Partida Rol por web

Al amanecer del cuarto día de viaje se produce el milagro, os despierta el mismísimo Ordoño ¡Alabado sea el Señor!, Rasiq que era el que debería estar haciendo la última guardia, se ha quedado completamente dormido y despierta de un sobresalto.

Ordoño como buen asturiano, es fuerte y resistente cual árbol milenario... y sobre todo, tiene una capacidad de sufrimiento digno de admiración, pues pese al dolor que seguro siente, está de pie apoyándose en la carreta.

¡¡Oh Alláh!! -dije sorprendido al ver de pie a Ordoño-, ¡Vivis otra viz! Ven... sientite aquí -entonces saqué mi estera de dormir y le señalé que se recostase, que no convenía estar de pie. Vinga, oh, eh... ¿mi hi quidado dormido?

Miré a Ordoño, intentando fijarme en sus ojos, pues dicen que en ellos está el verdadero estado de cada uno. Aún diberías comirr, y tindrás hambre, ¿virdad? Atiendi... -y entonces saqué una ración de harisa que aún conservaba, cuya carne aún estaba fresca...bueno..., digamos que estaba "digna de comer"-. ¡Comi!, ¡Vinga!, ¡Llivas muchi tiempo durmido! ¡Vinga!

Se levanto sobresaltado, y lo primero que hizo fue echar mano a la daga ¡Bendito sea Dios y todos sus ángeles! Grito Guzmán al ver que Ordoño se había incorporado. Descasa aun nos queda un largo camino.

Pero lo que más le sorprendió fue la alegría de Rasiq, era raro que un musulmán se alegrara de que un cristiano siguiera vivo.

Al abrir los ojos Ordoño no sabía ni dónde estaba ni con quién. Con gran esfuerzo se levantó, apoyándose en la carreta que tenía a su lado, sintiendo grandes náuseas y con la cabeza demasiado dolorida como para ser consciente de la situación. Al oír la voz del moro a su mente acudieron los últimos recuerdos que tenía, un ataque, una pelea con harapientos y un fuerte golpe que lo sumió en la oscuridad.

Se acercó como pudo junto a Rasiq y se sentó a su lado.

- Nun teno fame... echaríalo tó -dijo rechazando la comida que le ofrecía.- Pero teno el gargüelu secu, bebería un puquiñín agua.

Mientras apuraba el agua oyó como también se acercaba Guzmán y, aprovechando que estaban los dos allí, quiso enterarse de lo sucedido.

- ¿Qué ye lo que pasó? Paez que tamos solos ¿ú tan los tratantes? Contaime tó.

Al escuchar los murmullos, Amir despierta de inmediato. Está física y mentalmente preparado para despertar al mínimo ruido extraño; ya son muchas noches vagando y durmiendo al aire libre. Al contemplar que aquel hombre despierta, no puede evitar sentir cierto gozo y tranquilidad.

Ya somos uno más para poder luchar en caso de que tengamos otro ataque inesperado.

Mientras se despereza, se acerca para participar en la conversación que mantienen sus compañeros de viaje.

Buenos días Ordoño, ¿has dormido bien? Básicamente, nos atacaron un grupo de seres putrefactos, te quedaste inconsciente, finalmente les vencimos, los comerciantes han vuelto a Tarazona y nosotros seguimos adelante con la esperanza de llegar a la feria y poder recoger parte de las monedas que nos faltan. Creo que deberías comer en cuanto tu estómago sea capaz de recibir un poco de pan, te necesitamos fuerte…

Rasiq, algo molesto (mucho ciertamente), volvió cogió la ración de harisa y comenzó a comérsela él mismo, pues recordó que no había probado bocado desde la pelea. Y es que rechazar comida a un musulmán no es plato de buen gusto. Asintiendo el breve resumen de Amir me acerqué a mi caballo y le acaricié el hocico. Luego "alargué" la voz dirigiéndome a Ordoño.

¿Puedes caminar ya bien? Todavía no hemos llegado -dije con cierto resquemor-.

Ya sabes, todo lo que tienes que hacer para conseguir transporte y comida en un carro es dejar que un viejales te pegue en la cabeza, je je...

Fernando trató de hacer un chiste, pero jamás había sido un tipo especialmente gracioso.

Tú no te preocupes - añadió, dirigiéndose de nuevo al aún convaleciente. Poco a poco te contaremos lo de los últimos días.

A Fernando le daba la impresión que el resumen de Amir habría dejado a Ordoño aún más confundido, si ello era posible.

- ¿Díes? ¿Qué me tas contando? -Ordoño se rascó la cabeza visiblemente confundido.- Pero ¿cuántos díes llevo sin sentíu?

Según lo que decían parecía que llevaba varios días sin conocimiento, tan fuerte había sido el estacazo en la cabeza.

- La verdá ye que toy mayau y un tanto ataramielláu. -En su aturdimiento ni se había dado cuenta del tono que empleó el moro para dirigirse a él.- Pero si fae falta voy andando.

Creo que lo mejor será que sigas en el carro, aun nos queda un largo recorrido. Lo mejor para el herido era que no se fatigase para facilitar la recuperación, Guzmán no tenía los suficientes conocimientos de medicina para recomendarle otra cosa.

Y en cuanto a los días que llevas inconsciente, no as faltado a ninguna misa. O lo que era lo mismo, no llevaba más de una semana inconsciente.

Guzmán no quiso añadir más detalles sobre lo ocurrido, no le parecía interesante. El pardo creía que todo lo referente al supuesto “hijo del demonio” eran cuentos para asustar a los niños, y no merecía la pena aturdir a Ordoño con tales cosas.

El grupo levantó el campamento y continuó camino, apenas a un día de distancia de la feria al subir una loma considerable vieron a sus pies un frondoso bosque de forma extraña que se extendía casi hasta donde alcanzaba la vista. Cruzarlo les llevaría el resto del día y puede que parte del siguiente.

Con mucho cuidado hicieron descender a sus monturas y el carro por la otra vertiente de la loma, la cual al estar empedrada ponía en constante peligro la integridad de las patas de los animales y las ruedas del propio carro. Pese a haber un sendero que descendía, lo de sendero era un eufemismo.

El caballo de Guzman, aunque viejo y delgado, aguanto bien la cuesta. Ya se las había visto en perores situaciones en los campos de batalla luchando contra los moros. Muy bien jamelgo mío. Le dijo al caballo mientras le daba unos golpes cariñosos en el cuello.

Tranquilo potranco, tranquilo...

A Fernando no se le daban bien los animales, pero se le daban bien los caminos pedregosos. Con cuidado y muy lentamente logró llevar el carro por aquel sendero sin que se le rompiera un eje.

Me cagüen los pedos del Diablo, esto parece el mismísimo camino al infierno... os juro que si hay cuevas y llamas al final de la senda no me extrañará ni un pelo.

Notaba cómo Fernando intentaba tranquilizar a su potrillo, pero yo no veía la manera de hacerlo con el mío, pues era ya jamelgo viejo y lo único que había hecho en su vida es recorrer campos y estepas planas como una tabla... Intentaba bajar sujetando las riendas como podía...

Guzmán y el propio carro dirigido por Fernando descienden de una pieza y sin contratiempos, mientras que Rasiq que desciende el último tiene tan mala suerte que su caballo tropieza con una de las piedras , cayendo de lado y tras expulsar a Rasiq por los aire, el caballo empieza a rodar cuesta abajo hasta los matorrales de abajo. Rasiq se magulla y golpea en el codo izquierdo, pero está de una pieza.

No así el caballo, el cual tiene una pata rota y ya no vale más que de carne si llegara el caso...Por si esto fuera poco, empieza a chispear.

- ¡Cagüen to! Esta caleya no ta fecha pa pasar homes de bien. -Soltó Ordoño ante los bandazos que pegaba el carro, la cabeza retumbándole con cada piedra que se encontraban, pero respiró tranquilo cuando llegaron al final de la cuesta.

Miró al resto de sus compañeros al oír relinchar de dolor a un caballo.

- Rediez, el moro ta en suelu. Fernando para el carru qu'hay que d'ir ayudalu... aunque paezme a mí que el so caballu nun ta pa na más. -Movió la cabeza con pena al ver el sufrimiento del pobre animal.

Guzman busco rápidamente un sito donde atar a su caballo, y se acercó al Rasiq. ¡Cago en ros! Que mala suerte hemos perdido el jamelgo del moro. Dijo al ver el extraño ángulo que hacia la pata del animal.

Cuando aseguro al caballo en un árbol al final de la cuesta se acercó a Rasiq, y le ayudo a incorporarse.  Podría ser peor, parece que la virgen también cuida por los de tu raza. Cuando ayudan a los buenos cristianos. Pensó para sí mismo.