Partida Rol por web

Sonrío en silencio mientras Mano Larga arranca la comida de mis manos con pocos modales y mucha ansia, pero cuando el hambre aprieta no es momento de ponerse escrupuloso. A continuación, escucho en silencio al anciano sabio enano sin llegar siquiera a presentarme, aunque una parte de mí está absolutamente segura de que, si es capaz de ver nuestra bondad o maldad, también podría con toda facilidad saber nuestro nombre. Sin embargo, cuando habla me surgen dudas y no puedo evitar preguntar:

- Maese Tuk. Si se me permite preguntar. Soy Pia Lianis, señor, vuestra servidora en estos momentos. ¿Qué personas y qué poderes son los que ostentan los llamados a acabar con el mal supremo? Si eso es lo necesario, debemos reunirlas y ayudarlas en lo necesario.

Dejo que hable de nuevo el anciano. Parece que habrá nuevas visitas y entre ellos, uno de los elegidos. Pues bien, ardo en deseos de conocerlos y ayudarlos en lo posible. Quizás algún viejo conocido esté también llegando a la ciudad.

Cuando Tuk habló le preste toda mi atención. Cuando termino de decirnos lo que vio en nuestro interior pensé que teníamos parte de lo que buscábamos encontrar por respuesta, pero muchas otras preguntas. Puse mis manos en la cintura y me incline hacia adelante - Criaturas interesantes, jeje. ¿Eso no nos dice mucho o sí? Y sobre personas especiales, eso dependería de que considera usted especial, señor -

Por su parte, Pia preguntaba sobre los elegidos, mientras que yo me sentía aliviada porque ahora teníamos otra persona en nuestro favor, me refiero claro esta, a que ahora Pia estaba salvada de las acusaciones de Braka.

Y cuando Tuk habló de nuevo, no se dirigió a nosotros, sino a Zik. ¿Elegidos? ¿Será Talashia?

- Parece que lo visitan mucho, ha de ser famoso - le dije sonriendo - Sí no le molesta, mientras esperamos podría hablarme de su magia, tecnología  y armaduras, me han dicho que es muy bueno forjando y no rechazaría ningún consejo que usted podría darme siendo que me encanta crear  -    

Las tripas me rugían pero mientras estábamos hablando y delante de ese enano era mejor evitar llevarme algún que otro reproche en modo de... queseyo, espada clavada en el vientre o aplastado en el mismo yunke. Al menos eso reflejaban esas caras llenas de pelo. Que parecían capaces de pasar de la sonrisa al odio con un simple chasquido. La comida estaba en mis manos, solo era cuestión de tiempo...

-¡UN MOMENTO!-Sin quererlo alce la voz y acto seguido mire a otro lado.-Sus familiares se llamaban ¿Tak Tek Tik Tok? y usted es Tuk... ¿Entonces su hijo que nombre tiene?-No le mire cuando hice la pregunta, tenia miedo de su reacción, pero era algo de necesidad de preguntar.

Poco después empezaron las preguntas de los demás, pero yo solo me quede con una cosa.
-¿Ha dicho que uno de esos elegidos vienen para aquí? ¡¡VAYA!! ¿Y como son?-Sabia que tenia otra cosa que preguntar, pero olvide todo lo anterior. Pronto vería un héroe de verdad. Un salvador.

Alguien especial...¿será la elfa? Y por desgracia su afirmación no ha sido tajante, absoluta...ahí demuestra su sabiduría sin duda, pero no necesito a un enano sabio sino una respuesta tajante. En fin, al menos tenemos una gran probabilidad de que nadie sea siervo del Mal, antes no teníamos nada. El orco pensaba para sí y no encontró motivo alguno para disculparse con Pia. ¿Sería el orgullo o la razón? Quizá una mezcla de ambas. -Agradezco la oportunidad de conocer a otro de esos Elegidos, a menos que sea Talashia ya sabremos de dos de ellos. -eso fue todo lo que Braka dijo.

Noche 5

¡Cariño, ya estoy en casa!

Las cartas están sobre la mesa. Los Elegidos tardan en aparecer y supuestamente, son ellos los únicos que pueden acabar con el Mal Supremo. Sin embargo, los esbirros del Mal Supremo, campan a sus anchas en muchas de las ciudades, ahora destruidas y los que caminan por la tierra, saben muy bien que hacer: Despertal al Mal de una vez por todas. Las cartas están echadas y nadie sabe bien quién ganará esta mano.

La noche esconde maldad.

La noche esconde a los asesinos.

La noche permite que ellos actuen a espaldas de todos, mientras los defensores de la Luz intentan pararlos de cualquier manera. Muchos de ellos han caído presa de los asesinos y por ahora, el Mal sigue actuando con impunidad en toda Umbría. Las Ciudades han caído, ahora las pueblan ejércitos de no-muertos que corrompen todo a su paso y destruyen todo rastro de vida que se puedan encontrar en ellas.

Los supervivientes, no pueden hacer más nada que unirse a sus filas, vendiendo sus almas.

Y todo esto, antes que el Mal Supremo despierte.

Pero falta poco...

Muy poco...

Ni bien salís del portal, una comitiva de guerreros enanos os reciben con las armas enfundadas. Uno de ellos, al parecer el que estaba al mando, os saluda y os dice que lo acompañen a ver a su lider. La verdad es que no tenéis mucha opción de negaros, ya que los enanos os flanquean y lentamente, van avanzando.

A unos cientos de metros de allí, uno de ellos se adelanta y abre una portezuela de metal en la tierra, la cual esconde una escalera. Bajáis por ella hasta un ascensor, que desciende varios metros en profundidad. Podéis notar el calor de los rios de lava que se encuentran alrededor.

Al final, llegáis a lo que parece ser una especie de fragua gigante.

Un pequeño enano os sale a recibir y os pide que vayáis con él a ver a los demás y al Anciano Tuk.

Cuando llegáis a la chabola que se encuentra en medio de la Fragua...

Manfroft, Talashia y Rendam se encuentran con los demás aventureros que estaban allí esperando. El Anciano Tuk, que estaba escuchando las palabras de los que allí estaban, sonrió al ver más gente entrar por la puerta.

- Respondiendo a las palabras de Pia y Braka... - Dijo el Anciano Tuk. - Aquí tenéis a una de las elegidas. Bienvenida Lady Talashia. Al parecer, ya conocen vuestros poderes, ya que Braka parecía saber su posición, señorita. No os sorprendáis, los enanos, aún estando bajo tierra, sabemos muchas cosas. -

Tuk se incorporó de su especie de Trono.

- Pero no hablaba de ella cuando hablaba de los elegidos. Aquí, entre vosotros, hay otro más con el poder de derrotar al Mal Supremo... -

Después miró a la pequeña Maxra.

- ¿Nuestras forjas? Podrías aprender mucho de nosotros pequeña, sin embargo, dudo que este sea el momento para enseñarte. Si quieres, eres bienvenida a nuestra ciudad después de que todo esto pase. Tienes mi palabra. -

Al llegar a aquel extraño lugar observo a todos los extraños que allí están, pero mis ojos se posan sobre uno de ellos. Sonrío ampliamente y me acerco al orco para darle unas alegres palmadas en el hombro.

- ¡¡Braka!! - digo muy alegre de ver al orco en aquel sitio - Por el Rey, cuánto me alegro de volver a encontrarte. ¿Cómo te ha ido desde que nos separamos en la nación de los magos? ¿Te separaste de Pispantorín? Ya era hora de encontrar a alguien de confianza, ya lo daba todo por perdido. -

Me giro hacia el resto y saludo con un gesto de cabeza. Mi expresión cambia y pasa a una cautela provocada por la desconfianza. - Hola a todos. Soy Rendam Weispell, agente del Rey Cail.  - he llegado justo a tiempo para escuchar las palabras de aquel anciano que decía que había otro elegido allí presente. Me mantengo pensativo por un momento con sus palabras...

No puedo evitar pensar en Julius Bariglain, el elegido del pasado al que pude ver en la nación de los magos y en los montes milenarios. Paso la mirada por todos los presentes y mis ojos se clavan en la joven gnoma que allí se encuentra. De todos los allí presentes y pensando en que quizás haya una relación entre los elegidos del pasado y los del presente.

La Talashia del pasado y la Talashia del presente... ¿estaría acertado en pensar que quizás al igual que había un gnomo en el pasado esta pequeña sería otra de las elegidas?

Valía la pena probar a la mañana siguiente cuando el poder de su libro estuviera activo de nuevo.

No insistí ante las palabras de Tuk, pero me pensaba que sería bueno llevarme una armadura de este lugar antes de partir.

- Ahórrate las presentaciones al menos conmigo Weispell, ya nos hemos visto - le dije de mal humor. Ahora haciende el numero a dos personas que no conozco -  Talashia, supuse que no morirías ¿qué noticias nos traes del monte milenario? y ¿dónde se encuentra Dacen?, creí que te acompañaba... -

- Mi nombre es Maxra, la ingeniosa y recuerdo cada persona que alguna vez se halla presentado estando yo presente - le dije al caballero de armadura recién llegado, el único que traía casco invitándolo a que se presentase también. Cuando me presente no dije quienes eran los demás porque me faltaba conocer a alguien más...

Luego miré a quien no había hablado en todo este tiempo, la elfa - ¿Y bien? sabes mi nombre, sí no te molesta, por educación, preséntate. Quiero saber también que poder natural controlas, sí es viento, agua o tierra... no te hemos encontrado en tu ciudad natal, mi grupo e yo hemos estado buscándote - esperaba haber entendido bien las palabras de Tuk.

Suspiro al darme cuenta de mi error, haciéndole una reverencia a Maxra. - Disculpa. Con todo el jaleo que hubo en la nación de los magos aquel día y con el intento de asesinato sobre mi persona no estuve todo lo centrado que debería. También me alegro de que tú estés bien, Maxra. - le digo

Al ver a Talashia aparecer el orco se llevó una decepción pues esperaba conocer a uno de los elegidos que no conociera ya, pero las intrigantes palabras de Tuk le renovaron las esperanzas. Con el saludo de Rendam no pudo evitar sonreír. -Dichosos los ojos que te ven, guerrero. -fue lo que dijo Braka al verlo agarrando su antebrazo a modo de saludo de veteranos de guerra. -Un placer verte, Talashia. Veréis... -empezó el orco hacia los recién llegados. -Resulta que poseo una inusual comunión con el Reino de los Muertos, posiblemente por lo sucedido a mi clan, y sé lo que sucede allí. Ahora mismo un extraño y poderoso ser está sometiendo a prueba a los recién fallecidos para devolverlos a la vida. Y hablando de lo cual Pispas murió, pero volvió a la vida no me preguntéis cómo, para mí es también un misterio todo esto. Me contó lo de Abaliv y su hermano, y otra cantidad de cosas menos concretas...como sus sospechas, probablemente infundadas. Resulta que el sabio Tuk puede mirar en nuestro interior, y afirmó rotundamente que ninguno de nosotros ha matado nunca a un inocente...pero por desgracia no pudo afirmar con la misma severidad que no haya nada de mácula del Mal en ninguno, sencillamente no pudo verla si la hay. Bueno al menos tenemos la gran probabilidad de que ninguno de nosotros sea siervo del Mal, quizás deberíais someteros también a su mirada para poder, por vez primera, confiar sinceramente los unos en los otros y así poder organizar una ofensiva eficaz. Y al parecer...aquí mismo hay dos elegidos, ¿no es así Tuk? ¿Y quién de nosotros es el otro? -Braka se volvió de nuevo a Talashia y compañía y añadió: -Y al parecer el Hechicero Orión es el culpable de la caída de las ciudades, desde su Torre que ahora que lo pienso no sé dónde está...todo esto me lo dijo Pispas antes de volver al mundo de los vivos.

Increíble no solo al parecer ya conocía a uno, o mejor dicho una de los elegidos si no que ademas entre nosotros había otra persona. ¿Seria la Gnoma? ¿O el Orco? ¿O Yo mismo? Eso ultimo si que seria genial, Mano Larga salvador de Umbria... si ese titulo era genial para mi persona.

-¡HOLA de nuevo chica fenix, ¿Has vuelto a morir desde que nos separamos?!-Me asombraba ese increíble poder, Mire por encima de su cabeza, cosa que no era difícil para observar y encontre que venia con personas diferentes.

-¿Y que fue de tu guardaespaldas?-Ni idea de como se llamaba.-Por cierto hola a los nuevos, yo soy Mano Larga, encantado.-Uno parecía sombrío y de dudosa reputación, pero era amigo de Braka así que no debería ser mal tipo. Aunque me quedaría mas tranquilo si el viejo Tuk, quien no respondió a su pregunta*, les mirara las tripas.

- Sabio Tuk, para empezar agradezco que nos haya dejado entrar aquí. No tengo problema en ser 'observado' o como sea que llames a eso que puedes hacer, no tengo nada que ocultar. - le digo - Sólo vine aquí junto a Talashia con la esperanza de encontrar la manera de luchar contra el Mal Supremo. -

Miro a Braka - Imaginaba que Abaliv era quien intentó asesinarme, pero si dices que lo hizo con Pispantorín entonces no necesito saber más. Sin embargo, no he encontrado ningun arma de utilidad en todos estos días y temo que él se haya fortalecido junto al mal. Ahora quizás no sea rival contra él... y quiero remediarlo. -

- Bueeeeeeeeeeeeeno... - Dijo el sabio Tuk. - Al parecer tendremos más visitas. Los que vienen aquí vienen de un lugar muy lejano y también miraré en su interior. -

Zik se alejó de la chabola, al parecer, iba en búsqueda de los demás.

Ni bien salís del portal, una comitiva de guerreros enanos os reciben con las armas enfundadas. Uno de ellos, al parecer el que estaba al mando, os saluda y os dice que lo acompañen a ver a su lider. La verdad es que no tenéis mucha opción de negaros, ya que los enanos os flanquean y lentamente, van avanzando.

A unos cientos de metros de allí, uno de ellos se adelanta y abre una portezuela de metal en la tierra, la cual esconde una escalera. Bajáis por ella hasta un ascensor, que desciende varios metros en profundidad. Podéis notar el calor de los rios de lava que se encuentran alrededor.

Al final, llegáis a lo que parece ser una especie de fragua gigante.

Un pequeño enano os sale a recibir y os pide que vayáis con él a ver a los demás y al Anciano Tuk.

Cuando llegáis a la chabola que se encuentra en medio de la Fragua...

Al parecer, os estaban esperando.

Zik llegó a la chabola con una comitiva. Otros que no han pasado las pruebas de antes, aunque seguro que Ela se acuerda muy bien de ellas. Aunque ahora, estáis con el Anciano Sabio Tuk, el cual os mira sonrientes.

El enano se vuelve a sentar y le da otra calada a la pipa.

- Al parecer, estamos en una reunión familiar. - Dijo sin dejar de sonreir y soltanto el humo mientras hablaba. - ¿Os gusta juntaros en las Tierras Heladas o qué? Está bien que la hospitalidad de los enanos sea legendaria, sin embargo, esto ya es demasiado. -

El sabio se volvió a poner de pie.

- No te preocupes por nada, Rendam, aquí no hay enemigos, o por lo menos, como ya he dicho antes, nadie ha matado ni se ha manchado las manos con sangre inocente. Eso no significa que lleven la mácula de Mal Supremo en su alma, lo que quiero decir es que a nadie se le ha ocurrido asesinar a gente inocente... por ahora... supongo que la noche es larga. -

Miró a los recién llegados y los saludó con un ademán de su cabeza.

- Y a vosotros, bienvenidos. Veo que tenéis a alguna persona importante entre vosotros. Por aquí también tenemos gente importante. Como ya he dicho, sois bienvenidos a las Tierras Heladas. Podéis hablar con tranquilidad, estáis entre amigos. -

Sientes el mal en Mano Larga, sin embargo, no sientes que él sea el Mal en si. Tal vez como ha dicho el anciano Tuk, todavía no se ha mostrado en su cuerpo, pero eso no es lo que te preocupa. Sientes que lleva un objeto, un objeto maldito. No sabes muy bien qué es, pero sabes que debes destruirlo y acabar con lo que lo posee. Ese objeto os puede traer serios problemas.

Todos me miraban al llegar, al principio estaba aliviada, las cosas habían cambiado para bien... pero todos preguntaban por Dacen...

-Ha muerto.- Respondí sombría, al borde de las lágrimas otra vez. Mi entereza estos días estaba de capa caída.- pero si entre nosotros se encuentra otro de los elegidos, aún hay esperanza.