Partida Rol por web

Mi mente se nublaría dejando que aquella sensación me guiara, al recobrar la conciencia estuve desconcertado confundido mirando mi mano con esa sensación de ardor sobre mi piel, aquella marca se podía camuflar con las líneas naturales de mi piel pero no podía dejar de pensar lo distinto que era, podía destacar fácilmente sobre mi piel, estaba cerrando la mano abriéndola, repitiendo esta acción varias veces mientras trataba de calmar ese agudo dolor sobre mi piel quemada, mientras esta nueva habitación parecía echarse abajo , solo pude quedarme escuchando e bullicio del exterior que parecía ser cada ver mas fuerte como si alguien se acercara, preocupado de que sucediera algo aun peor hablaba tembloroso -¿Quien eres?, Solo somos niños déjanos tranquilo.

El joven Vadha estaba preocupado por sus padres. No podía estar seguro, pero habría jurado que podía distinguir sus voces entre el bullicio que se filtraba por las grietas de la habitación. Con temor, trató de imitar a sus compañeros y abrirse paso hacia el exterior.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Soy yo! ¡Estoy aquí! —gritó, tratando de que no se le ahogase la voz.

Las palabras se le agolpaban en la garganta. Quería alzar su voz, pero sentía que su cuerpo no respondía, como si estuviese tratando de despertar de un sueño profundo, abriéndose paso a través del velo de la pesadilla.

—¡MAMÁ! ¡PAPÁ! ¡YA VOY!

Shitese intentaba de mantener la calma, pero en aquella situación era bastante complicado, después de todo, aquello parecía que se iba a derrumbar en cualquier momento, encima, aquellos misteriosos pasos... Solo esperaba que fuese verdad lo que decía el resto, y aquellos pasos fuesen de sus padres...

-¿Mamaaaa?¿Papaaaa?

A diferencia del resto, mas que gritarlo, preguntaba al aire con la esperanza de que realmente fuesen ellos, en su voz se podia notar un deje de miedo, pues la situación comenzaba a superarle...

El murmullo de la gente se acercaba cuando de repente podeis escuchar, que tras un momento, comienzan a golpear esa pared medio derruida pero que aun no habia caido ....

Los golpes son fuertes, pero escuchais las voces al otro lado y lo que es mas importante ... escuchais a vuestros padres que han reconocido vuestras voces ( podeis rolearlo calmandoos ... )

Los golpes continuan hasta que de repente se abre un hueco lo suficientemente grande para que podais ver al otro lado, y veis a Silias Pouder ... el clerigo principal del templo con un enorme martillo, el cual lo arroja al suelo, su cara refleja la rabia, el desconcierto la sorpresa todo .... hasta que sus ojos se posan sobre la esfera que flota en medio ... y en vez de decir nada se tira en el suelo en forma de oracion ...

Y con voz alta y grito suelta ... - ARRODILLAOS ... LA DIOSA NOS HONRA CON SU PRESENCIA ... O GRAN DIOSA NIMRA .... TE ALABAMOS ... -Sequidamente veis como otros huecos se abren y la gente ante las palabras del clerigo, se arrodilla en forma de respeto ...
 

Tras un instante la enfera de luz dorada y plateada, comienza a desaparecer y sale disparada hacia el cielo por el hueco que se ha formado durante el derrumbe y desaparece de la vista dejando la sala en penumbra, solo entrando luces a traves de las grietas de las paredes ...

Ali ya no prestó atención a la última escenificación de la diosa. Ni tampoco era consciente de donde estaban ni por qué los clérigos estaban tan alterados. Su mirada buscó insistentemente las manos de su madre, fácilmente reconocibles por lo oscura de su piel, y por la fuerza con la que la maza que empuñaban derribaba las gruesas paredes de Santo Sanctorum.

Y cuando vio a su madre, y luego a su padre, Ali se echó a llorar. Era la primera vez que lo hacía, había sido educada de forma adusta, en el control de sus emociones, pero aquello había sido demasiado.

- Quiero irme a casa -suplicó a sus padres.

Vadha gritó, deseando que sus padres no estuviesen en peligro, pero cuando entendió lo que estaba pasando y escuchó sus voces al otro lado de las grietas, se tranquilizó. Era como si despertasen de un sueño. Sus compañeros parecían igual de aliviados, e incluso la estoica Ali se permitió bajar sus defensas para ceder al llanto. Los ojos del joven raga también se anegaron en lágrimas. Lágrimas de miedo, alivio y alegría.

—Madre, padre… Me ha elegido —consiguió decir—. Nos ha elegido.

Trató de levantarse y avanzar hasta las grietas. Estaba asustado, pero sentía extrañamente poderoso. Lo suficiente, al menos, como para volver a casa.

* * *

Yodha y Mana dejaron caer sus armas al escuchar la voz de su hijo provenir de la sala principal del templo. ¿Cómo había llegado hasta allí? A la del joven raga se sumaban las de otros niños, asustados y ansiosos de ver a sus padres. Cuando otros adultos se acercaron y llamaron a los pequeños, los gritos que salían de las grietas pasaron de la preocupación al alivio.

—¡Hijo! ¡Tu padre y yo estamos aquí! —gritaron, intentando hacerse oír entre el barullo.

Shitëse durante un momento pensó que aquello debía de ser otro sueño, la situación se había vuelto demasiado extraña como para ser verdad.

Sus padres la miraron en una mezcla de preocupación y asombro Shitëse por lo general, no se metia en lios y era una niña bastante obediente, pero la que acababa de liar, valía por todas las veces que se había portado bien, al escuchar al clerigo ambos soltaron un suspiro de alivio mientras obedecian y se arrodillaban.

Cuando por fin Shitëse pudo salir de alli salio corriendo a abrazar a sus padres.

-Papa, mama, he pasado mucho miedo, han pasado muchas cosas raras. Y la luz rara esa se llevo mi moneda, bueno, yo se la ofrecí y tambien tube un sueño muy raro, donde vendia muchas cosas yyyy... yyy... y tambien comi un monton de bollos y galletas... a no... las galletas las comi en el sueño...¿teneis galletas? me apetecen galletas.... 

Dijo mientras se abrazaba con fuerza a ellos.

Veis como vuestros padres os abrazan y os acogen en sus regazos, cariñosos y amables como siempre os dicen palabras de animo y consuelo, asi como secan vuestras lagrimas y demas.

Notais que los objetos que disteis a la diosa estan de nuevo en vuestras manos, aquellos valisos, estan no solo donde esperabais sino que un cierto brillo y suavidad ahora recorre su superficie como si fueran dorados y plateados al mismo tiempo pero sin perder su naturaleza.

Los aldeanos comentan mientras que el sacercote entra dentro del santo santorun donde ninguno otro de los ciudadanos parece atreverse a introducirse, era un lugar sagrado donde la misma diosa se podia manifestar pero aqueñño superaba todo, miedo, sorpresa, admiracion, deseo, sueños y muerte se podia ver en el rostro de los ciudadanos esperando saber mas de lo ocurrido.

El sacerdote entra y comienza a hacer rezos, mirar cosas y restos de lo ocurrido alli, mientras vuestras familias os consuela y ayudan

Ali se dejó arrastrar fuera por los adultos, al moverse notó el singular y familiar peso de su daga en su funda. De algún extraño modo volvía a estar en su funda. La desenvainó para asegurarse y vio aquel extraño brillo, entre el del oro y del de la plata, la plata más intensa en el filo, el oro más presente en las correas de cuero que rodeaban la empuñadura. Era su daga, y había dejado de serlo. Se preguntó si ahora tendría algún poder divino pero en realidad no le importaba mucho en ese momento.

A su alrededor los adultos no dejaban de preguntarle cosas, pero Ali seguía un poco en shock y no respondió ninguna. Tan solo su madre pidió en voz alta que no atosigasen a los niños, pero nadie la oyó, y si alguien la oyó, desde luego no la escuchó.

Ali buscó con la mirada a los otros niños, tan solo consiguió cruzarla con Vadha, y sin pronunciar sonido para que no la viesen los adultos, le dijo "ya hablaremos, a la noche, en el muelle. Como ella vivía casi al lado del muelle no le sería difícil escaparse un momento. Esperaba que Vadja se lo dijese a los otros, y poder hablarlo con calma y sin adultos.

- Hoy no quiero hablar -respondió a uno de los sacerdotes que quería preguntarle insistentemente-, la diosa nos ha elegido, pero no diré más. Hoy quiero irme a casa, rezarle, y dormir. Nada más. Mañana vendré al templo y hablaré.

Su mirada se cruzó con Irezumi y repitió la misma frase con los labios, pero sin sonidos. Shitëse estaba ya algo lejos y no pudo decirle nada, esperaba qeu uno  de los otros dos niños pudiese decirle el lugar de encuentro y la hora. Realmente quería hablar con ellos antes que con los clérigos, porque quería tener claro lo que había pasado. Cuanto más pensaba en ello más riesgo había de inventarse algo, como cuando recuerdas un sueño... Sueño...

- Mamá, soñé con tu aldea, con el abuelo, con todo lo que me contaste y con cosas que no me contaste pero sé que son ciertas. Fue una visión de la diosa. Por ejemplo, fui con el abuelo a una larga caminata al oeste, al lado y allí pude ver a todos los animales de los que me has hablado que bajaban a beber. Eso nunca me lo contaste, perolo viví, o lo soñé, no sé como decirlo. Soy una Hija del Sol. Ahora  supongo que también soy una hija de la luna, pero creo que a la diosa le gutó lo de "hija del sol" como lo eres tú. Y le gustó mi daga, la que hicimos entre las dos, después te la enseño...

¡Hermano!, que bien que estas aquí no soporto esto, me da mucho miedo- Dije al borde de las lagrimas a punto de romper en llanto pero me quede sollozando unos segundos tratando de relajarme -Pero también fue divertido vi muchas cosas extrañas, pero quiero irme a casa- Sorbiendo mi nariz tratando de tranquilizarme escuche la voz de mi hermano tratando de tranquilizarme "Fuiste muy valiente, no te preocupes pronto vamos a sacarte de ahí"- El agujero en la pared me segaría con la repentina luz acompañada de un hombre bastante molesto, quizás habíamos hecho algo mal quería llorar, aunque su rostro se transformo en uno mucho mas animado me quede mirando al resto de las personas que echaron la pared hacia abajo entrando para arrodillarse, sin importarme eso corrí hacia los brazos de mi hermano llorando -No volveré a comer esos hongos raros hermano, no me encierres otra vez, no quiero casarme aun soy muy joven- Lloriqueaba en los brazos de mi hermano que solo soltaba suspiros aliviados mientras daba palmaditas en mi cabeza.

Mi hermano solo me sujetaba tratando de calmarme "Yo te voy a proteger, fuiste muy valiente nuestros padres deben estar orgullosos" Decía dándome golpes en la cabeza -Fue muy raro veía luces, luces en mi cuerpo también en el tuyo pero eran menos que las mías como si brillaras hermano fue tan extraño.

Vadha y sus padres se fundieron en un abrazo. Ya no le importaba ser un elegido o haber estado perdido, ahora volvía a estar con su familia.

—Tengo mucho que contaros. ¡Hemos vivido una aventura de verdad! Bueno, no nos enfrentamos a ningún monstruo, pero nos pusieron a prueba. ¡Fue genial!

Estaba demasiado contento como para reparar en la mezcla de alivio y preocupación que todavía se debatía en el rostro de sus padres, que compartieron miradas de duda. Vadha seguía viéndoles como los grandes protectores de la isla a los que aspiraba a parecerse. Ningún templo iba a arrebatarle sus sueños ni su futuro.

El clerigo ve como los niños salen corriendo hacia sus padres y posteriormente los destrozos en el santo santurun, un lugar secreto, privado y solo actos para aquellos elegido por los dioses ... tenia muchas preguntas para los niños, pero sus lagrimas y las palabras de la pequeña Ali ... y la necesidad de investigar lo sucedido para saber que ha sucedido le decide a concederle ese tiempo ...

Se alza sobre una de las rocas que se alza sobre el resto de los ciudadanos ...

- La festividad de la Ofrenda se suspende tras lo sucedido ...  vayan todos a casa .... tenemos que aclarar lo sucedido .... -

Tras esto, se baja y le comenta a las familias de los 4 niños ....

Mañana teneis que traer a los niños, aqui ha pasado ... algo ... y desearia poder saberlo y descubrirlo ..... os espero mañana .... -

Tras esto los sacedotes echan a todos de la zona, y muchos comienzan a rezar, otros a ordenar y otros entrarn en la zona de la diosa y se ponene a investigar.

Siempre, en todos los muchos lugares en los que había estado, había siempre alguien que la juzgaba mal por su color de piel. Y su acento.

Y de todos los lugares donde había estado, este en el que se había establecido era el menos malo de todos. La gente la había acogido, en general, bastante bien. Era un pueblo tranquilo, con algo de tráfico de mercancías sobre todo por su ensenada, que ofrecía un puerto seguro a cualquier barco, siempre que no tuviese mucho calado porque no dejaba de ser la desembocadura de un río de aguas calmas. Eso lo hacía fácil de navegar contracorriente, y con unos fondos arenosos y sin rocas, poco peligrosos. Pero también poco profundos.

Allí, en el puerto, había "heredado" una herrería. Le resultaba fácil desembarcar carbón y mineral, lo que le permitía tener su pequeña pero práctica mini-fundición, con fuelles impulsaos por la corriente del río y una rueda de aspas. Y una vez que tenía acero líquido, era muchísimo más fácil hacer herramientas (y armas) usando moldes. Eso abarataba costes y ofrecía herramientas razonablemente duraderas por poco dinero. Para las cosas más exigentes, recurría a métodos más tradicionales, usando aceros aleados con manganeso, o con cromo para aceros que debían ser inoxidables, aunque no tan duros como los tradicionales.

En el fondo, lo que más le gustaba era trabajar el acero a golpes, no por moldes. Eso cambiaba la estructura del acero, y su técnica estrella era el acero multicapa. Sus mejores espadas incluian algo de cromo, carbono y algunos elementos químicos en menores proporiones. Fundía ese acero en lingotes, y después estiraba ese lingote, lo doblaba sobre sí mismo, y repetía el proceso varias veces. Al final tenía un acero en 64 o 128 capas, que al sumergirlo en ácido revelaba un dibujo sumamente hermoso que convertía la espada en, a la vez, un hermosísima arma ceremonial, y una espada dura, resistente, afilada, y sumamente peligrosa. Esas eran armas caras y rara vez le encargaban algo así. En las espadas que además deberían servir realmente para luchar de forma regular, la técnica la complicaba aún más, al unir ese acero multicapa de alto carbono sobre un corazón de acero dulce, de forma que el arma era menos proclibe a quebrarse por un impacto fuerte, al absorver las vibraciones el acero blando.

Era una herrera grandiosa, y era consciente, de las que no abundaban. De las que podían trabajar en un castillo de alta nobleza. Y cualquiera con dos dedos de frente en el pueblo era consciente de ello, y por ende muy valorada por la mayoría de los vecinos. Poder comprar herramientas útiles a un coste razonable, o armas de primera categoría, no era algo que pasase desapercibido. De hecho, cada cierto tiempo tenía encargos de lugares lejanos, que enviaba por los mismos barcos que le traían el mineral y el carbón.

La daga que había hecho para Ali, que había dejado muy roma para que no fuese peligrosa para la niña, estaba hecha con sus meores técnicas: acero multicapa sobre un centro dulce, y rebelada en ácido. Había dejado que la pequeña le diese algunos martillazos para que se sintiese forjadora, y le había dejado afilarla con una piedra arenisca, una técnica que no era muy efectiva. La daga en sí no cortaba mucho más que pan y mantequilla y la punta era totalmente roma, pero cuando Ali creciese y aprendiese a ser prudente, podía ser afilada como una navaja de afeitar. Ali estaba muy orgullosa de su daga, y eso que no era consciente de tener en su cintura una daga digna de un príncipe.

Durante el camino de vuelta escuchó a Ali contar algunas cosas, la pequeña estaba todavía afectada por la experiencia y sus recuerdos eran confusos. Pero había escuchado atentamente la última parte, en la que la pequeña había ofrecido a la diosa su daga y se la habían aceptado como ofrenda, para después devolvérsela alterada. Así que al llegar a casa metió a la niña en una bañera de agua caliente (privilegio de una casa con una fragua) y mientras su padre la bañaba con parsimonia, tomó la daga y la examinó. La lima mostró que el acero seguía bien templado, la piedra amoladora le sacó chispas mostrado que mantenía un alto nivel de carbono, pero aún así tenía un algo diferente, un ténue brillo anaranjado que no se percibía mirándola directamente, sino de refilón.

¿La diosa le había encantado el arma? Sabía que existían armas mágicas, pero aquello estaba mucho más allá de su arte. E ignoraba qué pruebas podría hacer para comprobarlo. Y más aún, ignoraba si tenía derecho a testar una daga que una diosa había alterado para otra persona. Ante la duda, dejó de nuevo la daga en su vaina.

De una cosa estaba segura: Ni los más estúpidos del pueblo, aquellos que no le hablaban directamente y enviaban a otros a por las herramientas que necesitaban, incluso aquellos que murmuraban sobre el color de su piel, su acento, o su impresionante altura, no tendrían más remedio que aceptar a Ali como alguien genuinamente ciudadana. Después de todo, ¿Quién podría mostrarse racista con una niña elegida por los dioses?

Vadha y los demás habían acordado volver a reunirse al día siguiente. A pesar de que apenas habían podido disfrutar del festival, todos estaban cansados tras aquel día lleno de aventuras.

El propio raga sentía un extraño calor en su interior, como una estrella en miniatura que bombeaba junto a su corazón. Mientras sus padres le acompañaban a casa, no podía evitar quedarse mirando a la luna. Un sol y una luna. Elegidos. Sin duda era mucho que procesar. Por la mañana le habían emperifollado y ahora regresaba triunfante de su primera aventura de verdad.

Sus padres habían recibido un permiso especial para regresar y quedarse con su hijo en casa. Al fin y al cabo, era una ocasión especial y podían relevarlos de sus responsabilidades en aquella ocasión.

Vadha empezó a relatar con todo lujo de detalles lo que habían visto en el templo. Las dificultades que habían encontrado en la primera habitación y su posterior encuentro con la diosa tras superar todas las pruebas. Mana miró a su marido. Ambos estaban algo confusos respecto a cómo sentirse. Por un lado era un orgullo, pero temían que ahora estuviese en peligro.

¿Cuál era la magnitud real de lo que había pasado ese día?

Amanece la mañana del dia siguiente, ya habia pasado el dia de la ofrenda, pero todo el mundo estaba intentando saber que habia ocurrido. La ciudad no esta preocupada, pero se nota la tension en el ambiente. Los mercaderes comprarn y venden mercancias, mientras los cotilleos y cuchicheos llena todo los carros de comida y de mercancias. Lo que mas llamaba la atencion es que la zona del templo que solia estar vacia tras el dia de la frenda tenia una vida fuera de lo normal, mezcla entre los sacerdotes, viajeros y comerciantes de los negocios de la zona y la gran mayoria curiosos por saber que habia pasado tras escuchar los cuchicheos de unos cuantos.

Los clerigos deseaba hablar cos los niños, y os habia citado con vuestros padres al medio dia en una capilla que estaba en los puertos, una capilla tranquila donde esperaba que no os molestaran los cuiroso.

Teneis la mañana para reuniros, hacer lo que querais, o vamos directo a la reunion ...

Vadha recordaba la dirección de Ali, Irezumi y Shitëse, por lo que decidió pedirle a sus padres que lo acompañasen para ir a buscarlas. Estaba tan nervioso que había llegado al menos un par de horas antes de la reunión con los clérigos.

El joven no era capaz de descifrar la expresión de sus padres, pero en el fondo sentía que no había nada que temer. Al menos, no creía que hubiesen hecho anda malo.

Si ser un elegido lo acercaba más a su destino como futuro Guardia de la Espuma, bienvenido sea.

Aunque lo que sí notó fue que, al verles pasar por las calles de Rudarthur, los viandantes no paraban de cuchichear o guardaban un incómodo silencio, al igual que sus padres.

Shitëse creía que todo aquello había sido un sueño, al llegar a casa sus padres le preguntaron que habia ocurrido abrio mucho los ojos.

-Fue muy divertido, pero tambien me dio mucho miedo, primero, comimos panes, y jugamos a la busqueda del tesoro, y entonces... entonces... todo hizo bum... y blam... y catapum... y el aire se rompio y se hizo un agujero... saltamos y estube en un sitio donde me hacia cargo de la tienda y vosotros os ibais a algun sitio y yo vendia todo y me dabais galletas de kikirik, ¿me dais galletas de kikirik?...

 Su madre suspirando se acerco a la cocina y abrio un bote que tenian en lo mas alto de la despensa...

-Va ha haber que pedirle mas a Detar la proxima vez que venga, ya nos quedan pocas...

Comentaria mientras sacaba una y se la daba a su hija.

-No deberias comer tantas galletas hija.

Añadio su padre.

-Suelo controlar las que le doy, creo que alguien ha estado cogiendo además de ella.

Respondió su madre con una sonrisa en los labios.

-Bu...bueno... ¿continua con lo que paso, dijiste que el aire se rompió y saltaste a un agujero?

Interrumpió rápidamente el padre para evitar el tema de las galletas desaparecidas.

-Fi...y fofie fon fe me fafia farfo fe fa fienfa.

Su madre se puso la mano en la frente y suspiro, Sithese era una niña muy educada, pero cuando se trataba de comida perdia las formas con facilidad.

-Hija, comete la galleta y luego sigues.

Shitëse devoro rapidamente la galleta y tras tragar la pequeña draconida continuo.

-Cuando me acosté para descansar, tras vender todo y entonces apareci en una habitacion con muchas cosas viejas y una gran pelota, la pelota queria nuestros tesoros yo le di mi moneda, aunque me daba mucha pena, no queria perderla, pero al final me la devolvio, asi que bien... y entonces... todo volvio a empezar a romperse y aparecisteis tras el muro....

Sus padres parecian mas confusos que antes, pero decidieron dejar descansar a la niña, solo esperaban que no se metieran en lios, aunque se habian asentado alli, no dejaban de ser extranjeros y habia sido dificil hacerse un hueco en la comunidad, no querian tener que volver a partir a otro sitio y menos con una niña pequeña con ellos...

A la mañana siguiente Vadha vino a visitarles.

-Oh, hola Vadha, ¿vienes a jugar? Mira ven, voy a enseñarte las cosas que tengo en venta...

La pequeña Draconida casi arrastro a Vadha al interior y comenzo a enseñarle cosas.

-Esto es una piedra bonita, la pulo con cuidado para que quede lo mas redondita posible, y esto son marcapaginas, son hojas que chafo y seco, para luego poner entre los libros para saber por donde vas, y esto, es un palo que tengo a medias, quiero hacerlo una flauta, pero es dificil hacerlo sonar bien y mis papas solo me dejan tallar si estoy con ellos delante... oh, y esto es una corona de flores que hice el otro dia... toma... te la regalo... 

Dijo con una gran sonrisa.

—¡Oh, wow, buenos días! —exclamó mientras Shitëse le arrastraba en un improvisado tour por la casa de la dracónida.

Las diferentes pertenencias de su nueva amiga eran humildes y no demasiado diferentes a las suyas. El joven raga tenía también por costumbre coleccionar cosas de su jardín, especialmente si podía crear juguetes con ellas. Incluso aceptó de buen grado la corona, que le recordaba a las flores que se dejaban crecer sus padres en verano, mientras miraba la flauta a medio tallar.

—Muchas gracias, Shitëse. Aunque en realidad vine para saber si te apuntabas a llamar a los demás y reunirnos antes de hablar con los clérigos.

Shitesë escucho a Vadha mientras daba saltitos, estaba emocionada por tener visita en casa, aunque fuera solo de paso para reunirse e ir a hablar a los clerigos.

-AAAHHHH es verdaaaad, lo habia olvidado.

Miro a la ventana del establo, donde al parecer estaba su padre.

-PAPAAAAAAAA PUEDO IR CON EL VADHA A BUSCAR AL RESTO PARA IR AL TEMPLO.

Su padre se asomó por la ventana y afirmo con la cabeza.

-Esta bien, nos vemos allí, nos queremos enterar también de lo que te digan.

Comento mientras parecía darle una especie de lechuga gigante a algo que había en el establo.

Ali salió del baño aún un poco aturdida, los baños calientes le encantaban, y además sabía que no todo el mundo tenía acceso a ese lujo, así que además de encantarle, se mostraba tremendamente agradecida. Se puso ropa limpia y se arregló un poco las rastas. Tenía el pelo tan tremendamente fino y denso, que no había otro peinado posibla. Al principio lo odiaba porque la diferenciaba de las otras niñas, pero ahora lo lucía con orgullo, al fin y al cabo un pelo liso y un peinado repipi no evitarían que siguiese siendo diferente, así que lo mejor era sentirse orgullosa de quien era y lucir sus rastas, su piel netra, y sus diferencias en todo lo demás.

Había pensado en quedar con los otros niños por la noche, porque así podían hacerlo sin padres y hablar más libremente, pero había hecho eso aún confundida tras las distintas teleportaciones, y pensano que era mucho más tarde. Ahora que veía cuanto tiempo quedaba por delante no tenía muy claro qué hacer. Así que, a pesar de los panecillos que habían comido en el templo, se fue a la despensa y cogió un poco de pan y queso, que se puso a comer más por aburrimiento que por hambre.

No quería salir a la calle y que todo el mundo la mirase por lo sucedido en el templo. El orden de contar las cosas eran sus padres, luego los niños, luego los clérigos y después ya veríamos si estos últimos permitían contárselo al resto de la gente.

Siempre podía pasar la tarde leyendo sus cuentos y sus libros de aventuras.