Partida Rol por web

El grupo subió los innumerables peldaños, hasta el final de la escalera. Ante ellos se abría una habitación oscura y sin ventanas, cuya única iluminación provenía de las estrellas que, bien dibujadas o visibles de algún modo en el techo, lucían mortecinas dando un toque espeluznante a sus rostros.

A su alrededor observaron sofás y divanes de lo más cómodos, una mesa baja llena de comida elaborada y una botella de vino con tres copas a su lado. Las paredes no parecían estar muy cercanas, y el techo era impalpable de tan alto. Y, de pie en mitad de la habitación sin límites, la figura estilizada y casi translúcida de una mujer sin color alguno, con sólo un esbozo de su ser como toda forma. Al entrar ellos, se dio la vuelta. Pero como si fuese demasiado inestable para ser vista con ojos mortales, su forma se esfumó y su presencia se apropió de la habitación por entero.

-Saludos. Pasad y poneos cómodos. Esta noche estáis seguros.

 Una escalera interminable ¿Hacia la cúpside? ¿Hacia el cielo? ¿Hacia el infinito? Apenas se distinguía el último piso. Pero ya no importaba. Llegados a ese punto, solo había un camino que seguir; Y este camino no se recorría volviendo atrás. Así que, tomando aire, puso un pie sobre el primer escalón. Y luego sobre el otro. Y sobre el otro, y sobre el otro

El "Tap tap" de sus botas resonaba por todo el lugar, chocando y retumbando contra las frías paredes de piedra. La escalera subía hacia arriba, en círculos, girando sin parar, sin llegar a ningún sitio. Tras subir diez escalones, diez más esperaban delante, y siempre la misma imagen. Lyla no miraba el techo. No lo necesitaba, ya que... ¿De que habría servido? La única opción era seguir subiendo: Daba igual el trecho que quedara, ya no podía darse la vuelta. Con el tiempo, subir por esa escalera se hizo tan monótono y natural como el respirar. Y entonces Lyla pareció salir de su ensoñación. Sonrió, y se giró para mirar a Alexander

Por cierto... Que sepas que no me he olvidado de la escenita de allí abajo Enseñó los caninos, con una mueca que rozaba la insinuación, sin llegar a ser burlona o maleducada, a medio camino entre la confianza y la sospecha Vosotros dos Su cabeza viró hasta encararse con Anger Vais a tener que explicarme como habéis hecho eso de la lanza en llamas y la burbuja protectora

Antes de que hablaran se giró de nuevo, e hizo un gesto con la mano, dando a entender que no buscaba respuesta

Habrá tiempo luego. Veamos primero a donde nos lleva toda esta locura

Y entonces, la escalera finalizó. Y desembocaron a un lugar mágico, un sitio fuera de toda lógica o razón, un mero sueño en medio de la nada. Había una figura, pero al girarse hacia ellos, ya no estaba. Lyla frunció el ceño. Y cuando ya estaba a punto de llevarse la mano a la espada, una voz les habló. Escuchó atentamente, sin decir nada. Luego se limitó a cruzarse de brazos, volviendo a sonreír, esta vez de forma algo sarcástica

No es mi intención ofenderte... Delenis, si es que así te llamas Se felicitó a sí misma por dentro. No era normal que se quedara tan rápido con un nombre. Aunque claro, también había que reconocer que la situación era de todo menos normal Pero después de lo ocurrido, prefiero no relajarme hasta saber de que va todo esto...

No se llevó las manos a las armas, pero tampoco se "puso cómoda". En estos instantes, su cuerpo aún bullía con los restos de la adrenalina causada por la pelea anterior. Decidió que, a pesar de todo, el peligro no era inminente. Mejor tener la mente despierta...

Alrededor de los ojos de Lyla se pudieron entrever las venas latiendo, y, por unos instantes, sus párpados se tensaron. Claro que, con la luminosidad ambiental, era harto improbable que alguno de sus compañeros se hubiera dado cuenta

Alexander se paró un instante delante de las escaleras, ¿que habría mas arriba? No descartaba la idea de que les tendiesen una emboscada, pero, aun así, lo que parecía una mujer había decidido ayudarles.

Algo quiere, estoy seguro-Pensó, mientras ponía un pie en ellas y comenzaba a subir.

Hacía mucho que no se sentía así, estaba emocionado, emocionadísimo. Incluso su habitual tono gélido a la hora de hablar había desaparecido, mas vivo que nunca, aquella subida, aunque parecía no tener fin, no era ningún reto para el.

Cuando Lyla comentó su escenita en el pueblo, Alexander esbozó una sonrisa que, estaba casi seguro, la chica no podía haber visto.

Continuaba subiendo, una escalera detrás de otra, monótono, sin duda, pero apasionante a la vez y, cuando por fin llegaron arriba, la sala se tornó para el fantástica y macabra a la vez.

-Coincido contigo, Lyla-Dijo el muchacho, paseándose por la sala con cautela, examinando cada uno de los objetos que esta tenía. Pero, si tenían que defenderse, ¿de que lo harían? ¿de una mujer o...de algo mas?

-No me ofendo -aseguró la voz femenina-. Entiendo que debe de ser extraño para los humanos. Yo hace demasiado tiempo que dejé de ser una, pero me hago una idea de lo que tendréis que pensar. En primer lugar, dudo que sepais dónde estáis. Como habéis podido comprobar, esto no es el Mundo Real. Estamos en la Vigilia, en una realidad paralela, a donde viajan los soñadores.

Hace tiempo fui una humana como vosotros, una hechicera, pero un collar maldito me trajo a este lugar. Lo encontré en una de las ruinas de los valles, en lo más profundo de este país, y al ponérmelo conseguí tanto poder que la realidad no me admitía en ella... y vine a parar aquí. Construí lo que veis ante vuestros ojos, cada uno de los edificios... y me hice aliada de las criaturas que poblaban este lugar. Pero el problema fue que una de esas criaturas me traicionó. Hace más de diez años que arrebató el collar y lo utilizó para arrancarme mis poderes. Por eso soy apenas una voz, cuando antes fui una diosa.

 Según avanzaba la historia de la extraña voz, Lyla iba abriendo la boca más y más. Cuando terminó, sacudió la cabeza, intentando ordenar sus pensamientos

Espera, espera... A ver, veamos si lo he entendido

Levantó la palma de su mano, y empezó a enumerar sus comentarios con los dedos de esta

Dices que eres -o eras, no me ha quedado del todo claro- una hechicera, así que podías controlar la magia. Vale

Dices que un collar maldito te expulsó de la realidad, a una especie de submundo en el que ahora nos encontramos, y que te convirtió en una especie de diosa. Bien

También dices que el anciano -que, desde luego, era cualquier cosa menos una persona humana- te traicionó, te arrebató tus poderes, y te tiene aquí encerrada...

¿He entendido bien?

Nadie podría acertar a comprender lo que ahora mismo pasaba por la cabeza de la joven, que trabajaba al límite de su capacidad. Demasiada información de golpe, demasiadas revelaciones para un solo día. Efectivamente, el mundo se había vuelto loco

-No sólo eso -dijo la voz-. No sólo me quitó el poder. Dranias está obsesionado con la humanidad. Nunca ha sido humano, así que en cierto modo os envidia. Por eso se ha pasado los últimos cien años atrayendo a gente a este mundo, para dominarla y convertirla en sus siervos. Esas sombras... son todo lo que quedan de los pobres diablos a los que mató. Y eso no es todo...

Hubo una pausa, y la voz volvió algo más débil.

-Está obsesionado con crear humanos para que sean sus acompañantes. Ya lo estaba cuando éramos amigos. Lo que yo no sabía es que planeaba utilizarme a mí como materia prima. Él... Cuando casi me destruyó, me arrancó mis poderes y los utilizó en la creación de Lucy. No es una humana real, pero es todo lo que se puede parecer una mentira a una verdad. Al imbuirme dentro de la niña, yo desaparecí... casi. De algún modo, una parte de mi ser regresó al Mundo Real en forma de niña. Incluso llevaba un collar igual al que me había otorgado el poder, aunque sin él, claro.

 Lyla abrió los ojos de par en par, y luego estalló en carcajadas

¡Ya está, ya lo sé! ¡Estoy dormida! Esto es un sueño, no puede ser real

Se pellizcó en el brazo, y su sonrisa se borró. Volvió a pellizcarse, y el ceño se le frunció de forma casi imperceptible. En estos momentos, su mente rozaba la histeria. Intentó calmarse, respirar. No, nada era lo que parecía. Todo en lo que había creído, todo lo que siempre había considerado una verdad innegable... ¿Todo mentira? ¿Era la realidad un mero sueño, y los cuentos de brujas, el verdadero rostro del mundo, maquillado por los misteriosos colores de la fantasía y la leyenda? Dio unos pasos hacia atrás, y luego sus piernas se doblaron. Cayó sobre el suelo, de rodillas, sujetándose la cabeza con las manos

Yo... Necesito... Necesito unos instantes...

Se acercó hacia uno de los sofás, más arrastrándose que andando, y se sentó como pudo, intentando mantener la cordura ¿Era así de simple? Siempre había creído que lo que podía hacer la convertía en alguien extraño, en una persona única en el mundo, destinada a ser repudiada por los demás. Y, de repente, la magia era algo común, que otras tres personas habían podido manejar (una de ellas hasta el nivel de convertirse en una diosa) ¿Como tranquilizarse? Si Anger podía crear fuego, Alex podía manejar energías místicas, y ese ente antes humano estaba capacitado para poder crear su propio mundo... ¿Que podría haber más allá de ese lugar? ¿Que otros magos y hechiceros podrían vagar por el mundo, a cada cuál más poderoso y terrorífico?

En un festival de un pueblo relativamente conocido, llegaban a confluir tres personas dotadas con poderes místicos, y eran transportadas a un mundo donde las criaturas fantásticas trascendían el mito para colarse en la realidad... ¿Que más podría ocurrir? ¿O la magia siempre había estado ahí, delante de sus narices? ¿Cómo había podido estar tan ciega hasta entonces?

Y, para colmo, parecía como si el destino les hubiera jugado una mala pasada. Era demasiada casualidad que, tras conocer a un trío de ilusionistas que buscaba a su hija adoptiva desaparecida, acabaran hablando con una voz que afirmaba ser la causa de la misma existencia de dicha niña. Ya que, según el punto de vista de Lyla, Shanna era la chica a la que se estaba refiriendo esa voz

Siempre había visto cosas... Cosas que los otros no veían. Y luego estaba lo de su... Secreto. Pero nunca llegó a pensar que tales maravillas pudieran darse lugar en el mundo real. O quizás si llegó a pensarlo, pero con el tiempo, olvidó. Todos olvidamos

No, no podía ser una casualidad. Si ellos tres estaban ahí, era por una buena razón. Y Lyla creía empezar a entrever los hilos que tiraban de sus extremidades

Tú... ¿Tú nos has traído aquí, no es cierto?

Su, voz, apenas un susurro, sonó temblorosa, como si ya supiera lo que iban a responderla

-Así es -respondió Delenis-. Tengo que disculparme por ello, pero no tenía otra opción. Al veros entrar en el pueblo me di cuenta de lo especiales que érais, y de que tardaría cien años en ver a otras personas tan dotadas y poderosas como vosotros. Utilicé la última pizca de poder que me quedaba para hacer que cruzáseis la barrera entre mundos y traeros aquí. Yo no puedo hacer nada, y las últimas manifestaciones de magia me han dejado bajo mínimos. Si no consigo recuperar mis otras dos partes me desvaneceré. Por eso os he traido hasta mí. Necesito que vosotros seais mis manos ahí fuera.

 Tú última esperanza, ¿eh? Esbozó una sonrisa irónica Vale, creo que necesito un trago

Se acercó a la mesa, y, agarrando una copa, se dispuso a servirse algo de vino. Pero su mano se detuvo antes de agarrar el vidrio, y levantó una ceja, ensanchando su sonrisa

Y supongo que esto será vino, ¿no? ¿O me va a explotar en la cara en medio de llamaradas azules y verdosas? Porque con el día que llevo...

Se rió, con su propia broma. Pero su mano no se movió del sitio. De hecho, en esos momentos dudaba hasta de que todo lo ocurrido fuera real, y no un mal sueño del que se despertaría, en la posada del último pueblo en el que estuvo, a la mañana siguiente

Alexander escuchaba atentamente la conversación entre Lyla y Delenis. Su expresión iba mudando lentamente a una mueca.

Él, acostumbrado a ver cosas sobrenaturales, a cuestionarse casi a diario la realidad tal y como la conocía, no podía ni imaginarse aquello. Poco a poco, la sensación inquietante de no ser mas que una marioneta en manos de dioses volvía a su mente.

-¿Tu última esperanza?-Preguntó, con la voz cortada y vibrante que le caracterizaba cuando estaba nervioso-Si no hubiese sido por tu...ayuda...-(pues no estaba seguro de poder denominarlo así, su intervención sólo había sucedido porque a ella le interesaba mantenerlos vivos, de otra forma, habrían sucumbido al poder del anciano, eso seguro)-habríamos muerto a manos de aquel hombre. Si es tan fuerte como dices, ¿que posibilidades tenemos contra él?

Todo aquello era una locura, pero se esforzaba por mantener la calma y pensar fríamente.

Fue hacia la mesa en la que estaba Lyla y agarró la botella de vino. Sirvió a su compañera una cantidad considerable en la gran copa, y el bebió un largo trago directamente de la botella. Después, limpiándose con el dorso de la mano, se dejó caer en el sillón, en frente de la chica.

¿Que se supone que va a pasar ahora?-Preguntó, con mas calma de la que sentía.

 Lyla suspiró. Si Alexander no tenía miedo de beber ese vino, fuera mágico o no, ella no iba a ser menos. Intentando calmarse, vació su copa de un trago, y luego se sirvió otra. Por último, se dirigió al sofá, y se sentó junto a su compañero de fatigas, con la mirada perdida en el infinito

Yo... Déjanos algo de tiempo para asimilarlo, ¿vale?

Era más una súplica que una petición airada, y Lyla se llevó la mano libre a la cara, frotándose los ojos con el dedo índice y el pulgar

-Dejaré que habléis con calma. Cuando deseéis que os explique el resto, llamadme -dijo la voz.

La presencia disminuyó, aunque no del todo, y pudieron considerarse a solas.

 Lyla tardó unos segundos en volver a hablar, pero lo hizo con firmeza. Derrumbándose no iba a conseguir nada, eso estaba claro

¿Y bien? Miró a sus dos compañeros ¿Que os parece? Resulta que somos meros títeres en un macabro juego entre semidioses. No podemos escapar de este lugar, no podemos acabar con ese monstruo... No podemos hacer más que lo que nos ordenen

Suspiró, y luego se levantó

¿Alguna idea?

Anger habia estado escuchando atentamente a la conversacion pero segun avanzaba pensaba en el vaso de agua que le habia dado aquel amable posadero . Al darse cuenta que no le habian drogado o que no estaba dormido anger cojio una postura pensativa . Sinceramente no se lo que hacer... Me llevo la mano a la cabeza y medito sobre que hacer

Alexander rió sarcásticamente ante el comentario de Lyla y ladeó la cabeza, con la mirada perdida.

-Meros títeres...-murmuró para si mismo. Esa sensación era agobiante para el, quien siempre se había considerado una persona con libre albedrío.

-Creo que, de momento, no podemos hacer mas que pasar la noche en esta torre, todos necesitamos descansar-Comentó, girando la cabeza en busca de una cama.

Pero, ¿porque iba a haber una cama? Delenis no era corpórea (o eso creía él) así que no necesitaba una para poder descansar. Era incluso posible que no durmiera.

Tampoco necesitaría alimentarse, puesto que no tenía ningún cuerpo al que mantener, entonces, ¿Todos esos muebles, y el vino? ¿Simplemente lo había creado para ellos o...habría alguien mas?

El chico sacudió la cabeza y miró expectante a sus compañeros, esperando una opinión.

 Supongo que tienes razón. Mañana tendremos la mente algo más despejada, y podremos verlo todo desde otra óptica

Pareció a punto de llamar a Delenis, aunque luego añadió algo, en un tono algo más bajo

Quizás... Lo más sensato sea ayudarla. Veréis, no me gusta tener que seguir órdenes, pero no sabemos nada de las leyes que rigen este lugar... Estamos perdidos. Necesitamos un guía, y Delenis puede ser nuestra única aliada. Además de que Esboza una sonrisa No parece mala persona. Si es que es una persona. Lo que dice que la ocurrió no es del todo justo, y no creo que hagamos ningún mal en ayudarla. Siempre, claro, que nos haya dicho toda la verdad

Suspiró de nuevo

Quitando que... Tampoco tenemos otra opción, al parecer. Pero en fin, mañana será otro día

Acto seguido, alzó un poco la voz

¡Delenis! ¿Estas ahí?

Como una luz que se enciende, la presencia volvió a llenar la habitación.

-¿Estáis decididos a ayudarme?

 Sí, en principio, aunque todavía no hemos llegado a una conclusión. Pero... Necesitamos descansar Duda un momento Podríamos hablarlo mañana

Alexander asiente al oir el comentario de Lyla, dando a entender que está de acuerdo.

-Mañana quizás no pueda ni tan siquiera hablar con vosotros. Si vais a ayudarme, es necesario que os explique lo que tendréis que hacer -insistió ella-. Al amanecer el hechizo de la torre caerá y ya no podré detenerlos.