Partida Rol por web

[jueves, 24 de noviembre. Mediodía]

Con tanta música y baile, alumnos y profesores acaban despertando y desayunando como buenamente pueden. Pero más complicado se hizo ir a clase. Los pasillos se habían convertido en un verdadero circo de tres pistas. Se entremezclaban canciones aquí y allí y todo parecía envuelto en un buen rollismo propio de las comedias musicales de Hollywood. Tanto, que empezó a afectar a la magia que siempre rodea el lugar y que emana de sus habitantes. Pájaros, dragones de dibujos animados y otras criaturas deambularon por el aire, el suelo y las paredes, a modo de atrezzo y acompañamiento colorista de los números musicales. Algunos secretos empezaron a divulgarse, gracias al canto y más de un@ alumn@ acabó en el baño llorando a moco tendido.

Un par de profesores intentaron encontrar el origen del extraño encantamiento y otros tantos, mantener el orden entre el alumnado, en una última oportunidad por recuperar el control perdido. Pero era difícil cuando a primera hora de clase, en Pócimas, el profesor Slughorn se había puesto a cantar, de forma muy sentida, una vieja gloria de la historia de la música.

-Regrets, I've had a few
But then again, too few to mention
I did what I had to do
And saw it through without exemption
I planned each chartered course
Each careful step along the byway
But more, much more than this
I did it my way

Tampoco ayudó que el profesor más callo y aburrido de todo el profesorado del mundo mundial, se viera afectado y se pusiera a cantar una canción deprimente. Lo gracioso, es que algunos alumnos la llegaron a considerar la clase más interesante que jamás hubiera hecho este hombre en vida o muerte.

-There ain't no grave can hold my body down
There ain't no grave can hold my body down
When I hear that trumpet sound I'm gonna rise right out of the ground
Ain't no grave can hold my body down

Well, look way down the river, what do you think I see?
I see a band of angels and they're coming after me
Ain't no grave can hold my body down
There ain't no grave can hold my body down

Iacomb se negó a cantar nada y sólo dio la lección de Transmutación que se esperaba de ella. Sus declaraciones fueron, tras varias burlas hacia sus compañeros de mente débil, que ella “no pensaba dar semejante espectáculo y rebajarse a hacer de mono de feria como cierto profesor de “vida alegre””.

Finalmente, llegó la hora de la comida. Todo el mundo estaba deshidratado y hambriento por tanto bailecito y canción. Algunos hasta habían comenzado a perder la voz por una faringitis, de tanto forzar las cuerdas vocales.

[Gran Comedor, mesa de Slytherin, durante el desayuno]

Cassia: Por suerte, en este sueño, todo el mundo parece demasiado ocupado cantando sus propias cosas como para fijarse en lo débil que estoy y en que tengo que caminar con Julian sujetándome. Pues menudo príncipe estoy hecho, que si la seguridad de J tuviera que depender de mí...

No, en la mesa de Slytherin no hay ningún alimento que llame a mi apetito: todo me parece tan calórico y pesado que mi cuerpo ya sufre pensando en toda la energía que requeriría digerirlo. Y por otro lado, la energía que costará devolverlo antes de que comience la digestión. No puedo seguir pensando así, no.
— Por supuesto que hacen bromas sexuales —bufo sin demasiado aire, cerrando los ojos un instante de más. Va, al menos beberé zumo. El zumo es fruta líquida, ¿no? — Cuéntamelas. El ambiente en mi habitación no es tan divertido...

[Acudan al Sexo, Drogas y Rock para ver a Jussia decirse que se quieren de esa forma indirecta que siempre saben. A continuación, les dejamos con la forma directa y adecuada al capítulo musica]

Julian: — Podemos intentar pedirlo. A mi también me gustaría que hubiera más fruta — le digo — Puedo alegar que es por temas deportivos o algo así — encojo los hombros. Soy Prefecto y Capitán, ¿no? Debería poder hacer algo con ese tipo de cosas. La miro de nuevo — Oye, lo que cantaste antes... — dejo caer, esperando a ver si ella dice algo al respecto o tengo que tirar del hilo.

Cassia: Le miro, perdida. Tengo la sensación de que he cantado desde casi despertarme, y no sólo yo. Es raro, de hecho, que ahora no cante: ¿qué significa esto? Ah cierto, puede que siga soñando.

— ¿Qué canté? ¿Te refieres a...? —cómo había sido eso... Trato de buscar en mi interior el sentimiento. Entonces, la canción surge por sí sola. — When your eyes say it, that's when I know that it's true: I feel it...

Julian: Sonrío al escucharla de nuevo. 
— Sí, a eso exactamente...

Cassia: Me rasco un poco la mejilla.
— I feel the love coming through: I know it —sigo, porque no siento que pueda parar. — I know that you truly care for me, 'cause it's there to see.

Julian: Vuelvo a sonreír, y se me olvida lo ofuscado que estoy con ella enseguida. 
— ¿Y por qué no haces algo al respecto? — susurro — Porque ya sabes lo que siento por ti.

Cassia: — ¿Al respec...? —dudo sin entender, de momento. — Yo... No es que dude de tus sentimientos, J: sé que son reales y sabes transmitirlos. De eso no dudo...

Julian: — ¿Y tus sentimientos? — la invito a continuar hablando.

Cassia: Joder... Me paso la mano por el cuello, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. No es justo, no tengo la fortaleza para pelear contra esta necesidad de hablar. ¡¿No tengo ya bastantes problemas por no saber cuándo cerrar la puta boca?!

Inspiro hondo, y siento una guitarra que se parece demasiado al sonido de la de mi madre. ¡Esto sí que no es justo! Empiezo a cantar con los ojos aún cerrados, de nuevo demasiado avergonzada para enfrentar mis propios sentimientos aunque salgan cantados de mi boca.

Baby, I'm so into you
You got that something
What can I do?

Baby, you spin me around
The earth is moving
But I can't feel the ground

Julian: Antes de que se ponga a cantar, miro alrededor... ¿De dónde sale hoy esa música? En serio, es de locos. 

Su canción...la conozco, es de esa cantante muggle que tanto le gusta, pero a mi me sugiere otra al mismo tiempo y encaja perfectamente en la melodía de la guitarra:

That kinda lovin' turns a man to a slave 
That kinda lovin' sends a man right to his grave 
You know I’m crazy...

Cassia: Le miro de reojo, extrañada por que cante ahora conmigo. Pero no es la misma canción, aunque siga el mismo ritmo. Es raro. Es... ¿un dueto?

You know I'm crazy
Crazy
Crazy for you, baby
Crazy
Crazy
Crazy for you, baby

Cantamos juntos, y es la sensación más rara e irónicamente loca que he tenido en este extraño día. Cuando encuentro sus ojos es como si cantar al mismo son cobrase todo el sentido de repente: ¿sentimos lo mismo? 

Julian: Sonrío cuando canta conmigo. La guitarra sigue tocando y ahora sí que recuerdo la letra de esa canción que ella empezó así que sigo cantando, mirándola a los ojos. Si esta es la única manera de hacerla hablar...

Tell me you're so into me
That I'm the only one you will see

Cassia: Sonrío divertida; ¡se la sabe! Bueno, estoy bastante segura de que, por mucho que se quejen, mis amigos (ha, mis amigos...) se conocen todas las canciones de Britney.

Tell me I'm not in the blue
That I'm not wasting my feelings on you

Quizás es eso, son todas las dudas y el miedo a que me abandonen de nuevo. Dudas que, con el regreso de Werd y haber perdido a dos de mis mejores amigos en el mismo día por mi puta culpa, reflotan tan a flor de piel que cualquier cosa me pone alerta.

Julian: Niego con la cabeza cuando canta esa parte, y sigo:

Every time I look at you...

Y volvemos a sonar como un dueto: 

My heart is jumping, what can I do?
You drive me crazy
Crazy
Crazy
I'm in too deep 
Baby, thinking of you keeps me up all night

You know I’m crazy
Crazy
Crazy for you, baby
Crazy
Crazy
Crazy for you, baby...

Los acordes de la guitarra van apagándose, y yo miro a Cassia sin saber bien qué ha pasado. Bueno, lo sé, y sólo puedo sonreírle antes de acariciarle la mejilla con una mano.

Cassia: Ahora sí que empiezo a sentir el miedo en mi estómago creciendo exponencialmente cada segundo que sigo mirando a sus ojos. ¿Qué he hecho? ¿Qué acabo de hacer? Me encojo al tacto de su mano en mi piel, asustada.
— Jules, no quiero causarte más problemas... —susurro.

Julian: — Lo sé, ni yo a ti — respondo el susurro — Pero si tiene que pasar algo, al menos que me pille sin arrepentirme de nada...

Cassia: Me muerdo fuerte el labio y vuelvo a cerrar los ojos. Estoy abrumada. No estoy en condiciones de nada de esto...
— Primero... Hay mucho que solucionar... —no sólo lo suyo, sino lo mio también.

Julian: Agacho la cabeza un momento, suspirando. 
— Está bien — acepto — Pero, C., yo... No puedo estar esperando eternamente y... llegará un momento que deje de intentarlo — aprieto los labios y le dejo una última caricia en el mentón.

Cassia: — Puede que no sea el momento, pero... parece que sentimos lo mismo —se me atascan incluso esas palabras si no las canto. No suenan naturales ni reales. — Eso... debería contar.

Julian: Asiento. Bueno, para ella “nunca es el momento” pero eso no voy a decirlo ahora en alto. 
— Está bien — quiero zanjar ya el tema así que vuelvo a centrarme en acabar de desayunar.

Cassia: Y de pronto toda esa fantasía en la que estamos en la misma página se esfuma, dejándome un vacío tal en el vientre que acabo mordiendo el trozo de pan por una esquina, masticando hasta que no es más que una masilla deshecha que ya no me cuesta tragar. "Come, no lo vomites, recupera la normalidad, y quizás...", pienso.

[Terrenos, camino a CCM]

Cassia: En vistas de que el pesado sueño musical no se acaba, he decidido que si quiero hablar con April tendrá que ser en privado y no en medio del Gran Comedor como ha pasado con J. He dejado pasar demasiado tiempo cuando April me da sensiblemente menos miedo que Dariel cuando se trata de discusiones (y no entiendo el motivo, porque ambos son terribles) y es posible que ya no quiera saber de mí, pero creo que el camino a la recuperación debe pasar mínimo por recuperar las cosas que me importan. Es la única forma de convencer a mi cerebro de que vale la pena esforzarme en no morir. Ambas tenemos Criaturas después de comer: los terrenos me son más cómodos para tenderle una "trampa" por el camino, cogiéndole la mano con sutileza cuando la intercepto con mis pasos más largos y tirando de ella hacia los arbustos lo que me deje. La parte difícil siempre es pillarla, la verdad, y con la poca fuerza que tengo es muy fácil que se zafe de mi agarre.

— Tenemos que hablar —murmuro tranquila, intentando no alarmarla.

April: Al final no he conseguido desayunar en el Gran Comedor. Es bastante insoportable escuchar a la gente cantar, casi que prefería cuando solo se escuchaban murmullos. Es muy difícil controlarte para no lanzar una maldición cuando te llaman "Golfa" con un tono musical. Así que he cogido algo de fruta y me he largado de allí.

Últimamente solo me siento cómoda en los Jardines, así que ahí voy mientras espero a que empiece la clase del medio gigante. Veo a Cassia de lejos, pero finjo no darme cuenta y en realidad no nos habríamos cruzado si no fuera porque ella me alcanza y me agarra de la mano para arrastrarme hasta unos arbustos.

— Si alguien viera esto, a pesar de que claramente me has arrastrado tú a mí, cualquiera pensaría que además de una putilla mentirosa y asalta hombres, también violo a mujeres. —murmuro con una sonrisa cínica. — ¿Podrás vivir con ello? Claro que, es mejor que te miren con lástima que con asco, supongo.

— ¿Qué quieres? —le pregunto, borrando la sonrisa y cruzándome de brazos. — ¿Has venido a que te cuente algo más de mí para los cotilleos semanales de Hogwarts? Espero que lleves pergamino y pluma, hay mucha mierda para sacar a la luz y se te pueden olvidar los detalles. —vuelvo a sonreír sin alegría, realmente enfadada y con una opresión en el pecho. Pestañeo un par de veces porque siento un molesto picor en los ojos.

Cassia: No esperaba menos veneno por su parte; de hecho esperaba más. Es cuando me atrevo a mirarla a los ojos que se me ocurre el motivo, y es que quizás he dejado pasar tanto tiempo que el enfado se ha diluido para dejar paso a la terrible decepción. Es cuando April se torna un témpano y no tiene el fuego necesario para que sus palabras tengan su fuerza natural. Lo malo es que eso me deja a mí con muy poco que trabajar. Mi reflejo espejo es cruzarme de brazos también, pero es un gesto flojo debido a mi bajo estado físico.

— Si asaltarme ayuda a desahogarte adelante; no puedo detenerte —literalmente. Ap es una delicada flor cuando se trata de enfrentamientos físicos y diría que ni con ella podría hoy. — Sabes que nunca fue mi intención convertirte en el cotilleo caliente del mes cuando... dije eso delante de tanta gente... —agacho un poco la cabeza.

April: Suelto un pequeño bufido seguido de un "ya, claro".

— ¿Y qué esperabas que pasara? .........cuatro años, he estado cuatro años aguantando y callando que... te lo cuento en un momento de debilidad porque creía que eras mi amiga de verdad y vas tú... ni un mes has tardado en decírselo a todo el mundo. —vuelvo a resoplar.

No creo que golpearla o maldecirla me haga sentir mejor, en realidad lo que peor llevo de todo por encima de los rumores, insultos y la traición en sí, lo que me jode es ver lo terriblemente sola que estoy, que ni mi mejor amiga se preocupa lo más mínimo por mí... pero pensándolo bien...

Descruzo mis brazos y le doy una bofetada, no con todas mis fuerzas pero tampoco controlando para no hacerle daño. Es una bofetada en toda regla, en la mejilla.

— Pues sí, algo sí ayuda pero no es suficiente. —respondo secamente. — Por lo menos podrías disculparte...

Cassia: Me esperaba alguna agresión, sí, pero no esperaba que el bitch slap de April me tumbara tan fácil contra el suelo. Tengo en mi memoria tantas veces en las que he bromeado con pegarla y viceversa, llegando incluso a los empujones en juego, que tenía una idea ya muerta sobre su fuerza. Pica; duele más la caída de árbol talado contra la fría y dura tierra.

— Estoy... —me froto un poco la mejilla con los ojos llorosos, todavía en el suelo. — ¡Lo estoy intentando! No me atrevía, ¿vale? Sabía que había metido la pata hasta el fondo contigo y me daba demasiada vergüenza —no puedo evitarlo: me cubro la cara con las manos para intentar ocultar el hecho de que estoy llorando y que no puedo levantarme sola. Porque he estado demasiado ocupada castigándome a mí misma por mi imperfección y este es el patético resultado. — ¡Pero no quería, lo juro! Dar me tiró mierda por gritarle a su hermano, ¡y sólo pensar que pudiera defenderlo me hizo reventar! Confiaste en mí pero me movía más la venganza que proteger tu secreto... —hipo, aún escondida tras mis manos. — Lo siento...

April: No me da pena. No siento ninguna pena por Cassia por mucho que se haya caído y esté llorando. Ni siquiera le he dado tan fuerte, ¿qué le pasa? Suspiro. ¿Cuánto lleva sin comer? Supongo que al final sí que me da algo de lástima ya que me arrodillo en el suelo a su lado y le doy un abrazo para consolarla, frotándole la espalda y la cabeza. AUNQUE DEBERÍA SER A MÍ A QUIEN CONSOLARAN, COÑO.

— Está bien, está bien... —le digo, hasta que deja de llorar. La ayudo a levantarse. — Te perdono...

Cassia: No, demasiado fácil; esto no debe ser real. Debe ser parte del sueño musical... Pero no me importa, porque me aferro a April con toda mi debilidad y dejo que me incorpore, sin soltarla después.

— No, pégame otra vez: lo merezco... —murmuro.

April: Uh, esto comienza a ser un poco tan incómodo que se me pasa totalmente el enfado. Quiero decir, aún no la perdono del todo y no creo que lo vaya a olvidar tan rápido, pero no creo que pegarle o gritarle me vaya a ayudar y ella... parece que se vaya a romper. Vuelvo a suspirar y sigo frotándole la espalda con paciencia.

— Bueno........... últimamente estas botas no me están trayendo mucha suerte y como que se están desgastando demasiado... debe ser de patear el culo de Reed (aunque fue un Petrificus, no una patada)... así que estaba pensando en mirarme unas nuevas. Y como te has portado mal, serán caras.

Cassia: Unas botas nuevas para Ap, de esas de cuero bueno que le molan, me parece un precio ínfimo para compensar semejante cagada. Vamos, está siendo compasiva y no siento que merezca este trato de favor. La quiero demasiado. Puede que le compre dos pares.

I don't know what I'd ever do without you
From the beginning to the end
You've always been here right beside me
So, I'll call you my best friend
Through the good times and the bad ones
Whether I lose or if I win
I know one thing that never changes, and
That's you as my best friend

De la emoción me he puesto a cantar aunque es con un ritmillo sutil, de R&B, que tampoco pretende nada grandioso. Ahora sí la suelto, tocándome de nuevo la mejilla.

— Sólo dime la tienda, anda... —concedo, un poco cortada.

April: Miro a Cassia con los ojos como platos cuando se pone a cantar. No me jodas, ¿ella también? ¿Pero qué le pasa a todo el mundo? Este lugar va de mal en peor, no hay dudas.

— Hmm... al menos no desafinas como otros. —le digo, no muy segura de qué cara poner respecto a su verso.

Se hacen unos segundos un silencio extraño hasta que Cassia me pregunta sobre la tienda de la que quiero las botas. Eso cambia bastante el ambiente, porque me envalentono olvidando todo lo demás al sacar una revista de moda del bolso.

— Mira estas botas de esta página. ¡Oh! ¡Y qué te parecen estas otras? Aunque para mi gusto tienen poco tacón y por calidad-precio, estas de aquí son mejor y el tacón parece resistente para dar pisotones.

Total, que tengo casi toda la revista señalada con lo que me gusta y como hace días que no hablaba con nadie, tengo una buena selección de material para comentar. Claro que, como he dicho, elijo uno de los pares más caros por portarse mal conmigo.

Cassia: Por supuesto que ella ya tiene una selección preparada, que estoy más que encantada de revisar con ella aún a riesgo de llegar un poco tarde a clase de Criaturas... Eso sí, necesito apoyarme un poco en ella para que, al mirar cómo pasa las páginas de la revista, no pierda yo mi equilibrio.

— Te compraré las primeras y las del tacón bueno, ¿qué te parece? —concedo. — Sé que son una compensación estúpida, pero eso no quiere decir que no puedas verte fabulosa a la vez...

April: — Bueno, además de las botas seguro que serás una buena esclava por unos días. —bromeo (o no), esbozando una pequeña sonrisa. A todo esto, habría que estar ciego y además no saber del problema de Cassia para no darse cuenta. — ¿Cuánto hace que no comes en condiciones? —le pregunto, mirándola de arriba abajo.

Cassia: — Lo que quieras, en serio —me resigno a mi penitencia, esperando simplemente que no se trate de nada físico. — Estoy comiendo, de verdad. Ese no es el problema... — confieso por quizás tercera vez hoy.

April: — ¿Lo vomitas? ...si quieres nos saltamos la clase, no creo que estés bien. ¡Si hasta yo te he tumbado! De verdad, a este ritmo te vas a quedar sin fuerzas. ¿Qué harás cuando Crautchin quiera sexo? A este paso como mucho harás de estrellita de mar...

Cassia: Sólo asiento. No quiero hablar más del tema ahora mismo.

— No creo que J esté para sexo tampoco —exhalo, intentando redirigirnos hacia la clase. — No quiero perderme la única clase que me hace ilusión en el horario, venga.

April: A regañadientes, voy con Cassia hacia la clase de Crianza de Criaturas Mágicas. No digo nada, pero comienzo a pensar que la condición de Cassia se debe a lo que pasa con Crautchin. Quizá es algo más mental que físico.

— ¿Habéis averiguado algo nuevo? Yo he escrito a mi padre, pero como buen ministro ha dicho mucho sin decir nada.

Cassia: — Pues como siempre hace tu padre —exhalo. — Si no me llevara como el culo con mis abuelos, o si tuviera algo a mi favor, podría intentar sacar yo algo, pero descartado. Yo... Me he pasado todo el rato muerto que he tenido sin vosotros leyendo sobre posesiones, pero es un tema muy caso-específico. Sin más información sobre la entidad, de dónde viene... es difícil —meneo la cabeza, empezando a agobiarme mentalmente. — Necesito enfrentar los problemas uno a uno: primero, a clase. Dejo que copies mis apuntes.

TIENES QUE ALIMENTARTE
LANCE & SHERRY

24 de noviembre de 2000
11.45
Enfermerías de Hogwarts
 

Lance: Cuando despierta, es incapaz de pensar con demasiada claridad: no es hasta que no percibe las filas de camas con bisel que le rodean por doquier que no llega a la conclusión de que se encuentra en la enfermería, tumbado en una de las camas, con un dolor de cabeza horrible y la compañía del enfermero Marceau a un costado de la cama.

— ¿Qué ha pasado? — pregunta el chico, tratando sin éxito de despejar la mente para recapitular lo que ha sucedido en estas últimas horas —. ¿Qué hora es? — lo miraría él mismo de su propio reloj de pulsera, pero no tiene fuerzas para mover el cuello ni levantar los brazos.

Master: Sheridan podría haber deducido esa respuesta sin los años de pasantía en San Mungo, vamos, pero agradece que alguien no le de largas.
— Sullivan dijo que estabas cantando en la mesa y colapsaste sobre tu desayuno, y tu estado no tiene nada que ver con este extraño fenómeno musical —niega con la cabeza, indicando que su origen sigue siendo un misterio. — Bebe eso; te estoy preparando otra poción para reponer los nutrientes que te faltan.

[...]
 

Master: — No dude en decírmelo si tiene alguna otra crisis, o si necesita que le cocine yo algo —le ofrece, preocupado. Es lo que le cansa: preocuparse por cada uno de los alumnos que parece tener problemas más allá de los físicos. Da para un estudio médico y todo. — Cuando hable con Slughorn le enviaré una nota; ¿quiere que escriba a Sullivan para que venga a buscarle?

Lance: — ¿No hay ningún profesor esperando? — pregunta, sorprendido —. Creo que cuando acabe su crase vendrá sin que tengamos que decir nada. Siempre se preocupa por todos. Quizá demasiado.

Master: Sheridan sonríe de lado, asintiendo. Está claro que Daniel es de los suyos.
— Entonces espere aquí aunque venga, aunque para la tranquilidad del señor Sullivan le mandaré una nota para decirle que ya ha despertado, ¿está bien? Mientras tanto le sugiero que repose.

[Gran Comedor]

- Ahora que lo dices... -murmuro según cruzamos las puertas del Gran Comedor y comienzo a escuchar música a mi alrededor. Pero antes de decir nada más, es Sigma la que empieza a cantar, yo lo único que puedo hacer es bailar, más o menos, al ritmo.
- ¡No podía pararte! Sabes que estoy a favor de cualquier forma de arte. ¿Cómo voy a censurarte? -Le contesto ante su réplica.

Según nos dirigíamos a nuesta mesa mi mirada iba de esta, a la de Slytherin. Y ese cosquilleo emocionante que había comenzado a sentir en el pecho según llegamos al Gran Comedor, explotó, impidiendo que pudiese callarme un segundo más y comencé a cantar a pleno pulmón, viviéndolo a tope:

[Habitación Slytherin - Gran Comedor - Jardines]

Noté un roce en la pierna y con este, un pequeño cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo. Sonreí y abrí lentamente los ojos, la suave luz verduzca que emanaba de las vidrieras de nuestra habitación era lo suficientemente leve para no molestarme. Penumbra pero no demasiado. Era la luz de ambiente perfecta.
Noté otro roce, y después un beso. Suave, delicado pero no puro. En esa zona ningún beso podía ser puro. Suspiré. Lo que pareció tomar como una invitación para ir más allá y dejar que su lengua me acariciase. No me lo esperaba. Pensaba que seguría jugando y por eso, sorprendida, miré hacia abajo buscando sus ojos, pero no los encontré. La muy cabrona estaba demasiado ocupada. Su melena negra fue lo último que vi antes de echar la cabeza hacia atrás y cerrar los ojos del placer. Era tan potente que incluso me estaba empezando a costar respirar. Pero de verdad. Muy de verdad. Hostia.

Abrí los ojos de golpe y me topé de frente con los ojos que había buscado en el sueño.

- ¿Pero qué coño haces? -Grité sobresaltada, una vez recuperé el aliento. Pero era tarde. Ya se había ido.

Había bajado rápido a desayunar y luego fui a las clases que me tocaban. Pero era difícil deshacerse de... aquel sueño. Así que había asistido pero como si no.

A la hora de la comida decidí que era mejor hacerlo sola. Sentía que cualquier palabra que me dijese alguien haría que me sonrojase. Era estúpido. ¡Yo, sonrojarme! ¡JÁ! Ni de coña. Pero era mejor no comprobarlo. Tragué saliva.

Fui al Gran Comedor a coger algo de comida y me la llevé fuera para montarme mi propio picnic solitario.

[Biblioteca → Lechucería → Gran Comedor]

El tema de cantar me estaba rayando bastante. La gente no sólo desentonaba mogollón sino que encima estaba soltando sus mierdas como si se acabaran de tomar una pócima de Beltane y acabaran completamente desinhibidos. Estuve completamente tensa durante Pociones y Transformaciones, como un gato con el lomo arqueado ante el peligro de vomitar secretos como había sucedido aquella mañana, y cuando acabó la clase de Iacomb me fui a la Biblioteca como si tuviera un petardo en el culo. 

Como siempre, Pince me miró como si me hubiera perdido y me dirigió una mirada de advertencia para que no la liara. En otra ocasión le hubiera hecho un corte de mangas, pero desde que Dariel y yo habíamos dejado las cosas claras hacía un par de semanas, me intentaba portar bien. Hasta me anudaba bien la corbata. Era un puto coñazo. 

Seguí el ritual de cada vez que tenía algo de tiempo libre e iba a la biblioteca: me deslizaba entre los pasillos más abandonados, que coincidían con las secciones que la gente consideraría más turbias, y sacaba un par de libros. A veces cogía unos cuantos más de los necesarios sólo para que luego la vieja chocha de Pince tuviera que colocarlos. Después me sentaba en una de las mesas, intentaba leer lo que podía a toda hostia y al final intentaba llevarme alguno sin que Pince me viera: no quería que constara mi nombre en los registros. Si en el castillo había gente de la Orden, no podía fiarme. 

Querer romperle la cara a April y no hablarnos con Cassia era un problema: no había podido preguntarles de dónde habían sacado los broches, ni qué sabían sobre la Orden, ni qué coño estaba pasando. Tras media hora leyendo sobre Esus, Teutates y Taranis, desistí con un sonoro bufido y decidí darme un descanso para escribirle a Addie esperando que, como siempre, ella me solucionara el marrón. 

Cuando el estómago empezó a rugirme y vi que era la hora de la comida, me fui de la biblioteca sabiendo lo mismo que antes de entrar; es decir, absolutamente nada. Aproveché para ir a la Lechucería a paso rápido para mandarle la carta a Addie antes de ir al Gran Comedor. Vi a Ivy de pasada saliendo del castillo: a lo mejor ella sí que podría decirme qué sabían de la Orden. Pero la idea se me ocurrió cuando ya había desaparecido por la puerta principal, así que entré en el Gran Comedor y me empecé a devorar una vez me senté en la mesa de Slytherin, esperando a que llegaran los demás.

Querida Addie,

¿Cómo van los asuntos de palacio? ¿El viejo Hayward ha escuchado sobre la campaña de odio que hay contra Ash y ha decidido subirse al carro? No entiendo por qué no quiere oír hablar de él: si es el guardián de los secretos que asegura, se habrá enterado de que Ash me salvó el culo hace un par de semanas. Dariel y yo estábamos haciendo el idiota en los Jardines y le pegué demasiado fuerte. La gorda hippie que tenemos por directora quería expulsarnos y Ash medió por nosotros.

El viejo Hayward debería respetar los viejos pactos. A Papá eso nunca se le habría olvidado. Papá tampoco te obligaría nunca a casarte con ningún mierdas sólo porque tenga dinero. 

En todo caso: Ashley no lo está pasando bien. April Glackstone va por ahí diciendo que la violó. ¿Te ha contado algo? Necesito ayuda para pagar la deuda de lealtad que tengo ahora con él. Dariel tiene su serias dudas de que esa violación ocurriera realmente, y sabiendo las mierdas que ha hecho Glackstone, yo también. Encadenó a Dariel en una mazmorra y lo dejó ahí para que se pudriera. Es lo más cruel que se le podría haber hecho. Cuando Dariel me lo contó tuvo que pararme para que no le reventara la cabeza a esa desgraciada. ¿Acaso no salieron un año? ¿No sabe lo que le hacía Galahad? 

Hablando de Dariel, está saliendo con otro. Levi Montblanc. Es canadiense, y sus padres tienen negocios con los Blackwood. Averíguame si tiene algún trapo sucio o está limpio. Espero que lo segundo. Preferiría no tener que tirarlo por las escaleras. O sí. Supongo que te preguntarás qué ha pasado: nos enrollamos un par de veces, y luego me dijo que no quería joder la amistad y que estaba con alguien. Pero soy paciente, y cuando Dariel se aburra de él (como se aburre de todos), yo seguiré ahí. 

Ahora que ya te he contado lo que te interesa, necesito que me ayudes también con otra cosa. ¿Recuerdas el grupo de gente que se reunía con Papá en casa? Eso que le dió a Papá por hacer hace años, la Orden de la Serpiente Blanca. Aquí hay gente que sabe algo, Addie. Cassiopea y April conocían el símbolo, y tenían un broche. Casi no recuerdo nada sobre ellos, sólo el libro de magia negra que Papá tenía en su despacho. Tendría que haberme fijado más. ¿Tú lo hiciste? 

Echo de menos las montañas. Si vas a Aviemore, busca en su despacho. Estoy segura de que ese libro seguirá ahí. 

Dale besos a la nana Callie, y a la tía. Al viejo que le den. 

También te mando besos a ti, Addie. Ojalá volver a ser niñas salvajes en el norte. 

SRC

Conjunta de Sigma y Lance en la Lechucería

Lance: Cuando es recogido por Daniel, el nipón se pone a su lado para decirle algo.

— Necesito ir ararechucería — le susurra, quedándose a las puertas del comedor. Acto seguido, saca de su mochila un bolígrafo y un trozo de pergamino donde escribe algo.

 "Te espero en la lechucería. No sé cuándo llegará la nota, pero estaré allí toda la hora de comer.  He conseguido quedarme solo, aunque no sé durante cuánto tiempo.

L.O."

Una vez puede ver a Ward a lo lejos, hechiza la nota para que se doble sola y vaya volando hacia su destino, y se retira en dirección a la lechucería.

Lance no tiene prisa; él no tiene clase hasta dentro de tres horas.

— Si no llegas a comer te daré durces deros que tengo guardados — él ya debería conocerlos, entre otras cosas porque los debe haber visto. Tampoco es que los oculte —. Esas cosas son capaces deresucitar aros muertos — y acto seguido, entra con Daniel a la lechucería para comprobar que todo esté en orden, y cuando lo comprueban el Prefecto se queda fuera —. Broquearéra puerta. Si viene arguien que no sea Ward dires que ha habido un accidente o argo y gorpeara puerta cuando llegue ella. Es importante que estemos soros.

Sigma: El día estaba resultando más que raro, y no es que como amante de la música no me resultara agradable (bueno, también depende de quién canta porque hay algunos que…sin comentarios), pero ¿qué nos había entrado a todos para actuar como si estuviéramos en un musical de esos cutres de la televisión muggle?
En fin, que cuando creo que voy a desconectar un poco sentándome ante el festín de la comida en el Gran Comedor, me llega la nota de L.O., que entiendo que es Lance por las siglas y el contenido de la nota.

Bufo, y de nuevo tengo que disculparme con mis dos compañeras de cuarto para salir camino a la Lechucería. Al menos es una buena noticia que haya encontrado la manera de vernos sin “espías”, aunque después del tiempo que ha pasado desde que tuve la visión con su padre y sin noticias nuevas es como si…no sé, como si la urgencia del momento hubiera perdido fuerza. No me gusta esa sensación, porque es como si no estuviera haciendo lo suficiente frente a los acontecimientos, pero empiezo a notar el peso del poder que me han dado en la espalda, y no es agradable.

Cuando llego, me encuentro con Daniel vigilando la entrada y es él mismo el que golpea un par de veces la puerta antes de dejarme entrar.

– Gracias – le digo, buscando después a Lance con la mirada – Vaya, ¿por fin has podido escaparte un rato? Debe ser un agobio tener siempre a alguien detrás de tu culo, ¿no? – comento, dando una vuelta por la estancia. Suspiro después – Bueno, no estamos aquí para hablar sobre lo que te gusta y no tener tras tu culo así que iré al grano. La muerte de tu padre, ¿te consta que fue algo accidental? – pregunto, directamente.

Lance: Un par de golpes a la puerta y Lance la desbloquea para dejar paso a la chica de pelo azul.

— Si no fuera porque en esta situación necesito más que nunca de tratar con gente no cambiaría mucho mi día, gracias por preguntar — responde, intentando ser amable con la gente tal como le sugirió Bakshi el otro día. Tampoco es que la cosa esté para sonreír en absoluto.

Menos todavía cuando menciona directamente la muerte de su padre. Lo hace con tanta ligereza que asusta, habida cuenta que es tema tabú tanto en casa de los Ferdinand como en la de los Okazaki. Sin embargo, Lance aguanta ese golpe como puede, pero se le nota en la cara que no ha debido gustarle demasiado; al final, no ha acabado de superar la muerte de su padre aunque hayan pasado más de cuatro años, igual que no ha acabado de superar otras cosas. Sobre su pregunta... un su día no se lo planteó porque las dos bludgers fueron dirigidas directamente hacia él, pero...

— Si no sobornaron aros forenses que hicieron su autopsia, sí. Fueron gajes deroficio — aunque se le nota a leguas que no es un plato de buen gusto para él, esto lo dice con toda la naturalidad del mundo porque no será la primera ni la última persona que sufra un severo accidente jugando al quidditch. Aunque las muertes, por suerte, no son tan comunes —. No encontraron indicios de que estuvieran trucados bates ni brudgers, y su escoba no tenía ninguna traza quera hiciese susceptibre a ser perseguida por una — tras esta explicación que realmente no venía del todo a cuento, pero que Lance le ha dado porque es su manera de ser completamente sincero, le sobreviene una pregunta —. ¿Qué has visto? — no es ningún secreto para él que Sigma tiene visiones premonitorias, así que prefiere ir tan directo como ella ha ido en primer lugar —. Quien sea que está detrás de mí, va también detrás de mi famiria, así que todara información que tengas, por pequeña que sea, será de mucha ayuda y hará que te deba una muy gorda.

Sigma: Bien, él también va al grano, cosa que me lo facilita todo porque últimamente no tengo paciencia para dar demasiadas vueltas a las cosas.

– No creo que fuera  accidental – niego enseguida, pese a sus palabras – Y no, no ha tenido que ser por un hechizo sobre su escoba o las mismas bludgers… – suspiro – Creo que más bien tiene que ver con el jugador del que procedía al menos una de las bludgers – dejo caer – Te contaré lo que he visto exactamente, ¿vale?

Y eso hago, recuerdo la visión para hacer a Lance un resumen lo más puntilloso posible de aquella visión que tuve delante de la profesora T. Quiero confíar en que contándole eso, él me contará qué pasa con ese objeto tan poderoso que guarda y que es culpable de la muerte de su padre y de que a él le secuestraran.

– Eso es lo que vi – termino, esperando una reacción por su parte.

Lance: Al contrario que la última vez que hablaron,  suelta todo lo que vio con todo lujo de detalles.  ¿De verdad la clarividencia funciona así? se pregunta Lance, que ignoraba que un clarividente podía ver eventos pasados. ¿O es que hay "algo" usando a esta chica de intermediario para hacernos llegar esto? En ese caso, o bien pretende ayudar o bien advertir de que no se acerquen más.   Pero lo que menos le gusta es presenciar los momentos previos a la muerte de su padre... ¿En qué demonios estaba metido? Si de una persona estaba seguro que no podía dudar, ese era su padre, y en este momento acaba de ver algo que está haciendo temblar el pedestal en el que lo tiene. En todo caso está claro que fue traicionado.

— Cuando me torturaron en las mazmoras me preguntaron por un pergamino. No tengo idea dero que habraban, pero también buscan una espada que está aquí: es unareriquia de mi famiria... ¿Si de verdad es tan codiciada por qué no tengo yo unaréprica? — se pregunta en voz alta, porque si le están buscando en Hogwarts es porque están seguros de que es la verdadera... Lo que hace que su familia en Japón también esté en peligro... Si no es que ya les han atacado. Si mal no recuerda hay ciertas familias dentro del Clan  que se oponen a que Lance sea el sucesor de los Okazaki por no ser japonés puro. ¿Han empezado a mover ficha? Esto no es bueno... Si son capaces de contar con extranjeros para esto deben desear mucho su cabeza.

Como sea,  tiene que dar una respuesta.

— No tengo idea sobre ninguna deras dos cosas, mis discurpas — inclina la espalda —. Pero voy a aregrar este probrema de raíz. Pediré permiso a Bakshi para que investigar juntos mi katana —  realmente lo más que puede hacer es este gesto de buena voluntad —. Yo pensaba que era simpremente un adorno muy caro, tero juro pora memoria de mi padre — aunque según lo que descubra puede que ese juramento ya no vuelva a servir. Tiene más miedo de eso de lo que pueda pasarle en realidad. A nadie le hace gracia que derriben a sus ídolos —. Sobre erpergamino... Voy a poner cartas en erasunto ara voz de ya — y cree conocer a las dos personas indicadas para ayudarle.

Sólo falta que estén dispuestas.

Sigma: Sus palabras solo me confunden más: ¿un pergamino? Primera noticia de eso. Aunque ahora sé que el objeto que andan buscando es esa katana, seguro.

— Yo sé quién puede saber algo sobre el paradero de quién envío la bludger sobre tu padre, pero de momento no he sacado nada así que… –  niego – No puedo darte una información que no haya verificado antes: una mujer debe tener siempre un as bajo la manga – le guiño un ojo – Pero si esa espada tuya es tan poderosa, es muy importante que la custodies bien y que no se hagan con ella o estaremos jodidos.

Lance: No sabía qué tipo de reacción esperaba, pero desde luego no esa.  De todos modos, eso le tranquiliza.

— Está en custodia permanente si esa es tu pregunta — contesta el chico —. De hecho mi idea es llevármera de vuerta a Japón en cuanto sepamos argo de ella. Si alguien es apto para tenera bajo custodia es mi tío; conozco a pocas personas más fuertes, en todo sentido — a este punto es difícil saber si las palabras de Lance son exageradas fruto de una idealización o algo real. De todos modos no es algo relevante —. Y mi cran es honorabre — al menos la mayoría de él, pero quiere ser positivo.

Sobre esa persona a la que puede preguntar, prefiere no hacer mención. Una cosa es que esté dispuesta a compartir información y otra muy diferente que quiera compartir sus fuentes —. En cuanto sepa algo intentaré que hacértero saber antes que a nadie, y si Bakshi te permite investigara espada también tero haré saber — le asegura.

Sigma: – Bien, yo también te haré saber si descubro algo más, ¿de acuerdo? – le digo – Por cierto, ¿tienes idea de quiénes te secuestraron? Porque yo…tuve la visión sobre tu paradero cuando trataba de seguir con la mirada a Reed – le comento – Que no sé si quiere decir que él…pero es bastante característico, creo. Aún no manejo bien la Videncia pero estoy bastante segura de que él está implicado en este rollo.

Lance: — De hecho estoy seguro de que ese mardito bastardo tenía argo que ver — dice esto con un tono de desprecio que jamás se podría imaginar que alguien tan indiferente como Lance podría poner —. Quien me torturó parecía más interesado en que me doriera que en sacarme información, y esarata nórdica mera tiene jurada desde Durmstorang. No me preguntes por qué, esos dos años estuve en guera con medio coregio y pudo ser por cuarquier cosa — al menos Lance no se acuerda de qué cosa concreta —. Debió ser su oportunidad para enmendar el agravio.

Sigma: — Habrá que vigilarle de cerca entonces – murmuro – Tú ten cuidado, ¿vale? No creo que pueda tener una visión cada vez que te hagan desaparecer o algo – intento bromear, con media sonrisa – Y estate preparado para todo lo que pueda pasar: se avecina algo muy gordo  - finalizado, dando por terminada la conversación.

Lance: Hace un gesto con la mano para que la chica aguarde un momento. Acto seguido saca el mismo bolígrafo y el mismo pergamino y corta un trozo para escribir algo. Cuando acaba, se lo tiende.

— Si vas arcomedor, ¿puedes dare esto a Refay o a... Jurian? — cree que se le entenderá mejor diciendo su nombre de pila que su apellido. Le pasa lo mismo con la cazadora de Hufflepuff, O'Bhrendel,  que sabe cómo se pronuncia porque lo ha escuchado, pero con su dicción no se atreve a hacerlo —. Yo esperaré aquí, aunque no sé cuanto duraráro de Surivan guardandora puerta.

Sigma: — Claro, ¿por qué no? Seré tu lechuza particular – esbozo una sonrisa irónica y me dispongo a salir de allí.

Así que ya tenemos el objeto que andan buscando, aunque me confunde un poco lo de ese pergamino… Ahora siento curiosidad. Creo que va a tocar otra sesión de intento de invocación de mi poder en la bañera. Tengo que hablar con Mack y Nissa a ver cómo de liada tienen esta noche.

Una vez regreso al Gran Comedor, busco en la mesa Slytherin. Sería más fácil dárselo a Dariel, por eso de que nos hablamos más, pero creo que voy a deleitar un poco mi vista con el Prefecto Poseído. No me quedaría a solas con él, por si acaso, pero no me importaría colarme en el vestuario o en las duchas para verle desnudo. Sin decirle nada, dejo la nota frente a él antes de seguir mi camino a la mesa de los Huffies.

[jueves, 24 de noviembre. Tarde]  

La hora de la comida pasó en calma y se reemprendieron las clases de la tarde. En varios cursos, los números musicales se solaparon a las lecciones de los libros de texto. Para el último curso, no fue una excepción. Los más afortunados que tenían clase Runas con el profesor Roald Prendergast pudieron ser espectadores de una canción lúgubre y nostálgica, muy propia del docente.

-This will never end 'cause I want more
More, give me more
Give me more

If I had a heart I could love you
If I had a voice I would sing
After the night when I wake up
I'll see what tomorrow brings

Eso sí, ninguno de los alumnos entendió porque había elegido esa extraña letra…

Los alumnos que asistieron a Cuidado de Criaturas Mágicas tuvieron algo de mejor suerte. Por lo visto, Hagrid si no era borracho, no cantaba nunca. La timidez le podía. Por suerte. Así que todos los asistentes disfrutaron de una sesión bonita dando de comer a los Thestrals.

Finalmente llegó la última clase programada del día, Estudios Muggles. La profesora Bakshi divirtió a sus alumnos, tras una explicación amplia acerca de los transportes muggles, con un baile al estilo Bollywood mientras cantaba una cancioncilla animada en inglés, para elevar el espíritu de sus pupilos.

-When you cant see the forest or the trees,
For all the colors of your dreams,
Just turn to friends their help transcends to love, love, love, love, love.

I believe in love, love.
I believe in love, love, love, love, love.

Y con eso parecía que acababa la jornada escolar y el día… Pero empezaban las actividades extraescolares, adoradas por algunos, odiadas por otros.

[Julian + Dariel: En los Pasillos, escaqueándose del final del Club Time]

Julian: Con el rollo de que estén vigilándome entre Stevie y Dariel y me pase las noches atado a la cama y en presencia de Reed (lo que me hace menos gracia aún), lo cierto es que últimamente no he tenido aquellas conversaciones con mi bro como solíamos tener. Él también tiene lo suyo, así que no le culpo, pero echo de menos esos momentos y después de la conversación que he tenido con Cassia, necesito hablar con él. Y es que últimamente no sé dónde se mete (sé que pasa bastante tiempo con Stevie, he de preguntarle sobre eso, porque estoy seguro de que no todo tiene que ver con “cuidar” de mi), por lo que decido ir a buscarle quince minutos antes de que termine su clase a la sala de Música.

Llamo a la puerta para asomarme, a sabiendas de que voy a interrumpir, pero me da lo mismo.

– Ahm… Hola y perdón de antemano – me disculpo con el grupo – Pero necesito que me prestéis a Dariel.

[...]

Julian: –  No voy a descojonarme; no soy un completo capullo como tú – le doy un empujón leve con mi cuerpo – Pero entiendo lo que dices sobre no estropear la amistad y eso… Sólo que, si puedo ponerle una puntilla a eso: en el momento en el que alguno de los dos siente algo, la amistad empieza a hacer aguas ya – suspiro – Pura experiencia, bro. Pero supongo que demuestra madurez, algo sorprendente viniendo de ti – me meto con él, ¿por qué? Porque me apetece y, además, él siempre anda metiéndose conmigo – Así que me contarás las decisiones que tomas, y espero que lo hagas bien porque de lo contrario… S. te dará una paliza, y lo sabes – río entre dientes; esa enana bruta.

– Dejemos tu guitarra en la habitación y vayamos a cenar, anda… Creo que ya es suficiente por el momento.

[jueves, 24 de noviembre. Cena]    

Llega la esperada hora de la cena y todo el mundo se abalanza hacia el Gran Comedor. ¿Todo el mundo? Pues casi. Faltan algunas caras, que se saltan la comida por algún motivo desconocido, entre ellas Stevie “La Bestia” Carson (para el alivio de unos cuantos). Las hermanas Blackwood entran con su elegancia personal en la enorme estancia y miran a su alrededor. Norah ve que los chicos Slytherin, entre ellos Levi, están entrando y sentándose en sus respectivos sitios habituales. Empiezan a cenar, unos más con calma que otros. Uno de los chicos Sly, Dariel, se marcha sin apenas comer nada. Deja a Julian y Levi, acabando de cenar, junto con Cassia, que mira con cara de aversión a su plato de comida.