Partida Rol por web

Fortunas y Vientos

El comienzo. Keiko Kibaken

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09/10/2010, 21:31
Director

El posadero se acerca rápidamente, aliviado de que le pidas alfo al fin, y al escuchar el pedido, coge las monedas rápidamente y entra en la cocina para traerte lo que has pedido.

Tarda un par de minutos, y cuando vuelve, te trae en un plato arroz con especias, y en un vaso redondeado, el sake dulce.

-Buen provecho - dice lacónicamente antes de darse la vuelta, listo para volver a la cocina y seguir con los pedidos.

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10/10/2010, 16:10
Keiko Kibaken

Tras dar un trago a la bebida, alzo la mano contraria para pedirle que se quede un momento.

- Disculpa si te entretengo, sólo serán unos minutos de tu tiempo que con toda seguridad sabré agradecer, pero ¿podrías decirme algo sobre lo que está sucediendo en la ciudad? Me gustaría poder saber, tener algo de información. En especial sobre por qué se habla tanto ultimamente sobre el inquietante movimiento de uno de los clanes...

Dejé el vaso sobre la mesa con delicadeza y mantuve mi mirada fija sobre los ojos, con expresión de cortés simpatía, esperando su respuesta.

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10/10/2010, 21:47
Director

Algo sorprendido, el posadero se da la vuelta con los ojos entrecerrados, sospechando el si le vas a pedir el cambio. Al ver que sólo quieres preguntar, suspira algo aliviado, y a pesar de que en otro momento seguramente no hubiera dicho nada, te responde con sinceridad.

-Pues, no sé demasiado, señorita, pero le contaré lo que sé. El daimyo está preocupado por algo, porque según se rumorea, algo ha pasado en el clan, y se puso tan furioso que partió una mesa en dos de un golpe. Tras ese incidente, mandó inmediatamente a muchos de sus guerreros con cartas escritas, y éstos partieron enseguida. No se sabe la causa del enfado del daimyo, pero algo grave ha tenido que ser para que se haya puesto así. La información es bastante fiable, señorita, mi cuñada en persona me lo contó, que trabaja como sirvienta en el palacio del daimyo, y vio los estragos causados por el enfado. Pero no creo que podamos adivinar el motivo, al menos el pueblo. Seguramente, es algo que sólo saben los guerreros del daimyo, y nadie más.

Tras esta pequeña pero intensa charla, el posadero se acerca a una mesa vacía donde tiene el sake, y se escancia algo en un vaso, para a continuación bebérselo todo de un trago. Parece que ha decidido quedarse cerca de tí hasta que no tengas nada más que preguntar. Tampoco es que haya mucha más clientela que atender por el momento.

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11/10/2010, 13:13
Keiko Kibaken

- Ya veo... Mal asunto que un Daimyo se enfade. - comento, pensativa, y luego vuelvo a mirarle. - Bueno, yo estoy buscando trabajo. He sido entrenada en las artes samurai, por lo que puedo hacer prácticamente cualquier asignación que se me confíe. Supongo que no sabrás de ningún trabajo medianamente bien remunerado en la zona...

Di un sorbo al sake. Empleé un tono reticente, pues no estaba segura de que el posadero pudiera saber de alguien que buscara un yojimbo y supiera recompensar un trabajo bien hecho. Aún así podría interesarme otro tipo de trabajo, y con todas las personas que se dejaban caer por la posada, era probable que su dueño conociese a cualquiera que necesitara a alguien con mi cualificación.

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11/10/2010, 14:48
Director

-Pues...las cosas están mal ahora mismo, señorita. Incluso los extranjeros que saben luchar han sido convocados por el daimyo, aunque no sabemos para qué. Quizás los utilice como mensajeros, pero...no creo. Seguramente les mande alguna misión con poca importancia y responsabilidad para que la hagan ellos ahora que tiene menos samurai que antes, porque están de viaje. Quizás deberíais preguntarle a él. O si no os gustan los tratos con los daimyo, no lo sé...en otra época os diría de acudir a una persona con cargo importante en la ciudad, pero ahora ya veis que están atareados...

El posadero se termina el vaso de sake, y viendo que han entrado nuevos clientes, te mira con un interrogante en la cara para poder ir a atenderlos.

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11/10/2010, 15:30
Keiko Kibaken

Al comprender su pensamiento asentí con la cabeza.

- Muchas gracias por compartir este rato, ha sido un placer haber mantenido esta conversación. - le digo amablemente.

Me termino la comida sin prisa y apuro el vaso de sake para continuar mi camino. En vista de que no había nadie interesante por la posada, decido encaminarme en dirección al castillo del daimyo, aunque sin demasiada convicción. Quizá podría trabajar para él sin necesidad de establecer más vínculo que el contrato de una tarea temporal, y necesitaba dinero.

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02/11/2010, 22:06
Director

-Hasta otro día, señorita. Espero que encuentre lo que busca, en serio se lo digo.

Agradecido, el posadero inclina la cabeza con la despedida formal y se despide.

Decidida, caminas hacia el castillo del daimyo, pero no es fácil llegar hasta él desde donde estás. Aunque desde lejos lo puedes ver, las distancias engañan, y un daimyo, ante todo, ha de tener lujos y riquezas, y un palacio de proporciones tan gigantescas que apenas les da tiempo a los sirvientes a limpiarlo de arriba a abajo hasta que vuelve a estar sucio.

Tras una larga caminata, llegas a la entrada, y dos guardias te dejan pasar tras preguntarte tu oficio. No parecen muy contentos de tener que hacer guardia, y por sus ropas, se puede entrever que no son guerreros que normalmente están haciendo esas pequeñeces.

Ahora estás dentro del palacio, pero no sabes exactamente dónde entrar. Podrías encontrar la habitación del daimyo, pero eso es poco recomendable, ya que sería un escándalo. Claro que tampoco es muy probable que esté allí, pero hay tantas habitaciones, salones y salas de juegos que podrías tardar bastante tiempo en encontrarlo. Eso si quiere recibirte, claro está.

Notas de juego

puedes o elegir donde buscar, o lanzar tirada a ver tu suerte ^^

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03/11/2010, 09:19
Keiko Kibaken

Desorientada debido al carácter gigantesco del lugar, decido echar un vistazo a las habitaciones a lo largo de los pasillos principales. Tanto los detalles como el personal que observaba a mi paso me hacían pensar que el lugar era lujoso, y hacía tiempo que no me veía rodeada por algo así.

Tomé la determinación de que no era buena idea husmear por ahí sin rumbo fijo, y menos cuando estaba tan convencida de que los guardias eran auténticos guerreros, y no aburridos centinelas con limitaciones en la lucha. Camino en dirección al primer salón de juego y detengo al primer sirviente con el que me cruzo para comprobar si puede facilitarme la información que preciso.

- Disculpa, ¿puedes indicarme dónde puedo encontrar al Daimyo, o a alguien con suficiente autoridad?

- Tiradas (1)

Motivo:
Dificultad: 8
Tirada (1): [color=#7F7F7F]17 (10, 7)[/color]
Guardados (1): 17
Total: 17 (Éxito)

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06/11/2010, 10:47
Keiko Kibaken

Notas de juego

(Perdona si no he hecho bien la tirada, es que no me aclaro con estos dados XD Si tengo que repetirla con otra dificultad dimelo.)

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14/11/2010, 21:30
Director

Notas de juego

Si me pudieras decir para que es esa tirada te lo agradeceria.

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14/11/2010, 21:33
Co-Directora

Notas de juego

la tirada se la pedí yo :P

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14/11/2010, 21:40
Director

Notas de juego

O sea, que la has liado.

Keiko, si la tirada era de suerte, descartala. No creo que no te digan quien es el daimyo. Es un secreto a voces.

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14/11/2010, 21:52
Director

Tte encuentras con una pequeña mujer que está limpiando el suelo de la habitación. Parece muy atareada, y limpia rápidamente pero con fruinción, manteniendo un gesto serio. A pesar de eso, levanta la mirada al escucharte, y asiente con la cabeza mientras terminas, reconociendo que sabe la respuesta.

-Sí, verás...El Daimyo está en la última sala de este pasillo, a la derecha del todo. En la puerta pone: Biblioteca. ¿Sabrás llegar?

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15/11/2010, 01:13
Keiko Kibaken

- Sí, no creo que tenga problema alguno. Gracias. - le digo sin entretenerla por más tiempo, contenta ya que al parecer no tendría que remover descortésmente cada rincón del castillo para encontrarle.

Continúo por el pasillo siguiendo la indicación recibida, y al llegar al fondo giro a la derecha, esperando ver el cartel que ubicaba al habitáculo.
Luego entré discretamente y en silencio para buscar en la sala con la mirada al Daimyo.

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07/12/2010, 00:23
Director

Ya en la sala indicada, recorres la habitación con la mirada, y a pesar de que hay varias personas, no dudas en señalar con tu mirada el daimyo de la habitación. Cómo no, su porte es un claro indicador de su posición: con la espalda bien recta y el gesto serio, su figura destila seguridad en sí mismo y poder, aunque en estos momentos sus ojos muestran cierta furia que no logra disimular del todo con su gesto sereno.

La gente de la habitación está atareada, buscando cosas al parecer, pero el daimyo está sentado en el suelo, delante de la mesa, con gesto adusto. Al verte entrar, sus ojos te miran fijamente, y recorren toda tu indumentaria. Al percatarse de que eras una bushi, asiente con la cabeza, y despacha al resto de personas con un par de palabras.

-Por lo visto no sois capaces de darme más información útil, así que os quiero fuera a todos de esta sala, ¡y no volváis hasta haber encontrado lo que busco!

Cuando os quedáis a solas, sin contar con el par de guardaespaldas que hay a cada lado, a un par de metros del daimyo, te señala un sitio a su lado para que te sientes.

-Ven aquí y cuéntale a Yorimoto Jimbei el asunto que puede traer a un bushi a su humilde hogar.

Está claro que la modestia es fingida, porque la ostentosidad de sus paredes no hacen más que revelar su gran amor por demostrar el dinero que tiene.

 

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08/12/2010, 03:32
Keiko Kibaken

Observo con impasibilidad como los presentes abandonan la sala tras la orden del Daimyo, y desecho rápidamente la cuestión sobre el objeto que estarían buscando.

"Vaya, al menos no es del todo un déspota" - pensó una parte de mí con cierto humor.

Realizo una inclinación de cabeza respetuosa para agradecerle la recepción y corresponder a su estátus social, y avanzo con pasos serenos y seguros hasta el lugar indicado, mientras me planteo si debería sentarme o no. Estaría más cómoda de pie, no obstante habría sido socialmente reprochable y no podía permitirme el lujo de que mi mente me distrajera con preferencias intrascendentes. Tomé asiento con gestos seguros, y me dirijí a mi interlocutor con un tono jovial pero que denotaba cierta deferencia.

- Saludos, Lord Yorimoto. - decidí plantearle mis intenciones sin aburrirle más de lo necesario y fui directamente al grano. - He venido para ofreceros mis servicios como bushi.

Esperé su respuesta expectante, suponiendo los interrogantes y pruebas que podrían venir a continuación, pero sin apartar la mirada.

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08/12/2010, 20:11
Director

-¿Entonces no tenéis ya un daimyo a quién servir? Interesante... - rascándose la barbilla con suavidad, piensa durante unos segundos - No estoy seguro de si confiar en tí, al fin y al cabo no te conozco, pero quizás eres justo lo que necesitaba. A ver, explícame las razones que pueden haberte llevado a ofrecer tus servicios al clan Mantis, y lo que esperas realizar como bushi en mi nombre.

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09/12/2010, 12:16
Keiko Kibaken

- Durante muchos años, mi vida se ha resumido a un viaje constante en busca de tareas que me proporcionasen lo justo para poder continuar mi camino. Como ronin llevo mucho tiempo en constante movimiento sin buscar ningún destino concreto, pero al menos dicen que quien no camina siguiendo un rumbo fijo no corre el riesgo de perderse. - expliqué. - Lo cierto es que me gustaría poder realizar una misión que presente cierto grado de desafío, algo que esté a la altura. Desearía poder demostrar mi valor en una misión arriesgada, pero para una ronin las oportunidades de este tipo son muy limitadas y no aparecen con facilidad. Estaría dispuesta a hacer cualquier misión noble que deseéis encomendarme, siempre que no se oponga a mis valores. Mi honor es mi vida, podéis ponerme a prueba.

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09/12/2010, 17:24
Director

-¿Que te ponga a prueba? - con una estruendosa carcajada, el daimyo se palmea la barriga un momento para ponerse serio y hablarte quedamente -Sí, es exactamente lo que pienso hacer. Te voy a contar lo que estoy planeando, pero ya como tu daimyo, puesto que he aceptado serlo. Bien. La situación es ésta: El Emperador ha decidido convocar a los clanes principales, que enviarán a uno de sus guerreros para resolver cierta disputa. Cómo no, al clan Mantis no nos considera lo suficientemente "importantes" - al mascullar esta palabra, frunce el ceño con enfado - Aun así, es hora de demostrar que nuestro clan es igual de importante que el resto, más incluso que alguno de los que tan ostentosamente hablan de su poder. Y mi plan es enviar a un guerrero, tal como han hecho los otros clanes. El caso es que no me puedo arriesgar a enviar a algún guerrero importante, ya que el emperador podría enfadarse y quitarlo de mi servicio. Pero ya que has llegado tú, te utilizaré para eso. El riesgo de la misión es alto, no sabemos la reacción del resto de los clanes ante este acto, pero tampoco te atacarán por la noche, esto es algo más diplomático. Y esa parte la manejo yo. Además, tú misma me has dicho que te ponga a prueba, ¿no?¿Qué mejor prueba que el hacer una misión arriesgada para demostrar tu valía?

Con un par de carcajadas más, Yorimoto llama a un sirviente, le ordena que traiga algo para comer, y éste se marcha a cumplir su orden con premura.

-Bien, ¿qué me dices, bushi? Por cierto, tendrás que decirme tu nombre, tendré que reconocerte cuando me pregunten por mi nuevo guerrero.

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10/12/2010, 11:54
Keiko Kibaken

Evito la media sonrisa insolente que espontáneamente habría esbozado en cualquier otro momento ante el contenido de tales palabras como resultado de un asomo de orgullo que creía mantener bajo control, y recupero la actitud de solemnidad recordando ante quién me encontraba y todo lo que implicaba aceptar el encargo que me ofrecía.

« ¿Disputa entre clanes? Vaya novedad... »

Podía ganarme la enemistad de muchos guerreros y de bastante gente importante, pero probablemente no se me presentaría otra ocasión así nunca más, y si tenía éxito el clan Mantis quizá sabría apreciarlo.
No necesitaba reflexionar sobre el peligro, porque la mayor plenitud de la vida se encuetra al mirar de frente a la muerte... seguramente él no estuviera demasiado convencido de que yo tenga posibilidades de culminar la tarea encomendada, pero la recompensa probablemente no sería un simple cuenco de arroz, lo que me vendría bien para renovar mi equipamiento y realizar una serie de adquisiciones que de otra forma no podría premitirme.

- Acepto la misión, consideradme a vuestro servicio. - dije seriamente.- Seré vuestra guerrera, mi nombre es Keiko Kibaken.

Decidí no plantear mis interrogantes por el momento. El motivo de la disputa no era de mi incumbencia, y ya conocería la recompensa después de ser felicitada por la culminación exitosa.
Esperé con atención para escuchar las instrucciones que me diera.