debe estar exenta de emociones. Debéis tener mil y una historias con las que amenizar una velada como esta, historias que me encantaría escuchar en un momento dado -afirmó aduladora-. Ante alguien como vos, las preguntas se me amontonan mas no quisiera parecer una curiosa maleducada. No obstante, sí me gustaría saber vuestro nombre, mi señor, y cómo habéis acabado en el castillo. ¿Sois acaso amigo del Conde Strahd?.

Elegantemente, cedo el honor a Firan, al tiempo que me pongo cerca de las cortinas.

Ivalic bailaba con su madre lo mejor que podía, por un lado le gustaba que su madre pudiera distraerse y divertirse un poco, por otro que lo hiciera cuando su padre seguía ausente y estando en el castillo del Conde le inquietaba. Asintió ante las palabras de Natalija.

-Solo mantengo viva la esperanza mamá, tiene que estar en algún lado y ya hemos mirado en casi todos los lugares alrededor del pueblo. Que el Conde lo tuviera prisionero no sería raro, le gusta hacer daño a la gente, además podría ser uno de esos dos hombres que dijo Cyrus, el otro probablemente es el padre de Vjelkus, si los rescatamos todos volveremos a ser felices.

Claro que si matamos al Conde mejor porque sino seguirá fastidiando.

Eso no se lo dijo a su madre pues no quería preocuparla, prefería que siguiera disfrutando del baile.

Mientras bailaba con su madre Ivalic observaba la pista con las parejas que iban y venían y se les cruzaban. Cuando finalmente Ida y Parriwimple salieron a bailar el niño llamó la atención sobre Natalija.

-Mamá, creo que Ida y Parriwimple son novios, ellos dicen que no, pero siempre van juntos, creen que no me he dado cuenta, pero si. Mira como bailan, jijiji. Seguro que son novios. ¡A que sí mamá!

Firan negó con la cabeza. Él no sabía bailar, y si lo intentaba se arriesgaba a quedar por detrás de Ivalic.

Brrrr...

La doncella se marchó de la sala, furiosa, bajando las escaleras hasta el rellano, y después hacia la planta baja del castillo. Urik trató de recolocarse en la habitación, carente de ventanas y cortinas. Seguramente la cámara no daba a ninguno de los muros exteriores del edificio, por eso carecía de fuentes de luz del exterior.

Jijiji... a mi me parece que Ida y Parriwimple hacen una pareja estupenda, hijo.

¿Amigo de Strahd? Oh, no... He oído historias sobre ese monstruo, y por eso es mi intención acabar con él...

Era incompatible la versión de ser un recién llegado, con el aislamiento del valle por la nieve del paso a Vallaki... a menos que lo hiciese volando. Y aquellos ojos dorados... El hombre enmascarado era un semicelestial, un mestizo con antepasados humanos y angelicales.

A decir verdad...

¡POF! ¡POF!

Las luces de las lámparas del techo se apagaron solas, sumiendo la sala de audiencias en la oscuridad.

La música siguió sonando. Ivalic, Ida, Helene y Katta notan cómo se les agarra de la cintura y de los brazos. Son arrastrados y alejados de sus respectivas parejas.

¡POF! ¡POF!

Cuando vuelve la luz, las parejas de baile se han intercambiado. La nueva pareja del enmascarado alado es Natalija Yannof, la madre de Ivalic.