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Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 7: As de Picas

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31/08/2012, 19:36
Director

Todo había quedado atrás y ahora solo importaba el camino. La tarde todavía era joven. Los caballos estaban frescos y disfrutaban del terreno llano y apacible. Incluso parecían desear emprender el trote. Los dos hombres habrían hecho caso del buen ánimo de las monturas de haber podido, pero seguir un rastro significaba que el ritmo lo marcaban los ojos del jinete, no las patas del caballo.

Las huellas eran bien visibles en esta tierra densa y negra, desprovista de toda vegetación. Ayer había llovido en esta zona, y las pezuñas de lobo habían quedado bien impresas en el suelo húmedo. Eran buenas noticias, igual que lo era el haber recortado distancias. Si la presa hubiera pasado por aquí antes de la lluvia de la tarde, el agua habría borrado toda marca. Lo había hecho después y eso significaba menos de una jornada de ventaja. Tal vez tan poco como media jornada.

Frank frunció el ceño. A medida que su caballo avanzaba, un cambio se producía en las pisadas. Cada vez las huellas estaban menos distantes unas de otras, como si el perseguido diera zancadas más cortas. Como si se diera menos prisa.

A la orden del vaquero, su montura redujo el ritmo también. El otro jinete le imitó. Las huellas ya parecían las de un gran lobo moviéndose a ritmo tranquilo. Como si fuera una fiera paseando por sus dominios. Como si ya no huyera o, de hecho, quisiera ser alcanzado. Los cazadores llevaban más de dos semanas tratando de alcanzar a la presa, pero aun así la sensación no resultaba agradable.

Se escuchó un aleteo en algún lugar sobre la cabeza. Al mirar hacia arriba el cielo estaba gris, pero inhabitado. Otro aleteo en otra dirección pero cualquier intento de ver al ave fue infructuoso.

Cuando los ojos regresaron al camino vieron un naipe clavado en el suelo. Mostrando su dorso rojo, la carta estaba ligeramente torcida con su esquina hundida en la tierra negra. Resultaba difícil decir si estaba ahí antes, pero desde luego ahora era imposible no verla. Se alzaba justo entre dos pisadas de lobo.

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12/10/2012, 21:49
Dakota

Dakota detuvo su montura y dedicó un largo vistazo al inerte trozo de papel mecido por el viento. Fue un instante imperceptible, pero a la vez eterno, que duró lo que se tarda el suspiro de un sueño. Luego de ello, volvió a alzar su mirada y a escrutar el interminable desierto que los rodeaba, permitiendo que sus fosas nasales se inundaran con el salvaje aroma de la tierra todavía humedecida.

Mientra lo hacía, su rostro se contrajo en una inconfundible mueca de disgusto, que permaneció allí lo suficiente como para que cualquiera pudiera verla.

Estaba claro que al indio no le gustaba nada aquel lugar. Y que empezaba a cansarse de ese interminable juego del gato y el ratón en el que se habían metido. Tanto, que hasta se permitía aquella inusitada exteriorización de sus pensamientos, algo bastante infrecuente en el imperturbable mestizo.

De todos modos, ya hacía tiempo que Dakota se había acostumbrado a la silenciosa presencia de Frank a su lado. Y lo cierto era que hasta incluso comenzaba a sentirse cómodo junto al sombrío pistolero. Al menos lo suficiente como para hacerlo partícipe de su descontento.

Sin decir una palabra, bajó de su montura y se acercó al lugar donde descansaba el inocente naipe.

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16/10/2012, 20:49
Frank

Frank desmontó con parsimonia del caballo. Sintió el suelo arenoso bajo sus pies y notó el viento seco del desierto... Abrió su cantimplora y se echó un trago de un líquido caldoso que parecía agua, pero que hacía tiempo había dejado de serlo. Sacó un palillo y se lo llevó a la comisura de sus labios. Avanzó oteando el horizonte hasta ponerse a la altura del mestizo.

- ¿Qué piensas guei? ...

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17/12/2012, 19:41
Director

Resultaba difícil llegar a alguna conclusión ante lo que había delante. Dakota permaneció en silencio.

La carta daba la espalda a los viajeros. Una curiosidad casi sobrenatural empujaba a Frank hacia ese extraño tótem en miniatura clavado en tierra. El vaquero no pudo evitar dar unos pasos y echar una ojeada al anverso del naipe. Tenía que saber qué carta era. Casi lo necesitaba.

As de Picas.

Una elección clásica. Un naipe bonito, una carta fuerte. En Des Moines y Kansas había cientos de tahures que usaban ese símbolo como firma personal, como fetiche de buena suerte... Incluso había jugadores de cartas que llevaban la pica como gemelo para sus camisas. Frank no tenía ni idea de cómo lo sabía, pero la imagen era tan clara en su mente como el recuerdo más vivo.

¿Pero qué significaba ahora? El viento movió un poco la carta, que se torció un poco y pareció ir a recuperar la horizontal. Por el momento aguantaba, no obstante, mirando hacia arriba desde el suelo a su público.

Tal vez la fascinación tuviera algo que ver con magia, pero el interés de los dos hombres en el naipe era comprensible. Las huellas terminaban en seco en ese punto; el As de Picas del suelo era su última pista.

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21/12/2012, 16:58
Frank

El vaquero intentaba escapar al misticismo que la visión de la carta parecía haberle provocado. El mestizo observó el escenario mudo. Frank se concentró en sus sentidos. No era la primera vez que algo malo ocurría de repente, desde el suelo, desde el aire... Olfateó el ambiente como un lobo hambriento. Algo iba a ocurrir. Por algún motivo no se atrevía a tocar el naipe.

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14/01/2013, 04:05
Dakota
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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14/01/2013, 22:01
Director

—Mala medicina.

Dijo solamente el indio, y lanzó su hacha hacia el naipe con tanta fuerza como si fuera un bisonte al que abatir en lugar de un trozo de papel. A Frank no le dio tiempo de reacción ni de decidir si estaba de acuerdo con la acción. Vio la cabeza de piedra clavarse en el suelo y...

La carta seguía en su lugar. El arma arrojadiza había fallado por dos pulgadas. El vaquero había visto demasiado del mestizo como para creer que le había fallado la puntería.

Pero el tomahawk sí había tenido un efecto. La pesada hoja del arma había desplazado la blanda tierra y el naipe había quedado más inclinado. Se torció más todavía. Y un poco aun.

Cayó, tomando la horizontal, y el As de Picas quedó mirando al cielo. Frank no sabía qué pensar ni hacer cuando llegó la siguiente sorpresa. El naipe giró lentamente hasta pararse con el extremo puntiagudo de la pica apuntando hacia el Oeste.

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18/01/2013, 10:53
Frank

Había vivido demasiadas experiencias paranormales como para extrañarse de lo que sus ojos veían.

El naipe había desviado el ataque del indio y ahora parecía indicarles la dirección a tomar.

Sin mediar palabra mira al mestizo. En sus ojos se ve claramente la intención del vaquero.

"Vamos allá..."

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21/01/2013, 20:29
Dakota

El rictus de Dakota se mantuvo impasible ante aquel nuevo portento, y su única reacción visible consistió en dar un parsimonioso giro sobre la silla para echar una desconfiada mirada a su alrededor, como si tuviera la certeza de que alguien más había sido testigo de semejante sinsentido.

Sin embargo, tras un interminable y tenso escrutinio, parecía que sus pesquisas no arrojaron ningún resultado, de modo que el mestizo volvió a centrar su mirada en el inocente naipe que yacía inconmovible sobre la tierra desnuda.

Un repentino chasquido fue la señal que su montura necesitó para reanudar la marcha, encaminando sus cascos para pasar justo al lado del naipe, aunque sin tocarlo.

Mudo testigo de aquel siniestro encuentro, el Tomahawk del indio permaneció allí donde había aterrizado, hundido hasta el mango sobre el cuarteado terreno… a tan solo unos palmos de la misteriosa carta.

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21/01/2013, 23:55
Director

Los dos hombres habían visto y hecho cosas de lejos más raras que seguir la dirección que proponía un naipe. En pos del Hombre de Negro, hasta tenía sentido. Sus cartas conducían hasta él, como las migajas de pan llevaban de vuelta a casa a los niños traviesos.

Eso suponiendo que el Jugador quisiera ser encontrado. No era un pensamiento alentador.

Ninguno de los dos rastreadores destacaba por su imaginación, en todo caso. Encaraban el destino con fe ciega. La caza era su Dios; las huellas marcadas en tierra, su Evangelio. 

Y, tras pocos pasos de caballo, las huellas volvieron a ser visibles.

(¡Dame un Aleluya!)

El rastro de un gran lobo les guiaba sin pérdida hacia el Oeste. Solo que... Las pezuñas se fueron haciendo menos claras, los pasos más largos. Perseguían a un lobo pardo y pronto era un Hombre de Negro a quien cazaban. Las huellas eran humanas y el ritmo de zancadas largas era confiado. El caminar de un hechicero.

Unas millas más tarde encontraron la confirmación de la humanidad de su presa. Un fuego de campamento abandonado, todavía humeante, destacaba en mitad de la nada. El sol empezaba a acercarse a un horizonte que, preocupantemente, no era el Oeste exacto. Era imposible decir cómo Frank y Dakota sabían esto, pero lo sabían a ciencia cierta. Si el perseguido había hecho una parada a media tarde tomándose el tiempo para encender un fuego estaba claro que no le importaba ser alcanzado.

En el aire había un olor familiar que no lograron identificar a la primera.

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11/02/2013, 12:55
Frank

Los "cazadores" avanzaban sin descanso y sin mediar palabra. Concentrado cada cual en sus pensamientos y en sus demonios. Frank sintió de nuevo cómo la acidez de su estómago le ensombrecía el caracter... Sabía que algo malo estaba creciendo en su interior. Pero le daba igual. No esperaba encontrar a su princesa en esta vida y morir de viejo. Ni siquiera pensaba ser llorado por nadie... Era la vida del cowboy. No la eligió, pero tampoco la despreciaba. Se sabía cerca del final de la misión, lo que le hace avanzar con paso seguro hacia su destino.

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11/02/2013, 14:13
Dakota

Al pasar junto a los rastros del fuego, Dakota tiró levemente de las riendas de su montura, apenas lo suficiente como para detener al animal. La bestia le hizo caso de inmediato, casi como si hubiera estado aguardando aquella señal.

Luego de ello, el indio bajó de un salto a la tierra, y encaminó sus pasos hacia las cenizas dispersas del extinto campamento. Se inclinó junto a los rescoldos fríos y muertos y los tanteó con su mano curtida. Luego de ello, se llevó algo de aquel polvo gris a la boca y lo olfateó a la manera de las bestias salvajes.

No es que esperara encontrar demasiado de aquellas pistas. Pero, de algún modo, aquel sencillo ritual de rastreo servía para recordarle que estaban detrás de un hombre. De un simple sujeto de carne y hueso. Que respiraba y dormía. Y que, tal como habían podido comprobar en otras ocasiones… también sangraba.

- Tiradas (4)
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14/02/2013, 21:30
Director

Dakota escupió los restos cenicientos de la hoguera apenas rozaron su lengua. El sabor rancio y el olor como a pólvora fueron identificables en seguida: azufre.

Entre los deshechos del fuego de campamento no se veían señales de comida. En el exterior del círculo de piedras que contenía las llamas, en cambio, los dos viajeros notaron la presencia de dos pequeños trozos de papel a medio quemar que no podían ser más que naipes.

La reflexión sobre la pista encontrada se interrumpió por una visión fuera de lo común. Una colina con caracoleantes escalinatas se alzaba ante ellos, y un impresionante pero ruinoso edificio coronaba la cima. Era un misterio cómo había aparecido aquella enorme mancha en el paisaje de la nada. Algun embrujo estaba presente, porque el cerro entero con sus ruinas desaparecía brevemente al pestañear o cuando no se miraba directamente, solo para volver a aparecer después tan obvio y real como antes.

Que un conjuro pudiera engañar a los ojos no era algo que sorprendiera ya; lo que despertó más y más preguntas fue el edificio en sí. Era una torre lo que dominaba desde su colina toda la llanura, una atalaya fortificada en piedra con sus almenas, aspilleras, matacanes y todo lo demás. El paso de mucho tiempo la había deteriorado, pero seguía resultando imponente. Un vestigio de épocas pasadas.

Cómo habían llegado unas ruinas medievales al condado de Clark, Nevada, Estados Unidos, era imposible de decir.

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20/02/2013, 16:50
Frank

Frank busca al mestizo. De nuevo la mirada esa de "¿te has fijado en eso?, ¿cómo puede ser posible?" tan habitual entre ambos y cuya respuesta inmediata era un "sí, no me soprende, veamos qué es..."

El vaquero espera no obstante la aprobación del indio para iniciar la búsqueda de respuestas...

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01/03/2013, 00:15
Dakota

Dakota asintió levemente. Como diciendo "sí, lo veo", o "sí, nos hemos vuelto locos".

El medio indio sabía poco de la extraña estructura de piedra, más allá de que nunca había visto una igual. Observando a esa tosca pero imponente forma de roca, se siente como los exploradores españoles debieron de sentirse al toparse con la primera pirámide maya.

Y, como los conquistadores europeos debieron de hacer, Dakota calló y avanzó.

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01/03/2013, 00:21
Director

Desmontados y tirando de las riendas de sus caballos, los viajeros ascendieron la colina y llegaron hasta la atalaya. Esa sólida roca era real. Más real incluso que ellos mismos. Eterna. Inalterada.

Dejaron los caballos atados en unos arbustos y escalaron la amplia escalinata caracoleante que llevaba hasta la cumbre de la construcción. Había telarañas en las paredes. Helechos y malas hierbas crecían en cualquier hueco, horizontal o vertical.

Al llegar arriba se encontraron a cielo descubierto. Sin techo ni paredes más allá de unos derruidos arcos de piedra que bordeaban la atalaya y los ocasionales pilares de piedra que cubrirían a arqueros en caso de defensa. Más allá de su sólida estructura y su posición estratégica, parece un lugar difícilmente defendible. El acceso era amplio y el perímetro de la construcción, tan ancho que harían falta al menos una docena de hombres solo para no dejar puntos ciegos. Frank no dejó de pensar que el lugar parecía destinado a vigilar los alrededores, más que a soportar una defensa.

En el centro del suelo empedrado había restos de una pequeña hoguera. Los dos se acercaron a inspeccionarla.

Cuando estaban cerca de la ceniza sintieron un viento frio. La brisa antinaturalmente helada levanto polvo de la fogata y un olor a azufre penetró hasta lo más hondo de sus pulmones. De repente había una figura negra alzando un revólver con una cuchilla montada en el cañón hacia ellos. El rostro era imposible de ver entre las sombras de su capucha y toda su silueta consistía en una túnica negra raída solo aderezada por una pistolera abrochada encima.

Frank y Dakota miraron alrededor. Había más por todas partes, formando un círculo perfecto en torno a ellos. Nueve de esos encapuchados negros. Todos con revólveres-guadaña desenfundados apuntando. Todos dispararon a la vez.

Cinco disparos se hundieron en el pecho de Dakota. Dos en el brazo derecho. Uno atravesó su cuello y un plomo más desapareció en su frente. Hubo más tiros (varios de los espectros tenían sus dos armas desenfundadas y alguno de los otros no se conformó con un disparo) pero los cuatro últimos ya se dirigieron al cadáver del medio indio que yacía boca abajo.

Por alguna razón, Frank no estaba asustado. Algo le hacía sentir como si viera las cosas como mero espectador. Terminado el tiroteo, uno de los encapuchados enfundó y comenzó a caminar hacia el vaquero.

- Tiradas (1)
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02/03/2013, 12:33
Frank

El ataque antinatural coge a Frank por sorpresa. Había sido violento, sin mediar palabra y sin posibilidad de respuesta. El indio había caído sin pestañear... Pero él seguía sin un rasguño...

Por alguna extraña razón no tenía miedo. Independiente de que nunca le había temido a la muerte, algo le indicaba que lo que estaba pasando era lo que tenía que ocurrir. Y por otra parte: había visto morir a Dakota tantas veces...

Al vaquero no se le ocurre nada más que hacer que esperar. No había posibilidad de huída, y lo que si tenía claro es que no iba a palmar recibiendo un disparo por la espalda mientras intentaba escapar de su destino.

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02/03/2013, 14:39
Juez

Mientras ocho de esas apariciones simplemente miraban, la más alta llegó hasta Frank, enfundó su revólver y sacó una baraja de cartas.

Todo resultaba inquietantemente familiar para Frank. El sentimiento de deja vu casi era una certeza.

Sin ofrecer a Frank el "cortar", con parsimonia el fantasma dio cinco cartas y separó otras cinco para él. Primero dos, otras dos. Una al final.

Manteniendo el mazo horizontal en su enguantada mano izquierda abierta, aquel ser levantó sus naipes para verlos.

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02/03/2013, 14:52
Secretos
Sólo para el director

 

- Tiradas (13)