Partida Rol por web

Y Constance había dado lugar a su impulsividad. Ragnar se quedó helado. Por un lado sabía que ella era buena actuando algo que no sentía, pero por otro, no sabía cuán perspicaces eran los Manderly. ¿Y si descubrían todo el sarcasmo y acidez que emanaba esa hermosa mujer? Los que la conocíamos podríamos reconocer eso... lo cual tampoco le daba tranquilidad. Al pensar por un segundo en la charla que tendrían sus padres con ella, deseaba estar presente para que no quedara sola en todo eso. Sabía que había sido un golpe fuerte el que había tenido ahora, mucho más siendo que el compromiso ya estaba arreglado, no como Ragnar pensaba que sería, que habría que verlo en el torneo. No, estaba listo, y con esa contundencia golpeó a Constance en el pecho.

Ragnar sólo atinó a mirar cómo se iba su hermana. Le había dicho palabras fuertes, no hirientes, al meno no para él, pero si fuertes, porque percibía el dolor, la furia y la angustia de su hermana. Si hubiera puesto sus deseos por encima de los intereses de la casa, habría salido en pos de su hermana. Pero también eso exaltaría el accionar de ella. Tal vez, si lograba distraer el foco de atención, su hermana saldría mejor parada, y entonces sus padres tendrían menos motivos para darle una lección, que seguramente tendría.

Justo en ese momento apareció Mérida, quien parecía haber estado en cualquier lugar, excepto ese. Ella quiso llamar la atención de su hermanastra, pero sin saber, por lo que parecía, que no le llevaría el apunte ni por casualidad.

Su atención volvió fugazmente a la situación que se estaba desenvolviendo a su alrededor. Parecía que el tiempo se había detenido y que él podía tomar cualquier decisión sin apuro alguno. Pero no era así. Debía hacer algo rápido. Ya.

-¿Ya han acordado la fecha de casamiento?- preguntó el joven Ragnar con tranquilidad, como si su hermana no se hubiera retirado de la sala -Me gustaría que tuviéramos con mi prometida- dijo acompañando sus palabras con una sonrisa y un gesto en dirección a Lady Elaena pidiendo su mano -algún tipo de influencia en la decisión final. ¿Qué les parece?- propuso.

Espero que con esto baste... que de igual modo es algo que me interesa... después tendré que hablar con Constance... no puedo creer que haya hecho esto...

Los Manderly quedaron sorprendidos por la salida de  Constance, no se lo esperaban en lo mas mínimo.
-temperamento fuerte es el que caracteriza a la gente de  tus Tierras Owen.- Dijo a Lord Nightwin el hombre de puerto blanco.
-Parece que tu hija es la tormenta reencarnada en una joven, te costara encontrarle marido.- agrego mirando marcharse a la chica.

La pregunta de Ragnar los saco de su estado de sorpresa y volvieron la atención al muchacho.
-Tu padre tuvo la amabilidad de invitarnos a su hogar al terminar el torneo así que iremos y comenzaremos todos los preparativos para la boda asi que calcula que tienes unos 3 mese todavía para poder echarte una canita al aire.- Lord Manderly termino la frase y recibió un fuerte codazo en las costillas propinados por su esposa.

-Parece que no le caigo bien a vuestra hermana.- Comentó Elaena a Ragnar ignorando el comentario de su padre.- Espero poder cambiar eso con el tiempo, El joven heredero vio que los ojos de la mujer no expresaban ese deseo y sintió un escalofrió al pensar lo que seria tener a Elaena y a Constance bajo el mismo techo.

Por desgracia Álvar no logro encontrar nada interesante en su recorrido por el salón si lo que buscaba eran noticias de Estado pero recogió un par de Rumores en el camino, al parecer Ser Frak Hunter estaba usando a una prostituta para envenenar a sus posibles contrincante y así dejarlos mal preparados de cara a la contienda. El Señor de las Tormentas Robert Baratheon estaba junto a otro caballero cuyo blasón llevaba calaveras y labios parecía contarle sobre el nuevo bastardo que había concebido el Baratheon.
 

 La gente se encontraba comiendo y charlando cuando el Príncipe Raegar se levanto de su asiento, uno de los pajes había posicionado un arpa en la sala y este fue hacia la misma para interpretar una canción
 -Mis señores, espero no ofenderlos dedicándole esta hermosa canción a las mujeres aquí presentes.- dijo al sentarse en el arpa.
 Comenzó a tocar con gran armonía y su tono de voz opacaba a cualquier Bardo que estuviera allí presente, la tonada era triste y la canción relataba un hecho mucho mas triste sobre dos amantes separados por la cruel guerra. Al terminar la canción pocas eran las mujeres que no estaban derramando lágrimas.

-Milord, nunca podría, mi honor dependería de ello- respondió con seriedad *...aunque no sería mala idea...* y luego, esbozando una sonrisa le respondió a su ahora prometida -Milady, creo que lo que no le gusta son las sorpresas... seguramente cuando lleguen a conocerse realmente esto quedará en el pasado como una anécdota graciosa- espero que sea así sino la partida de Constance tendrá que ser lo antes posible ya que Eleana tendrá que estar conmigo..

Cuando el príncipe se acercó a su instrumento, Ragnar tomó la mano de Lady Eleana y la invitó a sentarse junto a él. Cuando ella se sentó, la mirada del joven fue en busca de su hermana.

Regresa tonta... espero que estés bien...

Cuando el clímax de tristeza había llegado, Ragnar tomó la mano de Eleana con amabalidad, y observó su rostro para conocer más las reacciones de la que sería su compañera y consejera...

Él mismo estaba algo emocionado, pero nunca podría expresarlo sin que los demás hombres lo tomaran como un cobarde...

Tengo una justa dentro de poco, no puedo hacer el ridículo antes de comenzarla... se repetía Ragnar cuando una lágrima solitaria intentaba hacerse paso... con un buen sorbo de vino ocultó su emoción y rápidamente el control volvió a su cuerpo y sus emociones.

Para no centrarse en la canción, su mirada iba a cada comensal del banquete. Había visto pasar al entrar a Álvar, pero ahora no lo veía. Lo buscó con la mirada. Seguramente estaba con los sirvientes buscando información de primera mano...

Es hábil...

Mientras lo buscaba, más como una manera de enfocarse en otra cosa que no fuera la triste canción, siguió observando las reacciones de los demás con ojo avizor... las mujeres, hombres y caballeros presentes... 

Siempre había miradas que pasan desapercibidas si uno no es atento...

Constance se detuvo justo a tiempo para escuchar al príncipe desde la puerta, cierto que muchas lloraban, que cualquiera se vería emocionada pero en aquel momento las lágrimas no eran por la voz de Rhaegar solamente, sino por todo lo que le estaba sucediendo. Desde donde estaba podía ver al príncipe pero también la mesa con su familia y la que sería la nueva familia de su gemelo. Lo odiaba profundamente en ese momento y a la mujer que le habían elegido aun mas.

-Todos se van a arrepentir...

Pensaba en eso mientras las lágrimas caían copiosas por su rostro. Se las secó de inmediato, no iba a llorar más porque no era de esa manera que conseguiría lo que quería. Se remango las faldas del vestido y dio dos pasos hacia el salón pero se arrepintió y se quedó de pie ahí sin atreverse a mover uno solo de sus cabellos rojos. Nunca en la vida había estado mas segura de lo que quería y lo que quería era a él. Observó entre la gente a Mérida, no la había visto llegar, la necesitaba y mucho en ese momento pero no sabia cómo llamar su atención.

De repente sintió a alguien tomarla del brazo al principio la mujer se sobresalto hasta descubrí quien era el que la había agarrado.

-Perdón por la sorpresa mi señora, no quise asustarla.- Dijo Ser Bastian.
¿Ah oído la canción de Rhaegar? ese hombre esta bendecido por los dioses, seguramente luego de esta interpretación comenzara el baile y resulta que no quiero quedarme sin pareja.- Como todo un caballero Ser Bastian no pregunto del por que de las lagrimas de Constance aunque le ofreció un pañuelo sin decir una sola palabra al respecto.

Constance se sobresaltó ciertamente pero de inmediato tomó el pañuelo que Fossoway le tendió.

-Mi lord...

Estaba emocionada de verlo allí y en verdad es que ya ni esperaba verlo pero en ese momento lo único que quería era salir de ahí pero ¿cómo arrastrarlo a él con ella sin tener siquiera culpa? Sin embargo antes que el pudiera llevarla a la pista pues el baile aun no empezaba, lo abrazó de súbito como si estuvieran solos y se hundió entre sus cabellos volviendo a llorar pero tan en silencio que no creía que el se diera cuenta de ello.

La música comenzaba a sonar y los caballeros saltaron a la pista a buscar a alguna de las hermosas doncellas que se encontraban en el lugar.
 Quien abrió el baile fue uno del caballero de la guardia real Ser Arthur Dayne “La espada del amanecer” que tomo a su Hermana Ashara como su primera pareja de Baile.
 Luego la siguió el príncipe con su esposa y tras de el una veintena de parejas mas.

 Ser Bastian se acerco a la mesa en donde estaba la familia Nigtwing del brazo de Constance.

-Buenas noches.- Dijo sonriendo a todos –Lord Owen no le molesta que tome a su hija como pareja de baile esta noche ¿verdad? Dijo con cortesía. Lord Owen parecía sorprendido pero acepto con un movimiento de cabeza

-Espero que tenga razón mi Lord, no quiero tener una mala relación con su hermana.- Contesto Elaena en el momento en que Constance volvía del brazo de un extraño.

 La mujer mostró una bonita sonrisa a la pareja y sus ojos se posaron en los de Constance. –Vaya, parece que también encontraste una “espada” con la que entretenerte.- La cara de todos los presentes quedo paliada ante lo dicho

Constance iba quitándose las lagrimas del rostro mientras se acercaban a la mesa de sus padres. Lo cierto es que no era lo que mas quería hacer en ese momento pero Bastian no le había preguntado y él como buen caballero, pensaba en hacer lo correcto. Les dedicó una mirada de soslayo a sus padres pero sus ojos rápidamente pasaron a los recién prometidos clavándose por unos segundos mas en los de su gemelo hasta que la maldita norteña fue a abrir su bocota. La pelirroja sonrió amablemente y respondió con desparpajo pasando una mano por encima de la de Bastian como si hubiese mucho mas confianza entre ellos.

-En realidad, querida mía, no sólo hace un par de días que la encontré sino que es la mejor "espada" que alguien podría tener. Con vuestro permiso.

Tiró suavemente de su pareja de baile, al fin que su padre ya les había concedido permiso.

Justo cuando Ragnar estaba por levantarse con una gran sonrisa para sacar a bailar a su prometida, Constance apareció de nuevo... acompañada.

¿Y éste? ¿Fossoway?

Miró fugazmente a su hermana como quien pide una explicación, pero por apenas un segundo. Más tarde seguramente tendrían una buena conversación...

Y Lady Eleana se vengó.

Tiene carácter... me gusta. Y es vengativa... eso será para tenerlo en cuenta.

El heredero contuvo una sonrisa que casi se escapa. La reacción que podría llegar a tener en su hermana ver a su gemelo reír de una broma a costa de ella, sería digna de canciones... pero Ragnar no quería que esas canciones fueran creadas.

Y Lady Constance se vengó a su vez. ¿Es que eso no terminaría nunca? Bueno, de eso se trataba la venganza al fin y al cabo.

La mirada de Ragnar se posó ahora en sus padres. Intentaba saber qué harían, dirían ante el comportamiento cada vez más reprobable de su hija. Y Ragnar no podía salvarla siempre.

De todas formas, Constance había dicho algo que no estaba seguro de si sabía qué podía significar. Había pasado de una simple pelea discursiva entre dos mujeres celosas. Había hecho correr riesgo el honor de su padre. ¿Y si su padre lo tomaba como lo que había dejado insinuar su hermana? ¿Él mismo no tendría que hacer algo al respecto? Su gemela no le había dicho nada sobre el caballero, pero ¿y si le había ocultado un romance?

Ragnar se paró en seco. Tenía que dejar algo en claro. Y si lo podía hacer antes de que su padre reaccionara, tal vez sería lo mejor. Él no era el impulsivo... en esa situación había quedado claro.

Lo tendría que retar a un duelo por la mera sospecha de que se haya aprovechado de ella... tendrá una oportunidad. Sólo una.

-Espera- dijo amablemente Ragnar Nightwing -Ven aquí... hermana- dijo sonriendo levemente. La abrazó, y en ese corto momento, le susurró: -Espero que sea sólo por la peleíta, porque si te ha tocado un pelo, le cortaré la cabeza con Alas negras...- 

Cuando soltó el abrazo, su sonrisa era radiante. La miró de frente y con sus manos en las suyas -Ve a bailar ahora- y se dirigió al caballero -Ser, espero que esté consciente de lo que acaba de decir mi hermana...- su sonrisa aún no desaparecía, y parecía sincera... excepto para su hermana. La frase no seguiría, sino tendría que accionar diferente. Sentía la necesidad de hablar con su padre, ¿qué haría él? 

No lo sé... no soy él. Yo actuaría con cautela.

Luego volvió y tomó a su prometida y salieron al medio, donde ya se estaba bailando.

-Milady, ¿esa fue la mejor forma de llevarse bien con mi hermana?- dijo al borde de la risa cuando estaban ellos dos bailando -Creo que tendremos que afinar eso...- y rió -No se ofenda, sé que mi hermana tiene mucho... carácter, pero ignorarla es lo mejor en esos casos- aconsejó Ragnar -¿Cómo te sientes?- preguntó acariciando su cabello rubio con una mano.

-¿Qué ha sido eso? No parece cualquier cosa... Mejor no ocuparme de eso, ni responderle vale, cree lo que quieras, Ragnar y sigue feliz con tu norteña.

Apretó las manos de su hermano sin responderle, sonreía radiante mente como si no hubiera sucedido nada. Cuando su padre preguntara, diría la verdad y que sólo había respondido a la provocación de su futura cuñada. Eso no estaba prohibido. Se apartó de Ragnar sujetando a Bastian y cuando estuvieron en la pista, le confió algo y no porque se sintiera obligada a hacerlo sino porque él lo merecía.

-Perdonad lo que he dicho en la mesa pero no soporto a esa mujer y me ha provocado. Sé que os puse en un aprieto pero prometo contar la verdad a mi padre si él lo requiriera pero espero por Los Dioses que él no haya escuchado nada. ¿Me perdonáis?

Lo miraba fijamente a los ojos, estaba siendo sincera con él y además, no solo eso sino que, estaba siendo buena persona con alguien mas que no era Ragnar.

¿Pero que rayos pasaba aqui? ¿de que me perdi? Por los 7 no entendia nada, asi que tratando de parecer invisible me dedique a comer, ya luego le preguntaria a Constance que paso mmmmmm no se si fue buena idea venir, ¿que hago si alguno de estos tipos me habla? ni se quienes son, Mi Padre va a matarme....Ser invisible ser invisible...

*-¿Conque una puta asesina eh? Me agradan ese tipo de mujeres...-* Eso si que sería un dato interesante para buscar, aunque su veracidad estaba aún por descubrirse.

Prepare mi pequeño bolso de monedas y la mejor sonrisa inofensiva que poseía en mi arsenal de rostros falsos y salí en búsqueda de la "verdad". Preguntando entre caballeros de baja alcurnia, sirvientes, mozas, pajes, maestres o cualquiera que pudiera decirme si algún competidor tenía signos de envenenamientos de algún tipo y que mujerzuelas los habían estado rondando.

-Si Estoy consiente de lo que dijo su hermana.- Dijo Bastian Ahora si me permiten tengo un baile que me espera dijo y dio la espalda a Ragnar, no sin antes hacer una marcada reverencia

-Los siento Mi señor.-Dijo Elaena -No me pude contener realmente quiero llevarme bien con su hermana pero fue mas fuerte que yo, no solo los Stark tienen sangre de lobo.- Agrego justificando su acción.

-De momento estoy algo nerviosa pero imagino que es común.- Comento mirando a las parejas Danzar.
-¿Te molestaria Bailar conmigo?

-Entiendo, milady, nosotros no tenemos sangre de lobo, pero las tormentas corren por nuestras venas- dijo Ragnar intentando quitarle importancia al tema -Por supuesto que no me molestaría... es más, querría bailar contigo, para eso te traje hasta aquí- agregó con una franca sonrisa.

-¿Tú quieres hacerlo?- le preguntó tomando una de sus manos mientras que la otra se apoyaba en la cintura escultural de la joven.

Ragnar era un buen bailarín. No lo hacía normalmente, pero como le gustaban las mujeres y los banquetes, era algo en lo que había dedicado tiempo y atención. 

 Álvar hoyo algunos datos interesantes, Al parecer un caballero Errante se departo muy mal de la tripa y al parecer no podría competir en el primer día del torneo.

 También dio con un caballero de la casa Frey que tenia las mismas condiciones y por unas moneda de plata logro sonsacarle a un guardia que su señor (Lord Peckledon) estaba hecho una furia por que había apostado una fortuna a su hijo en las justas y este cayo enfermo con fiebre y espasmos. El caballero errante le hecho la culpa a una pequeña fiesta que se dio al aire libre donde los bardos, los caballeros, las cortesanas y los pequeños señores habían estado celebrando. El Frey Había estado también en esa fiesta y suponían que la comida se había puesto mala al estar al aire libre.
 El hijo de Lord Peckledon había estado con sus amigos y unas prostitutas bebiendo y al parecer se había pescado no se que enfermedad por tomar frío.