Partida Rol por web

Las palabras de Darya cayeron en saco roto, mejor dicho, no cayeron. Para cuando quiso aconsejar que se retiraran Talashia ya había desaparecido. 

Camino entre las matas pasando entre gritos de alarma e ira, salir podría llegar a ser tan complicado como entrar, pero necesitaba ese conocimiento, y no iba a permitir que se perdiera. Si Rendam tenía razón, Baesa había muerto y nuestra esperanza para derrotar al Mal había perecido con ella. Debía encontrar otra manera. Esperaba que la hubiera.

Escucho el consejo de Daryia, para luego seguir a Talashia hacia el templo, luego de revisar si la curandera tenia algo encima. Talvez era algo reprovable para el resto, pero en las tierras de las sombras se sabia que hay cosas que los vivos necesitan mas que los muertos.

Consiguiendo mas comida para el viaje prosiguio tras Talashia por el templo con mucho cuidado. Lo mejor seria no enfrentarlos como habia dicho Daryia, teniamos a dos heridos y nuestra curandera se encontraba muerta. Pudo notar la preocupacion en el rostro de Talashia en todo momento, algo natural con toda la muerte que ocurria alrededor de ellos.

Debian encontrar el libro sagrado, al menos con él podrian recuperar alguna esperanza.

El dolor es enorme, pero la satisfacción de acabar con el horripilante monje es más que suficiente para que el daño se compense. Sin embargo, la caida de la rubia es una pérdida enorme, y más cuando se suponía que era una "elegida". Así que agarro mi arma, me preparo y... a quién voy a engañar, yo no sé ser sigiloso como esa pequeña, o su acompañante loco. Avanzo raudo hasta alcanzarlos, y los obligo a detenerse un instante.

-En esta tarea yo no lograré pasar. Cuando me descubran, corred y cumplid vuestro objetivo, yo los atraeré. Pequeña humana... más te vale cumplir tu trabajo. Ragkrul el centenario, destructor de ejércitos, bien podría haber acabado contigo, y ahora se está sacrificando por ti. Haz que no sea en vano.

A partir de ahí, avanzo tras ponerme una enorme capa que he encontrado y que parece ser suficiente para lo que la voy a poder usar. Y poco después, en cuanto empezamos a ver monjes, salgo corriendo y cargo contra el primero de ellos, pues no hubiesen tardado un ápice en descubrirme. Todo con tal de distraerlos y alejarlos de los otros pequeños humanos.

Talshia, Dacen y Rendam continúan mientras Ragkrull les cubre las espaldas y les proporciona algo muy valioso en este momento: tiempo.

Llegáis a una enorme sala, una gigantesca biblioteca donde debe haber miles y miles de libros. Encontrar el libro sagrado, del cual ni siquiera conocéis el aspecto, podría llevaros meses y apenas tenéis unos minutos para haceros con el y salir de aquí...

El espíritu de la antigua elegida aparece ante ti.

Se fuerte, Ragkrul. Quizás no sobrevivas a esta batalla pero al menos haz que sea gloriosa, es lo único que puedo hacer por ti.

Acto seguido desaparece y te encuentras solo contra una horda de mojes rabiosos.

No dudas en cargar contra ellos, acabando con dos de tus enemigos en cuestión de segundos. Pero hay muchos mas...

La aparición de la antigua elegida del fuego, la Talashia del pasado y que se parece y no en gran medida a la pequeña humana Talashia a la que estoy protegiendo ahora, me llena de un vigor inusitado y recupera mis heridas abiertas por los hechizos de los monjes. Pero esta vez estoy mas preparado, y no pienso dejar que la batalla decaiga hasta que mi sangre se derrame, manchada por la de todos mis rivales. Sin una necesidad extra por tal objeto, arrojo con fuerza la maza con pinchos contra un grupo de monjes, y cargo contra otro blandiendo mi arma predilecta y hacha a dos manos. Los ataques no son malos, muy en mi linea de los últimos días, pero por desgracia no se acercan ni de lejos a todo mi potencial, lo cual es una completa lástima. Y cuando creía que iba a poder evitar el rayo de uno de esos monjes, otro me ataque por otro lado, impidiéndolo del todo...

-¡¡¡GRRRAAAAAAGHHH!!!

Miro totalmente sorprendido al orco ante su noble accion, asintiendo a su sacrificio para que ellos contaran con mas tiempo. Al llegar a la enorme biblioteca quedo impactado por todo el contenido que tenia y dudo al ver tantos libros que pudieran encontrar lo que buscaban.

De cualquier forma busco con el mayor entusiasmo que pudo, tirando libros que le parecian no servian al suelo y llendo por todos los lugares a un ritmo demasiado apurado.

Entro en la biblioteca notando que el conocimiento acumulado parecía palpitar por si mismo. Tanto Rendam como yo lo vemos, como guiados por las manos del destino, las nuestras van hacia un tomo en particular de la sala.

Ya tenéis el libro, ahora debéis huir de aquí o moriréis inutilmente.

Pero antes de partir os daré información útil, aunque no son buenas noticias...

Al igual que la ciudad de la Tierra, la nación de los magos también ha caído, presa de ejercitos de muertos vivientes.

Y lamento deciros que la ciudad del Fuego ha sido también arrasada, tan solo el castillo del Rey resiste.

Debéis detener al Mal antes de que mas ciudades caigan...

Un rugido gutural resuena en el templo cuando los rayos de los monjes me impactan causando un dolor atroz y extrayendo la vida de mí tal y como habían hecho antes. Pero para su desgracia, esta vez la túnica de monje me protege y me mantengo en pie, sangrante y furioso. El monje que me ha golpeado no es lo suficientemente rápido, y mi hacha lo destroza de un solo golpe. Y ahora ya sé cómo pretenden atacar, así que estoy preparado para cortar y aplastar, esquivar, cortar y aplastar. El trabajo es largo, y mi furia inacabable. Así, solo queda continuar y continuar, ganar tiempo y, si mi pasado me ayuda, acabar con todos mis enemigos, uno detrás de otro. Solo el siguiente importa, el siguiente monje que debe morir por someterse al mal...

Ragkrul se arriesgo para que tuvieramos tiempo, creo que tendriamos que aprovecharlo o al menos alguno de ustedes. comento sonriendo Es momento de separarnos pequeña, ire a ver si puedo rescatar al orco y lo llevare donde decidas ir. Dime rapido y me diriguire cuando pueda. comento rapidamente Dacen, que trataba por todos los medios de conservar su calma.

-Dacen, no...

Tenía un deber para con mi padre y el Reino. Debía seguir adelante.

- Nos encontraremos en las Tierras Sombrías. 

Con un rápido beso en la mejilla, me alejo del arquero con el libro bajo el brazo.

Talashia y Rendam partieron rumbo a las Tierras Sombrías, mientras que Dacen partió en ayuda del orco.

Dacen apareció en escena y pudo ver decenas de monjes muertos. Ragkrul estaba herido pero el fiero orco aún seguía en pie.

Una extraña quietud reinaba en la sala y entonces, como de la nada, surgió ella...

Jajaja Menudo par de idiotas, sacrificandose por su niñita del fuego.

¿Pensabas que iba a ser tan fácil, orco?

¡Hora de irse al infierno, chicos!

El arquero iba con su arco en mano y dedico una mirada al orco, antes de prepararse para pelear con la hechicera. Pero su ataque fue mas rapido de lo que esperaba...

El rayo del monje me deja malherido, pero aún me mantengo en pie con la intención de enfrentarme a ellos. Pero Ragkrul nos da unos minutos de tiempo y no puedo evitar sentirme mal por haber desconfiado de que pudiese atacar a Talashia. Sin embargo, creí desde el primer momento que él no era el discípulo del mal que había tratado de asesinarme y me alegro de haber descubierto que así era.

Para mi sorpresa, Dacen decide quedarse para ayudar al orco. De hacerlo yo, malherido, solo conseguiría ser una carga y posiblemente el orco moriría de igual manera. Aun así pienso que si no me curo pronto seré una muy vaga protección para la hija del fuego.

Le hago un saludo a Dacen con el rostro serio. - No olvidaré vuestros actos, lo prometo. - le digo a Dacen mientras le deseo suerte y parto hacia las tierras sombrías con Talashia