Partida Rol por web

La alcaldesa sonríe en agradecimiento a las palabras de la semiorca. El alguacil, aun molesto, dirige en silencio a Atos y Kehia por las calles de Punta de Arena. Las gentes van recuperando la calma y salen a la calle a observar los destrozos, que podrían haber sido muchísimo mas graves si no hubiera sido por los compañeros. Los cuchicheos corren muy rápidos y las gentes observan con admiración y creciente respeto a los que ya empiezan a llamar "Los Heroes de Punta de Arena".
En un momento dado, una mujer rechoncha y mayor se acerca y abraza con lagrimas en los ojos a la semiorca. Aunque un viejo mire con asco el gesto, un poco mas lejos. Pero la sensación general es que el aspecto desgastado de Atos y la sangre verde de Kehia ya no son tanto problema.

Al poco tiempo llegan a la puerta Sur. Allí la guardia ha reforzado la puerta trancandola. En los puestos de vigía hay dos hombres, en vez de el único habitual. Los hombres se miran unos a otros, aun tensos. Pero con pocas heridas visibles. Justo al llegar. Un sargento grita violentamente a uno de los guardias.
-¡Como no cerrasteis las puertas inmediatamente! ¡La orden era que las puertas permanecerían cerradas durante la liberación de las mariposas!-
La piel del alguacil Belor Cicuta se enrojece...

Kehia da un paso adelante y se acerca al sargento

¡Guau!, exclama. ¡Tienes casi tan buenos modales como yo! Estoy seguro que estos valerosos y sacrificados soldados, que tan valientemente han defendido la puerta como se puede ver por sus heridas, estarán encantados de darle una explicación razonada de lo que ha sucedido. ¡Pero no les grite más! Que a este paso no podrán escuchar sus siguientes palabras.

Kehia se gira hacia los soldados.

Bueno, creo que es hora de que den algunas respuestas. La verdad es que las acciones de esos asquerosos seres no son de mi agrado, pero por desgracia sigo siendo víctimas de sus prejuicios por mi origen. Así que casi cualquier destrozo que hacen provoca que me miren con sospecha a mí. Y eso no me gusta demasiado...

Atos se rasca la nariz para ocultar una media sonrisa provocada por las palabras de Kehia. Por ahora espera a escuchar la respuesta de los guardias.

Los soldados parecen a punto de informar a Kehia cuando el sargento se interpone.
-¿Y se puede saber que sabrás tu sobre proteger, cara de cerdo?. No te creas que nos engañas porque tengas una cara bonita tras tus colmillos. ¿Donde estabas cuando llegaron tus pequeños amigos verdes?. Al principio, gran parte de la soldadesca se sorprende del sargento, pero poco a poco sus caras cambian a incertidumbre.
-No sería la primera vez que utilizan a uno de los tuyos para confundir y debilitar las defensas. En el pueblo donde yo nací paso igual. Y aquel semiorco terminó colgando de una rama baja...
El alguacil Belor, que ha intentado detener el torrente de palabras del sargento durante toda la conversación, consigue intervenir.

-Contrólese y mida sus palabras sargento. Están aquí para ayudar. La he visto matar a varios de ellos con mis propios ojos...-
Pero el daño ya está hecho. Todos los soldados miran con recelo a la semiorco y por ende a su compañero. A partir de ahora no van a estar muy "participativos"...

Kehia no se sorprende de la reacción de estos individuos. La ha vivido muchas veces, siempre es igual, dan igual las acciones que realice que siempre el color de su piel va por delante.

¿Una cara bonita? Vaya, es la forma más bonita en la que me han insultado nunca. En fin, gracias por el cumplido.

Kehia se ríe socarrónamente mientras imita el movimiento de saludo de una cortesana.

Tienes carácter, casi me gustarías si no tuviera ganas de restregarte la cara por la mierda del asfalto. Como veo que al menos tienes agallas, espero que tengas la dignidad de seguir las órdenes de tu alguacil. Luego si quieres me explicas lo poco que te gusto, no te procupes.
 

Alguacil, Enfóquese. Lleveme con el hombre herido. Rogó Aithanel todavía pensando en el hombre que supuestamente estaba al borde de la muerte. No perdamos mas tiempo. QUe sus hombres traigan a todos los demás heridos.