Partida Rol por web

Cuando ella le tocó esta brincó, Savannah sintió que su corazón se aceleraba y su nariz se movía inquieta por el nerviosismo.- Perdón...-Dijo al ver que incluso se había apartado de ella. Los depredadores por lo general le producían un estado de alerta que ella no podía evitar tener, pero no sólo los depredadores. Por lo general solía huir del contacto físico por miedo a su pasado. Dando una zancada se volvió a poner a la altura de la nutria y apretó su portafolios contra el pecho mientras la observaba atenta mientras ella se abría de aquella manera con la coneja.

- Siento mucho lo que te pasó ese día...-Debía de ser duro tener que renunciar a tanto cuando su sueño era llegar tan alto. Ladeó ligeramente la cabeza y sonrió levemente.- Y déjame decirte que nada tenías que envidiar al resto de nadadoras, tu especie tiene un gran potencial dentro del agua. Y eso al final es lo que cuenta ¿No? -La acompañó hasta una de las esquinas, aunque por encima del hombro miró hacia la cafetería. Por su culpa... Sheila se estaba perdiendo la reunión con el equipo, suspiró pesadamente y terminó por alcanzarla.- Tuvo que ser aterrador. Aunque me alegra saber que las operaciones salieron bien, aunque después no pudieras seguir lo que realmente querías..-Alzó ligeramente los hombros y escondió la mitad de su cara tras la carpeta.

- Oh... No estoy desanimada. Es más complicado que eso, créeme. Pero sí, tienes razón... Gracias por contarme algo tan personal. Y por salir, siento que te estés perdiendo la reunión..-Se mordió el labio inferior y sonrió. Los dientes de Savannah eran distintos a los de otros conejos, en el caso de ella se podría decir que parecían una mezcla entre los de un conejo y los de un ¿Depredador?.- Oh vaya... Te lo agradezco. Realmente... Pongo el alma en cada diseño que hago, y es posible que alguno de ellos te sea familiar. Después de todo son logos de grandes empresas de esta ciudad.-Rió divertida. Con suavidad alzó la montura de sus gafas.- Espero... Que me llamen. Al final un equipo no lo hacen dos personas con el ego demasiado alto. Y el resto me habéis agradado, aunque... ¡Tú la que más!.-Con un movimiento lleno de inseguridad le dio un suave empujoncito con el hombro.- Gracias por todo, Sheila. 

Permanezco atento a la conversación con la zorra, aunque por un momento me fijo en que otra de nuestras compañeras me mira de forma rara. ¿Qué le pasará? Decido que lo mejor es no prestarle atención por ahora, igual he hecho algo que la haya molestado aunque ahora mismo no sepa el qué.

Cuando el tigre me acerca las cosas que le pedí le sonrío y afirmo. Pero será tu puesto, así que voy practicando.

Después vuelvo a centrarme en el debate con la zorra. Lo que dices sería correcto si estuviéramos hablando de distancias de decenas de metros. Pero la diferencia entre sentarse delante o sentarse detrás en una sala de reuniones va desde medio metro hasta 2 o 3 m, no creo que sea suficiente para que afecte a la capacidad auditiva.

En cambio parece estar olvidando lo importante que es en la comunicación moderna el lenguaje no verbal. Es cierto que algunos son más expresivos que otros, pero en todos los casos se pueden captar bastantes cosas por el lenguaje no verbal y siempre hace falta ver al interlocutor para poder captar todos los detalles. ¿No le parece, no les parece? digo dirigiendo la última pregunta a quién se haya quedado y esté escuchando.

Estaba conmovida por la valentía que mostraba Sav. No mucha gente podía abrirse tan pronto a los demás y seguir mirándolos igual. Yo solo podía abrirme a la gente en la que más confiaba. Y realmente creo que en Savannah puedo confiar. 

- En su momento sí pasé miedo. Pero mi equipo y algunas de las otras fueron a ayudarme. Se lo agradecí a todas de corazón - al decir lo de que probablemente me esté perdiendo una reunión interesante, giro la cabeza hacia la cafetería para después volverla, con cara de circunstancia - Créeme, no me estoy perdiendo nada, a parte de un café con leche que disfrutaría con la verborrea de Lady Rojiza y Lord Azul - a lo cual termino con una sonrisa suave. Cuando habla de sus diseños, recuerdo algunos de ellos. 

- ¡Anda, es verdad! ¿No hay uno que son unas barritas energéticas? Lo admito, las como muy a menudo, jejejeje - es entonces cuando me dice lo de que le caigo muy bien. Y me da un golpecito amable. 

¡Ay Dios, he hecho una amiga el primer día! 

Tras lanzar un suspiro agradable, le devuelvo en golpe en forma de abrazo corto - No, gracias a ti Savannah. Creo que nos vamos a llevar muy bien. Aunque estemos en distintos departamentos, jeje - luego, tras soltar a la coneja, miro el ascensor - ¿Nos vamos de aquí? Conozco una cafetería no muy lejos. Vivo en esta misma avenida, un poco más arriba de las oficinas. Digamos que tengo controlada toda la zona de Central Park, jeje. 

Parecía que la conversación podría dirigirse a una dirección completamente diferente. O al menos me hice esa ilusión, porque el señor Bluefeather decidió seguir a lo suyo con su conversación de psicología con la señorita Forest, ignorando al señor Reaver. Suspiro un poco y miro el reloj. Debería irme ya, no podía seguir aquí, ya que se me necesitaba en otra parte. Me termino mi cinnamon roll y me levanto de mi asiento.

-Bueno, tengo que irme ya, por desgracia. Ha sido un placer conocerle, señor Reaver. Espero que podamos volver a coincidir en el futuro-digo con sinceridad mientras le estrecho la mano. El tigre me había causado una muy buena impresión y esperaba que volviésemos a encontrarnos en el futuro. Puede que por el pasillo me encuentre con la señorita Peralta y me despida de ella también y desearle suerte, aunque habíamos hablado muy poco, ella también me había caído bien. 

Como el pájaro y la zorra parecían estar enfrascados en su conversación, simplemente les saludo con la mano con educación. -Un placer igualmente. Les deseo buena suerte con los resultados de la entrevista. Que tengan un buen día-digo con formalidad a la pareja.

Finalmente cojo mis cosas y salgo de la sala de descanso, listo para ir donde me necesitaban.

Hay muchas capas entre medias.

Fue toda la respuesta que dio al pájaro. Después su atención fue al león, asintiendo ante la respuesta que le había dado: simple y concisa. Él negó.

Vine en un uber, por comodidad y puntualidad. ¿Sabe que enfrente hay un gimnasio que abre dos horas antes de la hora de entrada?

No había pasado desapercibido el volumen y la masa muscular del albino contrario en absoluto. Finalmente escuchó la pregunta del señor Bluefeather, que le incluía, así que le dedicó una mirada, meditando un poco la posible respuesta. Por fortuna estar a varias cosas a la vez le resultaba bastante natural.

No siempre. El miedo y la excitación tienen unos olores bastante particulares, por ejemplo. Pero por regla general, si el interlocutor es visible, siempre dará información no verbal. Algunas personas son particularmente duchas en comunicar con su cuerpo cosas diferentes a lo que dicen o a lo que piensan. Por ello es importante también tener el instinto agudo. También es posible que el lenguaje no verbal no te permita ser objetivo respecto del mensaje que pretenden transmitirte.

Claramente el ave pretendía seguir con la conversación con la señorita Forest, así que no quise inmiscuirme en exceso.

Ya casi había terminado tanto el café como el cinnamon roll. En ese instante el león había terminado, y al igual que con los anteriores se despidió con un gesto sencillo de la mano, se había quedado a solas con ellos dos, así que tenían toda su atención.

Salgo de la sala de descanso y suelto un pequeño suspiro. Supongo que era hora de marcharme y volver a donde me necesitaban. Durante el camino al ascensor me cruzo con la señorita Peralta y no estaba sola. Al parecer la señorita Baker no se había ido todavía y las dos mujeres estaban entablando una amigable conversación.

Sonrío un poco al ver lo bien que se llevaban, parecí una conversación más amena que la de "psicología" que había tenido que oír en la sala de descanso durante un buen rato. Me acerco para saludarlas. 

-Señorita Peralta, señorita Baker, me alegro mucho de verlas de nuevo. Espero que todo les esté yendo bien-les digo con una amable sonrisa mientras me acerco a la nutria y a la coneja. Ambas me cayeron bien cuando las vi, así que era agradable hablar con ellas.

Ante la frase de la nutria respecto a la reunión, la coneja no pudo evitar reírse. Le resultaba divertido ver cómo los había etiquetado, y es que esos nombres le iban perfecto a los dos. Con un gesto distraído miró hacia el ascensor, alguien lo había llamado y se había ido. Tendría que esperar otra vez... Pero que rabia, con todo lo que tardaba en subir casi le salía mejor bajar por las escaleras. Su mirada café regresó a Sheila cuando esta mencionó uno de los logos.- Sí, ese es uno de mis diseños más antiguos. Cuando lo diseñé no estaba segura de si atraería la atención de los consumidores, pero tras hacer un estudio de estadísticas... Parece ser que sí.-Confesó con una tierna sonrisa.

-Qué estemos en departamentos distintos no dice nada. Al final todos están entrelazados entre si, y de una u otra forma se necesitan. Por lo que seguro nos veremos ¡Y si finalmente me cogen, no dudes en venir a mi si necesitas algo! -Exclamó con timidez, pero sin perder la sonrisa. Cuando dijo lo último su sonrisa se apagó un poco, pero supo disimularlo.- ¿Vives por aquí cerca? Yo hasta hace un par de meses también..-Se rascó tras la oreja con cierta incomodez, incluso desvió la mirada hacia las cristaleras.- Pero he vuelto a la casilla de salida... Y ahora vivo a una hora larga de aquí. Con mi familia.-Alzó los hombros. Y si se fijaba un poco, su naricita se movía nerviosa.

- ¡Claro! Podemos ir a esa cafetería...-La voz de Calvin captó su atención poco después, y la coneja se giró sonriendo.- Hola de nuevo, señor Morse ¿Cómo ha ido la reunión? ¿Ya terminó?

Al responderme a lo de las barritas energéticas, me río suavemente (tono de oficina siempre), tapándome la boca. 

- Bueno aunque sea antiguo, me sigue convenciendo. Además son sanas - le digo mientras le guiño un ojo. Luego me comenta lo de los departamentos. Sonrío ampliamente y asiento con energía. 

- ¡Claro! A lo mejor, si logramos entrar, me mandan a daros un informe de las necesidades del cliente a marketing o algo así... Aunque de eso se suelen encargar en publicidad y... Igh - digo, contemplando la sals, dando a entender lo que ya sabía. En cuanto al tema del hogar... Parece que tocaba terreno pantanoso. Aunque... Ya lo decía mi madre: "Sheila, vas tan rápido tanto en tierra como en el agua". 

- Si quieres, algún día, te puedes quedar a dormir en mi piso. Es pequeño, pero puedo poner una cama inflable y sacar unas mantas y unas sábanas - es entonces cuando el señor Morse aparece a nuestro lado, con su sonrisa con conciliadora - ¡Oh, hola señor Morse! Yo también me alegro de verlo a usted. ¿Ya ha terminado? Nosotras íbamos a una cafetería aquí en frente - no quería mencionar el café con leche que me había dejado. 

¡Mierda Sheila! Es de mala educación no terminarte las bebidas. En fin, qué le vamos a hacer. 

Una vez me acerco y me saludan mantengo la sonrisa. Parecían haber hecho muy buenas migas, por lo que había oído mientras me acercaba a saludarlas.

Ante la pregunta de la coneja, niego con la cabeza y no puedo evitar soltar un suspiro. -Todavía siguen en la sala de descanso. A pesar de los esfuerzos del señor Reaver, los otros han seguido demasiado metidos en su debate-respondo. Me sentía algo mal por dejar a solas al tigre con esos dos que lo único que hacían era hablar sobre un tema en círculos constantemente, solo interesados en ver cual de los dos tiene razón...Con userte el tigre podría encontrar una forma de salir de allí.

La nutria me invita a tomarme un café con ellas. Me habían caído bien y estaba seguro de que la entrevista les fue bien, aunque en un principio estuviesen hechas un mar de nervios. Seguro que las contrataban. -Claro, puedo estar un par de minutos con vosotras, señorita Peralta-le respondo con amabilidad. Era una buena oportunidad de conocer a ambas mejor.

Podía estar con ellas durante unos cinco minutos o así y luego irme, no podía entretenerme mucho. 

Seguíamos enfrascados en aquel debate sobre qué lugar ocupar en una mesa y porqué - me hago cargo de la información que reporta alguien que está callado y sí, también tengo en cuenta el lenguaje no verbal, de ahí la importancia de la psicología - nuevamente volvíamos al punto de origen, la psicología - pero bueno, es verdad que el asunto no tiene una solución única sino que puede haber tantas como perspectivas en juego haya.

Apuré el café y escuché a los demás, que tampoco eran muchos. Lo cierto es que las chicas se habían ido, igual tenían tareas que realizar. Miré el reloj y vi la hora que era, tampoco era bueno eternizarse en aquel lugar. 

Antes de tomar una decisión tuve que despedirme de Calvin, el león azulado que nos acompañaba, también se tenía que marchar. Ya sólo quedábamos Peregrine, el señor Reaver y yo - bueno, parece que este encuentro tiene los momentos contados. Creo que ha llegado el momento de irse - solía ser bastante directa, prefería decir las cosas tal cual eran aunque muchas veces, debido al trabajo, solía ser más pragmática, pero allí, en aquel momento, juzgué que lo mejor era irse - un placer señor Reaver - saludé al tigre y acto seguido al ave - Peregrine, si volvemos a coincidir, podremos analizar más perspectivas sobre la comunicación no verbal - fui hasta el mueble y allí encontré semi-escondida un mini cubo de basura donde depositar el vasito de café. Si hubiera basura en la mesa, la recogería sin más.

Me dirigí hasta la puerta - Pues estaré pendiente del teléfono para conocer el resultado de la prueba. Que tengan un buen día - salí.

Caminé con con tranquilidad por aquel pasillo hasta la zona de los ascensores, mirando aquí y allá. Los lugares nuevos siempre centraban mi curiosidad, pero tampoco me dio por cotillearlo todo, ya si eso, cuando me contrataran (si es que lo hacían), tendría tiempo para mirarlo todo.

En el camino al ascensor, nada más llamar, ves que el león albino, la nutria y la coneja estaban hablando animadamente en una esquina. Justo se abre la puerta del ascensor. 

Una vez había salido de la salita donde el sr. Reaver nos había invitado a tomar café y pastas para relajarnos después de haber estado realizando aquella prueba escrita, me dirigí por el pasillo hasta la zona de los ascensores. Iba fijándome en todas las cosas que salían a mi encuentro, en cuanto a otros trabajadores que había en la empresa, así como el interior de cuantas puertas estuvieran abiertas a mi paso.

Por fin llegué a los ascensores, no había ninguno en la planta, o más arriba o abajo del todo, aunque uno parecía que estaba subiendo, quizás ése fuera una buena opción. Iba a marcar para llamarlo cuando empecé a escuchar unas voces que me resultaron familiares. Me acerqué hacia una esquina y vi que allí estaban los otros candidatos.

- Hola, ¿Ya os han dado los resultados? 

Justo en ese momento se detiene el ascensor en la planta y se abre. 

- ¿Bajáis?

Coloco una pata donde el receptor para evitar que se cierren las puertas

El teléfono de Savannah sonó un par de veces, al mirar la pantalla soltó un suspiro y volvió a guardarlo en el bolso. Pasaba de responder a Noah, todo había quedado hablado en su momento.  Volvió a mirar a sus compañeros mientras estos intercambiaban un par de frases.- Claro, estaría genial que vinieras con nosotras.-confirmó la joven con una pequeña sonrisita. 

- Y... Claro, Sheila. Quizás algún día podamos quedar, me encantaría.-Aunque aún no se sentía segura de hacer aquello, pero tampoco había dicho que sería inmediatamente. Detrás de ellos sonó la voz de la zorra, la coneja se giró ligeramente y sonrió.- No, al menos yo no lo sé. Supongo que los sabremos en las próximas horas o los próximos días.-Dijo a la par que asentía con la cabeza.

-Íbamos a bajar hace rato... Pero nos hemos liado hablando, y se nos han pasado casi todos los ascensores.-Contestó riéndose de manera suave.

No puedo evitar fijarme en la expresión de Savannah cuando coge su teléfono móvil. Supongo que era algo... ¿Malo? Porque al instante cuelga. No quería ser maleducada ni cotilla. Ya me lo dijo mi madre: Curiosear está bien. Cotillear NO. Y así había salido yo, más limpia que una patena... Bueno, no tanto. Volviendo a la conversación, miro al señor Morse y le sonrío. 

- ¡Estupendo! Serán unos grandes dos minutos, jeje - entonces, aparece la señorita Forest. Ahora hablaba de los resultados. 

- Bueno es un poco pronto. Uno de mis profesores me dijo que tenía que esperar, como mínimo, dos días para poder saber si te han contratado o no. 

Dejo hablar a Sav con respecto a nuestros planes. Creo que no nos habían presentado... ¿Verdad? 

- Ay, disculpa mis modales, no me acuerdo de tu nombre en serio. Estos teléfonos móviles me chupan la memoria, jeje. Yo soy Sheila Peralta, encantada. 

Me despido del león con una sonrisa y ofreciéndole la mano para un apretón, aunque no me molesta si no me lo da. Total parece que no he caído muy en gracia a muchas personas aquí, lo que por otra parte no entiendo porque no suelo causar malas impresiones. Pero prefiero dejarlo correr.

Observo la hora yo también y miro a la zorra afirmando. Sí, me temo que ya se nos está haciendo tarde y es cierto que el tema, como todos los temas relacionados con psicología, no tiene una única solución. Desde el mismo momento en que la causalogía no es igual porque no vas a tener exactamente a los mismos animales en el mismo sitio a la misma hora dos veces significa que la reunión no va a ser exactamente igual. Por lo tanto las observaciones se deben adaptar y tener en cuenta el ambiente en que se produce.

Pero como digo se hace tarde. Ha sido un auténtico honor, señorita Rachell, señor Reaver. Espero que nos podamos ver pronto aquí. Con esas palabras me termino el café, dejo el vaso vacío en la papelera y me marcho hacia los ascensores para volver a casa. Una sonrisa esperanzada ilumina mis labios, realmente me gustaría trabajar en esta empresa. Incluso con esa coneja que me dedicó tan mala mirada.

Observo que la coneja mira su móvil con cierto desagrado y lo guarda. Decido no preguntar por educación y respeto, acabábamos de conocernos, y no era lo correcto inmiscuirse en asuntos ajenos así como así. Ambas parecen contentas con la idea de que sigamos hablando los tres y asiento agradecido.

Me río un poco con el comentario de la señorita Peralta y asiento. -Si, posiblemente lo serán-digo sin perder la sonrisa. Entonces oigo la voz de la señorita Forest, preguntando si ya sabíamos los resultados de la entrevista. Habían pasado solo varios minutos desde que hicimos la entrevista, era imposible que en tan poco tiempo diesen los resultados. Las otras dos hembras rápidamente le dicen lo que estaba pensando.

-Señorita Forest-la saludo con educación y calma. Parece que ya decidió terminar con su debate con Bluefeather. Me mantengo en silencio mientras Sehila y Savanah hablaban con ella. 

- Rachel, así me llamo - ahora mismo dudé si realmente ya nos habíamos presentado antes en la sala o no, la verdad es que todo había transcurrido tan deprisa que ahora mismo no recordaba. Escudriñé con los ojos, cerrándolos un poco, sin duda tendría que estar más atenta para la próxima.

- Encantada Shelma.

Claro que aún no sabían los resultados, pero no sé, podrían decir si les salió bien el cuestionario, si lo encontraron fácil. Era fácil, sin duda no había mucho problema en hacerlo. Me encontré a mí misma pensando en formas de abrir conversación pero ¿Realmente quería otra vez enrollarme con palabras? Estaba de camino hacia el ascensor, decidí que no. 

- ¿Subís? Lo estoy reteniendo - me coloqué en el medio de la puerta esperando por si se metían en el ascensor o declinaban.

El tigre me saluda con un gesto demasiado formal - ¿Calvin, verdad? Podéis tratarme de tú, ni que fuera vuestra jefa.

Estaban con los móviles y bueno, igual era un buen momento para socializar - buena idea, ¿Os paso mi número y vosotros el vuestro? Así estamos comunicados y hasta podríamos quedar para tomar algo, ¿Qué os parece? - y ya si nos contrataban a todos, sería la bomba.

- Yo soy Savannah Baker, un placer Rachel.-Se animó a decir la coneja mientras miraba cómo la joven zorra mantenía abiertas las puertas. Savannah terminó por hacer un gesto al grupo para que subieran al ascensor. No quería ser maleducada, después de todo tenían que bajar en algún momento.. Y ese era el momento ¿no?

Con pasos cortos se metió en el ascensor, en una de las esquinas para no molestar al resto del grupo y que todos tuvieran espacio y nadie se sintiera incómodo. Cuando comentó lo de pasarse los números, Savannah dudó unos segundos, pero finalmente sacó una pequeña tarjeta con sus datos y se la entregó a Rachel con una tímida sonrisa.- Puedes ignorar el resto de datos. Mi número sale abajo a la derecha, mándame un mensaje cuando quieras, para guardar tu número. Vosotros... ¿Queréis mi número..? "Entendería que dijesen que no... " Sacó dos tarjetitas más, pero no las ofrecería hasta que le respondiesen. Esas tarjetitas las llevaba desde hacía mucho, nunca les había sacado demasiado partido, era ahora que.. Las estaba usando realmente.