Partida Rol por web

La habían sacado a empujones de la furgoneta y la mantenían con la cabeza baja con fuerza, aun llevando el par de esposas, había sido un paseo un poco complicado puesto que al lugar donde la llevaban, los calabozos de la comisaría local, parecía atestado de gente y policías. Debían haber movilizado efectivos de otros lugares de Oregón para montar tal dispositivo, puesto que no era la única que estaba siendo empujada a las celdas, ni sería la única que estaría en una celda aquel día.

Finalmente libre de las esposas la empujaron a una celda junto a las dos compañeras de la furgoneta, y a otro par de hombres más que llevaban un rato ya al parecer, igual con los ojos hinchados y mal aspecto, parecían venir del mismo sitio. Las otras celdas estaban igual de llenas de gente, algunos habían sido detenidos lejos del gas, porque parecían en mejor estado que ella, y algunos se agolpaban en celdas donde claramente solía haber menos gente; había un estado de duda entre todos ellos, algunas voces murmuradas y algo de temor “ya nos sacaran, no hemos hecho nada”, “se les ha ido de las manos”, “joder yo estoy fichado ya”.

Pasaron algunos minutos y algunos policías, aun llevando el equipo de intervención, es decir chalecos y demás protecciones entraron a la celda.

-Esta.-Dijo uno señalando a Kiwa.

Y entraron a por ella llevándola casi a rastras a la típica sala de “preguntas” donde seguramente, tras ese cristal opaco, más gente estaba mirando, aparte de haber una cámara grabando.

Allí la sentaron en una de esas incomodas sillas, la sala olía a café y había dos agentes, uno de policía y otro mejor vestido, con un aspecto serio y una mandíbula tensa. Dobló unas gafas de sol y se las colgó de un bolsillo de la chaqueta, viendo entrar a la motorista. Uno de los policías que metió a Kiwa en esa sala se quedó en la puerta, mientras los demás se marchaban, seguramente hacia las celdas para proceder a repartir a gente entre las otras salas de interrogatorio que había visto al ser conducida al lugar.

-Bien. Vamos a empezar…-El agente de policía tenía en sus manos la documentación de Kiwa y estaba echando una ojeada.- Kiwa Aleksevef…Alekseyef, ¿sí? Somos el agente Richardson del FBI y el agente Moore, de la policía de Silver City.-Hizo un gesto a su placa cuando nombró ese último nombre, para identificarse como Moore el mismo.- Vamos a hacerle unas preguntas, como comprenderá señorita tenemos algo de prisa, así que cuanto más ágil sea esto…

Moore se vio interrumpido por Richardson que se giró hacia Kiwa algo violentamente, y se inclinó plantando las manazas sobre la mesa. El subfusil que llevaba colgado bajo el brazo se meneo adelante y atrás levemente…Y luego con un gesto agarró la documentación de la mujer para echarle un vistazo, comparando la foto de esta con ella misma.

No dijo nada, se limitó a fruncir el ceño y apartar a un lado su chaqueta para mostrar la placa del FBI en su cinturón. Fue un gesto breve, eso sí.

Aclarándose la garganta Moore continuó.

-¿Estuvo usted en la mina de Calebourne?-El agente echó mano a una libreta y su pulgar presionó un bolígrafo, preparándose para tomar notas.

Los policías la condujeron sin demasiadas consideraciones, tras esposarla, a través de la nubes de gas, por lo que al llegar hasta el furgón, tosía y le corrían las lagrimas por el rostro. Lo único positivo de toda aquella situación de mierda, era que al parecer nadie la había visto luchando contra esa cosa, aunque uno de los agentes hizo ver que estaba junto a su cadáver.

Tras un buen rato de ser trasladada y tratada poco menos que como una terrorista asesina de policías, acabo esperando su turno en una celda, hasta fue conducida por lo que parecían fuerzas de asalto hasta una sala de interrogatorios tan parecida a las que podía ver en cualquier película o serie, que resultaba de lo mas inquietante.

Bajo la chaqueta de cuero se dio cuenta de que una de las mangas estaba desgarrada y perdió un par de segundos maldiciendo para sus adentros, le gustaba esa camiseta, le quedaba muy bien. En seguida se olvido de su indumentaria cuando aquellos dos tiempos empezaron a interrogarla. Tras asentir al decir su nombre mas o menos correctamente, se dispuso a responder, pero tan solo un sonido agónico salió de su garganta. Intento tragar saliva, sin mucho éxito, pues tenia la boca seca y lo intento de nuevo.

- No llegué... - dice con voz casi afónica -, el atasco me impidió alcanzar la mina, y después ocurrió todo, la explosión, los disparos, el gas... ¿puedo beber agua por favor?

-Sí, perdón. Ahora vuelvo.-El agente salió por la puerta y el policía que estaba en la puerta se quedó delante de esta, más atento que nunca por si Kiwa intentaba algo. Llevaba aun el equipo de antidisturbios, visera bajada incluso, así que no se le veía bien la cara.

Richardson tomó la iniciativa en ese momento.

-¿Tuviste un accidente? Vas como esas moteras calentorras de los festivales de coches y motos. ¿Atropellaste a alguien?, ¿te sientes…distinta?

Empezó a intercalar preguntas en ese pequeño receso de tiempo, hasta que la puerta se abrío de nuevo y Moore entró con una botella de agua y un paquete de clínex.

-Aquí tiene señorit…-Guardó silencio, escuchando la última de las preguntas, quizá sintiendo curiosidad por las respuestas. Dejó botella y paquete sobre la mesa.

Kiwa hizo un gesto de agradecimiento con la cabeza e incluso esbozó una media sonrisa al policía cunado salio de la habitación a por el agua.

- Si - dice con esfuerzo -, los coches se detuvieron de golpe, esquive un par, pero al final choque con uno y acabe en el parabrisas...

La referencia a su ropa la hizo detenerse, aun algo aturdida y confusa. ¿Calentorra? La vida de ese tipo debía de ser muy aburrida si pensaba que ella vestía en ese momento como una calentorra.

- No, no. Choque contra el coche que se paró en seco y salí despedida. Seguro que podrán ver como la rueda de mi moto coincide con el parachoques del coche en cuestión.

Y mi culo con el parabrisas. Pero decir aquello no le parecía la mejor de las ideas.

El agua llego junto a la ultima pregunta, lo que le dio tiempo a pensar la respuesta. Sabia a que se refería, y todas las partes de su cerebro le gritaban que se hiciese la tonta al respecto.

- Gracias... - dice sonriendo de nuevo y dando un largo trago al agua tibia que le supo a gloria.

- ¿Distinta? Tengo la garganta hinchada, los ojos irritados y me duele... - el culo - todo el cuerpo. Aun estoy algo mareada ¿como quiere que me sienta?

-Escuche señorita Kiwa…-Moore pareció adelantarse a Richardson, que estaba bastante mas embalado que el tranquilo agente de policía.- Nuestros hombres vieron un cuerpo cerca de donde se la detuvo, ¿tiene algo que ver con su estado?-Moore frunció el ceño.

Kiwa miro al policía procurando parecer confusa, parpadeando antes de responder.

- ¿Cerca dice? Tal vez era el conductor del coche con el que choqué...

Ante la mirada de los policías hizo una pausa y frucio el ceño con una expresión de cautela y algo de miedo en el rostro.

- ¿Ha dicho cuerpo? ¿Quiere decir que esta...? Oiga, espere un momento, yo conducía una moto y es imposible que el conductor del coche sufriera tanto daño. Algo más debió pasarle...

Miraba a ambos de forma alternativa con miedo en el rostro, algo que no debía esforzarse por fingir.

Richardson tomo la iniciativa de nuevo, moviéndose por la sala con las manos cruzadas tras la espalda, cual detective privado dándole vueltas a un caso.

-Que importa, algún pelotazo de goma. La gente es imbécil y no entiende que cuando alguien dice al suelo o quédense en sus vehículos, deben hacer caso.-Le dedicó una mirada a Moore, de esas asesinas, y el agente Moore carraspeó. Richardson enfocó su vista de nuevo en Kiwa.

-¿Vio algo extraño?, ¿sintió algo extraño?, ¿vio que sucedieran cosas…extrañas? ¿Las imaginó?-De nuevo un bombardeo de preguntas.- ¡Responda!-La manaza del hombre golpeó la mesa para captar la atención de Kiwa.

Era evidente lo que aquel hombre deseaba saber, y Kiwa sabia muy bien que acabaría en problemas si admitía haberse enfrentado a una especie de mutante rabioso y salido. Por ese motivo volvió a mirarlo con una expresión confusa y algo irritada ya por tanta insistencia.

- Ya le he dicho que me sentí dolorida por el accidente, y casi me asfixio por los gases. Claro que vi cosas raras, coches estrellados, humo por todas partes, gritos y disparos.Aquello fue una locura, y todavía no entiendo a que vino tanto lío.

Dando a entender que creía que el policía estaría de su parte se volvió hacia Moore para preguntarle.

- ¿Me puede decir que es lo que quieren saber exactamente? No creo que pueda ayudarles, ya que todo lo que recuerdo es confuso, pero si me dicen exactamente lo que buscan...

Esperaba que aquello acabase pronto, pues no sabia hasta cuando aquellos tipos iban a creerse su actitud inocente.

Richardson miró a Moore y hubo un intercambio de asentimientos, como si fuera un código preacordado entre ellos. El hombre del FBI se irguió de nuevo y se ajusto el cuello de la chaqueta, saliendo escopetado hacia la puerta, casi llevándose por delante al policía que guardaba esta. Moore miró una última vez a Kiwa y salió por la puerta, detrás de Richardson a paso acelerado. Algunas voces se perdieron por el pasillo.

A solas con el policía que guardaba la puerta, este finalmente salió y se escuchó el ruido de unas llaves cerrar dicha puerta.

Pasó un escaso minuto, y Kiwa notó algo alarmante. El piloto rojo de la cámara en un rincón que enfocaba el lugar donde estaba sentada se apagó. Apenas treinta segundos después la puerta se abrió para dar paso a cuatro policías que aun vestían las protecciones de antidisturbios, y tenían el casco de protección echado, tapando sus rostros. Uno de ellos cerró la puerta tras de sí, aunque no echó ningún tipo de llave.

Había un silencio incomodo, mientras Kiwa notaba la mirada de esos cuatro hombres sobre ella.

A Kiwa no le gusto nada la mirada que se cruzaron los dos agentes de la ley, aunque permaneció desconcertada en la silla mientras iba saliendo todo el mundo de la sala, incluso el policía de a pie que vigilaba la puerta. Pero mayor aun fue su preocupación cuando el la luz de la cámara se apagó y entraron cuatro anti disturbios completamente equipados con los cascos cubriendo sus rostros.

Lentamente y sin quitarles ojo de encima se puso en pie, intentando dejar la mesa entre el grupo y ella y miró a su alrededor en busca de una salida como un animal enjaulado, aunque sabia muy bien que la puerta al otro lado de los hombres era la única forma de irse de allí.

- Hemos... ¿terminado ya?

Lo cierto es que no tenia la menor esperanza de que la dejaran ir sin mas, pero no dejaría de intentarlo hasta el ultimo instante.

Los tipos se quedaron allí un momento hasta que uno de ellos, el más alto y fornido, finalmente articulo palabra.-¿Entonces es esta esa calientapollas de la barra?-Preguntó este a uno de sus compañeros que ya estaba apretando la porra entre sus dedos, asintiendo inmediatamente. De algún modo, sabían que Kiwa era stripper…No era raro que los policías de Silver City fueran una noche a ver culos meneándose y tirar billetes en sus ratos libres.

-Lo mejor es que te quedes quietecita y te dejes hacer, tenemos medios para que eso pase…-Un movimiento de su brazo hizo que su codo diera en un compañero suyo, que reaccionó con algo de nerviosismo, su mano se cerró entorno al taser y el pulgar activo el objeto. Los sonidos de la electricidad a alta intensidad llenaron la sala de manera ensordecedora. Eran tres tipos armados con porras, y el cuarto, el más bajo y nervioso de ellos se había traído un taser a esta encerrona…

Estúpidamente, Kiwa se sintió aliviada al comprobar que no estaban allí porque la hubieran visto pelear o matar a esa criatura, sino por que la habían visto bailar en el club. Lentamente empezó a levantar las manos como si pensara pedirles que se tranquilizaran y que hablaran con tranquilidad. Pero en seguida supo que eso no iba a suceder. Aquellos tipos habían venido con las ideas muy claras y con un escalofrío recorriéndole la espalda, Comprendió que solo había una manera de salir de allí y no era precisamente peleando, en el mejor de los casos si los derrotaba, la detendrían por algún cargo inventado.

Así que o que hizo fue subirse a la mesa usando la silla como apoyo e intentar saltar con todas sus fuerzas en una pirueta por encima de los policías. Era un movimiento casi imposible, algo digno de la mejor bailarina o la mas experta Artista Marcial. Por desgracia, no contaba con que aun estaba débil por los gases y con que la maldita mesa se movería por el impulso haciéndole perder pie.

Antes de saber lo que estaba ocurriendo, estaba en el suelo boca abajo, aturdida por la caída y empezaba a sentir las manos de los policías inmovilizándola e impidiendo que hiciera ninguna otra tontería. Aquel seria un dia largo y duro.

Kiwa pudo notar las manos de los policías sobre su cuerpo, entre los cuatro la alzaron en vilo, con las ropas que llevaba de montar en moto ciñéndose aún más en torno a ciertas partes de su cuerpo. No tardaron en doblarla sobre la misma mesa que la había traicionado momentos antes, alguien la agarraba del cuello y apretaba su rostro contra la mesa.

-Vamos novato, ¿era lo que querias no? Darle a esta puta. ¿La damos un calambrazo para que este bien apretadita?

Hubo un silencio tenso, pero en vez de recibir un calambrazo Kiwa recibió un azote con fuerza en el trasero, que resonó por toda la sala.

-Eso es, ya te vas animando…

Kiwa pudo notar como la desajustaban los pantalones y se los bajaban hasta las rodillas, una sensación fría recorrió su piel desnuda ahora mientras unas manos enguantadas jugaban con su ropa interior, tirando hacia arriba, haciendo que se marcase su sexo al tensarse la tela sobre este. Uno de los cascos apareció delante de Kiwa, apenas se veía nada a través del cristal de protección de este, y el tipo habló a Kiwa.

-¿Vas a ser una buena puta y no vas a morder? Asi terminaremos antes y te podrás ir a casa.-Otro azote cayó sobre su trasero, casi se agradecia la calidez de este, antes de que empezaran a despojarla de su ropa interior también, el ruido de un cinturón desabrocharse se escuchaba detrás de la stripper.

-Tiene unos labios bien bonitos-Dijo otra voz detrás de ella, algo más dudosa.

-¿Quieres que te la chupe, novato? Seguro que llevas pajeandote pensando en eso desde que la viste en el escenario meneando el culo.

Sin poder hacer mucho para evitarlo, Kiwa se vio alzada por los aires y obligada a apoyar el torso sobre la mesa. Para cuando pudo recuperar un poco de control sobre su cuerpo ya estaba completamente sometida y sujeta por varios policías que realmente le ponían muy difícil escapar de allí. Aun así estaba dándole vueltas a la mejor forma de escurrirse y apartarlos de una patada, cuando escucho la sugerencia de que le dieran un calambrazo. Aquello la desanimó rápidamente de cualquier intento de fuga.

Por un ingenuo segundo se pensó que tal vez solo querían asustarla y darle una lección, al menos mientras recibía el duro azote sobre el cuero que cubría sus nalgas. Pero cuando uno de ellos desabrochó la prenda y dejó al descubierto su trasero, no sin esfuerzo, los comentarios no daban mucho pie a tener esperanza. El pequeño tanguita deportivo no tenia el menor problema en abrir sus labios y separarlos cuando alguno de ellos jugueteaba a tirar de la prenda, ya no solo marcando su sexo sino ademas abriéndolo cuando se desbordaba a ambos lados de la tela.

- Por favor, no me hagáis daaaaaaahhhh...

La sorpresa y el dolor de un nuevo azote, este sobre su piel desnuda interrumpieron su suplica al tipo del casco arrancándole un profundo gemido.

- Me portaré bien, pero no me hagáis daño por favor...

No tenia muy claro a que se estaba comprometiendo, ya que el tipo le había dicho que no mordiera... ¿no estarían pensando en...? El comentario sobre sus labios la dejo completamente fuera de lugar. ¿Quien demonios decía eso durante una violación en grupo? Fuera quien fuese, otros intentaron separar sus piernas pero los pantalones no facilitaban esa tarea, así que tras varios forcejeos mas, en lo que ella poco podía hacer, sus botas, pantalones y tanga acabaron tirados hechos un bulto en el rincón, lo que les permitía ya obligarla a separar las piernas por completo sin ningún obstáculo.

¿Quien diablos seria el novato ese? Seguro que lo recordaba del club...

Mientras Kiwa aun daba vueltas a quien podía ser aquel novato aquellos hombres la colocaron en una de las esquinas de la mesa por la fuerza, ya notaba algo ligeramente húmedo abrir la entrada a su sexo cuando aquel que tenía delante también hizo lo propio, revelar su falo delante del rostro de Kiwa.

-Claro que no te vamos a hacer daño…-Dijo desde la tornasolada visera de su casco aquel que tenía delante, adelantándose un paso para empezar a restregar un miembro semiflaccido por el rostro de la stripper, la cabeza de este falo dejó escapar un poco de líquido preseminal, y el hombre hizo lo posible por restregar este bajo la nariz de Kiwa para que empezará a habituarse a ese olor.

-¡Venga novato que te la estamos sujetando!-Ciertamente los otros dos sujetaban a Kiwa, no con fuerza pero si firmeza, y además, hacerlo contra la mesa en esa posición no era muy difícil para unos tipos en forma. Se escuchó un azote más, pero diantre, esta vez no fue Kiwa quien lo recibió, si no, posiblemente, el novato. Con este ruido, el policía hundió quince centímetros de carne en el sexo de Kiwa y como desatado empezó a embestirla desde atrás, haciendo que la mesa temblara y a veces emitiera un quejido agudo, sus manos manoseaban las caderas y el magullado trasero de la mujer con avidez, no teniendo que preocuparse mucho de mantenerla en posición para embestirla una y otra vez.

-¡Me encanta esta ciudad…!-Dijo el que tenía delante antes de pinzar la nariz de Kiwa con los dedos, esperando que la mujer tuviera que abrir la boca en algún momento para respirar para hundir su aun no muy duro miembro en su boca.-Siempre hay putas que te limpien el sable.