Partida Rol por web

Las cosas iban fluyendo bien pese a todos los anuncios, algo me hacía sentir incomodó en especial los asuntos de la radio, al menos ya había manifestado mi punto y al estar el baño libre me dirigí para asearme, era  bastante tiempo que no había tomado un baño acorde, así que me dispondría a disfrutar al menos de ese lujo.

-Permiso- dije tomando un cambio de ropa y entrando hacía el baño del lugar - Si hay alguna novedad solo griten. 

¿Qué demonios fue eso? Creo que mejor vamos a verificar si la teniente y Darius están bien. - digo dubitativo.

Se me hacía muy raro que aquellos sujetos pasaran corriendo sin siquiera mirarnos, pero no iba a ir a por ellos de ninguna forma, al menos no sin órdenes, pues de lo contrario estaría abandonando mi puesto.

Tras tener todo dispuesto enciendes el camión con un sonoro rugido, al tiempo que la teniente abre la puerta del almacén, para luego subirse al asiento del copiloto.

Un par de segundos después ya se encuentran fuera del almacén dónde pueden ver a Aura y Eladamri observando hacia un lado de la calle, ambos se veían tensos y listos para entrar en combate.

Mientras observan a los sujetos escuchan como se abre la puerta principal del almacén seguido del rugido de un motor.

Cuando vuelven la vista hacia el origen del sonido ven un pequeño camión que sale del mismo. Darius va al volante y la teniente de copiloto.

Sasha les hace una señal para que se suban a la tolva del vehículo, la misma que estaba totalmete cubierta, por lo que resultaba imposible ver que había en su interior.

Al abrirse las puertas del almacén, esperó a que la Teniente se subiera de copiloto. Si por algún casual debían luchar, estaba seguro que las habilidades de la Teniente en combate serían muy superiores a las suyas. Y una vez abiertas las puertas, arrancó el motor, acelerando ligeramente para hacer rugir el motor con fuerza, como preaviso.

Salió ligeramente con el camión, y al en guardia a sus compañeros, situó el camión de forma que pudiera facilitar el hecho de que se subieran en él, y a la vez arrancar para salir de frente a toda prisa, si era necesario. Abrió la ventanilla y se asomó para hablarles a Aura y Eladamri.

- ¿No estaréis buscando pelea sin mi, no? -

Tras escuchar quienes eran los que venían por el callejón, me aparto de él y me voy hacia el interior del almacén, hacia el lugar del vehículo que indica la teniente. Mi expresión es, como suele ser habitual, una sonrisa, si bien esta desde buena mañana está más desgastada de lo que suele, y casi parece más que la conserve por dar ánimo a todos que por auténtica felicidad o convicción con lo que hacemos. El grupo está algo tenso en general, al parecer, no va a ayudar a nadie que yo me ponga huraña.

- Descuida, Dar, eran los que han tratado con vosotros quejándose de que no le habíais soltado más de lo acordado y corriendo como locos. -explico someramente.

El viaje de regreso al refugio os resulta un tanto lento y tedioso, pues las calles principales estaban abarrotadas de gente eufórica Eladamri opta por concentrarse en limpiar y afilar su espada mientras recita alguna especia de mantra en élfico.

Con cierta dificultad Darius es capaz de conducir el camión por las estrechas calles sin causar ninguna clase de accidente pese a la imprudencia de varios peatones ebrios que lanzaban arengas y gritos de gozo. Era evidente que toda la ciudad era un continuo jolgorio por la partida de Lucis, incluso hubo un idiota que intentó trepar por un lado del camión, pero Sasha lo hizo bajar con un kunai que se clavo a un lado de la tolva sin causarle daño al idiota.

Soy acero, soy magia, soy justicia, el tirano, el cobarde y el villano clamarán por clemencia y sólo recibirán mi furia. No hay perdón ni olvido, sólo el justo castigo.

Luego de recitar el credo de Alexander, observo con cuidado el filo de mi espada, para luego cerrar mis ojos y evocar diversos recuerdos que me llevan a liberar algunas lágrimas, tras lo cual vuelvo abrir mis ojos y empiezo a acariciar el mango de mi espada, mientras recito un segundo mantra.

No tengo pasado, ni futuro, soy un ejecutor, soy justicia viva. Soy la espada que purgará la oscuridad.

Dicho esto, procedo a fijar mi vista en la caja que se encuentra al fondo del camión sin decir nada más.

Cuando estás en el ático, logras distinguir un pequeño camión que se acerca al refugio abriéndose paso con dificultad entre el mar de gente que inundaba la calle.

Los residentes no intentaban bloquear el paso del camión, pero su euforia era tal que no medían el riesgo que implicaba atravesarse al paso del camión, afortunadamente la bocina del vehículo bastaba apara disuadir a los borrachos e imprudentes de permanecer más tiempo del necesario en la vía.

Durante el cambio de guardia escuchan el estruendoso sonido de la bocina de un camión el cual se acerca al refugio a paso lento pero continuo, abriéndose paso a bocinazos entre las personas que celebraban la independencia del Cabo del reino de Lucis y la partida de los Glaives.

Algunos ciudadanos incluso intentaron invitarlos a beber con ellos, invitación que fue cortésmente rechazada por Renall quien se disponía a entrar a la casa junto a Isabeau cuando el camión ya se encontraba próximo a llegar a su destino.

Llego la hora del cambio de guardia y Kiel salió junto con Ruby a reemplazar a Renall, al tiempo que ustedes aprovechaban su tiempo libre para descansar y relajarse.

Pueden postear.

Siguiendo la misma línea mental del elfo, una vez a bordo, dado que no quiero distraer a Darius mientras conduce, comienzo a afilar mi espadón, cuya punta, tal como puede ver Eladamri, está totalmente redondeada por mi extraño estilo de combate, pero habiéndolo visto ya varias veces, debe de imaginar que es un estilo de puro corte, nunca se trata de ensartar al rival con él.

Por desgracia, tampoco estoy en una posición adecuada para hablar con Sasha sobre la misión, así que dado que ya ha pasado un rato y confío en que el ambiente se haya relajado un poco, me dirijo a Eladamri en élfico.

- Veo que tus mantras son personalizados. -comento con tranquilidad.

Mucha gente usaba frases genéricas, aunque las del Elfo eran fácilmente reconocibles como diferentes. Eso indica que ha prestado al menos cierta atención al significado y la utilidad de los mantras. Aunque siendo un mago rojo, tampoco me sorprende.

- ¿Es eso en lo que quieres convertirte? -pregunto- Ni pasado ni futuro...

Es lo que soy ahora y lo único que me ayuda a dominar la sombra que acecha en mi, hay eventos que te quiebran y ante eso hay muy pocas formas de lidiar con ellos.

Yo escogí dejarlo atrás, mis mantras forman parte de cinco que definen la misión y camino de vida de aquellos que quieren convertirse en espadas de Alexander.

Los otros tres no suelo usarlos pues no es común que alguien intente comprarme o forzarme a cometer traición, pero si quieres oirlos te los digo. - respondo mientras fijo mi vista en los ojos de Aura.

Estoy en un momento de mi vida en el que no sé que es lo que quiero, una parte de mi ansía poder y fuerza, suficiente poder para consumirlo todo, otra ansía un futuro de paz, una familia, lejos de todo conflicto.

Sin embargo, hay una tercera parte que ansía anandonarlo todo y convertirse en un instrumento de justicia, así que, difícilmente puedo responder a tu pregunta. - añado agachando la cabeza intentando esconder el inmenso caos que moraba en mi.

El ver el camión la distrajo de lo que estaba buscando, creyó que desde esa altura podría ver a Renall saliendo con Isabeau, pero no fue así, sino que parecía avecinarse visitas, aunque podría ser el grupo. La dhampiro, se colgó del borde de la cornisa y fue bajando entre las ventanas, hasta caer en el pasaje que estaba al costado de la construcción y observar quienes eran los que estaban llegando. 

La media hora paso sin mucho mas que destacar hasta que finalmente llego el cambio de guardia, Ruby y Kiel serían los siguientes en vigilar por lo que Isabeau y yo nos disponíamos a entrar cuando de improviso sonó la bocina de un camión lo cual me hizo girarme de inmediato. Le hice una seña a Isabeau para que se adelantara dentro y yo en cambio me acerque a la carretera. Mientras esperaba la llegada del camión, ya que sospechaba que venía a por nosotros, unos civiles nos invitaron a la celebración con bebida incluso la cual decliné con agradecimiento y una sonrisa amable.

Tomo un instante de silencio mientras pienso acerca de sus palabras, y finalmente digo:

- Ninguno de esos futuros es el que elegiría para mí, desde luego, o no al completo. -replico tranquilamente- Yo quiero formar una familia, sin duda, pero también quiero fuerza para combatir al mal allá donde se esconda. -le cuento con voz suave, dedicándole una bonita sonrisa- Pero creo que hay que sentir la luz en tu interior para ser una verdadera fuerza del bien. Aunque son ideas propias de cada uno, supongo. -comento, encogiéndome de hombros y mirando hacia el cajón.

Se nota que me dan ganas de abrirlo y saber de dudas sobre si lo que estamos haciendo es bueno, malo o regular, de hecho mi gesto se pone algo más serio y suspiro, mirándolo de nuevo a él.

- Me sorprende que un mantra de Alexander diga "soy acero, soy magia", cuando la mayoría de personas empleará casi en exclusiva uno de esos campos... -comento, de manera distraída, antes de decir lo que en verdad ocupa mi mente- ¿A ti no te dan ganas de saber qué hay dentro? Aceptar misiones sin saber si es algo que puede herir a mucha gente es algo que me pica en la moral. -digo finalmente.

La verdad Aura, también tengo algo de curiosidad, pero eso sería ir contra nuestras órdenes y podría meternos en muchos problemas.

Si quieres abrir la caja, pues adelante, no voy a detenerte, pero recuerda que sin importar de lo que veas en esa caja, nuestra misión es transportarla. - le respondo a Aura con seriedad.

¿Podrás cumplir con la misión después de conocer su contenido? Aún cuando se trate de un arma de destrucción masiva. - pregunto dubitativo.

Al principio todo parece ir bien, el primer salto te permite aterrizar en el alfeizar de la ventana del segundo piso.

El segundo salto te lleva al alfeizar de la ventana del primer piso, sin embargo, es aquí donde todo se tuerce, pues cuando querías afirmar el pie, terminas resbalando y cayendo aparatosamente al suelo.

El golpe no es del todo serio, pero sí que te lastima el hombro derecho.