Partida Rol por web

Nada, querida. No hay de qué preocuparse. Puedes abandonar el castillo con el resto de humanos de la habitación. De hecho... recuerdo que la tregua indicaba que ustedes no pondrían un pie en mi castillo, y lo están haciendo ahora mismo. Sugiero que se vayan pronto, damas y caballeros... Antes de que pierda mi paciencia y cambie de parecer.

El Conde hizo un gesto con el dorso de la mano, apremiándoles para que se fuesen.

Saludo con una cortés reverencia nobiliaria no desprovista de una cierta ironía, y me vuelvo a mis compañeros, acompañantes y mujeres rescatadas del dominio del Conde vampiro para salir del Castillo de Ravenloft.

Durante dos años al menos.

Parriwimple sonríe a Gertruda.

- Amiga Gertruda. Parriwimple contento. Amigos Parriwimple rescatarte. Ahora Parriwimple ser burgomaestre-  mira entonces a Ida, sin notar para nada su enfado- Ida, Gertruda ser amiga, ella ser amable. Gertruda, Parriwimple amar a Ida. Ella y él bailar juntos.

Eran muchas explicaciones y, quizás, para alguien más inteligente, la situación hubiera sido más confusa, pero para Parriwimple todo estaba bien.

- Luego Helene y Urik listos explicar todos. ¿Ayudar Gertruda a la otra chica?- tras estas palabras puso su mano sobre el hombro de Natalidja- Parriwimple agradece. Salgamos.

Miró entonces el gigantón al conde y asintió.

- Dos años. Parriwimple recuerda.

Y tras esto, asegurándose que todos salen antes que él, Parriwimple abandona las dependencias del conde, cerrando la puerta tras de sí.

Ivalic imaginaba que la decisión había sido muy difícil para su madre, tanto como lo habría sido para la Señora Helene y eso hizo que las admirara aún más. Era el tipo de sacrificios que le gustaba leer en sus libros y por lo general, al menos en las novelas, siempre terminaban bien, en el mundo real todo era muy distinto, más complicado.
Abrazó a su madre y a su hermana, la familia debía permanecer junta sobre todo en los momentos más delicados. Tenía la sensación de haber vuelto a perder a su padre, aunque se obligó a pensar en positivo. Quizás Cyrus les dijera si era uno de los prisioneros, en ese caso sabrían donde buscarlo y en un par de años, cuando terminara la tregua y estuvieran listos volvería a rescatarlo. Y si no estaba allí tendría todo ese tiempo para buscarlo por otros lugares, aunque cada vez eran menos.

-No te preocupes mamá, lo encontraremos, ya verás. Y tu Katta, tienes que ser fuerte, pronto papá volverá a casa, te lo prometo.

Mientras tanto el conde liberaba de su hechizo a Gertruda y también a otra mujer a la que Ivalic no reconocía por su antifaz. Ivalic se volvío curioso hacia ambas.

-Hola Gertruda, nos alegra que vuelvas con nosotros, tu madre está muy preocupada y pregunta siempre por ti. Se pondrá muy contenta cuando te vea. -Ivalic se acercó a la mujer del antifaz.- ¿Y tu quien eres? Con ese antifaz no te reconozco...

Helene, presa de la congoja, no pudo gritar como hubiera deseado cuando Parriwimple y Urik, con una actitud paternalista, presionaron a Natalija para que renuniciara a su marido en favor de un desconocido, alegando que era lo mejor. ¿Lo mejor para quién? Ninguno de ellos sabía lo que era no saber si la persona amada siquiera estaba viva, ver crecer a los hijos sin la presencia de su padre, dormir en soledad en las noches frías de invierno.

De buen grado los hubiera abofeteado. Una cosa es que ella hubiera tomado una decisión, motivada por sus propias creencias acerca de lo que estaba bien o no, de lo que era correcto, del sacrificio, por su propia naturaleza de clérigo. Pero Natalija no tenía por qué sufrir aquello. E Ivalic tampoco.

Pero todo discurrió como ellos quisieron. la presencia de Gertruda no le dio satisfacción alguna, sabedora de lo que había pagado por su libertad. No obstante se acercó a ella.

-Bienvenida. Tu madre ha estado muy preocupada por ti, tal y como dice Ivalic. Has estado bajo el dominio del Conde pero ya todo ha acabado. Y como bien indica él, es hora de partir.

Helene se acercó a Strahd e hizo una leve inclinación, como la verdadera dama que era.

-Conde Strahd, gracias por su hospitalidad. Con su permiso, nos retiramos. Vjelkus, despídete del Conde -pidió a su hijo-. Firan, haz lo propio.

Se volvió hacia los demás.

-Es hora de marchar. La curiosidad por la saber quién es nuestra acompañante, deberá esperar -sentenció.

Tu amiga tiene razón, niño-dijo a Ivalic-. ¡Limítate a correr para salir de aquí!

Hasta dentro de dos años, Strahd...-se despidió con rencor.

No te preocupes, Katta. Dentro de dos años sacaré a Strahd la información del paradero de tu padre...

¡No es justo! ¡No teníais derecho! ¡Yo quería quedarme!

A pesar de las quejas, Firan también corría. Al pasar por la sala de audiencias ya solo quedaban tres parejas. El enmascarado alado era uno de los ausentes. El fantasma sin ojos cambió el adagio a una música más frenética, y los otros invitados al baile se les quedaron mirando. Reían mientras veían a los humanos correr.

Ida mostró a Gertruda el anillo de hierro frío en su anular, y le sacó la lengua. Escaleras abajo, encontraron a Cyrus con un saco, recogiendo y guardando las máscaras que quedaban sobre la mesa.

¿Ya se van...? ¡Ah, cierto...! Habían preguntado por los nombres de los prisioneros...

Cyrus sacó de su bolsillo un papel arrugado en una bola, y lo desplegó para leerlo. Cualquiera que mirase por encima del hombro del sirviente podría comprobar que en el papel no había nada escrito.

Los nombres de los dos prisioneros de las mazmorras son... Uh, ya ni entiendo mi propia letra. Vamos a ver... Pitov... Petrov... ¡PETROV! Y el otro es... ¿Irma? ¡ISMARK! ¡ISMARK Y PETROV!

Petrov Yannof... Esposo de Natalija. Padre de Ivalic y Katta. Lleva desaparecido casi un lustro...

Ismark Indirovich... Hijo del difunto Burgomaestre. Hermano carnal de Parriwimple. Fue secuestrado por Strahd la semana pasada, para hacerse pasar por él con un conjuro de disfraz...

Parece ser que al final el Conde Strahd ajustició a Thendrik y Mathilda, los dos compañeros perdidos de la difunta paladina Ashlyn. Seguramente por eso el elfo Merquo Iluminador no hizo una de sus habituales apariciones mágicas de las doce del mediodía. Eso significaba que Thendrik y Mathilda tuvieron que morir ayer por la tarde... o esta misma mañana...

Da igual. ¿No teníais un pacto? ¡Marchémonos de aquí antes de que Strahd cambie de idea! ¿Por dónde se sale de este maldito sitio?

¿Papá? No... Tenemos que ir a buscar a papá...

Ivalic corrió junto al resto, no era momento de enfrentar a Strahd y mucho menos con su madre y su hermana allí, ya descubrirían a la mujer rescatada cuando salieran del castillo. Su única alegría eran las protestas de Firan al no poder quedarse en el castillo a estudiar la magia del vampiro. Pasó fugazmente por el salón de baile mientras los invitados del Conde se reían y no paró hasta que al bajar las escaleras se encontraron a Cyrus recogiendo todas las máscaras en un saco. Ivalic se quitó la suya y se la dio al viejo mayordomo. Cuando iba a preguntarle por los prisioneros fue Cyrus quien se adelantó y les desveló las identidades.

-¡Es papá! ¡Petrov Yannov es mi padre! ¡Mamá, papá está aquí encerrado!

Tras años de búsquedas finalmente había averiguado donde se encontraba su padre. Por un lado estaba alegre de que siguiera vivo, pero por otro triste pues era prisionero del Conde. Abrazó a su hermana y miró a su madre.

-Mamá ¿Podemos ir a verlo? -No, aquello era imposible. Debían salir del castillo a toda prisa. Pero ahora que lo tenían tan cerca...- ¿Porqué el Conde encerraría a Papá? No pudo hacer nada que lo enfadara, papá era muy bueno. A que sí mamá.

Helene bajó la cabeza ante la declaración de Cyrus, presa de una extraña mezcla de sentimientos y emociones. Aliviada por saber que su marido no estaba prisionero, temerosa de que hubiera muerto y en cierta medida apenada de que no se hallara en una de las lóbregas celdas de Strahd, porque aquello implicaría que estaba vivo. Aunque, ¿por cuánto tiempo?

Miró a Natalija. Años de ignorancia acerca del paradero de su marido resueltas en la voz de aquel sirviente y la frustración de no poder hacer nada. Se acercó a ella y la abrazó.

-Dos años, Natalija, dos años -susurró sabiendo que no era alivio sino condena-. Ahora mismo, por más que lo desee, lo tenemos todo en contra. Dudo que pudiéramos acercarnos siquiera y nuestros hijos... -aquel era el único argumento válido. Continuar allí era poner en riesgo sus vidas-. Sigue vivo. Es lo que importa.

Se separó de ella con los ojos humedecidos por la tristeza y la garganta estrangulada por la congoja. Puso cada una de sus manos sobre los hombros de Vjelkus y Firan.

-Vámonos -dijo casi en un susurro, poniéndose en marcha y empujándolos suavemente hacia la salida.

- Helena ser sabia. Tener razón. Parriwimple ayudar dentro dos años. Parriwimple hacer todo posible por salvar a Petrov. Parriwimple promete. Dentro de dos años, ser primero que hacer.

Afirmó el gigantón, sin dejar de correr.

- "Dentro de dos años los liberaremos, o al menos daremos nuestras vidas en el intento." - Digo con solemne decisión.

Es, Ivalic. Papá es-corrigió a su hijo-, no era.

Natalija se mordió el labio. Era como si Urik solo la hubiese traído al baile para poder torturarla con decisiones imposibles. Pero ahora lo importante era poner a sus hijos a salvo. Agarró por los antebrazos a Ivalic y Katta y tiró de ellos hacia la salida.

¡Vámonos de aquí!

La mujer enmascarada se adelantó a ella y abrió las puertas. El patio seguía con sus tiendas montadas y sus ropas tendidas en cordeles a secar. La mayoría de los refugiados ya estaban durmiendo. Los que aún estaban despiertos, lo hacían en compañía de una botella, ajenos a la expulsión pactada con Strahd.

Dididi... dividámosnos en paparejas y tratemos de cococonvencerles de que se vayan.

Ida se agarró al brazo de Parriwimple para que Gertruda se tuviese que buscar otra pareja con la que ir avisando a los vecinos del patio.

Helene acompañada de Vjelkus y Firan, circuló por entre el campamento sin importarle quién era la persona a la que se dirigía. Exponía de forma breve y concisa la tregua y las condiciones de la misma. Y las consecuencias que se derivarían de no cumplirla. Puso todo su corazón en convencerles a todos de que lo mejor que podían hacer era marcharse de allí. Tenían por delante dos años en los que crecer y tomar decisiones.

-Si mamá, no quería decir...

Claro que era y seguiría siendo. A partir de aquel momento planearía todo lo necesario para rescatar a su padre, ahora que sabía donde encontrarlo ya tenía un objetivo y muchos más motivos para volver y vecer a Strahd.
Al salir al patio Ida sugirió que se dividieran para avisar a la gente que volviera al pueblo. Como Natalija los tenía agarrados a él y a su hermana de los brazos supuso que el grupo familiar estaría bien.

-Busquemos a Olga y su familia mamá.

Ivalic se quedó mirando las tiendas que había intentando distinguir cual podía ser la de su amiga, pero todas parecían iguales y la mayoría estaban durmiendo, no distinguía a nadie conocido.

-¿Donde dormirá? No sabría decir que tienda es...

Estoy nervioso y no consigo acertar ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera. Siento deseos de abandonar el castillo rápidamente, e incluso espanto al pobre Jack cuando trata de ayudarme.