Partida Rol por web

Carla se acercó un par de pasos a su amiga, seguía pensando que era una ilusión, pero , si aquella ilusión prefería hablar a pelear, a Carla le venía bien,y siempre era mejor hablar con una cara amiga.

-El mundo se va a la mierda, en poco más de una semana el mundo acabará destruido, yo solo quiero que haya un futuro para todos,aunque sea un futuro doloroso para muchas personas con poderes como yo, al menos habrá un futuro, quiero protegeros, quiero que estéis a salvo.

Carla bajo levemente el escudo, algo más relajada.- cuanto más tiempo pasó intentando poner parches a los problemas que surgen, más creo que no estoy preparada para esto. Pero no puedo dejar de intentarlo. Es mucha presión, y no sé cómo acabará todo.- los ojos de Carla estaban algo vidriosos cuando hablaba.

Ulises se quedó mirando a su amigo muy fijamente, no era tonto, no podía ser él, debía ser una ilusión cuyo creador ya estaría al tanto de lo que estaba pasando. ¿Por qué le pedía que se lo dijera? — Han asesinado a dos personas frente a todos los que estamos aquí. No es algo que se asimile ni rápido ni bien… — Desvió la mirada a un lado y cerró los ojos fuertemente unos segundos. Se le había vuelto a meter en la cabeza aquella sangrienta imagen. — No es real… ¿quieres decir que no los han matado? — sus ojos reflejaban cierta esperanza. Quería creerlo. Claro que sí, tenía sentido, ¿verdad? Si había un ilusionista metido de por medio, esas muertes fueron parte de una ilusión. Quizás solo estaban poniéndolos a prueba. Quizás… solo querían asustarlos.

— Aquí estamos solo nosotros dos — no quiso decir que solo estaba él — Pero fuera están los demás que han venido conmigo. Creo que sí que estoy en un lío, ¿puedes sacarnos a todos del pabellón? También hay que llamar a la policía. 

Lo dicho, cariño. Estás muy rara. Mamá murió hace más de tres años. ¿Por qué te pones a hablar de eso ahora? Es como si no te creyeses que soy yo y estuvieses tantéandome. Siéntate a mi lado, deja que te abreze y te darás cuenta que soy yo. Estás muy rara, te comportas de una forma extraña y siento que no puedo ayudarte. ¡Dime qué puedo hacer!

No no no no sé cócococomo quieres que te demuestre que soy yo. Ven y siéntate a mi lalalalalado, después sacó el teléfono, si quieres que llame a la policía lolololo haré. ¡Claro que lo haré! Todo lo que cuentas es teteteterrorífico, pero te noto extraño, creo que sufres alucinaciones y creo que es culpa de tus poderes. Está claclaclaro que son una maldición papapapara ti. No puedes seguir así o o o o o te volverán lololoco

El rostro de Irene cambió al escuchar las palabras de Nerea. Parecía realmente preocupada por lo que había oído de boca de su amiga. ¿Qué, qué estás diciendo? ¿Qué es eso de que en una semana acabará el mundo? ¿Y qué pensáis hacer al respecto? Preguntó su amiga. Aquella última pregunta había quedado un poco fuera del contexto de la situación, Irene no sabía que ella estuviera en un grupo de metahumanos contratados por Miss Kross. Tampoco sabía que estuvieran intentando salvar el mundo. 

Fuera como fuese, aquella última frase había dejado claro que Irene se trataba de una ilusión, sumamente realista, pero una ilusión. Y parecía que quien hubiera detrás de ella, se había quedado realmente preocupado tras sus palabras.

He venido aquí para ayudarte y sé como hacerlo. Esos poderes que tienes tú están muy bien si supieras controlarlos, pero son demasiado inestables y estoy aquí para solucionarlo. He hallado la forma para que puedas deshacerte de ellos. Le dijo Clotilde con una amplia sonrisa. Si crees que es lo mejor, dame tus dos manos y apoyalas sobre las mías. Después te explicaré el siguiente paso. Las palabras de su amiga sonaban esperanzadoras. Si ella hacía lo que decía, Rebeca volvería a ser normal y no tendría que volver a preocuparse por hacer daño a nadie.

El rostro de María cambió al escuchar las palabras de Carla. Parecía realmente preocupada por lo que había oído de boca de su amiga. ¿Qué, qué estás diciendo? ¿Qué es eso de que en una semana acabará el mundo? ¿Y qué pensáis hacer al respecto? Preguntó su amiga. Aquella última pregunta había quedado un poco fuera del contexto de la situación, María no sabía que ella estuviera en un grupo de metahumanos contratados por Miss Kross. Tampoco sabía que estuvieran intentando salvar el mundo. 

Fuera como fuese, aquella última frase había dejado claro que María se trataba de una ilusión, sumamente realista, pero una ilusión. Y parecía que quien hubiera detrás de ella, se había quedado realmente preocupado tras sus palabras.

Sacaros del pabellón no puedo, pero creo que esos poderes que tienes te están volviendo loco. He venido aquí para ayudarte y sé como hacerlo. He hallado la forma para que puedas deshacerte de ellos. Le dijo su amigo con una amplia sonrisa. Si crees que es lo mejor, dame tus dos manos y apóyalas sobre las mías. Después te explicaré el siguiente paso. Las palabras de su amigo sonaban esperanzadoras. Si hacía lo que decía, Ulises volvería a ser normal y no tendría que volver a preocuparse porque le descubriesen y le tomasen por un bicho raro más.

- No puedes hacer nada, nada realmente.- Eugenia se giró sobre sus talones tratando de encarar la puerta por la que habían entrado. Su padre era alguien, claro que si, y puede que la persona más importante de su vida en aquel momento, pero no había lugar para él allí, en ese momento. No le quedaba nada por hacer en aquella habitación, no se iba a quedar de palique con una alucinación, así no iban a salir, peor lo cierto era que, cuando menos, le había logrado tranquilizar por el mero hecho de enfrentarse a él y tratar de desenmascararlo, aún sin haberlo conseguido.- ¿Sabes qué diablos hay tras las otras dos puertas?- Preguntó por encima de su hombro mientras trataba de salir, volviendo a hacer girar el mango del bate sobre sus nudillos antes de volver a aferrarlo. - Sólo puedes ser de ayuda si sabes cómo podemos salir de aquí...-

Antonio Jesús comenzaba a temerse que lo que veía, por más que no tuviera mucha lógica que Barragán estuviera dentro del circo, verdaderamente era real. El tartamudeo de su amigo estaba demasiado conseguido como para que se tratase de una simple imitación pero, por otra parte, le costaba creer que la persona a la que tenía delante fuera su amigo, al que conocía bastante bien y dudaba mucho que tuviera algo que ver con lo que estaba sucediendo en el circo. ¿Y a qué venía aquella insistencia en que se sentase a su lado?

-Llama -le dijo, en tono seco-. Llama a la poli, joder. Diles lo que te he contado. Palacio de los Deportes. Un metahumano con dotes de ilusionista va a liarla parda. -Entonces cayó en un detalle de lo más peculiar, que quizá le indicase si Alejandro era una ilusión o realmente estaba viendo de alguna manera a su amigo aunque él no se encontrase exactamente allí-. Alejandro, ¿dónde estamos? Yo sé dónde estoy o dónde creo estar, si es que esto no es una alucinación. Pero, ¿dónde estás tú?

Ahora Carla estaba totalmente segura de que aquello era una ilusión, sabia que no hablaba con su amiga, aunque viera su rostro, pero también sabia que aquel que orquestaba aquella ilusión, estaba preocupado por lo que le habían contado. A Carla no le pareció mala idea exponerle la situación, tal vez así aquello acabará rápido y sin peligro para los demás.- resumiendo, hay dos personas que despertarán sus poderes cuando se conozcan, su poder al estar juntos, el de alterar la realidad, esto hará que pasen muchas cosas malas, incluyendo guerras, finalmente para demostrar su poder, estás pareja creará un agujero negro, y adiós planeta entero y todo lo que hay en el, todo sera absorbido por el agujero. Recibimos un mensaje del futuro, y pudimos comprobar que era cierto, gracias a los poderes de algunos de mis compañeros, tenemos pistas y algunas ideas de cómo encontrar a las personas que te he dicho y evitar que se conozcan, pero cosas como la explosión de Madrid o lo del parque del Retiro también influirán en que empiece una guerra y no podemos dejarlo pasar. Estamos realmente saturados, y buscando personas con poderes que puedan ayudar en esta misión, lo que nos lleva a estar aquí presentes.-termino Carla de poner al día a su falsa e ilusoria amiga.

Aquello que la ilusión le decía resultaba cuanto menos tentador, si no mentía, había una mínima posibilidad de volver a ser tan inofensiva como lo había sido hasta ahora. Sin darse cuenta se había ido acercando a ella, dispuesta a acabar con aquello, así que levantó sus manos para tocar las de su falsa amiga. Si no era una trampa, si no moría en el intento, volvería a ser como antes... ¿como antes? A punto estaba de juntar sus palmas cuando, como si hubiese sentido una corriente electrica, las apartó de pronto.

- ¡No! - se retorció las manos apurada, hablo sin embargo de forma contenida- no... dime ¿qué va a solucionar eso, mi vida va a dejar de ser una mierda? No, es cierto que han sido un detonante, pero no son el mayor de mis problemas. Mi principal problema soy yo misma, pero no quiero dejar de ser... - intentaba encontrar, con cierta dificultad, aquellas palabras que describían lo que sentía- lo que suponga ser esto o ser yo misma. Lo siento, solo quiero salir de aquí.

Se mordisqueó el labio con nerviosismo, no podía evitar de algún modo ver la ilusión y pensar que traicionaba a su amiga, a pesar de ser consciente que no lo era. Aunque en el fondo sabía que era lo correcto, estaba cansada de tirar la toalla en todos los aspectos de su vida, no iba a permitirse hacerlo en ese momento. Respiró profundamente, intentando frenar el hormigueo que sentía en todo su cuerpo.

La consternación se alojó en el corazón del chico, el cual se fue levantando poco a poco del banco y alejándose de su “amigo” como si de pronto sintiese la necesidad de huir de él. Fue negando con la cabeza en silencio hasta que logró hablar.  — Ya sabía que no eras Pablo, ni si quiera eres como él. Él jamás me aconsejaría algo así, siempre apoyó mi nuevo yo. No son mis poderes el problema, sino lo malamente que otros usan los suyos y si con los míos puedo ayudar a detenerlos, eso haré. — Le dijo ya habiéndose alejado lo suficiente de él y acortando las distancias con la puerta por la que había entrado, esperando que aún siguiese ahí.

— ¿Quieres hacer eso también con los demás? — Ulises se imaginó que Pablo, o lo que era igual para él, el ilusionista, buscaba absorber los poderes de todos. Tal vez había visto demasiadas series de Superhéroes pero esa idea no se le quitaba de la cabeza. — Yo… me voy. Quiero volver con el resto. — Y seguidamente se dio la vuelta hacia la puerta que había atravesado si es que no veía otra más.  

Javier se llevó la mano a la cara, pellizcando el puente de la nariz para intentar centar sus ideas y luchar contra esa parte de él que le decía aue su madre estaba ahí. Ya había cometido ese error antes y su madre no pintaba allí nada, pero darle el control total a la lógica no era sj estilo.

-Mamá, veamos. Me estás diciendo que es lo más normal que estés en medio de una zona posterior de un estadio cerrado en el que no se puede entrar, así, como si nada. Si de verdad quieres ayudarme necesito que te vayas o que no me impidas hacer lo que tengo que hacer. Tu siempre me has apoyado, hazlo de nuevo.

No sé de qué puertas me estás hablando. Aquí solo está la puerta por la que has entrado. Sacaros del pabellón no puedo, pero creo que esos poderes que tienes te están volviendo loca. He venido aquí para ayudarte y sé como hacerlo. He hallado la forma para que puedas deshacerte de ellos. Le dijo su hija con una amplia sonrisa. Si crees que es lo mejor, dame tus dos manos y apóyalas sobre las mías. Después te explicaré el siguiente paso. Las palabras de su padre sonaban esperanzadoras. Si hacía lo que decía, Eugenia volvería a ser normal y no tendría que volver a preocuparse porque le descubriesen y la tomasen por un bicho raro más.

Y tras aquellas palabras. Lo que finalmente era una ilusión provocada por el ilusionista se desvaneció. Para dejar ver que en aquel vestuario sí que había un par de puertas que llevaban a la derecha y a la izquierda de la sala. Y que estaba rodeado del resto de miembros del grupo que había entrado en aquel extraño lugar.

Barragán marcó el número de la policía. Papapaparece que no fufufunciona... dijo mirando con extrañeza su teléfono. ¿Has probabababado a a a a llamar tú? Le dijo. ¿Qué dóndondondonde estamos? ¿qué preprepregunta más estúpida? Estatatamo en el Wiwiwizink cencenter. En los vestuarios. ¿Y tú, dónde te crees que estatatatamos?

Y tras aquellas palabras. Lo que finalmente era una ilusión provocada por el ilusionista se desvaneció. Para dejar ver que en aquel vestuario sí que había un par de puertas que llevaban a la derecha y a la izquierda de la sala. Y que estaba rodeado del resto de miembros del grupo que había entrado en aquel extraño lugar.

Y tras aquellas palabras. Lo que finalmente era una ilusión provocada por el ilusionista se desvaneció. Para dejar ver que en aquel vestuario sí que había un par de puertas que llevaban a la derecha y a la izquierda de la sala. Y que estaba rodeado del resto de miembros del grupo que había entrado en aquel extraño lugar.

Y tras aquellas palabras. Lo que finalmente era una ilusión provocada por el ilusionista se desvaneció. Para dejar ver que en aquel vestuario sí que había un par de puertas que llevaban a la derecha y a la izquierda de la sala. Y que estaba rodeado del resto de miembros del grupo que había entrado en aquel extraño lugar.

Entonces deja de quejarte por la maldición que tienes y acostúmbrate a vivir con ella. Dijo la anciana poniéndose en pie con un gesto de auténtica ira. ¡Ya está bien!

Y tras aquellas palabras. Lo que finalmente era una ilusión provocada por el ilusionista se desvaneció. Para dejar ver que en aquel vestuario sí que había un par de puertas que llevaban a la derecha y a la izquierda de la sala. Y que estaba rodeado del resto de miembros del grupo que había entrado en aquel extraño lugar.