Partida Rol por web

Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 6: Diez de Diamantes

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02/03/2012, 10:24
Bill

Bill estuvo tentado de pegarle un tiro al maldito bicho pero se contuvo: sería desperdiciar una bala.

- Muy bien Stephen: ya tienes un amigo que te puede enseñar a hablar. ¿Y ahora continuamos?

Sacó de su bolsa un poco de tabaco y lo masticó. Estar muerto era una mierda: no disfrutaba del sabor del tabaco. Pero lo masticaba simplemente por intentar recordar lo que en una ocasión había sido.

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04/03/2012, 15:53
Director

–Ser.

Insistió el pájaro, y hubiera podido parecer que no decía otra cosa que sir, llamando la atención del británico. Al respecto de qué, era difícil de decir. El cuervo pareció no tener más que añadir, justo en el momento en el que resultó evidente que había algo entre los árboles que les vigilaba.

Con sus gafas oscuras puestas, al mirar en esa dirección Stephen solo vio un par de ojos relucientes en la oscuridad. La forma intuida de una cabeza coronada por dos pequeños cuernos como los de una cabra. Doblemente oculta por las sombras y las lentes oscuras del científico, la pequeña figura no parecía amenazadora aunque sí extraña; había algo feérico en la silueta que evocaba a cuentos para niños, cierta mitología o a alguna obra de Shakespeare que Boyle ahora no podía recordar.

Los tres cadáveres que acompañaban al británico pudieron ver mucho mejor a la nueva criatura. Al ser. Las armas se amartillaron, los músculos podridos se tensaron...

Y entonces, tras unos segundos más de esa mirada de ojos rojos, la criatura se dio la vuelta, lánguidamente, y desapareció entre los árboles. La forma de ese morador del bosque era demasiado irreal, demasiado inquietante como para creérsela. Danny, Bill y Hank solo esperaban poder olvidarla para siempre, y se alegraban de que el cándido Boyle no hubiera tenido oportunidad de verla más de cerca.

Todos, incluso el cuervo, dieron un respingo cuando se oyó una voz en el lado opuesto, justo a sus espaldas. Una voz seca, débil pero definitivamente humana.

–A... yuda.

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04/03/2012, 23:56
Hank Bully

—Por los mil demonios... ¿qué pasa ahora? ¿quién ha dicho eso?— Hank se sorprendió al oír la voz armónica que sonó por su espalda. —¿quién es usted?

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05/03/2012, 02:40
Danny Chang

Danny Chang no era un hombre temeroso y muy pocas cosas le daban miedo, pero aunque hubiera querido contenerse, no fue capaz de camuflar la expresión de pavor en su rostro al ver a aquel ser demoníaco. Si eso era lo que les recibía en los lindes del "Bosque Maldito", ¿qué criaturas espeluznantes se encontrarían adelante?

Quizá porque estaba realmente asustado con la visión o porque no se esperaba aquello, giró su cabeza hacia aquella voz humana con demasiada rapidez, profiriendo con tono de pocos amigos:

- ¡Qué demonios!

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05/03/2012, 15:15
Director

En el suelo alfombrado por hojas muertas había aparecido un cuerpo boca abajo. No un cadáver, pero sí un hombre aparentemente tan débil o enfermo que apenas estaba consciente. Era un milagro que hubiese podido, de alguna forma, arrastrarse hasta ahí buscando auxilio.

El cuervo que seguía en el hombro de Danny voló hasta posarse junto al hombre y repitió la última palabra oída, como parecía haber aprendido a hacer.

–Ayuda.

Aunque la palabra fuera la misma, el ave la dijo con mucha más claridad, y casi podría haberse pensado que el pajarraco negro entendía lo que decía.

En ese momento el hombre levantó cuanto pudo la cabeza para mirar a los desconocidos.

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05/03/2012, 19:09
Farlane

La boca le sabía a tierra. Ya había olvidado si había sido siempre así, si era producto del calor, la resequedad, o porque en su desesperación había intentado engullir manotadas de tierra y arena en un último acto de desesperanza para debilitar las feroces del hambre que destrozaban su vientre sin piedad.

No recordaba la última vez que había comido. Sus cuidadosamente preparadas provisiones se habían acabado hacía unos días y desde entonces no había encontrado ningún sustento, nada que evitara su agudo dolor de tripas, las náuseas, la persistente debilidad que había terminado por lanzarlo al suelo en delirios febriles y sudores helados, haciendo que se arrastrara por aquel maldito bosque, intentando incluso engullir hojas resecas y bellotas caídas en medio de decadente condición.

Oyó voces. Al principio pensó que estaba delirando. Desde hacía días sólo oía los graznidos y vocablos que aquel cuervo repetía como un eco burlón. Pero esta vez el volumen de sus alucinaciones aumentaba, se acercaba. Esta vez parecía que se trataba de verdaderas personas. O eso esperaba él. Levantó el rostro lentamente, mientras las siluetas difusas de los troncos borrosos le desorientaban con un bamboleo vertiginoso producto de su mente fatigada. Delante de él había una especie de caravana, y entre las borrosas nieblas de su vista debilitada se dibujaron pobremente los ángulos familiares de siluetas humanas.

Tuvo esperanza una vez más, tomó fuerzas, las últimas que le restaban y expulsó el aire de sus pulmones con la esperanza de producir algún sonido inteligible.

-A...yuda- balbuceó débilmente.

El alado compañero que se había ganado voló hasta posarse a su lado, para hacer eco de sus palabras. "Maldita cotorra negra" pensó para sus adentros el famélico hombre, en un arranque de humor negro en el peor de los instantes.

-Por fa... vor...- su voz sonaba como un estertor ronco, sus palabras en lugar de sonido claro, podrían ser mejor descritas como una exhalación agonizante. -... Ayudadme...- alcanzó a decir estirando su mano, como si quisiera alcanzar la última esperanza que le quedaba en aquel maldito lugar.

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06/03/2012, 04:02
Stephen Boyle

Stephen miró al córvido especimen llamarle por su título, y posteriormente la interjección de aquel hombre cuya suerte parecía haber cambiado gracias a él y a... bueno, era posible que los impérvidos seres que solían ser sus compañeros de viaje no fuesen de mucho acreditar.

-Mi buen hombre, hállole en un estado de evidente deshidratación y en condición de hipotensión ortostática. Permítame prepararle una solución rica en minerales básicos, como el cloruro de sodio en cantidad moderada y cinco...- mira de nuevo al hombre disnéico -¡diez! mililitros de melaza. Excelente regente de energía corporal. ¿Sabía usted que la gloriosa armada británica es quien transporta en sus elegantes buques la mayor provisión de la sustancia en el mundo?-

El rubio británico parecía haber recobrado del todo el don de su incesante plétora verbal, al encontrarse con el único ser humano que había visto en días. Incluso parecía prono a comunicarse con la feérica aparición, que su mente clasificaba como un elemento del sustrato onírico proyectado sobre una presencia antropomórfica.

- Tiradas (1)
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06/03/2012, 17:45
Director

Los sofisticados cuidados administrados en apenas un minuto por Stephen Boyle sentaron bien al desconocido, y un poco de agua terminó de revivirle los ánimos. El hombre seguía pareciendo sediento y famélico, pero seguramente eso tardaría en cambiar, y al menos ahora tenía un cierto brillo de vida en los ojos.

El entorno seguía siendo tétrico, pero nada ni nadie les molestaba. Fantasma o no, hasta ahora ni el bosque ni sus habitantes habían resultado hostiles. El rescatado se incorporó un poco primero, se sentó después y finalmente se puso en pie no sin cierto esfuerzo. Ya parecía capaz de hablar, y sin duda tendría mucho que contar.

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07/03/2012, 00:06
Stephen Boyle

El gentleman hizo gala de la honra de todo un Boyle y ofreció su montura al cansado hombre, no sin antes preparar su bastón para caminar, el cual seguro le había acompañado en variado paseo por las lindes del Támesis, el cual ahora más que nunca se le antojaba nostálgico al joven químico.

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07/03/2012, 00:22
Farlane

El amasijo de palabras proferido por su rescatador le entró atropelladamente, anonadando sus sentidos. De un momento al otro estaba bebiendo una especie de suero y algo de agua. El sabor amargo del primero le provocó violentas arcadas al principio, una queja tácita de su estómago, pero se obligó a beber de aquel menjunje de aparentemente nutritivas cualidades. En condiciones normales no se habría confiado de tal hospitalidad, pero estando entre la vida y la muerte (más cerca de la segunda que de la primera), era un riesgo que se podía permitir correr.

Las energías le regresaron poco a poco, gracias a los cuidados del rimbombante caballero cuyo acento se le antojaba extraño. El cuervo a su lado daba pequeños saltos mientras giraba levemente la cabeza. Cualquier observador casual diría que al animal lo motivaba una desbordante curiosidad, pues su silencio absoluto durante aquella intervención de emergencia parecía más una señal de vehemente respeto y de expectativa que un comportamiento natural.

En cuanto se puso en pie, las nieblas fueron disipándose y los olores lentamente anonadando sus sentidos. Su reacción fue una sonrisa, seguida de una explosión de euforia que terminó en abrazo hacia el inglés.

-Mil gracias por su generosidad, buen señor...- dijo mientras se retiraba rápidamente, observando con curiosidad los atavíos de aquel inusual viajero. Al tiempo, trataba de resitir los embates de su estómago que aún parecía ensañarse desde dentro con él: las zarpas del hambre le provocaban estertores que resistía frente a su nuevo benefactor.

-¡Señor!- repitió el cuervo a su lado con un graznido, batiendo las alas.

Entonces vino ese segundo olor. Levantó la vista y una visión lo paralizó, como si sus pies se hubiesen fundido con la tierra, incapaz de moverse. Los compañeros de aquel que le había salvado... aquellas personas... ¡estaban muertas!

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07/03/2012, 05:33
Danny Chang

Chang observó la escena representada entre el bueno de Boyle y aquel hombre que parecía más muerto que vivo no sin cierta indiferencia. Su mirada muerta paseaba de uno a otro sin saber qué decir, o más bien sin querer decir nada. Mejor hacía quedándose sobre su caballo que poniéndose a ayudar.

Efectivamente, se había quedado tranquilo durante aquellos cortos minutos, hasta que la mirada del nuevo se había posado en sus compañeros muertos y en él. Aquellos ojos petrificados ocasionaron que Danny se debatiera entre si hacerle una broma pesada al pobre hombre o simplemente proferir otra maldición, como si estuviera muy ofendido por la mirada de este. Al final dijo:

- ¡Mi buen hombre! ¡Cualquiera pensaría que es la primera vez que ve a un muerto! Vaya, tranquilícese, que no nos vamos a comer su cerebro o algo por el estilo. - El chino se sacó su sombrero de su cabeza, de donde se podrían vislumbrar partes de un cerebro verde y asqueroso,  para extenderlo hacia el hombre en un ademán de amistad. - Danny Chang, regresado de la tumba, para servirle.

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08/03/2012, 21:16
Bill

- Habla por ti, Chang... yo estoy realmente hambriento...

Bill se deleitaba en el tormento ajeno y no pensaba desaprovechar la oportunidad de tomarle el pelo a aquel vagabundo medio muerto.

- Has tenido suerte, paisano. Si hubieras muerto aquí te levantarías como nosotros. No está tan mal... si puedes contener el ansia...- recalcó aquella palabra como si fuera algo terrible y peligroso para el recién llegado - Pero no seas tímido. Cuéntanos tu historia... seguro que es terriblemente interesante.

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10/03/2012, 19:13
Farlane

Farlane dio un paso hacia atrás, sobresaltado por la visión de los cadáveres animados. Aquello le revolvió las tripas, y puso a su corazón a latir con fuerza y confusión, pero pronto el dolor que había cargado ya por varios días fue más potente que la desazón de la primera impresión de los dos putrefactos acompañantes del rimbombante extranjero.

El primero, de rasgos orientales, se comportaba con amabilidad, y el segundo, con un aspecto que le recordaría a un pistolero, parecía poder leer a través de él mismo, y torturarle. Tragó saliva con los últimos comentarios.

-H... hambriento... a... ansia- repitió petrificado. Aquellas dos palabras parecieron desatar un temor profundo en el desgraciado, quien dio un paso hacia atrás, sudando frío. Debía calmarse. Debía tratar de estar alerta.

Y en su temor, giró su cabeza mirando hacia el caballero estrafalario que le había salvado la vida, como esperando una explicación a la malsana presencia de al menos dos muertos vivientes en aquella caravana.

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11/03/2012, 01:20
Hank Bully

Bully esperaba pacientemente hasta que la nerviosa mirada del vagabundo se topara por casualidad con él. Cuando, buscando al inglés, sus ojos se posaron en el cochero, este aprovechó para dedicarle un efectista saludo de sombrero y una sonrisa que enseñaba tanto hueso como diente. Bully quizá fuera el mejor conservado de los tres cadáveres, probablemente por haber salido de la tumba primero, pero seguía sin ser un primor a la vista.

—Saludos, paisano.

Hank Bully había sido siempre un buen cristiano, y aun ahora no se consideraba un mal tipo, pero si un viaje ida y vuelta al otro mundo no te daba permiso para un poco de humor negro... ¡al cuerno con ello!

—Explíquele, querido pie tierno, qué hacen tres cadáveres paseando por las montañas. Y si su puñetero pico de oro lo permite, tal vez el extranjero tenga tiempo después para contar su propia historia antes de que acabemos de pudrirnos.

Le dedicó otra sonrisa inquietante al tipo. En el fondo Bully lo estaba pasando bien.

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11/03/2012, 15:43
Stephen Boyle

Stephen miró del latigomante al desnutrido explorador observando sin realmente comprender los mensajes no verbales. 

- Ehhrrm por supuesto, maese Bully, los Boyle nos hemos preciado siempre de ser excelentes anfitriones, indiferentemente de la vicisitud que pudiese acontecer.- Luego se giró al hombre en su caballo -por fortuito evento nos encontramos con vuestra merced en el camino hacia una promisión ad portas de llegar a término, sea bueno o... - pasó saliva - ya que una dupla de copartidarios se encuentran en una ruta expédita a una escaramuza con una criatura exclusivamente documentada en folclore como un lupino humanoide.- Asintió y miró su occisa compañía. - Los caballeros que me acompañan se encuentran en similar empresa, evidentemente de extremo importe, por tanto su valentía se impuso sobre su condición... - su mandíbula tembló al tratar de apuntar lo obvio. Ahora me pregunto si en realidad se habrá alegrado de que le salvemos la vida de morir por inanición.

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12/03/2012, 14:20
Cuervo

—Criatura —aportó el cuervo. Al parecer su palabra favorita entre la verborrea de Stephen Boyle. En todo caso, era una de las pocas palabras que el pájaro había entendido, sin duda.

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13/03/2012, 01:04
Stephen Boyle

Stephen partió una porción del pan de trigo de las raciones para compartirla con el ave, y la otra parte se la ofreció galantemente al hombre hambriento. Para el agudo observador, las porciones estaban distribuidas de acuerdo a la proporción áurica, beneficiando al huésped humano.

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13/03/2012, 22:00
Farlane

El hombre pareció pasmado al principio, tratando de digerir, a falta de alimentos sólidos por el momento, la verborrea de Stephen. -Una criatura... ¿cómo?- dijo mientras trataba de poner todo en orden en su cabeza y miraba a alguno de los presentes que, a pesar de ser cadáveres reanimados, eran más comprensibles que el amable extranjero cuando de comunicarse se trataba.

Ya en la montura, no pudo menos que preguntarse qué había querido decir el forastero al decir que la valentía de aquellos hombres se había impuesto sobre su condición de cadáveres. ¿Héroes que regresaban de la tumba para cazar una especie de monstruo? Empezaba a sentir una punzada en el estómago que le regresaba al sudor frío y a un leve temblor que trataba de disimular ante los presentes. Lo que parecía un cuento de viejos empezaba a parecerle verosímil luego de lo que había tenido que ver y vivir en carne propia.

Lanzó una mirada hacia el córvido que había decidido seguirle casi por voluntad propia y que ahora tomaba parte de la conversación, como si de otra persona se tratara. Le observó con reprobación, pero poco podía hacer para domar la naturaleza imprudente y casi obsesiva de aquel animal.

Observó el mendrugo de pan, aunque el hambre le imploraba comer un poco, a pesar de que no fuese a servirle de mucho, su estómago se encogía de nervios, y su mirada no dejaba de recorrer disimuladamente los semblantes putrefactos de los jinetes resucitados. No se atrevió a llevárselo a la boca todavía.

-Lo siento si no he dicho mi nombre. Me llamo Farlane. Farlane Rogers, pero solo Farlane está bien- dijo con voz apagada, tratando de desviar un poco el tema. Los recuerdos se agolpaban en su cabeza. -Podría... se llama usted Boyle, ¿verdad?... podría explicarme mejor... ¿qué están persiguiendo?- dijo como si existiese la más mínima esperanza de que no se tratase de tal cosa como una 'criatura'.

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14/03/2012, 02:14
Stephen Boyle

-Seguramente puedo con presteza rendir una sumarización del informe de eventos que nos trae a esta situación particular.- El joven se enderezó, como si fuera a decir un gran discurso ante una audiencia privilegiada. Seguramente un impulso burgués natural, entrenado por años y reforzado positivamente con canapés. - Verá, tenemos un coadjutor de nativa procedencia, cuyo preboste hállose ultimado por un misterio biológico, que según algunos biólogos - si es que a eso se le puede llamar una ciencia pura en lugar de advenedizos niños exploradores - es el eslabón perdido entre una fiera cánida de lupina apariencia y el homo sapiens. Como caballeros de honorable proceder, es nuestra avenencia el proteger al caballero indoamericano para que cumpla su cometido -.

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15/03/2012, 16:57
Danny Chang

Si Danny estuviera en la situación del desafortunado (rodeado de cadáveres animados y siendo atropellado por una verborrea inentendible) seguramente no hubiera entendido nada al buen Boyle; y aunque estaba en una posición en la que comprendía la misión que sus compañeros y él tenían por delante, no pudo evitar sentirse mareado por las maneras refinadas y burguesas del inglés al hablar.

Al final, rascándose la nuca, dijo, como tratando de explicarse:

- Lo que el buen señor aquí quiere decir es que vamos a ayudar a un par de conocidos a lidiar con una... ah... misteriosa criatura con forma humana...