Partida Rol por web

Me acerco a Talashia cuando todo se ha calmado, preocupado por su estado físico. Parece que el uso del libro con ella ha cambiado algo en su ser, y las runas mágicas y la energía rojiza me hace pensar que, como resulta obvio, tiene que ver con ser la elegida del fuego.

Entonces miro hacia el portal, con seriedad. Después, dirijo mi mirada a Ragkrul, que está terminando de enterrar a Baesa. - Ragkrul... usé el libro con Baesa antes de que falleciera y éste me desveló que ella no era la elegida del Agua, sólo era una grandiosa curandera y una mejor persona. - le dijo acercándome a él - Tú eres más fuerte de lo que yo jamás llegaré a ser, y no soy un peligro ahora mismo para quien amenace a Talashia, aunque ella sea muy capaz. -

Me acerco entonces hacia el portal que está a punto de cerrarse. - Te pido por favor que te quedes con ella. Baesa quería que el Mal Supremo no triunfara... y tanto Talashia como yo queremos lo mismo. Te ruego que honres su deseo y la ayudes a buscar a los otros elegidos. Yo cruzaré el portal para descubrir si más allá hay algo que nos sea de utilidad. Espero que, al volver, pueda ser de más utilidad de la que soy ahora. -

Hago un gesto llevándome el puño derecho al corazón, haciendole una reverencia a ambos. - Talashia, ha sido un placer acompañarte hasta ahora, pero creo que no puedo hacer más por ti. Si continuo vagando de ciudad en ciudad el castillo del Rey caerá y jamás podré perdonármelo. - me giro hacia el portal antes de cruzarlo - Nos veremos pronto. -

-¿Porqué...? Llévate esa armadura, yo ya llevo una túnica para los hechizos. ¿A donde vamos, Ragkull? no hay sitio que no haya visitado o que no esté infesto de muertos vivientes...excepto las tierras heladas, pero no se llegar allí. No se que deberíamos hacer.- Estaba derrotada, no me quedaban esperanzas. 

Antes de cruzar observo el portal de cerca y advierto que al otro lado veo una escena nevada con hielo. Además, siento como el libro tiembla cuando hago amago de entrar y alejarme de Talashia... me giro con seriedad. - ¿Las tierras heladas? Esto parece llevar a ellas, Lady Talashia... - digo haciéndole un gesto con la cabeza al interior del portal - No sé si podemos hacer algo aquí, pero si las tierras heladas están al otro lado... quizás sea lo que estamos buscando. -

-Qué la desesperación nos guié. ¡Te sigo!

Noche 5

¡Cariño, ya estoy en casa!

Las cartas están sobre la mesa. Los Elegidos tardan en aparecer y supuestamente, son ellos los únicos que pueden acabar con el Mal Supremo. Sin embargo, los esbirros del Mal Supremo, campan a sus anchas en muchas de las ciudades, ahora destruidas y los que caminan por la tierra, saben muy bien que hacer: Despertal al Mal de una vez por todas. Las cartas están echadas y nadie sabe bien quién ganará esta mano.

La noche esconde maldad.

La noche esconde a los asesinos.

La noche permite que ellos actuen a espaldas de todos, mientras los defensores de la Luz intentan pararlos de cualquier manera. Muchos de ellos han caído presa de los asesinos y por ahora, el Mal sigue actuando con impunidad en toda Umbría. Las Ciudades han caído, ahora las pueblan ejércitos de no-muertos que corrompen todo a su paso y destruyen todo rastro de vida que se puedan encontrar en ellas.

Los supervivientes, no pueden hacer más nada que unirse a sus filas, vendiendo sus almas.

Y todo esto, antes que el Mal Supremo despierte.

Pero falta poco...

Muy poco...

Mientras tanto, Rendam y Talashia, acompañados por Manfrost, se meten al portal que termina por cerrarse, impidiendo el paso a cualquiera.

La muchacha humana, inconsciente de ella y sin aceptar la más mínima ayuda para bien, decide rechazar mi armadura mientras el humano decide aventurarse en soledad hacia el extraño portal que se cierra. Y entonces las cosas se suceden, y ambos deciden tomar tal portal a quién sabe dónde, las tierras heladas al parecer. Dubitativo y apretando los dientes, me decido a seguirlos varios pasos por detrás, pero las heridas y mi lentitud hacen que no llegue a tiempo.

-Buena suerte, pues. -Vuelvo a estar solo, el mundo se destruye por sí solo y esta es la única ciudad que los no-muertos parecen no dominar. Hasta el templo ha caido. Quedan dos días, y al menos conozco la localización de la batalla final. Jah, habrá que volver a esos montes al final, fíjate tú. Compruebo que mi equipo está bien, y preparo mi hacha. Dos son las opciones que me quedan, pasear buscando pelea y hacerlo a la vieja usanza, uno por uno, o esperar a que alguien aparezca, atraido por mi presencia aquí. Y si son los humanos quienes aparecen... bueno, tengo ganas de un poco de pelea.

Sigo afilando mi hacha, esperando pacientemente. Y si la noche cae y no aparece nadie, ya será entonces momento de viajar.

Ragkrul logra adentrarse en el portal, el cual parece bastante inestable al estar a punto de cerrarse...

Llegas a la Ciudad del Agua y nada ves en ella. La oscuridad la rodea y nada ni nadie se encuentra allí... al menos ahora mismo...

Dacen habia llegado en su confiable caballo, que aunque en un principio dudo en acercarse a Dacen termino sediendo a la lealtad que le profesaba a su dueño. Al llegar a la ciudad se acerco con precaucion a la oscuridad, aunque no debia ahora que servia a otro.

Bajo de su caballo y examino el lugar, debia haber algo que pudiera encontrar o hacer.

Una delicada, y aparentemente débil, joven, apareció ante Dacen. El muchacho no comprendía de donde podía haber salido.

¿Quien eres? ¿Que haces aquí? ¿Que te trae a esta ciudad maldita?

Arrastrando el caballo de las riendas se acerco a la joven, que por alguna razon le recordaba a Talashia.

Me llamo Dacen...dijo asiendo una simple reverencia Busco gente que siga con vida, aunque busco mas expesificamente a una joven con el nombre de Talashia. le contesto con una sonrisa amigable para que viera que no pretendia dañarla.

Puedo hacerte las mismas preguntas jovencita? pregunto acercandose mas a ella. Porque estas aca y como te llamas?

- Yo vivía aquí hace algún tiempo y cuando me enteré de lo sucedido he venido a ver si podía hacer algo... pero al parecer alguien ha pasado por aquí antes. - Dijo la muchacha entristecida. - Mi nombre es Lianna, y soy una de las Sacerdotisas del Agua. -

La muchacha miró al recién llegado de arriba abajo. 

- ¿Y tu como te llamas? ¿Y qué haces en este lugar desolado? -

La miro extrañado cuando volvio a preguntar algo que ya habia contestado, pero no mostro su molestia de tener que repetirse.

Dacen Diaravi...Busco a otra gente, a una jovencita llamada Talashia. respondio Puedes hacer algo sobre esta oscuridad? pregunto curioso a sacerdotisa.

Nada puedo hacer, salvo encontrar a los culpables, a los responsables de todo esto. ¿Me ayudarás?

¿Anida el bien en tu corazón? ¿O acaso está cubierto de oscuridad?

Se sorprendio un poco con esa pregunta, pero igual respondio como debia.

Anida bien en mi corazon y es mi deseo como ya dije buscar a esa chica, no solo para ayudarla sino porque mi corazon le pertenecer a ella. confeso por alguna razon que se le escapaba, ya que aun en una parte de él estaba un deseo por ella.

Te ayudare si me lo permites.

- ¿Sabes quién ha hecho esto? Si me das un nombre iremos a por ellos y les haremos pagar todo lo que han hecho a esta Ciudad. - Dijo Lianna seria. - Voy a hacerles pagar con creces lo que han hecho en mi ciudad. Esto no quedará así. Si sabes algo, por favor, cuéntame y ayúdame a darles caza. -

Tengo mis sospechas. comento con seriedad. Maxra, Abaliv, Plandir y Ragkrul son unas de las personas que sospecho causaron esto a tu ciudad. Uno de ellos se encuentra muerto pero se que los otros rondan por estas tierras o talvez otras mas lejanas. le dijo acercandose a ella.

Nos uniremos para estar juntos y darles caza como merecen. finalizo extendiendo la mano