Partida Rol por web

¿Décadas, solo? pensó Kazuo ante las palabras de Hoji, antes de perderse irremediablemente en la sonrisa de Norie. Sin añadir ni una sola palabra más y sin dejar de sonreir él mismo, recuperó los pergaminos y los devolvió uno a uno a su sitio, observando la conversación fluir hacia su amigo Satoru. 

El hombre sonríe a Satoru y apoya sus manos de forma delicada dentro de las mangas de su kimono

- Una deuda de honor me une a la causa de la dama Norie, Satoru. La Magistrada hizo una labor envidiable en tierras de mi señor, resolviendo un crimen que ponía en entredicho el honor de mi familia. - se gira hacia Norie y la observa con respeto - Estoy aquí para asesorar a la magistrada en materia espiritual. Siendo un conflicto entre dos familias de Shugenja debería esperarse un fuerte componente espiritual, pero por lo que hemos visto, el conflicto ha sido principalmente armado (*).

Guerra de guerrillas. Atrocidades y desgracias en ambos bandos, por supuesto.

Mirai se mantuvo de pie, al lado de su amiga pero pudiendo ver toda la escena desde más altura. Se sorprende que el Yojimbo de la Shosuro no haya dicho una sola palabra.

- ¿Habéis tenido algún conflicto que os haya hecho temer por la vida de la magistrada Norie?

Le agradaba el monje, servía a esta causa por honor, la cuestión era hasta donde estaba dispuesto a llegar por pagar esa deuda.
La magistrada Escorpión no confiaba en el magistrado Unicornio y estaba tan seguro de que la misma opinión tendría él de la bella Noire, y Satsume-sama compartía la opinion de cada uno de ellos respecto al otro, por eso estaban ellos aquí, quedaba claro que nadie confiaba en nadie.

Pero el último comentario del Isawa despertó el interés del León.
-Decidme Isawa-sama ¿consideráis que el ataque al templo también está libre del componente espiritual? -
Isshin ya no aparecía tan apagado pues las fortunas habían querido que la conversación, tomara un rumbo más interesante para el León.

Megumi mantenía la taza de té entre sus manos reconfortándose con el calor que emanaba. Sonreía a Shosuro Norie mientras ella hablaba pero no le dio tiempo a contestar ya que el comentario del shugenja Isawa sobre el magistrado unicornio había captado su atención, la suya y la de Norie. Esperaba que la Shosuro no pensara que tuvieran un posicionamiento a favor del unicornio.

Asintió con aprobación hacia el Ikoma. 

Cuando la magistrada escorpión se dirigió al fénix Megumi se inclinó a servir una nueva taza de té y se la extendió a Mirai, ignorando deliberadamente el comentario de Shosuro Norie sobre Shinjo Tsume. Tras volver a su posición sentada continuó la conversación. 

Entonces, Shosuro-sama, imagino que ya habréis estado en el lugar donde la compañía shoshuro fue presuntamente atacada. ¿no? La distancia en el tiempo y la emplazamiento tan inespecífico de este hecho me preocupaban, no me apetece estar perdiendo el tiempo. 

A medida que se iba relajando el ambiente los samuráis empezaron distintas conversaciones pero la cortesana dragón estaba atenta a todas ellas. La pregunta lanzada por el Akodo, llamó su atención de manera particular, respondiendo a Isawa Ichiro. 

Si, contestó Megumi, según nuestra información los propios Soshi afirman que se trató de un ataque mágico al templo dedicado a Jizo. ¿Qué le parece a usted ese episodio en particular? ¿qué han averiguado?

Tras esperar su respuesta Megumi de nuevo dirigió su atención a la magistrada escorpión, no sin antes observar el gracioso embelesamiento por parte del Ikoma. 

Respecto a las tropas imperiales, Norie-sama... se tomó un segundo para captar su atención. Nuestro primer destino es acudir a la aldea de las hojas enterradas, donde espero que Mirumoto Tsukaru me informe y me asesore sobre la situación actual del conflicto. Las tropas imperiales sirven al emperador y por tanto no creo que su función sea acompañar a los magistrados esmeralda sino proteger las minas de jade y ayudar a restaurar la normalidad en las zonas más afectadas por los conflictos. No obstante, si Mirumoto-san considera que necesitamos una pequeña milicia hablaré personalmente con Shinjo Tsume para que el reparto sea equitativo. 

El Shugenja se gira hacia el (hasta es momento) silencioso samurai León. Sus ojos trataron de reconocer algún aspecto en su rostro o sus ropas que lo identificase, pero acabó en un suspiro largo.

- El ataque a un Templo de monjes de Shinsei es una verdadera atrocidad. Una aberración que ha producido un desequilibrio en los elementos del lugar. No hay perdón para semejante blasfemia. Los monjes supervivientes tratan de repara cuanto pueden, pero el culpable debería ser hallado y juzgado.

Su voz está teñida de angustia.

 imagino que ya habréis estado en el lugar donde la compañía shoshuro fue presuntamente atacada. ¿no? La distancia en el tiempo y la emplazamiento tan inespecífico de este hecho me preocupaban, no me apetece estar perdiendo el tiempo. 

La magistrada afirma con la cabeza, dispuesta a compartir la información con sus aliados.

- La compañía de actores sufrió heridas y algunas bajas. Tuvieron que huir de sus agresores, los unicornio, y se refugiaron en un pequeño monasterio cerca del palacio Soshi, al norte. Todavía están allí, muchos todavía tienen heridas y no pueden viajar. Podrán visitarlos si lo desean.

según nuestra información los propios Soshi afirman que se trató de un ataque mágico al templo dedicado a Jizo. ¿Qué le parece a usted ese episodio en particular? ¿qué han averiguado?

Shosuro Norie suspira y toma un pequeño trago de té para humedecer su garganta antes continuar.

- Es una auténtica desgracia. Los deseos de los Unicornio por acabar con sus enemigos les llevaron a cuestionar si había soldados en un templo. Comprendo que la guerra hace a los hombre cometer atrocidades, pero descargar toda la furia de los elementos sobre esos pobre inocentes...

La verdad, Mirumoto-sama, que aunque me gustaría compartir gustosamente con vos todo cuanto hemos averiguado, lo cierto es que no deseo alterar vuestras propias conclusiones. - dijo esbozando una sonrisa triste - Lo ideal es que vos misma contempléis los hechos y las localizaciones.

Luego nos reuniremos y podremos debatir sobre nuestras opiniones al respecto. Es lo mejor para no contaminar su juicio con mis opiniones ¿no estáis de acuerdo?

Shosuro Norie mira a Kakita Mirai y niega con un gesto simple, danod a entender que no habían tenido un solo percance en su camino.

- No queremos interrumpir más su viaje. Sin embargo... Veo que se dirigen al Oeste. ¿quieren un consejo? - dice mientras hace un gesto para que sus criados comiencen a recoger las cosas.

- Vayan primero al Castillo Soshi.  - dice con una sonrisa y cerrando los ojos.

El Daimio Soshi es rudo y algo elemental, pero fácil de halagar y muy colaborador cuando se siente adulado.
Si ustedes eligen visitar su castillo como primera opción y le dicen que lo primero es presentarse y saludar al legitimo señor del valle Ojatara, les aseguro que Soshi Bantaro se sentirá muy halagado y será mucho más colaborador. Tienen esa oportunidad que no se dará más tarde, amigos.

Si desean seguir mi consejo, nosotros mismos nos dirigimos ahora hacia allí. Podríamos viajar juntos y hacer el camino más seguro...

-No esperaría otra cosa. –Asintió Satoru a las palabras de Ichiro sobre la naturaleza más mundana que elemental del conflicto, pero sin darles ningún crédito, pues bien podrían ser simplemente un esfuerzo por distraer su atención -Podemos hablar con los kami, pero seguimos siendo mortales… y luchamos como mortales. Incluso los Maestros Elementales se sirven de las legiones Shiba para hacer la guerra cuando la necesidad no deja otra alternativa.

Tras esa respuesta, se sentó a la mesa que habían dispuesto para ellos, escuchando los comentarios de la magistrada acerca del supuesto mal trato por parte de los Unicornio. Lo cierto era que podría haber sucedido algo así. Tsume no tenía un perfil tan cortesano, y probablemente toda la situación le empujara a no fiarse de Norie. Tal vez, con acierto.

-En cuanto a la naturaleza de Shinjo Tsume… -El joven Fénix se llevó la mano al rostro, y terminó por pasar sus dedos por sus sienes mientras miraba a la magistrada Shosuro. -Es cierto que es un hombre reservado para sus pensamientos y conclusiones, incluso para sus propios compañeros. Pero si sigue siendo el hombre que recuerdo, dudo que pretendiera ofenderos, Norie-sama. Simplemente… es el precio que él paga por su soledad y el camino que escoge seguir.

-En cualquier caso, magistradas-sama… –Añadió, dirigiéndose ahora a ambas mujeres cuando hablaron del reparto de las tropas. –La autoridad de Mirumoto Tsukaru no durará más de lo que tarde su ejército en regresar a las montañas, y eso es inminente. Quien dirigirá las Legiones Imperiales será el comandante enviado por el Campeón Esmeralda, Akodo Kenjiro.

-Si quieren tomar en cuenta la opinión de un humilde shugenja, creo que lo mejor es que los legionarios permanezcan sencillamente al mando de Kenjiro, y que sea él quien decida cómo responder a las necesidades de cualquiera de los tres magistrados. –Terminó con tranquilidad, y dio un sorbo al té. –Eso solucionaría los problemas de imparcialidad, y permitiría que las tropas se desplegasen en las minas, si es que no se han desplegado ya.

Dejando a las magistradas la decisión final sobre ese asunto, se giró de nuevo hacia Ichiro, que acababa de responder a la pregunta del Akodo.

-¿Habéis estado en ese templo del que habláis, Ichiro-san? –Preguntó Satoru, mirando atentamente al monje. Le resultaba extraño que momentos antes proclamara que el conflicto había sido esencialmente bélico, y que sin embargo empleara un énfasis tan familiar en el asunto del templo. -¿Lograsteis averiguar algo de los kami acerca de cómo fue provocado el ataque?

-¿Viajáis ahora hacia Shiro no Soshi? Creí que, habiendo ya hablado con la compañía Soshuro, habríais ya investigado esa parte de los valles y vendríais directamente desde allí, pero tal vez llevéis más tiempo del que esperábamos en la zona. –Satoru trataba de ordenar sus ideas. Resultaba extraño que, si ellos llegaban desde el Oeste, no se hubiesen topado con las tropas que parecían haber marchado en esa dirección y que él había presupuesto que serían las legiones Imperiales. Además, parecía como si ya hubiesen investigado a fondo en Shiro no Soshi, lo que hacía extraño que regresaran allí. -Si no es indiscreción, Norie-sama… ¿de dónde regresáis ahora?

-De todos modos, creo que es importante que primero nos encontremos con Tsukaru y sus tropas. Después, probablemente, Shiro no Soshi sea nuestro siguiente destino…  -Ladeó ligeramente la cabeza, pensativo, y luego dejó que sus ojos negros buscaran de nuevo a Megumi. -Salvo que prefiráis dividir nuestros esfuerzos y enviar a algunos de nosotros allí acompañando a la magistrada Norie.

Kazuo no respondió al asentimiento de Megumi, sino que permaneció en silencio durante los siguientes compases de la conversación, escuchando a unos y otros dar testimonio de lo que habían hecho, o su opinión al respecto de lo sucedido. Entre tanto, ocurrió que, en lugar de beber del te que le habían ofrecido, vertió sobre sus propios labios algo el contenido de su propia cantimplora, que, desde luego, no era una infusión. Como de costumbre, se encontró del lado del buen juicio de Isawa Satoru, por lo que secundó sus diferentes comentarios con gestos discretos y hasta se ofreció voluntario para partir con Norie, si así lo quería la magistrada, cuando el shugenja mencionó esa posibilidad. 

—Mirumoto-sama, yo puedo marchar en compañía de los Shosuro Norie-sama hacia Shiro no Soshi —dijo—. Sospecho que no podré aportar a vuestro encuentro con Mirumoto Tsukaru más de lo que aportarán mis demás compañeros, y congraciarse con un daimio nunca es mala idea. 

Cuando Megumi cerró los ojos no pudo evitar que imagenes de destrucción y desolación invadieran su mente. Cerró los ojos y emitió un largo suspiro, mientras pensaba en todas las personar fallecidas. Tenían mucho trabajo por delante y no podían seguir despediciando el tiempo las horas de luz terminarían pronto. 

Y ahí estaba, la petición. Por la manera de Norie de expresar sus deseos Megumi estaba convencida de que hubiera preferido un sobre en su lugar. Shiro no soshi. 

Lamentablemente tengo que declinar vuestra propuesta Norie-sama. Por el mismo motivo por el que no el que no podéis compartir vuestras conclusiones conmigo, si llegáramos juntos a Shiro-no-soshi, poco importaría que yo alcanzara las mismas resoluciones por mi misma. El unicornio juzgaría por lo que ha visto. Dijo MEgumi convencida los valles Ojatara no eran tan extensos como para que el Unicornio no siguiera sus pasos. 

No deseo que mis acciones entorpezcan la investigación. Mi deber como magistrada me lleva a la Aldea de las hojas enterradas en primer lugar. 

La magistrada hizo una pausa escuchando y reflexionando sobre las palabras de sus compañeros. Megumi no deseaba dividir el grupo, ya que aún no tenía la confianza de ninguno como para encomendarle ninguna tarea, realmente no lo veía práctico, pero muy a su pesar si la magistrada escorpión volvía sin ellos a Shiro-no-shoshi, su entrada en la ciudad sería más complicada.

Si deseáis acompañar a Shouro-sama sois libre de hacerlo Ikoma-san. después se quedó mirando al joven Akodo, ya que no sabía que desearía hacer, acompañarlos a ellos o seguir al omoidasu.

-Coincido con Mirumoto-sama en su opinión. –Intervino Satoru cuando Megumi expresó su negativa a la propuesta de Norie. -Ella ya ha dado su palabra de que acudiría a entrevistarse con Tsukaru, y una magistrada no falla en su deber. –Hizo una ligera pausa, en la que su mirada vagó por los presentes sin posarse en ninguno en concreto, pensativo. -Sin embargo, creo que sería más adecuado no enviar únicamente a una persona a presentar nuestros respetos al daimio Soshi.

-Y de hecho, creo que soy el más indicado para acompañar a Ikoma-san. –Añadió con una tranquila resolución, sin dudar ni un momento de lo que decía. -Estoy más acostumbrado a las cortes que a los ejércitos, y para hablar con Mirumoto Tsukaru o Akodo Kenjiro creo que la experiencia bélica de Isshin-san o Mirai-san os será mucho más útil que mis plegarias, Mirumoto-sama.

Tomó un largo sorbo del té, y cerró por un instante sus párpados, centrándose en sus pensamientos. Lo cierto era que la comitiva de Norie le inspiraba más inquietud que agrado, pero su consejo era un arma de doble filo que podrían aprovechar. Y les permitiría ganar algo de tiempo frente a los otros magistrados, que llevaban ya tiempo en los valles.

-Además, los hechos más sobrenaturales han sucedido en esa zona. –El rostro de Satoru se volvió más solemne, y sus ojos oscuros se abrieron buscaron a Megumi. -Un shugenja tendrá más utilidad allí… y si recordáis la conversación que mantuvimos, creo firmemente que es la forma en la que mejor puedo servir a vuestras órdenes.

Dejó la taza sobre la mesa, y la giró entre sus dedos.

-Salvo que lo consideréis de otro modo, claro está. –Terminó finalmente en voz algo más baja.

Satoru conocía a la perfección la reputación de Akodo Kenjiro: samurai León, experto militar graduado con honores, comandante de una de las Legiones imperiales, al servicio del Emperador y el Campeón Esmeralda.

Honor intachable, humor rancio y escéptico, obedece órdenes sin cuestionar. Imposible de sobornar, temible como superior.

La respuesta de Isawa ichiro aunque adecuada y correcta, seguía sin dejar claro la naturaleza del ataque al templo. Tal vez había cometido un error, o había sido deliberado, o tal vez en un descuido había revelado más información de la que debía.
Isshin decidió no insistir más, carecía de importancia, ellos mismos examinarian el templo y esclarecerian el asunto.
Mientras la conversación se mantuvo tan inmobil como callado, como si de una estatua se tratase, a excepción de sus ojos que iban de un rostro a otro siguiendo la conversación.

Isshin finalmente clavo sus ojos en su primo, no por haber vista como había sacado su cantimplora o no solo por eso almenos, la principal razón había sido ofrecerse a ir a Shiro no Soshi. Que es lo qué pretendía, frunció el ceño escudriñando el rostro de su primo intentando haberiguarlo.
Cuando Satoru se ofreció a acompañarlo, frunció aún más el ceño, porque no habían esperado hablarlo a solas con la magistrada, era algo que Isshin no era capaz de entender. Sus ojos se clavaron primero en un y luego en el otro, hasta darse cuenta que la magistrada le miraba a él.
Isshin tardo unos segundos en entender que el significado de dicha mirada.
-Estoy a vuestras órdenes Mirumoto-sama, iré donde ordeneis -.
Hizo una pequeña reverencia y espero, prefería ir al campo de batalla para examinarlo, a fin de cuentas cómo soldado es donde más útil podía ser de momento. Pero la magistrada era su superior inmediata, y obedecería sus órdenes.

El shugenja baja la mirada cuando recibe la pregunta, incómoda como no podía ser de otra manera. Sus labios cortados se abren al fin.

- El puño de Osano-wo... lanzaron sobre el templo un hechizo elemental llamado El puño de Osano-wo.
Los Kami del rayo lanzan toda su furia desde los cielos con una capacidad destructiva sin precedentes.

No fue una casualidad - dice sin levantar la mirada - Fue un acto de crueldad.

La magistrada escorpión miró fijamente a Ikoma Kazuo cuando este bebió. Sin duda sabía quién era Ikoma Kazuo, su reputación era de sobra conocida en Ryoko Owari. Bajo la mirada y tomó un sorbo de té.

- Entiendo perfectamente vuestra decisión, Mirumoto-sama.

Luego escuchó la ocurrencia del particular bardo del clan León. Su rostro mostró confusión por primera vez desde que habían llegado, aunque una parte de sus ojos vibraban con la chispa de la curiosidad. Asiente ante el ofrecimiento de Kazuo y Satoru, dando su consentimiento para

La magistrada escorpión inclina levemente la cabeza ante la respuesta de la magistrada dragón de continuar su camino.

- Espero entonces que la sabiduría del entendimiento guíe vuestros pasos magistrada, me siento mucho más tranquila sabiendo de tu presencia en este momento tan triste y desagradable. Si os parece bien, comunicad a Shinjo Tsune-sama la posibilidad de reunirnos en breve, y tras nuestras pesquisas, en la Aldea de las Hojas Enterradas, para así presentar nuestras investigaciones.

Shosuro Norie se inclina un poco más para despedirse de Mirumuto Megumi, y se dirige a Kazuo y Satoru con una radiante sonrisa tras cruzar una mirada cómplice con Bayushi Hoji.

- Será un verdadero placer poder acompañarles al castillo Soshi, aunque debo anticiparles que allí no encontrarán una corte que les reciba con cordialidad.

Tras una leve inclinación de nuevo, la magistrada escorpión dirige por último su atención al resto de samurai que ha permanecido más callado, y se despide formalmente.

Isshin suspiro mientras el monje relataba el ataque al templo, si no recordaba mal, dedicado a Jizo, el destino se reservaba ciertas bromas macabras, la voz del monje se quebraba y bajaba la mirada al.
En ese momento sintió lástima por el monje , Isshin había participado en una campaña, tres batallas campales, incontables escaramuzas y acciones de todo tipo. Había luchado con el viento azotando su rostro, bajo la lluvia y con el sol abrasador a sus espaldas.
Había visto morir a hombres más jóvenes y más ancianos, con muertes gloriosas y honorables, otros intentando mantener sus tripas en su sitio.
La guerra era brutal y cruel, cada ataque cada batalla siempre lo era.
Pero el ataque al templo era otra cosa, era un crimen, contra el mismísimo orden celestial, era una barbarie.
Siempre que se habiese realizado como el monje relataba.

Cuando la magistrada Escorpión se despidió finalmente de ellos, Isshin se sintió aliviado, la magistrada le había recordado a Bayushi Mei Lin, despertando viejos recuerdos, abriendo viejas heridas. Tal vez Mirai también había visto a Mei Lin reflejada en la magistrada, explicaría muchas cosas.

Cuando se levantaron se acercó a su primo y camino a su lado hasta llegar a su montura. Hacía poco que se conocían, unos días apenas, pero eran familia, compartían sangre y ancestros.
-Mantente alerta primo, los golpe más letales son los que no se esperan -

Kazuo se despidió con la debida cortesía, satisfecho con la resolución dada y contento de partir junto a Satoru una vez más. Su primo no solo no compartía su alegría, sino que no hacía más que lanzarle miradas asesinas, pero él no les dio importancia. En el poco tiempo que habían compartido había intentado ganárselo por todos los medios a su alcance, pero Akodo Isshin era demasiado inflexible, demasiado severo, demasiado… demasiado parecido al Akodo de las historias, en definitiva. Tendrían tiempo de hacer migas más adelante, se dijo, mientras caminaba a reencontrarse con Daitan, y fue entonces que escuchó la voz del propio Isshin a su lado. Juntos recorrieron los escasos pasos que quedaban hasta el caballo, y el bushi aprovechó para hacerle una advertencia.

—No temáis por mí, primito —le contestó, con obvio recochineo, buscándole las cosquillas una vez más—. Satoru-san y yo hemos recorrido caminos mucho más peligrosos que este.

Y sonrió, mientras desataba al caballo y observaba al shugenja desde lejos, dejando a Isshin con la duda de si su advertencia no le habría entrado al omoidasu por un oído y salido por el otro. Sin embargo, su expresión vivaz y dicharachera no duró mucho y hubo un instante, mientras contemplaba al Isawa, en que se congeló en una mueca sombría, totalmente impropia de Ikoma Kazuo. El bardo tomó a Daitan por las riendas, hizo una leve reverencia y fue al encuentro de Mirumoto Megumi.

—Mirumoto-sama. Nos separamos aquí, pero confío en que no sea por mucho tiempo. Os prometo que haré lo que esté en mi mano para que el daimio Soshi Bantaro sea lo más favorable posible a vuestras actuaciones una vez os reunáis con él —y se volvió entonces hacia eta y el carro que dirigía—. ¿Hemos de llevar con nosotros al anciano Chitao?

Mirai se mantuvo al lado de la magistrada Mirumoto sin dejar de mirar al duelista de la magistrada. El viento mecía sus cabellos y envolvía a la samurai-ko y al guerrero Bayushi, ambos a cada lado de un círculo formado por la comitiva. Dos polos opuestos.

- Iremos a Shiro no Soshi tan pronto como nos sea posible. Sed precavidos.

A Kakita Mirai no le gustaba dejar a aliados en compañía de serpientes, incluso aunque oficialmente estuvieran del mismo lado. Al menos cuando tenías a un enemigo armado frente a ti, sabías lo que podías esperar. Pero una nunca sabía qué esperar de alguien con una sonrisa falsa y un abanico por arma.

- Chitao vendrá con nosotros - dijo señalando a los criados de Norie - Vuestra comitiva ya lleva suficientes criados.